Hace unos días,
Lorena me recordaba la importancia de “Cheek to Cheek” en la trama de “The
Green Mile” añadiendo que le gustaría saber la historia de la canción. Fue
entonces que caí en cuenta de las muchas veces que el tema de Irving Berlin ha
sido usado en cine y televisión Para mí siempre ha evocado a Jerry (Fred Astaire)
y Dale (Ginger Rogers) haciendo las paces a través de un baile. No sabia como
ha capturado la imaginación popular y no solo del mundo angloparlante.
No voy a intentar
hacer una semblanza de Irving Berlin, cuya longeva y prospera carrera cubrió un
siglo (murió a los 101 años). Me quedo con lo que dijo su colega Jerome Kern “él
ES la música americana” o como lo homenajeó en su centenario Walter Cronkite “él
(Berlin) escribió la historia americana”.
Que tales
palabras sean aplicadas a un judío ruso que llegó a Ellis Island a los cinco
años se debe a que Berlin supo capturar en su música la cultura estadounidense
siendo autor de canciones para siempre asociadas con festividades (“Easter Parade”
y “White Christmas”) o con la quintaesencia del patriotismo estadounidense
(“G-d Bless America”).
La carrera de
Irving Berlin comenzó en Ti Pan Alley antes de la Primera Guerra Mundial en la
Era del Rag siendo su primer éxito “Alexander’s Ragtime Band”. Dos décadas más tarde, y luego de escribir
otros éxitos como Always”” blue Skies “y “What I’ll do”, Berlin se puso a las órdenes
de Hollywood.
Apenas llegada la
Era del Sonido, estaba musicalizando “The Cocoanuts”, una comedia de los
Hermanos Marx. Para cuando lo contrataron para crear la banda sonora de “Top
Hat” en 1935, ya llevaba cinco musicales hechos incluyendo “Hallelujah”, uno de
los primeros éxitos del cine afroamericano..
“Top Hat”
(sombrero de copa) fue la primera colaboración de Berlin con el dúo de
bailarines formado por Fred Astaire y Ginger Rogers. La seguirían “Follow the
Fleet” y “Carefree” (aparte de tres grandes colaboraciones con Astaire: “Holiday
Inn” “Easter Parade” y “Blue Skies”).
Se trataba también
del cuarto proyecto de Astaire-Rogers y el segundo en tenerlos de
protagonistas. “Top Hat” los convertiría en material de leyenda gracias a los
temas que les escribiera Berlin, canciones complicadas ya que deben ser
entonadas por Fred en medio de elaboradas coreografías.
Ese es el caso de
“Cheek to Cheek”. “Top Hat” es una comedia de argumento sencillo. En Londres,
Jerry (Astaire) un coreógrafo y soltero empedernido, se enamora de Dale (Rogers),
una diseñadora de modas. Por varios enredos, Dale lo cree casado y lo rechaza.
Para hacer las paces, Jerry la invita a bailar “Cheek to Cheek” (mejilla con
mejilla).
La soberbia coreografía
de Astaire y Pan Hermes sirve para crear una atmosfera ‘” celestial” ayudada
por la letra de Berlin que comienza así:
“Cielo…me
siento en el Cielo
Y mi corazón
late de tal manera
que apenas
puedo hablar
Y parece que
encuentro la felicidad que busco
Cuando
bailamos juntos mejilla a mejilla”.
El término “Cheek
to Cheek” se volvió un eufemismo para definir bailes románticos. Toda mujer quería
un compañero de baile tan liviano como Astaire y un vestido emplumado que se
agitase con la brisa como el de Ginger. Ese vestido tiene su propia historia. Diseñado
por la actriz, presentó un problema en el set. Cada giro de Rogers provocaba
una lluvia de plumas que le caían a Fred.
Astaire le tomó
tal fastidio al vestido plumífero, que, tras filmar la escena, escribió su
propia versión del tema titulada “Feathers” (plumas) y que comienza así:
Plumas…odio
las plumas
Las odio tanto
que casi no puedo hablar
Me impiden
encontrar la felicidad que busco
Cuando
bailamos juntos mejilla con mejilla.
Desde entonces
Fred Astaire apodó a Ginger “Plumas”. Ni nos imaginamos eta anécdota cuando
vemos a la pareja moverse etéreamente en pantalla y el plumaje de Ginger Rogers
nos parece las alas de un querubín. De ahí que comprendamos la reacción de John
Coffey (Michael Clarke Duncan), en The Green Mile”, que al ver esa escena solo
atina a exclamar extasiado “¡son ángeles como en el Cielo!”
Antes de seguir
con la trayectoria de la canción desearía hablar de “The Green Mile” y como Frank
Darabont, su director, integró el tema de Irving Berlin a la trama de su
adaptación de la novela de Stephen King. En la película del 2000, Paul recluido
en un hogar de ancianos de Georgia se conmueve hasta las lágrimas cuando ve
“Top Hat”. Le confiesa a su compañera Eileen, que el filme le trae recuerdos de
sus días como guardia de prisión asignado a “la milla verde”, las celdas de los
condenados a muerte.
