jueves, 28 de octubre de 2021

Aromas del Ayer: Habanita y otros perfumes de Molinard

 


Este octubre voy a reseñar uno de los perfumes que me regaló mi hermano paras mi cumpleaños. Se trata de Lys (lirio) producido por la antigua casa francesa de Molinard. Esta firma perfumera entró al Hall de la Fama de los perfumes gracias a su audaz Habanita cuya reformula ni se parece al original. Por eso no lo recomiendo y si recomiendo el menos conocido aroma de Lys.

La firma Molinard nace en Grasse, en la Provenza, en 1845. Se la considera una de las perfumerías más antiguas de Francia. Su especialidad consistía en soliflores que confeccionaban con productos provenzales y que atrajeron la atención hasta de la Reina Victoria. Así nacían Mimosa, Rosa,  Violeta, y Jazmín que hasta hoy mercadea Molinard.

No hubiese pasado de un productor de inocuos aromas florales,  enfrascados en delicados envases diseñados por Lalique,  si no fuese por Habanita que en 1924 irrumpió en el mercado transformando la idea del perfume. Habanita ha tenido muchos frascos, pero el original era uno redondo color verde agua sobre el que Lalique incrustó unas esculturas clásicas de ninfas en miniatura.



No es el botellón del que hablaría el mundo al referirse a Habanita, sino de su potente aroma. Mi madre tuvo una botella en los 60, por eso puedo describir el perfume original hoy desaparecido. Recuerdo que me asustaba el olor. Era muy fuerte. Sin llegar a ser un tufo se sentía extraño, diferente.

Eso se debe al cuero de rusia. Aunque antes y después de Habanita, el aroma de cuero es parte de la perfumería, en Habanita adquiría otra dimensión.  La benzoica, el almizcle y sobre todo el vetiver despedían un aroma a tabaco. La vainilla y los cítricos aunados al cedro recordaban a un Cappuccino. A eso olía Habanita, cuero+café+cigarrillo.

De hecho, el perfume original se vendía en saches para perfumar cigarrillos que las mujeres ahora fumaban en público. Era un olor masculino pero femenino a la vez , gracias a la lila y el azahar y sobre todo el Ylang Ylang. En vez de “amachar” a ;a que lo usaba, le daba un toque audaz de poder de femina que trata a los hombres en un plano de igualdad. Se le publicitaba como “el perfume más tenaz del mundo”.



Tristemente esa fue la Habanita que revolucionó a la industria. En 1988, se la reformuló de la peor manera. Reemplazaron el cuero por nuez moscada y la benzoica por pachuli. Se fueron la lila, la bergamota y el azahar, reemplazados por el repulsivo gálbano que en la reformula del 2012 fue acompañado por el geranio. Aunque en Fragrantica (no en Parfumo) dicen que volvió el cuero, será sintético porque no se siente. Ni se le acerquen a esta versión barata y falsa de un perfume revolucionario.

Lo que Molinard hizo bien fue utilizar el rotulo “habanita” para dos florales muy adolescentes.  Miss Habanita (1994) y un Air d’Habanita (2000). Esta última combina vainilla, almizcle y cítricos para crear un aroma refrescante.  Miss Habanita, en cambio, es un perfume original gracias a notas altas de un ingrediente poco común, la uva moscatel avainillada y combinada con las notas medianas de un durazno blanco, el melocotón más dulce de su especie. Por suerte, se evita llegar a un aroma edulcorante, gracias a la orquídea y el sándalo que le añaden misterio y equilibrio.




Cuando volví a Chile en 1996, conseguí empleo enseñando ingles en un instituto viñamarino. Aunque los dueños venían de la America del Norte habían adoptado las agradables costumbres chilenas de la sobremesa y la siesta. Cerraban a mediodía y regresaban tres horas más tarde. Como me daba lata subir las quince cuadras que me separaban de mi casa de Agua Santa (aparte de tener que bajarlas a las 3:30pm) , me quedaba callejeando en el plano.

