Hace rato que
quería hacer algo sobre actores boricuas en Hollywood. Después de todo, le han dado dos Oscares a la
Isla del Encanto, pero antes de comenzar con José Ferrer y Rita Moreno, sentía
que el nombre de Raúl Juliá me atraía como un imán. ¿Será porque a veinticinco
años de su muerte, todavía siento que con él murieron cien posibilidades de
evidenciar talento? ¿Será porque es uno
de los pocos actores que conocí, aunque fuese arriba de un escenario? Por eso y
porque hay tanto todavía por decir y saber, que Raúl Juliá merece ser evocado.
Aunque en su
carrera actoral Raúl Rafael Juliá y Arcelay comenzaría desde abajo— literalmente en la
calle—a diferencia de otros actores latinos, vino de un hogar bien puesto y acomodado.
Nació un 9 de marzo de 1940, en Hato Rey, Puerto Rico, hijo de la mezzosoprano Olga
Arcelay y del ingeniero electrónico Raúl Juliá. Su familia debía su buena
posición a un restaurante (todavía existe) llamado La Cueva del Chicken Inn que,
en los ’50, haría popular la pizza y el pollo en canasta en La Isla del
Encanto.
Raúl fue el mayor
de cuatro hermanos. Su familia era tradicional, católica practicante, lo que significaba
el servicio al prójimo que mucho influiría en las conductas y esfuerzos
humanitarios por los que el actor sería reconocido toda su vida. Para Los Juliá
la educación era fundamental y procuraron proporcionarles a sus hijos la mejor.
Raúl inició sus estudios en El Colegio Espíritu Santo, una escuela privada
donde las clases se daban en inglés, lo que explica el bilingüismo del actor.
En su primer año
en esa escuela, el pequeño Raúl interpretó al Diablo en una obra escolar. Le
puso tanto entusiasmo que las monjas le siguieron dando roles en todas las piezas
teatrales de la escuela. Raúl hizo sus estudios secundarios con los jesuitas en
El Colegio San Ignacio de Loyola donde continuó participando en obras de
teatro. Para entonces estaba totalmente bajo el influjo de Shakespeare. Esa es
otra diferencia con la mayoría de los actores latinos. Raúl no soñaba con ser
famoso en Hollywood, o con hacer fortuna en la televisión. Sus metas siempre
fueron las tablas y el teatro shakesperiano.
Como Otelo en The New York Shakespeare Festival. |
Sin embargo, como
hijo obediente siguió la línea trazada por sus padres. Tal como su padre, un graduado
de Tri-Estate University, Raúl fue enviado a Estados Unidos, a estudiar en la Universidad
de Fordham en el Bronx. La muerte de su hermano, en un accidente de tránsito,
lo hizo volver a Puerto Rico donde continuaría sus estudios en la Universidad
de Puerto Rico, Recinto de Rio Piedras.
A pesar de que se
graduó con honores, se atrevió a desafiar a sus padres. Él no iba estudiar Leyes,
él quería ser actor. Estuvo haciendo teatro en la Isla, pero, aunque participó
en una puesta de escena en Macbeth, para
quienes lo rodeaban la calidad dramática de Raúl todavía no se manifestaba.
Dean Zayas, hoy catedrático en Rio Piedras, y reconocido productor de telenovelas
clásicas puertorriqueñas como “El Ídolo” y “Tanairi", recordaba a raíz de la
muerte de Raúl que este tenía fama de ser buen comediante, bailarín, incluso cantante,
pero nadie se lo imaginaba como un actor shakesperiano. Nadie comprendía aun la
versatilidad dramática de Raúl Julia.
Con Meryl Streep en La fierecilla domada |
En esos días, Orson
Bean, entonces conocido comediante, vacacionaba en Borinquen. Vio actuar a Raúl
y le aconsejó emigrar a Nueva York y probar suerte en Broadway. En 1964, Raúl
seguía el consejo y llegaba a La Gran Manzana en pleno invierno nevado. Atrás
dejaba a su familia y a su novia Magda Vasallo.
Teatros Rodantes y Callejeros
Los comienzos de Raúl
en Nueva York fueron rocosos como los de todo actor. Mientras buscaba esa gran
oportunidad, se unió al Teatro Callejero de Phoebe Brand y actuó en las veredas
de barrios marginales recibiendo de regalo más de un botellazo. En una ocasión
le lanzaron un colchón encima, gente que quería dormir y no necesitaba de
espectáculos teatrales. Entre 1965 y 1966, Miriam Colon fundaba el Teatro
Rodante Puertorriqueño y Raúl Julia era su colaborador. El protagonizó la
primera obra, una puesta en escena de La
Carreta de Rene Márquez.
