lunes, 8 de abril de 2024

Gloria Guinness: La Cisne Latina de Truman Capote

 


Me hizo gracia que entre los muchos desvaríos de la quinta entrega de Capote vs The Swans, se quisiera hacer pasar a las cisnes como racistas por no querer invitar a Bianca Jagger (nee Pérez Macías) a sus fiestas debido a ser la influencer  una Latina de Ayer. ¿En serio? Es más que posible que estas damas fuesen racistas, pero si se privaban de la presencia de Mrs. Mick era por ser la nicaragüense vulgar y bochinchera. Ellas incluían en su círculo a latinos bien portados como Porfirio Rubirosa y no olvidemos que la gran rival de Babe Paley , y la Swans favorita de Capote fue la tapatía-que-se-decía-jarocha,  Gloria  Guinness.

La High Society neoyorquina ha estado dando entrada a Latinas desde antes que la cubana Consuelo Yznaga se casara con el Duque de Manchester a fines del siglo pasado. El caso de Gloria Guinness (nacida Rubio y Alatorre) fue más interesante.

A pesar de que ya contaba entre sus maridos a un conde alemán y a un príncipe egipcio, no eran sus matrimonios lo más misterioso de esta Latina de Ayer. Otra cosa eran los rumores que la circundaban que iban desde años de prostitución en el México de Los 20 o haber sido espía nazi. Ninguno de esos rumores ha sido probado.

                                       Vamos a sacar los trapitos al sol de Gloria

¿Jarocha o Tapatia?

En cambio, sí se sabe que lo más extravagante de la Señora Guinness era que escondía sus verdaderos orígenes enmascarándolos con una vida de miseria y pobreza. Lo contrario de la mayoría de las escaladoras sociales. Bianca Jagger, en su esnobismo,  decía descender de la aristocracia nicaragüense. Gloria realmente descendía de conquistadores españoles y del mismísimo Cristóbal Colon, pero eso no lo sabían Las Cisnes cuando le abrieron las puertas de sus pent-houses de Manhattan y sus mansiones en Long Island.

El cuento formal de Gloria es que nació en el miserable puerto de Veracruz. Su padre, un humilde soldado murió guerreando en la Revolución. Su madre la crio con su trabajo de lavandera o costurera. ¡Ay como lloro!

En realidad Glorita nació en Guadalajara en 1912. Su padre Rafael Rubio Reyes (pariente de Alfonso Reyes) era un periodista fiel a Madero. Después de la Decena Trágica, Don Rafael debió huir a Estados Unidos dejando atrás a su esposa y a sus tres hijos. Moriría en Texas, en 1917,  sin haber vuelto a ver a su familia.

                                                   Gloria en Acapulco

La madre de Gloria, María Luisa Alatorre pertenencia a una de esas linajudas familias de terratenientes de Jalisco y se llevó a sus hijos a vivir con ellos. La pequeña Gloria tuvo así acceso a la mejor educación que podía recibir una niña de clase alta jalisciense.

A fines de Los 20, esa existencia idílica se vio interrumpida por la Cruzada Cristera motivando que Gloria y su madre partiesen al Distrito Federal. Sin dinero ni recursos, en una capital en la que la violencia y el desorden político eran pan de cada día, es posible que Doña Maria Luisa haya tenido que lavar ajeno.

De Noches de Cabaret a la Alemania Nazi

Diferente fue el caso de Gloria. A sus dieciséis años era muy bella y la atrajo el mundo nocturno de la capital que aun entonces era fascinante. Aunque cabaretera, Gloria se movía solo en locales de clase alta. Su educación y belleza refinada atraía la atención de clientes importantes y dadivosos. El chisme es que Gloria fue trabajadora sexual,  pero solo se movía en las altas esferas.

Cuatro años de esta vida y Gloria enganchó a su primer marido. Se trataba de un holandés llamado Jacob Scholtens, que era superintendente de una refinería de azúcar de Veracruz. Hoy provoca mucho escándalo que el novio tuviese 47 años y la novia 20, pero si pensamos en que Gloria llevaba cuatro años de cabaretera, no podemos considerarla una ingenua abusada por un viejo.

