En los últimos
cincuenta años, hemos sido testigos de una revolución en el vestuario femenino.
Aunque hoy vivamos una era ecléctica en que tanto podemos lucir una micro mini
como una falda que barre el suelo, en los Sesentas, hubo auténticas batallas
que giraron alrededor del largo de la ropa femenina. Sin embargo, tengo la impresión de que tal batalla no nos
afectó a las latinas. Nota: Ya sé que
dije que solo hablaríamos de perfumes en este blog , pero como este tema es
relativamente“moderno” pude encontrar bastante material para saber cómo
vivimos la guerra de faldas en América Latina.
De pequeña, e
incluso antes que mi madre abriese su boutique en 1967, estaba yo pendiente de
los vaivenes de la moda. Mi mamá (que venía de familia de dueños de tienda,
fabricantes de ropa y otras profesiones que han vinculado a la moda y a los
judíos de la diáspora) tenía una obsesión. No vestirse como los demás. Creo que
eso también estaba vinculado al hecho de que la diabetes y cuatro embarazos la
habían hecho subir un par de tallas y, en Chile, las tiendas se han caracterizado, desde
siempre, por traer tallas de
liliputienses.
Por eso, mi madre se la pasaba en Buenos Aires o Rio donde míticos parientes
se encargaban de proveerla de lo que necesitase para ella o para mí, su única
hija mujer. Una vez volvió con un abrigo de visión que mi hermano y yo usamos
para disfrazarnos de oso. Cuando no estaba de viaje, mi mamá dejaba el
vestuario en manos de modistas locales. En los 60, existía en Viña del Mar todo un circulo de
modistas de alta costura, algunas con manos muy finas, verdaderas artista de la aguja.
A ellas mi mamá acudía
llevándoles los diseños deseados que, a
veces, sacaba de revistas locales como la Eva
o la Rosita, pero más a menudo
eran de publicaciones extranjeras como la alemana Burda; una revista francesa
llamada Jeune Fille que se
especializaba en vestidos de niñita; y una gaceta gigante llamado Elegancia que salía cuatro veces al año,
en cada temporada, y que se dedicaba
principalmente a mostrar las colecciones de los Grandes de la Moda. Antes de entrar
a la primaria, yo ya sabía quienes eran Maggie Rouff, Nina Ricci, Jean Patou y
otros. Me dicen ahora que debe haber sido o traducción o imitación de la Elegance holandesa.
En 1964, oí por
primera vez el nombre de Mary Quant y vi su minifalda en las páginas de una de
esas revistas. En Chile, en los 60, las películas, series de televisión y modas
llegaban con dos años de atraso. La minifalda fue una excepción. De un
referente en una revista, saltó a los cuerpos de las chilenas en 1965. Para el
’66, en Chile, solo las abuelitas usaban
faldas por debajo de las rodillas.
Mi mamá era de la
opinión de que las rodillas eran poco estéticas
y no las vino a mostrar sino hasta 1970. En mi caso, como niña de
primaria, hasta mi uniforme escolar era
sobre la rodilla. En Europa, la minifalda comenzó a subir y a subir con cada año
que pasaba, llegando hasta la parte alta del muslo. En Chile se imitó la moda europea entusiastamente. Hey, ¿si
ella la usaba, por qué no podían usarla todas las mujeres?
Su Majestad enseña sus regias rodillas |
En 1969, cuando
Audrey Hepburn mostró que un minivestido era perfectamente legitimo para una
segunda boda, yo andaba con minis que apenas me tapaban el rabo. La vergüenza
sentida- yo no tenía ni voz ni voto en lo que se refería
a mi vestuario—me creó un fastidio por la falda corta.
Audrey de mininovia |
La moda de entonces
tenía los ojos fijos en el futuro. Muchos diseñadores jóvenes querían demostrar
lo evolucionado que estaba el mundo creando prendas que parecían de ciencia
ficción. Había mucho énfasis en dorados, en tono aluminio que recordaban a los robots, tal
como en nuevos materiales para fabricar ropa como el papel o incluso metal como la controversial
colección de Paco Rabanne.