Estos esfuerzos dramáticos
iban combinados con trabajos part-time
muy diversos que ayudaban a pagar la renta. Raúl contaría que hizo de todo
desde promover lapiceras en tiendas de departamento hasta vender subscripciones
de Life por teléfono. Muchas veces necesitó
que lo apuntalaran económicamente sus padres sobre todo porque en 1965, Magda
Vascallo llegó a La Gran Manzana para convertirse en la primera Señora Juliá.
Fue en el Teatro
Rodante que el legendario productor teatral y fundador del New York Shakespeare
Festival, Joseph Papp, encontró a Raúl Juliá. Impresionado, Papp le ofreció el rol
de Demetrio en Titus Andronicus. El sueño
shakesperiano de Raúl Julia estaba a punto de realizarse.
El final de los
60 lo encontró alternando entre el teatro shakesperiano y obras independientes,
lo que se conoce como Off-Broadway. También se consiguió un papel en la sop opera de sobremesa, “Love of Life”.
Esa experiencia le desagradó y le provocó cierta repulsa por el trabajo
televisivo. En una producción teatral de “Ilya, Darling”, Raúl conoció a la
actriz y bailarina Merel Polloway. Esa relación puso fin a su matrimonio con
Magda.
Con Merel Polloway |
La década de Los
70 parecía prometedora. Raúl comenzó a hacer breves apariciones en el cine
hollywoodense como “The Organization” y “Panic in Needle Park” junto a otra
joven promesa actoral llamada Al Pacino. Le dio otra oportunidad a la
televisión, nada menos que en “Sesame Street” donde interactuaba con Los Muppets
como Rafael, el FIx-it Man, un personaje que lo haría conocido a toda una
generación de niños.
En Sesame Street |
A la Conquista de Broadway
Mas importante
fue la oferta de Joseph Papp de interpretar a Proteus en Dos Caballeros de Verona en 1971, actuación que atraería la
atención de los críticos. Raúl ganó un National Desk Award por la obra y fue
nominado a un Tony. El sueño de Raúl Julia se había convertido en realidad.
Ahora era parte de Broadway y de la escena shakesperiana (También consiguió el rol
de Orlando en As you Like It). Pero
no solo Shakespeare le traería triunfos.
Fue en el verano
de 1976, en el Vivian Beaumont Theater donde yo lo vería en mi primera obra de Broadway,
La Opera de Tres Centavos. Aunque me encanta
leer piezas dramáticas, encuentro agotador la experiencia de asistir al teatro
y más en un idioma que entonces me era todavía extraño. Pero el bandido
londinense Mack, The Knife me conquistó y eso es un mérito de Raúl Julia
solamente. Por algo la obra de Bertold Brecht le ameritó una tercera nominación al Tony a Raúl Juliá.
solamente. Por algo la obra de Bertold Brecht le ameritó una tercera nominación al Tony a Raúl Juliá.
En The Threepenny Opera |
Ese mismo año, en
Las Catkills, Raúl y Merel se casaron. En 1977, Frank Langella dejó su exitosa
obra Drácula en Broadway, para ir a
filmar las aventuras de su conde-vampiro. Le tocó a Raúl Julia llenar sus
zapatos y lo hizo, como siempre, con excelentes críticas. El teatro era su
reino, solo faltaba Hollywood.
Como Drácula |
Aunque Raúl
alternaba su trabajo teatral con el cine, todavía este ultimo no era un medio
por el cual fuese conocido. En 1983, fue nominado a un Globo de Oro por su
interpretación de Calibán en la adaptación fílmica de Paul Mazurki de La Tempestad, lo que no implicaba fama
instantánea. A juzgar por los próximos proyectos de Raúl, esto cambiaria a
partir de 1985.
El Año de la Mujer Araña
En 1985, el actor
boricua apareció en tres proyectos muy diferentes, todos de gran calidad, y
diseñados para hacer su rostro reconocible a una audiencia que jamás había
pisado un teatro. El primero fue en un medio que Raúl Julia había
menospreciado.
La televisión de
los 80 se caracterizaría por sus excelentes miniseries, la mayoría period pieces o históricas. En 1985, dos
canales de televisión sacaron al aire miniseries basadas en vida y hechos de
Benito Mussolini. La mejor fue “Mussolini, The Untold Story “de la NBC con
George C. Scott. En ella Raúl dio vida al Conde Galeazzo Ciano, yerno del Duce,
y consiguió opacar a Sir Anthony Hopkins en el mismo rol en la producción rival
“Mussolini and I””.