Mis excursiones siempre acababan en la Calle Valparaíso y las galerías y pasajes que la separaban de otras arterias aledañas. El comercio estaba infaltablemente cerrado, pero el mirar escaparates me entretenía. Uno de mis favoritos era de una perfumería donde detrás de los cristales se veía una fila de botellas azul marino con tapas dorada. El rotulo Molinard no me significaba nada. Había olvidado que eran los fabricantes de Habanita. Nunca llegué a visitar el local cuando estaba abierto así que nunca pude oler ese perfume.

hoy sé que se traba de la colección Les Senteurs (Los Aromas) que la Casa Molinard sacó en los 90. Los contenidos variaban desde el antiquísimo heliotropo a versiones de aguas perfumadas con frutas como moras (Myre) y mandarinas o clementinas .



A fines de siglo,  Molinard utilizo el mismo envase para sus colección de Fleurs de Provence que contenían el curioso Fleur de Figuier un perfume basado en el aroma de la hoja de la higuera. Además, resucitó viejos perfumes asociados con la flora como la lavanda, el lirio del valle y la violeta. Una novedad fue el perfume de lirio que mi hermano me regaló para mi último cumpleaños

Annick Goutal , Sergie Lutens e Ives Rocher han intentado en este siglo y a fines del pasado,  capturar el olor del lirio, pero como las variedades son semi infinitas, así también pasa con sus aromas. En el caso de Molinard, el ingrediente es la esencia del lirio blanco o azucena.



Esta planta oriunda de Tierra Santa lleva el nombre científico de lIlium Candidum y también se la conoce como Lirio de la Madonna. Es la flor de la que habla el Rey Salomón en el Cantar de los Cantares. Su perfume es la pureza misma. Lo sé porque de pequeña florecían las azucenas de mi jardín en primavera. En noviembre  (El Mes de Maria en Sudamérica) yo llevaba un ramo para el altar de la Virgen que se colocaba en la galería de mi escuela y el perfume llenaba las dos plantas subiendo por las escaleras hasta nuestras aulas.



Ese perfume es el que Molinard ha encapsulado en el frasco azul de Lys. Una fragancia de azucena forrada con vainilla y almizcle que la den un toque “jabonoso” Ya que no puedo recomendar Habanita, les aconsejo que dada la oportunidad prueben los soliflores de Molinard, especialmente Lys.

lunes, 25 de octubre de 2021

Canciones del Ayer: Moon River (Río de Luna)

 


Mi costumbre de octubre es dedicar la sección de música a un regalo de cumpleaños atrasado,  el mío. En el 2021 me voy a regalar la trayectoria de un tema de película. La composición de Mercer-Mancini Moon River o Rio de Luna que compondrían para un filme icónico de Audrey Hepburn,  Breakfast at Tiffany’s o Diamantes para el desayuno.

Moon River es la obra de dos gigantes de la música estadounidense. Tan importantes son Johnny Mercer y Henry Mancini que me es imposible hacerles un semblanza adecuada, esta tomaría páginas y páginas. Espero hacérsela a cada uno algún día.

De Johnny Mercer basta decir que fue el autor de estándares famosísimos como Jeepers, Creepers, That Old Black Magic y Blues in the Night. Oriundo de Savannah, Georgia, Mercer fue uno de los pocos compositores no-judíos de surgir del Tin Pan Alley. Nacido en el Viejo Sur, en el seno de una familia de descendientes de Confederados,  y criado en lo que hoy conocemos como “privilegio blanco” y “cultura de plantación”, Mercer , sin embargo, tuvo como gran influencia la música negra que le llegó de parte de sirvientes, compañeritos de juego y en su iglesia.



Henry Mancini venia de otro mundo. Hijo de inmigrantes, nacido en Ohio, criado en comunidades italianas de Pennsylvania, no poseía ni el pedigrí ni los privilegios de Mercer. En cambio, le ganaba en conocimientos musicales habiendo asistido a la prestigiosa escuela de música Julliard de Nueva York.



Mercer,  quien había sido cantante y musico en bares en su juventud, había logrado la fama en Broadway donde había comenzado a abrirse camino en 1930 con Out of Breath abd Scared to Death of You . A mediados de los 30 se trasladó a Hollywood donde consiguió más fama escribiendo canciones para el cine como Too Marvelous for Words. Pongo la versión de Nat King Cole porque Mercer lo descubrió y le dio una oportunidad de llegar a la fama.



Tres de las composiciones de Mercer alcanzaron un Oscar. Fueron On The Atchison Topeka and Santa Fe, In the Cool, Cool, of the Evening y Zipa Dee Doo Dah, de la hoy repudiada Song of the South. Pero para comienzos de los 60, el auge del rock lo había convertido en una leyenda irrelevante. Pronto eso cambiaria.