Lo que le importaba a Gloria era que la sacaran de ese mundo. La pareja se fue a Paris donde el matrimonio vivió dos años y donde Glorita pescó a su segundo marido. En 1935, Gloria se casaba con el Conde Franz Egon von Furstenberg. Ese año nació su hija Dolores y en 1937,  su hijo Egon. Durante todo ese tiempo la Condesa se la pasaba en los grandes salones del Tercer Reich. Se dice que, como era muy parrandera, se codeaba con la más alta jerarquía del gobierno nazi entre los que  hizo buenos contactos.

                                                 Dolores von Furstenberg y su madre

Comenzada la guerra y,  mientras su marido servía en el frente de batalla, Gloria intentó salir de Alemania. Junto con sus hijos, gravitó hacia Paris, pero tenía problemas de pasaporte. Se sabe que mantuvo contacto con el embajador mexicano y con Elena Garro que la menciona en sus memorias. Invadida la Ciudad Luz, Gloria buscó refugio en capitales neutrales como Lisboa y Madrid donde puso una tienda de sombreros.

Es en España de donde llegan los rumores de que Gloria trabajaba para servicios de inteligencia nazis, principalmente para Walter Schellenberg, el jefe de la SD y patrón de Coco Chanel. Quien propagó esta información fue la agente de S.O.S, Aline Griffiths. Enviada por los aliados a Madrid,  Aline , quien más tarde se convertiría en socialite tras casarse con el Conde de Romanones, propagaría estas hablillas en su serie de libros sobre sus aventuras en España.

Un Embajador, Un Príncipe y un Millonario

Acabada la guerra, Gloria se divorció y se marchó a París donde tendría un fogoso affaire con el embajador Alfred Duff-Cooper. Aunque casado con quien una vez se llamó “La más bella de Inglaterra”, Lady Diana Manners, Duff era muy mujeriego y enloqueció por la mexicana.

                                   Gloria von Furstenberg modelando para Vogue en la posguerra

El servicio diplomático y MI6 no le encontraron el chiste al romance. Gloria arrastraba reputación de espía nazi y de malas amistades. Se le ordenó al embajador que cesase esos amores y Duff empacó a la ex condesa a Egipto.

Allá la tapatía se puso a cultivar amistades importantes,  tantas que en 1947 ingresaba a la familia real egipcia al casarse con el Príncipe Ahmad Fakhry Bey. ¡Qué lejos estaban las luces de los cabarets del DF! Aun así, a Gloria no le importaba mucho esto de ser princesa. El matrimonio duró dos años. Gloria ahora tenía dinero, estatus, pero seguía sin pasaporte. Al parecer el gobierno mexicano no quería darle lo que por derecho de nacimiento era suyo. Así de mala era la reputación de la Niña Rubio y Alatorre.

La estabilidad, la respetabilidad y un pasaporte le llegaron en 1951 con su último y más feliz matrimonio con el banquero y héroe de guerra,  Loel Guinness. Este señor venia con mala fama también ya que se había casado varias veces y tenía muchos hijos. Gloria no se llevaba bien con los hijastros y estos la detestaban, pero se llevaban bien entre sí.

                                            Los flamantes Esposos Guinness

Un día,  Dolores von Furstenberg anunció que se casaba con su hermanastro Patrick Guinness. Todo quedó en familia. Tras cinco años de matrimonio y dos hijas, Patrick murió en un trágico accidente automovilístico. Sus hijas se casaron muy bien, una con un barón francés y otra con un Niarchos, de la famosa y millonaria familia de navieros griegos. Ahí nadie se acordaba del pasado cabaretero de la abuela Gloria.

                                             Dolores y Patrick Guinness

Gloria se Convierte en Arbitro de la Moda

Casada con un millonario, Gloria tenía abiertas las puertas de la sociedad, pero ella quería crearse una personalidad tan definida que echase a dormir los oscuros rumores de su pasado. Era una mujer hermosa, elegante, que sabia cultivar un estilo propio de vestir. Ese sería su escalón a la fama. Desde sus días de condesa que era clienta de Balenciaga. Ahora le abrirían sus ateliers otros famosos modistos como Chanel ,  Givenchy y St. Laurent.

                                                        Gloria en Balenciaga

La nueva Mrs. Guinnes no temía vestirse con modistos poco conocidos como Marcelle Chaumont y Jeanne Lafaurie,  una costurera de los 50’s que se especializaba en diseños para el cine galo.  En el Museo Victoria y Albert de Londres existe un vestido de esta modista. Es el único, y solo está ahí porque lo donó un árbitro de elegancia como lo era Gloria Guinness.