Como Ciano junto a Mary Elisabeth Mastrantonio como Edda Mussolini |
Ese mismo año, Raúl
Julia tuvo su primer protagónico en Hollywood, en Compromising Positions. Por entonces, Susan Isaacs era mi modelo,
lo que yo quería ser (niña judía de Queens College que se convierte en
escritora famosa) así que me encantó ver a Raúl en una adaptación de una de sus
novelas. La historia, como todo lo de Isaacs, tiene su cuota de humor mezclada
con suspenso y romance.
“Compromising
Positions” es un misterio donde una atolondrada ama de casa judía se pone a investigar
el asesinato de su mujeriego dentista. Raúl es el detective David Suarez quien
no está muy contento con esta colaboradora amateur que le sale al paso, pero
que aprende a respetarla. Ayudó al film el que Susan Sarandon y Raúl Julia (a
los que entonces todavía nadie reconocía como dos máquinas dispensadoras de
talento) tuvieran tan buena química.
Con Susan Sarandon |
He dejado para el
final, la película más taquillera, más ambiciosa y la que definitivamente haría
famoso a Raúl Juliá famoso. “El Beso de la Mujer Araña” estaba basada en una novela
del escritor argentino Manuel Puig, fue dirigida por un argentino, Héctor
Babenco y filmada en Brasil con un elenco brasileño, con la excepción de Raúl y
William Hurt.
Una triste
realidad es que no hay país latino que no conozca de represiones, dictaduras y
tortura, por lo que (no como en la obra original que está situada en Buenos
Aires en plena Guerra Sucia) no se sabe en qué espacio geográfico ocurre la
trama. Valentín (Raúl Julia) es un preso político a quien torturan para que
revele el paradero de sus compañeros. Como no consiguen doblegarlo, infiltran
un espía en su celda. Se trata de Luis “Luisa” Molina (William Hurt), una
transgénero que para ganarse la confianza de Valentín le relata tramas de películas
que ha visto.
Una de ellas es un filme nazi sobre una bella
actriz, Leni (Sonia Braga), que en el Paris Ocupado se enamora de un oficial
alemán (Erson Capri). El otro es un comic sobre una super heroína/mujer fatal
llamada La Mujer Araña. Valentín se imagina a ambas, Leni y La Mujer, con el
rostro de Marta, su pareja Eventualmente Valentín confía en Molina quien se ha
enamorado del preso, y no sigo porque tienen que verla. Raúl bajó 30 libras
para que su Valentín se viese más demacrado.
Con William Hurt |
A pesar de que
los grandes premios—Oscar, Globo de Oro, Bafta, Palma de Oro de Cannes—se los
llevó William Hurt (quien en su discurso de aceptación del Oscar lo compartió
con su coestrella), Raúl Julia también fue nominado a un Globo de Oro y
compartió con Bill Hurt, el premio anual que da la National Board of Review of
Motion Pictures.
Raúl Juliá y el Cine de Fin de Siglo
Lo notable es que Raúl se había convertido en
el tipo de artista del que hablaban en las revistas de farándula. Cuando hizo
una aparición especial, como el poeta independentista Roberto Carlos Ortiz, en ” La Gran Fiesta” (el mejor filme puertorriqueño
de la década) Mi Ma gritó “¡mira ahí está Raúl Juliá!”
En La Gran Fiesta |
Junto a Marco
Sirinaga, el director de “La Gran Fiesta”, Raúl Juliá bajó a Argentina filmar
“Tango Bar” en 1986, junto a Valeria Lynch. Su carrera en la televisión corría
paralela a la fílmica y seguían los roles históricos. En 1987 encarnó al
dictador mexicano Antonio de Santa Anna en “El Álamo: 13 días de gloria” y en
1988, en “Onassis, El hombre más rico del mundo” dio vida al magnate griego en
su juventud.
Con Francesca Annis como Jackie en Onassis |
Aunque en
Hollywood interpretó al marido de Jane Fonda en “La mañana siguiente”, su afición
por lo independiente no se agotaba. En 1987 bajó a México, junto a Armand
Assante, a filmar “El Penitente” un sombrío drama rural que tiene lugar en Semana
Santa. En 1988, actuó en producciones de alto presupuesto, ninguna muy memorable,
la comedia “Moon Over Parador” que lo volvería a reunir con Sonia Braga, y el Noir
”Tequila Sunrise” con Mel Gibson y Jeff Bridges.