La Paramount había comprado los derechos de la novela corta de Truman Capote Breakfast at Tiffanny’s y se la encargó a Blake Edwards , un joven director cuyos mayores logros habían sido en la televisión. Aunque Capote había escrito su cuento visualizando a Marilyn Monroe como la heroína,  la rubia creyó que le haría daño a su carrera interpretar a una cazafortunas que mientras atrapa un millonario,  se gana la vida atendiendo caballeros en las muchas fiestas a las que asiste.

Audrey Hepburn, ya famosa en Hollywood por sus interpretaciones en La princesa que quería vivir y Sabrina, no tuvo esos reparos. Su Holly Golightley es uno de sus personajes más famosos y la tornó un icono de elegancia con sus vestidos de Givenchy, su boquilla y sus lentes de marca con los que aparece en la célebre escena inicial descendiendo de un taxi en plena mañana, todavía vestida de noche para beberse su café matinal enfrente del escaparate de la joyería Tiffany.



Blake Edwards había saltado a la fama con la producción de la serie de televisión Peter Gunn, cuyo tema había sido un hit musical. El tema era obra de Henry Mancini quien,  tras de servir en el ejército,  se había dedicado a componer música incidental para la televisión y para películas de terror como Tarántula y La criatura de la Laguna Negra.

Mancini no tuvo problemas en componer una banda sonora para el filme, incluyendo el tema principal, pero se les ocurrió a Edwards y a él, agregarle letra. Así llegó Johnny Mercer a la producción de Diamantes para el desayuno. Mercer y Mancini congeniaron y no fue difícil crear una canción sobre el tema instrumental ya existente.

Moon River no es exactamente una balada de amor. Al menos no de amor romántico, más bien expresa la ilusión del personaje de Holly por vivir aventuras y conocer el mundo. A mediados del filme descubrimos que la sofisticada socialite es en realidad una campesinita del Sur que huyó a Nueva York dejando atrás a su esposo e hijastros.  Es ahí cuando entendemos la letra. El “rio de luna” es el Mississippi que Holly planea cruzar algún día ïn style(elegantemente).

Para Holly ese rio no es solo una vía de escape. Es su compañero de viaje,  “my Huckleberry Friend”,  una alusión al clásico infantil de Mark Twain. La canción humaniza al Mississippi y eso se nota en la segunda estrofa

Oh, Dream Maker, you Heartbreaker

Wherever you’re goin’, I’m goin’someday

Two drifters off to see the world

There’s such a lot of world to see”

Oh, fabricante de sueños, viejo rompecorazones

Donde vayas tú,  iré yo

Dos vagabundos que se van a recorrer el mundo

Y tanto mundo que hay que ver

Tanto gustó a Blake Edwards la canción que se les ocurrió hacer que Audrey la cantase. La Hepburn no tenía mala voz y ya había cantado en Funny Face.

“Brakfast” es enfocada desde el punto de vista de Paul (George Peppard),  un aspirante a escritor que vive en el mismo edificio que Holly. Aunque se conocen de vista, entablan conversación cuando el escucha la voz de la joven que,  en jeans y camiseta,   está sentada en la esclera de incendios rasgueando una guitarra y entonando la canción.



Es una escena de una estética fantástica y de un tremendo poder romántico, pero curiosamente al llegar el momento de editar el filme, se pensó cortarla. Ahí la frágil actriz sacó su voz y con un “¡Sobre mi cadáver!” impuso su voluntad de que quedase el tema en el producto final y como se lo agradecemos.

Moon River fue el cuarto Oscar de Johnny Mercer, quien continuaría su trabajo en equipo con Henry Mancini, ganando un quinto Oscar al año siguiente por Days of Wine and Roses. En 1963 fueron nominados por la canción de otro filme de Audrey Hepburn , la célebre Charada ; y en 1969, fueron nominados por un tema de otro filme de Blake Edwards , Darling Lily. Johnny Mercer paso sus últimos anos (murió en 1976) recibiendo premios, elogios y reconocimientos por una carrera mágica que nos legó preciosas composiciones.