Lo que conmueve a
Paul (Tom Hanks) es el recuerdo de John Coffey, un afroamericano acusado de
violar y asesinar a dos niñas blanca. Es un consenso entre Paul y sus
compañeros (con la excepción del sádico Percy) que Coffey es demasiado dulce y
sensible para haber cometido un crimen tan horrendo. Esa seguridad se afianza
antes los milagrosos poderes de curación del condenado.
Coffey reconoce
su inocencia, pero le pide a Paul que no impida su ejecución. El convicto desea
morir, ya no soporta vivir en un mundo tan cruel. Cuando Paul se entera que Coffey
nunca ha visto una película, hace arreglos para brindarle una tarde de cine.
Como era de esperarse, Coffey queda mesmerizado al ver “Top Hat”, sobre todo la
escena del “Cheek to Cheek”.
Irving Berlin
hubiese gozado con el uso de su canción dado por Darabont en “The Green Mile” (algo
que no es parte del texto original), pero décadas antes del filme, “Cheek to Cheek”
ya era un referente en la cultura popular. Además, es un estándar de la canción
estadounidense tras ser inducida al Grammy Hall of Fame en el 2000. Para comenzar,
fue la primera canción de Irving Berlin en ser nominada a un Oscar (el autor ganaría
el trofeo en 1944 con “Blanca Navidad”)
En 1935 “Cheek to
Cheek” alcanzó el primer lugar en Billboard y se convirtió en la canción número
uno de ese año, grabada por muchos cantantes celebres y orquestas de ambos
lados del Atlántico. Tanta era su fama que (a lo mejor no sabían que Irving
Berlin era judío) que en 1936 se grabó una versión en alemán en el Tercer
Reich.
Aunque la versión
original en francés “Joue a joue” fue grabada por Leo Monosson que había huido
de los nazis a Paris, les dejo la versión de Hildegarde.
Curiosamente fue
en los 50 donde este tema tuvo su resurrección y no hubo gran voz que no
grabase una versión desde Frank Sinatra a Ella Fitzgerald, desde Doris Day a
Sammy Davis Jr. Incluso se grabaron versiones instrumentales como esta de Machito
y su orquesta, a ritmo de cha-cha-cha.
Pero las nuevas generaciones se la sabían
gracias a la televisión donde Ricky Ricardo se la cantaba a Lucy. Incluirla en
Ël Show de Lucy” era evidencia de cómo el tema estaba integrado a la cultura
popular estadounidense.
Aunque se seguirían haciendo versiones en otros países como en Israel donde en 1995, Gidi Govi la graba bajo el título de “Eden”, no podía encontrar una versión en español.La excepción es la parodia que en 1985 hace el grupo argentino Los Twist.
Eso no quiere
decir que el mundo hispanoparlante no estuviese interesado o no respetase la
bella balada de Irving Berlin. Para muestras, Sarita Montiel la canta (en
inglés) en los 80, con vestido emplumado y todo.
Y por fin
encontré esta cover perdida de la cantante argentina Violeta Rivas.
Otro país donde
la cover se haría esperar fue Italia. Aunque en inglés la habían cantado Jula
de Palma y la soprano Anna Moffo, la primera versión en italiano se dio en la
voz de Gloria Christian en los 60s.
Otra versión la
ha cantado Andrea Boccelli con Veronica Berti en el 2015 para su álbum titulado
Tribute to Hollywood.
Ni Irving Berlin
ni “Cheek to Cheek” pasan de moda. Es una canción que es parte de la cultura
popular estadounidense. Cuando en el 2014, Lady Gaga y Tony Bennett sacaron un
disco de duetos lo titularon Cheek to Cheek.
Gaga y Tony no
han sido los únicos en convertir la canción en un dueto. Ya en 1978, Danny Kaye
la cantaba en el “Muppet Show” junto a Miss Piggy. Y es lo que tiene en mente Bart
Simpson cuando “La chica nueva del barrio” le enseña a bailar.
Una alegre
versión es la de Sir Kenneth Branagh y otros miembros del elenco en su
adaptación de la pieza de Shakespeare Love’s Labour Lost.
Y si no nos
conmovimos con el uso del tema en “The Green Mile” hay que recordar su uso de
música de fondo para uno de los últimos deseos de Ralph Fiennes en “The English
Patient”.
O esa escena
final del romance fracasado entre Mia Farrow y Jeff Daniels en “The Purple Rose
of Cairo” en que ver el baile en pantalla le devuelve a Cecilia (Farrow) la esperanza
y sus sueños. Y eso es lo que encierra la canción (y todos los temas de Irving
Berlin) un mensaje de esperanza. Por eso no pasan de moda.