1989 significó
repetir su famoso rol de Mack the Knife en una producción fílmica de La ópera de tres centavos. Ese año hizo
una de sus mejores actuaciones en la producción “Romero” encarnando al
cardenal-mártir de El Salvador. Los 90 parecían ser el apogeo de Raúl Julia. Fue
el abogado defensor de Harrison Ford en el drama legal de Sídney Lumet, “Presumed
Innocent” y fue el villano (otra vez con Sonia Braga) en la historia policial “The
Rookie” junto a Clint Eastwood y Charlie Sheen.
Con Bill Nighy en Mack the Knife
Demostrando su
versatilidad, en 1990, Raúl se integró a la fantasía del legendario Roger
Corman, “Frankenstein Desatado”. En este
filme un científico moderno interpretado por Sir John Hurt hace un viaje en el
tiempo que lo lleva a conocer a Mary Shelley (Bridget Fonda) y al Dr. Víctor Frankenstein
(Raúl Juliá), los creadores del famoso monstruo.
Este activo año
de 1990 tuvo su nota agridulce. Raúl Juliá no era un hombre vanidoso, ni sufría
de un ego gigante como la mayoría de los actores, pero se daba a respetar. En “Habana”
hizo el papel de un revolucionario en la Cuba de los últimos días de Batista,
que se ve involucrado en un triangulo pasional con Lena Olin y Robert Redford.
El director Sídney Pollack no quiso que el nombre del actor boricua fuera puesto con los protagonistas arriba del título. Raúl prefirió no recibir crédito y por eso su nombre no aparece en pantalla. No lo considero una perdida, fue un filme bastante malo.
El director Sídney Pollack no quiso que el nombre del actor boricua fuera puesto con los protagonistas arriba del título. Raúl prefirió no recibir crédito y por eso su nombre no aparece en pantalla. No lo considero una perdida, fue un filme bastante malo.
Su Faceta Altruista
Raúl era famoso,
su renta económica había subido, había alcanzado estabilidad emocional junto a Merel
y sus dos hijos, pero no había olvidado las lecciones aprendidas de su familia.
Sus últimos años de vida estuvieron marcados por el altruismo y hasta por
activismo político.
A pesar de
bilingüismo y sus vínculos con los Estados Unidos, Raúl Juliá siempre fue un
independentista. Como explicó en una entrevista al New
York Times, en 1971: “Puerto Rico está en un limbo político. Siempre
ha sido o de España o de los Estados Unidos y me gustaría verla convertida en
una república. Como cualquier país del mundo, Puerto Rico debe ser
independiente.”
A pesar de los
consejos de sus asesores, Raúl Juliá formó parte de una campaña para promover
el turismo en la isla del Encanto. Esto ocurrió a mediado de los 80, cuando su
estrella estaba en auge. En esta exitosa campaña llamada “Puerto Rico: La
estrella del Caribe”, Raúl invitaba al viajero a conocer Puerto Rico, sus
rincones más bellos y su gente.
El altruismo del
actor se reflejaría de muchas formas. Hasta su muerte donó comestibles
mensualmente a The Hunger Project, un proyecto que buscaba acabar con el hambre
mundial. Su interés por ayudar a jóvenes latinos lo llevó a crear programas
para jóvenes libretistas. En su apoyo por los actores latinos tomó parte activa
en HOLA (Hispanic Organization for Latín Actor).
En varias
ocasiones viajó a Puerto Rico a trabajar en producciones independientes sin
recibir sueldo. De igual manera, siguió participando en el New York
Shakespearean Festival, donde comenzó su carrera, pero ahora sin recibir
salario. Tanta actividad altruista le ameritó va
rios premios en diferentes países y el ser nombrado miembro del New York Council for the Arts.
rios premios en diferentes países y el ser nombrado miembro del New York Council for the Arts.
De Homero Addams a Chico Mendes
1991 fue un año
clave en la carrera de Raúl Juliá, en el que demostraría su versatilidad en el
papel más recordado de su ya diversa trayectoria. Había mucha preocupación por cómo
se trasladaría a la pantalla la serie de culto “Los Locos Addams”. Sobre todo,
por quienes serían sus protagonistas. ¿Qué actores podrían llenar los zapatos
de John Astin y Carolyn Jones? ¿Y serían
capaces de capturar su cómica, pero erótica relación romántica?