Henry Mancini, gracias a su colaboración con Mercer, fue reconocido en el mundo de la música del cine. Continuó haciendo filmes con Audrey Hepburn hasta el retiro de la diva, siendo responsable de la banda sonora de Wait Until Dark y mi favorita Two for the Road. En los 60 colaboró con grandes del cine europeo como Costa-Gavras (Z); Franco Zefirelli (Romeo y Julieta) y escribió la conmovedora banda sonora para Los Girasoles de Rusia de Vittorio de Sica.



Sin embargo, su más reconocida obra es la que hizo para su amigo Blake Edwards. Además de Darling Lili, Mancini publicitaria con su música toda la franquicia de La Pantera Rosa de Edwards. Mancini modernizaría el Bolero de Ravel para hacerlo una pieza reconocible a los Ochenteros en el filme de Edwards 10. En 1981, Blake, Mancini y la esposa del primero, Dame Julie Andrews,  se unieron en un proyecto titulado Victor, Victoria cuya magnifica banda sonora ameritaría a Mancini su ultimo Oscar.





Peto volvamos a Moon River.  La versión de Audrey nunca fue grabada comercialmente. La noche de los Oscares la cantó Andy Williams que la convirtió en algo propio. La usaba para el inicio de su programa de televisión, fue el nombre de su compañía disquera y su biografía se titula Moon River and Me.



Con o sin el cantante chicano. Moon River estaba destinada ser un mega excito. Como canción alcanzó los primeros lugares en el Reino Unido y Nueva Zelandia. Como instrumental llegó al tercer lugar del Billboard estadounidense. La graban las voces del momento desde Ann Margaret hasta Connie Francis. Se vuelve un estándar romántico para jóvenes ya que el 63 la graba Paul Anka y al año siguiente Frankie Avalon. Hasta el final de los 60, será una balada favorita del repertorio de todas las voces importantes de la música estadounidense y del mundo.

En 1961, Lys Assia hace una cover en alemán Fur Immer.



En 1962, todavía aporreada por las acusaciones de colaboracionismo y por su matrimonio con Porfirio Rubirosa, Danielle Darrieux cantará el tema en francés bajo el título de Jardin des Souvenirs (Jardín de recuerdos).



En Italia es Emilio Pericoli quien entona lo que oficialmente se conoce como Colazione en Tiffany, pero que acaba llamándose Moon River porque la cover conserva el titulo dentro de la traducción.



En España se encarga Augusto Alguero de traducirla. Bajo el nombre de Rio de Luna la canta José Guardiola.





La misma versión llega a México y será cantada por Alberto Vásquez



Covers y nuevas versiones serán pan de cada día en las décadas finales del siglo XX. Tenemos la versión hit de Morissey de 1994 y la primera traducción al japones por Hi  Posi del mismo año.



Moon River entra al siglo XXI por la puerta grande. Será mi muy llorada Amy Winehouse quien grabe la primera versión del Tercer Milenio.



La seguirá el 2003, la versión de Sir Elton John, pero será una serie de televisión la que nos recuerde el maravilloso vínculo entre el tema de Mercer-Mancini y Audrey Hepburn.



Si de algo me he quejado del olvidable refrito de Gossip Girl es su ausencia de glamur que fue el sello de la original. El centro de ese glamur era Blair Waldorf y su gran modelo era Audrey Hepburn. Por ese motivo, Blair es asociada con el tema principal de Diamantes para el desayuno. En YouTube pueden encontrarse fan videos con esa música de fondo para ilustrar la relación de Blair con los hombres de su vida: Chuck Bass y Dan Humphrey y hasta con su mejor amiga,  Serena.

Un detalle jocoso de la obsesión de Blair con la Hepburn era que la acosaban pesadillas en las que se convertía en los personajes de su ídolo con aviesos resultados.



Aun después de terminada Gossip Girl, Moon River siguió siendo noticia. En el 2015, Bertín Osborne estrenó otra versión en español titulada Luz de Luna.



En Savannah, patria de Johnny Mercer, y donde hay una caleta que se llama Moon River, el flamante Premio Nobel de Literatura Bob Dylan la cantó en el 2018.



Y este año, Tiffany’s ha contratado a la Diosa de Ébano,  Beyonce, y a su marido Jay Z,  para que le hagan la campaña publicitaria a la joyería. Ni necesitamos contar que el tema que canta Bey para esa publicidad es Moon River. Es que la canción de Mercer-Mancini estará vinculada para siempre con Tiffany’s, con Audrey Hepburn,  y con una atemporalidad que la hace conocida a toda nueva generación.