                               Modelos de Marcelle Chaumont que Gloria donó al Victoria y Alberto

Gloria podía ser super sencilla en su vestuario, demostrando que la mujer hace el vestido,  no lo contrario.  Gustaba usar prendas de tienda como unas batas de casa que entonces costaban la módica suma de $12,95 cada una,  y confesó comprarse la ropa interior en tiendas de departamento neoyorquinas.

Dos ideas que comparto con Gloria. El que mucho ejercicio desarrolla musculatura poco femenina en la mujer y el rechazo a la minifalda. En 1970 dijo que la midi desterraría a la micro mini. Digamos que solo se equivocó a medias puesto que hoy podemos usar faldas de todos los largos. Pero si queremos hablar de una moda que Madame Guinness impuso debemos hablar de los Capri de Pucci.

Después de una vida aventurera,  que incluyó ser amante de la hija de Mussolini y ser torturado por la Gestapo, el Marqués Emilio Pucci se había adentrado en el mundo de la moda. A fines de Los 50, Pucci lanzó al mercado una nueva prenda playera, unos pantalones ajustados que llegaban a la canilla y que imitaban los usados por los pescadores del Mediterráneo.

                                                   Audrey Hepburn en Capri

En America Latina se conocieron como “pescador”, en Francia como St. Tropez y Pucci los mercadeó como “Capri”. Pues Gloria puso de moda los Capri por todas las playas del mundo. Tanto así que más tarde se quejaría de que los había “vulgarizado”

                                                Gloria Guinness en Capri

Para Los 60, Gloria Guinness era parte del Jet Set, un icono de la moda, y era considerada una de las mujeres más elegantes del mundo. Horts P. Horst, Richard Avedon y Sir Cecil Beaton se la disputaban para fotografiar su perfil de Nefertiti. En 1963, la revista Harper’s Bazaar la contrató para escribir una serie de artículos de la moda. De ahí vendría una columna intermitente que duraría hasta 1971.

De esos escritos surgiría toda una filosofía de la moda y de la elegancia que traería una de las frases más famosas de la Cisne mexicana. Según ella,  la elegancia surgía o del cerebro, o del corazón o del alma. “Solo Jesús Cristo ha poseído las tres” fue su conclusión (¡guau!).


                                 Gloria Guinness en Harper's Bazaar

Gloria era considerada una mujer muy aguda, muy audaz de palabra, pero también egocéntrica y casi narcisista. Cuando le preguntaron cuál era su hobby respondió “Yo” y cuando le preguntaron cuál era su caridad favorita repitió “Yo”. Al menos en eso era sincera, porque en otras cosas, Mi Doña Gloria mentía como carretonero.

Las Mentiras “Gloriosas”

Eso es evidente en el recuento que Sheila Graham hace de la mexicana en su How to Marry a Millionaire. En el capítulo dedicado a Gloria Guinness, Sheila demuestra haberse creído el cuento de la madre lavandera, y de la vida miserable que llevaron Las Rubio en un quinto patio mexicano.

Curioso, porque la ex de Scott Fitzgerald era célebre por inventarse personalidades que no eran la propia. Digo,  debería reconocer a una mentirosa profesional. ¿No? Pero es tan bien engañada que menciona que el cabello de su entrevistada ya “no es tan rojo como antes”. ¿Cuándo fue Glorita pelirroja?

                       Jacqueline de Ribes y Gloria Guinness, ninguna pelirroja.

Parece que Gloria se río de su entrevistadora y le contó unas paparruchas que no aparecen en ninguna de sus biografías. Nada de cabaret. En el DF la joven Rubio iba a fiestas de “La Alta” y ahí conoció gente importante como un tal Blumenthal que la empacó a Hollywood (¡nada menos!) donde Gloria hizo un filme totalmente olvidable y olvidado.

Ya en tierra de Tío Sam, Glorita decidió probar fortuna en la Gran Manzana adonde partió con dos amigas mexicanas. Era tan pobre que vivía en un ático de las Torres Waldorf donde años más tarde tendría un pent-house. Las amigas cazaron maridos millonarios, pero Gloria no tuvo esa suerte. Se marchó a París dizque que “a modelar”. ¿Qué pasó con el marido holandés?  Sheila Graham no lo menciona.