Las
preocupaciones fueron fútiles. Raúl y Anjelica
Huston lograron lo imposible, superar a la sitcom
original y su química fue irreprochable. Para Raúl este era el primer
trabajo, desde su estadía en “Sesame Street”, que lo acercaba a un público
infantil y gozó interpretando a Homero Addams, un rol que le permitía demostrar
todas sus dotes para la comedia a la par que lo tenía cantando, bailando y
haciendo mil maromas.
El éxito de
taquilla de “The Addams Familia” obligaba crearle una secuela. Casi tan exitosa
fue “Addams Family Values” que debutaba en el cine en 1993. Entremedio, Raúl
bajó a Argentina a filmar una adaptación de La
Peste de Albert Camus y retornó a Broadway. En 1992 abría una nueva
producción de El Hombre de La Mancha.
Su Don Quijote sería el último trabajo teatral de Raúl Juliá.
En 1994 bajó al
Brasil a protagonizar “The Burning Season” para la HBO. En esta historia daba
vida al activista y medioambientalista asesinado Chico Mendes, y volvía a
compartir créditos con Sonia Braga. Pocos sabían que antes de la filmación, los
exámenes médicos revelaron un comienzo de cáncer estomacal y que Raúl se había
sometido a una rigurosa cirugía. Todo parecía estar bien, pero una intoxicación
provocada por la comida en Rio afectó gravemente al actor. El resto de la
filmación sería un vía crucis para Raúl quien, siempre muy profesional, se
rehusó a parar la producción.
Acabado su
trabajo, y aun sin recuperarse, ya volaba a Australia ser el villano en “Streefighter”.
Basada en el popular juego de videos, el favorito de los hijos de Raúl, este sería
el último filme de Hollywood para el actor. De regreso a Estados Unidos, inició
las grabaciones de otro filme para televisión, “Down Came a Blackbird”. Con esta película
se cerraba la carrera actoral de Raúl Juliá.
Aun así, el actor
tenía planes. La mala salud le había impedido aceptar el rol del hermano
villano de Antonio Banderas en “Desperado”, pero aceptó protagonizar la nueva
versión de “La Marca del Zorro”. Siempre he tratado de imaginarme como hubiera
sido esa película, que acabó estelarizando Banderas en 1998, si la hubiera
estelarizado Raúl Juliá.
“Down Came a Blackbird”es
apropiadamente un cierre de circulo que iniciara Raúl Julia en “El Beso de la
Mujer Araña” y representa junto con “Romero”, “Tango Bar” y “A Burning Season”
el cine comprometido del actor boricua. En este último trabajo, la acción tiene lugar
en una clínica privada, dirigida por una psiquiatra y sobreviviente del
Holocausto (Vanessa Redgrave) dedicada a ayudar a víctimas de la tortura
política.
Hasta ahí llega
Helen (Laura Dern), una periodista traumatizada por haber sido secuestrada por
un Escuadrón de la Muerte de un país centro americano. Helen, quien durante su
ordalía viese como asesinaban a su pareja y fotógrafo, pretende haber
establecido una distancia con lo sucedido y se muestra más interesada en
entrevistar a sus compañeros que en curarse.
Eso cambia cuando
llega a la clínica el Dr. Tomás Ramírez (R. Juliá), un refugiado y militante de
un país sudamericano quien parece estar al borde de la paranoia. No solo es el
recuerdo de la tortura sino el temor de ser secuestrado por agentes de la
dictadura que combate lo que lo trae muy alterado. Poco a poco, Helen va
acercándosele e inician una amistad romántica que aparentemente los ayuda psicológicamente,
pero la historia toma un viraje totalmente inesperado que cambia las
perspectivas de Helen y la nuestra como espectadores.
Un par de días de
acabada la filmación, Raúl y Merel asistieron a la opera en Nueva York. Durante
la presentación, se le presentaron al actor intensos dolores abdominales y hubo
que llevarlo de urgencia al Hospital North Shore de Long Island. Al día
siguiente (17 de octubre de 1994) le vino un accidente vascular que lo tendría
en coma sus últimos días. Raúl Julia falleció el 24 de octubre de 1994.
Siguiendo sus
deseos, su cadáver fue enviado a Puerto Rico donde lo esperaba un funeral de
estado. Tras un velorio en el Instituto de Cultura Puertorriqueña, y un
homenaje en el Colegio de San Ignacio de Loyola, donde estudiara el actor, su ataúd
fue llevado en procesión hasta el cementerio de Buxeda acompañado de música de
plena y de” La Borinqueña” cantada por Lucecita Benítez.