Recuerdo un minivestido que mi mamá colocó en el
escaparate de su tienda hecho con cuentas de madera pegadas sobre un fondo de
lino.
Como la minifalda
era una prenda asociada a la Revolución Sexual, formaba parte de un estilo que buscaba
desnudar a la mujer. Fue la época del monokini, del midriff, de las microminis. Ya
para los 70s el interés se volcaría mas en escotes exagerados como el vestido
de novia con el que la nicaragüense Bianca Macías se convertía en Mrs. Mick
Jagger en 1971.
Bianca y escotada va la novia. |
En una ocasión
(debe haber sido el 68) yo le hice a mi muñeca una falda hecha con cordones de
zapato , tipo falda de bailarina hawaiana, solo que más sugestiva. Mi madre la aplaudió
diciendo que en “treinta años más, las mujeres se vestirán así”. La profecía no se cumplió, a pesar de
que a fines de losa 60 hubo una ola de vestidos transparentes, hechos de
encaje, que la discreta usaba con un fondo, y la audaz con solo lo mínimo
debajo. Tuvieron su revival en las
transparencias del principio de este siglo.
Lo interesante es
que paralela a esas modas atrevidas había un intento de regresar a las faldas
largas. Todo comenzó en 1965, con el
filme “Dr. Zhivago”, que pondría de moda
unos gigantescos gorros de piel (muy buenos para proteger las orejas del
viento), las botas como prenda fundamental en el guardarropa invernal de la
mujer, y unos sobretodos que llegaban hasta el suelo y recibían el nombre de”
maxi abrigos”.
Geraldine Chaplin y Omar Shariff como Tonia y Yuri Zhivago |
Los maxi abrigos
se usaron hasta el final de la década, pero aunque aparecían en todas las colecciones
de modas, nunca vi a nadie en Chile envuelta en ellos. Eran muy pesados, útiles
nada más para enfrentar los destemplados climas invernales del Hemisferio
Norte.
Maxi abrigo 1969 |
Los vestidos largos,
a menos que sean para bailes de gala, son difíciles de llevar en el día y
ciertamente no son para ir barriendo el piso de una oficina o para pisarlos al
subir y bajar escaleras o para quedar con la falda atrapada con la puerta del
bus, del tren o del ascensor.
Maxi vestido hippy 1967 |
Cuando los maxi
vestidos llegaron a América Latina, donde se conocieron como ‘vestidos gitanos “o
“vestidos hippies”, eran para reuniones informales, para salir a comer, o para
recibir en las tardes. Por eso me resultó curioso cuando en la quinta Temporada
de” Endeavour” , un personaje apareció con una falda maxi, en 1968, yendo al
trabajo.
Sería un error de
la serie, porque estuve buscando fotos de la época y no encontré ninguna que mostrase
el estilo maxi como un vestimenta cotidiana. A menos que se tratase de hippies.
En cambio hoy los maxi dresses si están muy de moda.
A fines de los Sesentas, las faldas largas
provocaron otro trend. En 1967, cuando la mini reinaba en pasarelas y en las
calles, vino Faye Dunaway a poner la moda patas p’arriba. Tal como “Dr.
Zhivago”, “Bonnie y Clyde” fue un referente para los modistos. De pronto, todos
querían vestir a las mujeres como si fueran Bonnie Parker, la famosa ladrona de
bancos. Se pusieron de moda las boinas, los sweaters escotados y ajustados y
las faldas hasta la canilla. Este nuevo estilo se llamó midi skirt.
Una cosa era
hacer cosplay de Bonnie y otra desterrar totalmente las faldas cortas del
armario. Rápidamente, la midi se convirtió en un alternativa, una preferencia
como lo describe la portada de esta Vanidades
de 1967.
A pesar de que
las revistas estaban llenas de fotos de faldas midi, yo hasta 1971 no vi
ninguna en la calle. La moda la dictaba
la juventud ¿y qué chica prefería cargar con un faldón en vez de presumir
piernas? Para las Olimpiadas de México,
los spots publicitarios usaron mujeres en minifalda.
