Este octubre voy
a reseñar uno de los perfumes que me regaló mi hermano paras mi cumpleaños. Se
trata de Lys (lirio) producido por la antigua casa francesa de Molinard. Esta
firma perfumera entró al Hall de la Fama de los perfumes gracias a su audaz
Habanita cuya reformula ni se parece al original. Por eso no lo recomiendo y si
recomiendo el menos conocido aroma de Lys.
La firma Molinard
nace en Grasse, en la Provenza, en 1845. Se la considera una de las perfumerías
más antiguas de Francia. Su especialidad consistía en soliflores que
confeccionaban con productos provenzales y que atrajeron la atención hasta de
la Reina Victoria. Así nacían Mimosa, Rosa, Violeta, y Jazmín que hasta hoy mercadea Molinard.
No hubiese pasado
de un productor de inocuos aromas florales, enfrascados en delicados envases diseñados por
Lalique, si no fuese por Habanita que en
1924 irrumpió en el mercado transformando la idea del perfume. Habanita ha tenido
muchos frascos, pero el original era uno redondo color verde agua sobre el que
Lalique incrustó unas esculturas clásicas de ninfas en miniatura.
No es el botellón
del que hablaría el mundo al referirse a Habanita, sino de su potente aroma. Mi
madre tuvo una botella en los 60, por eso puedo describir el perfume original
hoy desaparecido. Recuerdo que me asustaba el olor. Era muy fuerte. Sin llegar
a ser un tufo se sentía extraño, diferente.
Eso se debe al
cuero de rusia. Aunque antes y después de Habanita, el aroma de cuero es parte
de la perfumería, en Habanita adquiría otra dimensión. La benzoica, el almizcle y sobre todo el
vetiver despedían un aroma a tabaco. La vainilla y los cítricos aunados al
cedro recordaban a un Cappuccino. A eso olía Habanita, cuero+café+cigarrillo.
De hecho, el
perfume original se vendía en saches para perfumar cigarrillos que las mujeres
ahora fumaban en público. Era un olor masculino pero femenino a la vez , gracias
a la lila y el azahar y sobre todo el Ylang Ylang. En vez de “amachar” a ;a que
lo usaba, le daba un toque audaz de poder de femina que trata a los hombres en
un plano de igualdad. Se le publicitaba como “el perfume más tenaz del mundo”.
Tristemente esa
fue la Habanita que revolucionó a la industria. En 1988, se la reformuló de la
peor manera. Reemplazaron el cuero por nuez moscada y la benzoica por pachuli.
Se fueron la lila, la bergamota y el azahar, reemplazados por el repulsivo gálbano
que en la reformula del 2012 fue acompañado por el geranio. Aunque en
Fragrantica (no en Parfumo) dicen que volvió el cuero, será sintético porque no
se siente. Ni se le acerquen a esta versión barata y falsa de un perfume revolucionario.
Lo que Molinard
hizo bien fue utilizar el rotulo “habanita” para dos florales muy adolescentes.
Miss Habanita (1994) y un Air d’Habanita
(2000). Esta última combina vainilla, almizcle y cítricos para crear un aroma refrescante. Miss Habanita, en cambio, es un perfume
original gracias a notas altas de un ingrediente poco común, la uva moscatel avainillada
y combinada con las notas medianas de un durazno blanco, el melocotón más dulce
de su especie. Por suerte, se evita llegar a un aroma edulcorante, gracias a la
orquídea y el sándalo que le añaden misterio y equilibrio.
Cuando volví a
Chile en 1996, conseguí empleo enseñando ingles en un instituto viñamarino.
Aunque los dueños venían de la America del Norte habían adoptado las agradables
costumbres chilenas de la sobremesa y la siesta. Cerraban a mediodía y
regresaban tres horas más tarde. Como me daba lata subir las quince cuadras que
me separaban de mi casa de Agua Santa (aparte de tener que bajarlas a las
3:30pm) , me quedaba callejeando en el plano.
Mis excursiones
siempre acababan en la Calle Valparaíso y las galerías y pasajes que la separaban
de otras arterias aledañas. El comercio estaba infaltablemente cerrado, pero el
mirar escaparates me entretenía. Uno de mis favoritos era de una perfumería
donde detrás de los cristales se veía una fila de botellas azul marino con
tapas dorada. El rotulo Molinard no me significaba nada. Había olvidado que
eran los fabricantes de Habanita. Nunca llegué a visitar el local cuando estaba
abierto así que nunca pude oler ese perfume.
hoy sé que se
traba de la colección Les Senteurs (Los Aromas) que la Casa Molinard sacó en
los 90. Los contenidos variaban desde el antiquísimo heliotropo a versiones de aguas
perfumadas con frutas como moras (Myre) y mandarinas o clementinas .
A fines de siglo,
Molinard utilizo el mismo envase para
sus colección de Fleurs de Provence que contenían el curioso Fleur de Figuier
un perfume basado en el aroma de la hoja de la higuera. Además, resucitó viejos
perfumes asociados con la flora como la lavanda, el lirio del valle y la
violeta. Una novedad fue el perfume de lirio que mi hermano me regaló para mi último
cumpleaños
Annick Goutal ,
Sergie Lutens e Ives Rocher han intentado en este siglo y a fines del pasado, capturar el olor del lirio, pero como las
variedades son semi infinitas, así también pasa con sus aromas. En el caso de Molinard,
el ingrediente es la esencia del lirio blanco o azucena.
Esta planta
oriunda de Tierra Santa lleva el nombre científico de lIlium Candidum y también
se la conoce como Lirio de la Madonna. Es la flor de la que habla el Rey Salomón
en el Cantar de los Cantares. Su perfume es la pureza misma. Lo sé
porque de pequeña florecían las azucenas de mi jardín en primavera. En
noviembre (El Mes de Maria en
Sudamérica) yo llevaba un ramo para el altar de la Virgen que se colocaba en la
galería de mi escuela y el perfume llenaba las dos plantas subiendo por las
escaleras hasta nuestras aulas.
Ese perfume es el
que Molinard ha encapsulado en el frasco azul de Lys. Una fragancia de azucena forrada
con vainilla y almizcle que la den un toque “jabonoso” Ya que no puedo
recomendar Habanita, les aconsejo que dada la oportunidad prueben los
soliflores de Molinard, especialmente Lys.