Su tumba |
En el momento de
descender el catafalco al sepulcro una lluvia de claveles rojos cayó del cielo
desde un helicóptero y se oyeron gritos de “¡Viva Puerto Rico Libre!” en
recuerdo de las simpatías independentistas de Raúl Julia. La noticia de la
muerte de Raúl Juliá sacudió a la comunidad actoral. Hubo un homenaje en el
Teatro Joseph Papp de Nueva York y otro en Los Ángeles, una misa en Miami y
varias ceremonias privadas.
Las últimas
actuaciones del actor pronto llegaron a pantalla. En Diciembre abría “Street
Fighter” con un epígrafe al final de los créditos: “For Raúl. Vaya con D-s”. “Down
Came a Blackbird” debutó en la pantalla chica en diciembre de 1995. Yo alcance
a verla en USA. Pero los mayores elogios quedaban reservados para la actuación
de Raúl en “The Burning Season” que arrasó con los premios en 1995, recibiendo (entre
otros) un Emmy, Un SAG, y un Globo de Oro. Todos los premios póstumos fueron
recibidos por Merel y sus hijos.
Hoy Raúl Juliá es
recordado de muchas maneras, desde premios hasta una escuela del Bronx llevan
su nombre. El Teatro Rodante Puertorriqueño cambió el nombre a su unidad de
formación de actores que hoy se conoce como The Raúl Julia Training Unit.
No se puede
hablar de Raúl Juliá sin mencionar a este pintoresco personaje. RJL es un actor
que ha aparecido en producciones de bajo presupuesto, ha producido un par de
videos y es mas reconocido por su campaña a favor de los derechos de los
animales, pero desde 1996 es la peor pesadilla de Merel Polloway Juliá.
Dos años tras la muerte de su marido, Merel
fue contactada por alguien que juraba ser hijo de Raúl Juliá. RJL entonces
conocido como Raúl Juliá Jr. (nombre
bajo el cual había intervenido en dos filmes italianos y la cinta mexicana
“Halcones del Aire”) contactó a Merel para anunciarle ser hijo de Raúl y de una
tal Margaret Levy y haber nacido el 10 de julio de 1972 en la Ciudad de México.
En 1985, cuando RJL tenia diecisiete años se había acercado a su padre en Cuernavaca
donde Raúl sr. filmaba ‘El Beso de la
Mujer Araña”. Raúl lo habría reconocido inmediatamente y presentado con sus
amigos y otra gente que lo ayudaría en su futura carrera.
No sé si Merel se
percató inmediatamente que este cuento hacia agua porque lo mandó a investigar.
Los boquetes son muchos. Merel y Raúl vivieron juntos desde que él se
divorciara de Magda en 1969. Según declaraciones recientes de RJL, sus padres
se conocieron en México. Margaret Levy no es un nombre que se asocie con la biografía
de nadie (ni siquiera con la de RJL). Si Raúl hubiese viajado a México, su
pareja lo sabría. Si RJL nació en 1972, mal podría haber tenido 17 años en 1985
cuando se filmó “El Beso” (además, si mal no recuerdo, esa cinta se filmó en
Brasil). Por último, qué malos amigos esos contactos hollywoodenses, porque la
carrera cinematográfica de RJL nunca despegó.
Merel interrogó a
amistades de su difunto marido, muchos reconocieron que RJL se les había
acercado a pedirles dinero contándoles que era hijo del actor boricua, pero
ninguno recordaba que Raúl se los presentase en vida. En 1997, RJL tuvo la osadía de presentarse en Puerto Rico en una reunión familiar de la Familia Juliá.
Entretanto, el detective privado descubrió que el verdadero nombre del supuesto retoño perdido era Salvador Alba Fuentes.En el 2013, la productora Elizabeth Thiriot demandó al sitio web The Wrap por haber permitido en una entrevista que RJL la difamara. Durante el juicio, la gente de The Wrap dijo que RJL les había dicho que “Salvador Alba Fuentes” era un alias que había usado en su juventud para ‘hacer porquerías” (do some crazy shit).
RJL y su "tío"Carlos Julíá |
Entretanto, el detective privado descubrió que el verdadero nombre del supuesto retoño perdido era Salvador Alba Fuentes.En el 2013, la productora Elizabeth Thiriot demandó al sitio web The Wrap por haber permitido en una entrevista que RJL la difamara. Durante el juicio, la gente de The Wrap dijo que RJL les había dicho que “Salvador Alba Fuentes” era un alias que había usado en su juventud para ‘hacer porquerías” (do some crazy shit).