Promotoras de las Olimpiadas del 68 |
Donde sí, América
latina se rendiría a un largo mayor de las faldas seria en el tema abrigos. Era
cuestión de sentido común. Con faldas más cerca de la cintura que de la
rodilla, el frio invernal se sentiría peor. Un abrigo midi ayudaba a pasar el
frio de la calle y ya en casa con chimenea o estufa, se volvía a la sexy
minifalda. Aquí vemos un par de modelos. Unos de la edición italiana de Vogue
del 67 y el otro de la ex Miss Chile, Mónica
Larsson para la revista Paula.
Vogue (Italia) 1967 |
Mónica Larsson en Revista Paula, 1969 |
Y aquí la
contribución de los grandes modistos a la prenda. Un compromiso fue usar minis
con abrigos midis haciendo juego. Obligatorias con ese estilo eran unas botas
ceñidas que llegaban hasta el útero.
Oscar de la Renta 1967 |
Guy Laroche 1969 |
Marisa Berenson para la Revista Vogue en 1968 |
Incluso los
hombres gustaban de abrigos largos, basta ver esta foto del polémico Mick Jagger
en 1967.
Mick llega a Australia en maxi abrigo |
Aunque se hablaba
de una opción del largo de faldas, lo cierto es que la midi nunca se impuso al
menos en los Sesenta. Podía existir en las fografias, pero en la vida real no
acababan de convencer. Esta foto de 1967, con modelos en Chelsea mostrando ambas alternativas, lo dice todo.
Es que la midi
era una prenda limitada y bastante poco atractiva. En 1968, Linda Morand posó para la revista Life modelando el controvertido estilo. En esas fotos es
evidente que la midi, siempre evase y
en tonos oscuros, se debía llevar con botas por lo tanto no era una prenda para
lucir en primavera o verano.
Linda Morand |
Dior 1969 |
En resumen, la Guerra
de los Largos se peleó en el Primer Mundo. Las mujeres en países en desarrollo, preferimos lucir las
rodillas y algo más. Pero incluso la televisión estadounidense que ya se convertía
en un árbitro de la moda para el resto
del continente favorecía la minifalda. Para una niñita como yo, no había muchos
personajes que pudieran dictar mis gustos en vestuario. Lo más cercano, Marcia
Brady (a quien siempre odié) era de las que solicitaban que le subieran el dobladillo.
Marcia crecia y se acortaban sus faldas |
En las series que
veía yo, la minifalda era obligatoria. Cuando no estaba en pantalones de harem,
Mi Bella Genio era de mostrar calzones. La bruja Samantha Stevens era amiga de
los pantalones, pero si se ponía una falda tenía que ser micro mini, y la Señora
Peele, de “Los Vengadores” que para mí era el epitome de a elegancia, también
era de lucir pernil con minivestidos.
Cuando Jeannie se sacaba los pantalones |
Las brujas usan micromini |
Emma Peele en minivestido y transparencias. |
En mi próxima
entrada, hablaré, si D-s quiere, de cómo finalmente (aunque su auge solo duraría
dos años) la midi falda se impuso.
"Obligatorias con ese estilo eran unas botas ceñidas que llegaban hasta el útero." Ja ja ja
ResponderEliminarWow, tremendo escote de Bianca Jagger! No sabia que tu mama habia tenido una boutique. Con razon tu interes por la moda. Yo desconocia todos estos cambios de largo en las faldas y abrigos de un año para el otro y sus influencias. Porque odiabas a Marcia Brady?
Excelente articulo.
Amiguis, gracias por pasar por el blog renacido! A ver, Marcia era una taimada, goody-goody two shoes y trataba muy mal a los hermanastros. Bianca necesitaba del escote para lucir el pechuguero de sus cuatro meses de embarazo. Si Mi Ma tuvo una boutique en la Calle Valparaiso de Viña del Mar, entre Ecuador y von Schroeder. Si,supongo que es mi manera de encontrar closure, ver lo bueno que me legó.
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