Sería en la Ciudad Luz donde Gloria, gracias a la esposa de un director de filmes de Greta Garbo (sin nombre), conocería al Conde von Furstenberg.  Graham pasa rápido sobre el espinoso tema de la Segunda Guerra Mundial. Dice que lo del espionaje son rumores, son rumores.

                                         Gloria en Schiaparelli por Horts B. Horst

Según el libro,  Gloria se divorció del conde y se casó con su Príncipe de Las Mil y una Noches, en Paris. ¿Para qué hablar de Egipto?  Ya son como muchos viajes. ¿No? Lo que si menciona Graham es “la amistad” de Glorita con el Embajador Duff Coopper y lo preocupante que era esa relación en los círculos diplomáticos británicos. Acaba diciendo que Duff fue quien presentó a Gloria con Loel Guinness.

En donde si el libro se explaya es en todo lo que Gloria ha adquirido gracias a su ultimo esposo: el pent-house de Manhattan, una granja de caballos en Normandía, una villa en Lausana, un edificio en París. Sobre este último explica Mrs. Guinness que a su esposo no le gustaban los departamentos (seguramente por el ruido de los vecinos) y se construyó su propio edificio de  siete pisos en medio de la capital de Francia.

Agreguémosle una villa (Graham dice que eran dos) en Acapulco. Construida en una colina,  con vistas a la bahía y rodeada de un bosquecillo,  Casa Mi Ojo fue diseñada por el arquitecto mexicano Marcos Aldaco. Fue comisionado por los Guinness, lo que demuestra que Gloria no había cortado relaciones con su país de origen, De hecho, Aldaco era tapatío como su cliente.


                                               Vista de Casa de Ojo


 Redondea la enumeración de propiedades, la joya de la corona. Nos referimos a Gemini, una feudo gigante en Manalapan, Florida, entre el Lago Worth y el océano,  donde los Guinness se comportaban como la realeza que eran,  al menos en Palm Beach.



Para transitar entre tanta casa, Gloria tenía a su disposición dos aviones privados y un helicóptero. Viajaba con su entourage de criados, pero sin maletas. En cada casa la esperaba un bien provisto guardarropa. Además, los Guinness tenían dos yates, A uno de ellos Sheila lo llama “Calisto” y dice que Loel se lo rentaba a Sir Rex Harrison. Otro error, el “Calipso”, como todos los amigos de la vida marina saben, era rentado al capitán Jacques Cousteau para su exploraciones submarinas.

Los Guinness eran muy unidos, aunque no dormían juntos. Gloria le dio una explicación sobre eso, un poco grosera, a Sir Noel Coward ”No puedo dormir con Loel. Se peda mucho”. (¡!!)

Cisnes y Rivales

Estoy llegando al final de esta fascinante historia y todavía no hablo de como Gloria llegó a ser una Cisne. A Gloria le encantaba dar fiestas y recibir gente. Los grandes espacios donde recibía invitados eran Gemini y su granja suiza. Ahí llegaban “chicos solitarios” como los llamaba. Actores, escritores, profesores, desde los Duques de Windsor hasta Truman Capote que se dejaba caer por allá cada vez que pasaba por Lausana. El ingenio de su anfitriona la hacía hacer buena mancuerna con el Gran Bufón.

                               Gloria y Truman Capote en un match de boxeo

No se sabe si fue Capote quien presentó a Gloria con las otras Cisnes o si Los Guinness formaban parte de esa exclusiva sociedad de Los Paley. El hecho es que Babe y Gloria comenzaron una competencia por ese título de “la Mujer más Elegante del Mundo” y Mrs. Paley le jugó una mala pasada a la tapatía.

                                   Babe Paley y su frenemy mexicana

Al enterarse del pasado de Glorita, Babe se volvió un poco Truman y comenzó a esparcir rumores de que,  en su juventud, la esposa de Loel Guinness había ejercido el oficio más antiguo del mundo. La ira de Gloria fue inmensa. Ella que con tanto cuidado escondía los aspectos más insalubres de su pasado, pero su desquite fue fenomenal.

Invitó a Babe a un weekend en su fabuloso yate, pero especificó que sería un affaire casual, en famille, no había necesidad de un guardarropa muy lujoso. La ingenua invitada viajó con un equipaje de ropa sport,  todo para encontrarse con una fastuosa fiesta de mujeres de gala luciendo sus mejores joyas. Esa humillación le enseñó a Mrs. Paley a guardarse las uñas en lo que respecta a la mexicana.