También les había
presentado un certificado de nacimiento que lo acreditaba como hijo de Raúl
Julia y de Margaret Levy. Si alguien admite usar un alias para delinquir es
para no confiar en sus documentos. De hecho, si The Wrap hubiese acudido a la policía de Los Ángeles habría
descubierto que allá tienen un informe de dos pulgadas de ancho con todos los
arrestos y delitos cometidos por este curioso individuo.
Pero antes del
2013, RJL había acudido a la prensa para hacer pública su supuesta identidad. En
un artículo en The New York Times titulado
“Six Degrees of Raúl Juliá” RJL relató lo que ya había dicho, las fechas de su nacimiento
y de su encuentro con su supuesto padre. También dijo estar dispuesto a hacerse
una prueba de ADN si la pagaba Merel. Ella dijo estar dispuesta a hacerlo, pero
la prueba nunca se materializó.
En el 2007, RJL
volvió a aparecer en las noticias cuando se ofreció a ser testigo para la
defensa de Phil Spector, argumentado haber sido amante de Lana Clarkson, la
actriz que Spector supuestamente mató. Fue entonces que el fiscal trajo un archivo
recopilado por el departamento del Sheriff del Condado de Los Ángeles. Ahí estaban todos los
récords de arresto de Salvador Alba Fuentes, alias Raúl Juliá-Levy, alias
Salvador Fritz, alias Rado Salvatore, etc., etc. Un hombre que siempre evidenciaba
las mismas huellas dactilares, pero tenía muchos nombres, muchos certificados
de nacimiento, muchos números de Seguro Social.
Los cargos en su
contra iban desde violencia domestica hasta posesión de cocaína, desde asalto
sexual hasta crueldad infantil. Dos mujeres que alegaban ser madres de hijos
del delincuente (una jura ser su esposa), contaron que solía mentir sobre sus orígenes,
decía que su familia era adinerada, que había ido a Harvard, etc. Una dijo que
comenzó a creerse hijo de Raúl Julia cuando le encontraron parecido con el
actor.
El abogado de RJL
anunció que su cliente iba demandar a Merel Polloway por difamación, que se iba
a someter a una prueba de ADN (nunca lo hizo) y que su única esposa era la hija
del productor Brian Grazer. Sage Grazer es una reconocida psiquiatra, nunca ha
estado relacionada con RJL.
Uno pensaría que
después de este baldazo de agua fría, RJL o se cambiaría el nombre o mantendría
un perfil bajo. ¡Qué esperanza! Es que el problema no solo reside en su
mitomanía sino en medios que la fomentan. Tras el juicio de Phil Spector se cerraron
muchos sitios webs conectados con el actor, pero todavía queda esta entrada de LiveJournal
Ahí pueden leer
dos fechas de nacimiento (10 y 14 de julio) diferentes para el histrión. Aparte
de un autobombo vomitivo, “uno de los más multifacéticos y dinámicos actores de
Hollywood”;” el Howard Hughes mexicano (WTF?), la página sale con burradas como
que RJL es nieto de Abraham Levy-Strauss (el magnate de la ropa) y que éste lo
crio y que conoció a Raúl Julia cuando tenía 16 años, pero no en el set de “El Beso”
sino el de “Romero”. En diferentes ocasiones, RJL ha dicho que fue criado por
la familia Fuentes, y que nació en 1968 en Puerto Rico. Sus muchos certificados de movimiento lo
confunden. ¡Pobre!
Pero veamos la
guinda del pastel. En el 2016 salía como gran noticia en medios mexicanos como El
Universal y El Sol que
una corte californiana había decretado que Raúl Julia-Levy era hijo del difunto
Raúl Juliá. Si leen los artículos (que en realidad uno es copia del otro)
sentirán vergüenza e ira por lo fácil que es inventar una noticia.
En ningún momento
se nos dice en que tribunal ocurrieron los hechos. Tampoco se entrevista a la jueza,
pero dan su nombre, Dolly M. Gee. ¡Toda la información del supuesto juicio se
la proporcionó a los medios, el mismísimo RJL!
Aparentemente, la
jueza sería más excéntrica que la Dra. Polo porque falló a favor del demandante
a) porque es idéntico al padre. ¿De cuándo acá esa es una prueba legal? B) No quiso exhumar el cuerpo de RJL (además
de que Merel no lo permitiría) ni solicitar el ADN del verdadero Raúl Julia Jr.
Y su hermano Benjamín, puesto que existen “serias dudas” de que esos señores
sean hijos del actor. ¡Qué manera de difamar! C) RLJ si es hijo de su padre
porque el actor “lo reconoció en vida”. ¿Cuándo? Y porque lo dice el acta de nacimiento. ¿Cuál
de todas?
La Jueza Dolly Gee |
Por último, para
que se rían, el rey de los mitómanos dijo que muchas “personalidades de Hollywood”
se presentaron a rendir evidencia a su favor, pero que no se pueden decir sus
nombres. El único que menciona es Foster Corder que, según el artículo, sería
el productor de “La Familia Addams”. Foster Corder es un productor, con una
fama menor que la de RJL, su carrera comenzó cuando Raúl Julia ya descansaba en
su tumba, por lo que no lo conoció ni tuvo que ver ni con la producción de “The
Addams Family” ni con ningún proyecto del actor boricua. A veces uno piensa que
el mitómano goza pasándole papas a la prensa virtual y viéndolas publicadas.
Sin embargo, a mí
todavía me quedaba la duda de la curiosa jueza. Hice un Google y encontré esto.
La jueza efectivamente presidió una causa en la que RJL estuvo involucrado,
pero fue un caso de inmigración, no tuvo nada que ver con su nombre y tuvo
lugar en noviembre del 2015. Una suerte que ni Merel Julia ni la Jueza Gee lean
estás publicaciones donde las calumnian.
Lo próximo es que
desde el 2017, RJL se ha trasladado a México. Se dice que ese juicio presidido
por Judge Gee, acabó con él convertido en un indocumentado cualquiera, que sus
documentos mostraban tantas discrepancias que se prefirió devolverlo al otro
lado de la frontera. Lo próximo es que tenemos a RJL demandando a diestra y
siniestra. Acusó a la millonaria Sonia Schmill Breton de haberle robado el
reloj. El admitió a
Vanguardia que le revocaron
la vida de trabajo y que al tener que salir escoltado por agentes de la migra,
le pasó el reloj a Sonia y que esta nunca se lo devolvió.
El caso es que está
viviendo en Guanajuato, dice que nació en Guanajuato, que sus padres se
conocieron en Guanajuato, etc. Y la edición
en línea de Ronda
se hace eco de sus rebuznos. El sitio
repite la falacia de la acreditación ante una corte estadounidense, asegura
haber recibido documentos de parte de RJL “que acreditan ser quien dice ser”.
Todo documento de este señor ya ha sido probado que vale hongo. Y m'as encima hasta su tan cacareada campaña de ayuda los animalitos venezolanos resultó ser trucha.
Ahora RJL es de la más pura cepa guanajuatense
criado por la Familia Alva Fuentes (¿y los Levy-Strauss de Peralvillo?) y que
vivió siempre en USA desde los 16 años (¿y cómo conoció a su padre en
Cuernavaca cuando tenía 17 años?). Y RJL tiene el descaro de decir que ha
venido a México a arreglar sus asuntos legales, que jamás ha tenido problemas
de inmigración puesto que, al ser hijo de un ciudadano estadounidense, él es automáticamente
ciudadano estadounidense.
Si me he
explayado en el tema es por tres razones, una porque creo que en mi semblanza
de Raúl Juliá solo vi integridad. Si hubiese cometido un desliz ni hubiera
abandonado a su hijo ni se lo ocultaría a su familia. Lo que ocurre es que un
actorazo como lo fue Raúl Juliá, debe ser el padre que todo huérfano desea y
eso ocurrió con su supuesto hijo. Por último, me da pena el estado de la prensa
virtual latina tan indigna, tan ignorante, tan perezosa en lo que se refiere a
investigación. No fue siempre así.
Y hablando de
cultura del pasado, hacer una semblanza de Raúl Juliá me llevó a recorrer el
Hollywood Latino de los 80 y 90. Una época en que un actor de origen hispánico
no necesariamente tenía que ser un Latin Lover (ni siquiera Andy García que
estaba como recetado por el doctor) y una actriz latina no tenia solo que tener
voz estridente y curvas voluptuosas.
El Hollywood de
esa época estuvo plagado de cintas sobre narcos y bandidos, pero también se
hicieron algunas que retrataban a los latinos con respeto y dignidad como
“Stand and Deliver”, “La Bamba” y “The Milagro Beanfield War”. Eso provocó que
los actores incluso en papeles secundarios, a veces ni siquiera interpretando a
hispanos, ofrecieran imágenes poderosas. Me basta pensar en Edward James Olmos
en “Blade Runner”; Trini Alvarado en “Mujercitas”; Elpidia Carrillo en
“Salvador”; Esai Morales en “La Bamba” y todos los roles (protagónicos o no)
que nos legó Raúl Juliá.