                                 Gloria y Los Paley en el Black and White Ball

No sabemos que rol jugó Gloria Guinness en el duelo de La Cisnes y Capote. No exilió a Truman de sus reuniones, Los Guinness se movían en un círculo europeo adonde no llegaban esas rencillas, pero tampoco podía invitarlo a un evento al que también asistirían las Cisnes.

                                                Capote y su cisne favorita



Gloria moriría en Suiza en 1980, cuatro años antes que el escritor que la había incluido en su imagen de las mujeres más finas, bellas y elegantes del mundo. Hasta su muerte trae chisme. Aunque el forense declaró que se trató de un infarto, muchos lo creyeron inducido. Gloria había dicho en muchas ocasiones que no quería envejecer, perder su belleza ni ser viuda. Tres factores que a lo mjor apresuraron su muerte.

                                           Tumbas de Gloria y Loel Guinness

¿Qué te parece esta Cisne Latina? ¿Deberían haberla incluido en la serie?

martes, 30 de enero de 2024

Royal Bain y otros perfumes de Caron

 


De todas los perfumes legendarios, Caron era uno que no podía reseñar. La mayoría de sus productos ya no existen y los que perduran son muy caros. En esta última Janucá,  mi hermano me sorprendió regalándome un perfume Caron, uno que nos remontó a nuestra infancia. Ahora por fin, puedo compartir con ustedes la historia de amor de Caron, amor por el perfume y el romance platónico que dio fama a tan importante marca.

A fines del siglo XIX, Anne Marie Caron estaba a cargo de una poco conocida perfumería llamada Maison Emilia. Fue en 1904 que se las vendió a Los Hermanos Daltroff quienes,  encantados con el apellido de Madame Caron, decidieron hacerlo famoso. Se dice que escogieron “Caron” por ser corto, fácil de recordar y de pronunciar en distintos idiomas. En realidad, en una Francia recién salida del Affaire Dreyfuss, Daltroff sonaba extranjero y judío, ambos membretes peligrosos. Caron era más francés.

Ernst Daltroff era un viajero infatigable, y químico de profesión. Su amor por el perfume se lo había inculcado su madre y este amor lo llevó a visualizar la perfumería de La Rue de la Paix como una fuente de celebres fragancias. No contó con mucha suerte al comienzo,  y sus primeros productos no tuvieron éxito.



Todo cambiaria en 1906,  cuando conoció a una costurera belga llamada Felicie Wanpouille. No sabemos si fue amor a primera vista, pero para Ernest ella seria su musa, su inspiración y su más importante colaboradora. Bajo la influencia de Felicie, Daltroff crearía aromas hasta hoy famosos. Ella, por su lado, diseñó preciosos frascos y se encargó de la publicidad.



En un mundo en el que imperaban los refinados perfumes de Guerlain y Worth, la Casa Caron se atrevía a ser revolucionaria y moderna. Su primer exitazo fue el,  hoy legendario,  Narcisse Noir (1911). Recordarán los admiradores de Sunset Boulevard que es el perfume que usa Gloria Swanson en su última y mejor interpretación de una reclusa estrella del cine silente.



Sin embargo, Noir fue llevado a la fama por la novelista inglesa Rumer Godden. en su novela Black Narcissus.  Los que hayan visto el filme o la miniserie recordarán como este perfume tan afrodisiaco enloquece las hormonas de una comunidad de monjitas en una villa perdida en Los Himalayas.




En medio de la Primera Guerra Mundial,  Daltroff crea un perfume, N’Aimez que Moi (No ames más que a mi) para que las mujeres recuerden a sus hombres en el frente de batalla. La posguerra y los Años 20 traerán perfumes con nombres modernos y osados como Tabac Blond que celebra a la mujer fumadora y En Avión que homenajea a las pioneras de la aviación. Para 1923, la firma Caron ya ha cruzado el Atlántico y abierto una tienda en la Quinta Avenida.




Entremedio se crean perfumes hoy clásicos como Nuit de Noel y Bellodgia. En 1933,  debuta el delicioso Fleur de Rocaille (flores del arroyo) que el protagonista de Perfume de Mujer reconoce en la maestra que atrae su atención al final del filme.




La mancuerna Daltroff-Wanpouille no solo sirve a un público femenino. En 1934,  la nariz Daltroff trae al mercado Pour un Homme. Pero en 1939, Ernest Daltroff toma conciencia de que se avecinan tiempos peligrosos,  más para los judíos como él. Emigra a Nueva York donde fallecerá en 1941.



Antes ha tenido la previsión de poner su firma a nombre de Felicie. Ella y su esposo, Jean Bergaud,  lucharán durante la Ocupación para mantener abierta la tienda. En 1941 , los alemanes casi se apoderan de Caron y durante todo el conflicto, la perfumería estará sometida a altos impuestos.

Caron sobrevive a la Ocupación y Felicie Wanpouille seguirá al timón hasta 1962. Desde entonces ha pasado por muchas manos (Revillon, Piver) hoy es parte del Grupo Cattleya (perteneciente a Los Rothschild) . No me he molestado en darles las fórmulas, porque lo que van a encontrar en el mercado son refórmulas de refórmulas. Por ejemplo, todo el contenido erótico del primer Narciso Negro ahora se limita a mucho azahar como si fuese un bouquet de novias.

Hay un solo perfume Caron que nunca ha sido reformulado. Aunque salió a la venta en 1941, se le adjudica a la nariz de Ernst Daltroff, por lo que puede que haya dejado la fórmula con su musa antes de partir al exilio. Royal Bain es un producto simpático. Viene en un envase que simula una botella de champagne y su nombre puede deberse a la leyenda que las grandes cortesanas, amantes de reyes, se bañaban o las bañaban en Dom Perignon.



A pesar del distinguido nombre, Royal Bain nunca fue un perfume caro. No se le tomaba muy en serio y en mi casa se compraba para bañar a los peques. ¡De veras! Recuerdo haber tenido cinco o seis años ( mi hermano dos menos) y estar en la tina para el baño nocturno viendo como nuestra Nana Yolita derramaba lentamente la botella en el agua. Aunque ya éramos tan sofisticados que habíamos probado champaña, algo había dentro del frasco que provocaba que la tina se llenase de espuma como si hubiese  la Nana ns hubiese vaciado encimaun botellón de Valdivieso, entonces el mejor champagne chileno.



Todavía nos recuerdo pataleando en el agua y gritando “¡Échale más Champagne , Nana, que queremos emborracharnos!”  Realmente creíamos que era un licor. Solo descubrí que su contenido alcohólico ni era champaña ni era sabroso,  el día en que me atreví a probar el perfume y me quemé la lengua.



Cuando decidí reabrir el 2024 en Latinas de ayer con mi historia de perfumes,  busqué en varios sitios alguna fragancia Caron que no asaltase el bolsillo. Las pocas todavía en el mercado cuestan más de cien dólares. Pero encontré una ganga en un frasco de Royal Bain ($32). Se lo mencioné a mi hermano que lo incluyó en sus ocho regalos de Janucá.

Cuando llegó me sorprendió lo pequeña que era la botella. Mi segunda sorpresa fue más importante. Me esperaba una colonia para baño, algo cítrico como Jean Naté. No fue así.  El momento que lo olí me embargó el perfume de lilas. Después de la gardenia, la lila es la flor que despide el olor más delicado del reino vegetal. Desde que Alyssa Ashley dejase de producir sus fragancias florales que me he embarcado en una búsqueda de un buen perfume de lilas. Fracaso total. Lo último fue la adquisición de un frasco de Pacifica que prometía el olor deseado y que no cumplía con su promesa.



En las primaveras de mi infancia había casas, entre los Poniente y Oriente de Viña del Mar,  cuyas rejas se cubrían de lilas blancas y moradas. Caminar por esas calles, rumbo a la escuela o a la playa,  era deslizarse por un paraíso oloroso. Cuando en mi octavo cumpleaños me regalaron Bajo las lilas supe inmediatamente porque Louisa May Alcott había escogido esas flores para su título.  Para resumir,  Royal Bain de Caron es vivir ‘Bajo las lilas’. De alguna manera esta botellita tiene la cualidad proustiana de remontarme a una infancia  que fue la época más feliz de mi vida.



La nota final la ponen ustedes. Si prefieren perfumes de alto precio, algún clásico de Caron puede ser una elección sensata. Inclusive en sus nuevas fórmulas siguen siendo muy refinados. Si quieren conocer el verdadero perfume de lilas a un precio razonable, váyanse por el Royal Bain.