(Foto de Eva, julio de 1945) |
Estamos acostumbrados a asociar el perfume con Francia, a
pesar de que Italia también ha lanzado al mercado fragancias de renombre. De Inglaterra
vienen las colonias de caballeros. ¿Pero España? Fue en la Madre Patria donde
nació una casa de perfumes que se haría
reconocida internacionalmente. Desde mi infancia que me han acompañado los aromas
de Dana, tal como acompañaron antes a muchas Latinas del Ayer.
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En 1921, Javier Serra abandona su empleo en la casa de perfumes
Myurgia, para crear su propia empresa. Descartando la costumbre que las
perfumerías llevaran el nombre del dueño, Serra opta por el breve y fácil de
recordar “Dana”. La nueva casa abre estrenando
su primer perfume, el hoy descontinuado Tojours Moi, un perfume de calificación
“oriental”.
(Foto de Para Ti, abril de 1957) |
En 1943, Dana lanza al mercado Tabú, su marca más famosa,
fabricado por Jean Carles quien ya antes había creado el Shocking para Elsa
Schiaparelli. Seguirán a Tabú, 20 quilates (1933,) Emir y Canoe. Los dos
últimos también fabricados por Carles.
(Foto de Margarita, enero de 1948) |
Para 1940 la perfumería Dana es reconocida en América Latina, a juzgar por sus anuncios en las revistas. Según un comercial de Readers Digest de 1946
los Perfumes Dana son “los que envidian las flores”.
(Foto de Readers Digest, agosto de 1946) |
En América Latina, por varias décadas se venderán todos los
aromas de Dana: Emir, 20 Quilates, Platino, Symbole y Tabú.
También se podían encontrar perfumes
de la Casa Dana hoy tan olvidados que ni siquiera los mencionan las paginas de
perfumería, tales como el Sprit Verbena, la Colonia Simpatía y el Agua de
Lavanda Dana.
(Foto de Margarita, octubre de 1949) |
Esos perfumes irán desapareciendo del mercado aunque hasta los 50’s aparecen a lo largo del
continente anuncios del perfume 20 Quilates. Nunca he tenido la oportunidad de
usarlo, pero si probé Emir, un perfume fuerte con tonos de canela que lo hacían
incluso más dulzón que Tabú.
(Foto de La Familia, mayo de 1943) |
Canoe en cambio si es lo que siempre he asociado con colonias masculinas,
musgo y limón, una fragancia cálida pero fuertota. Es un perfume que la
propaganda ofrece como “juvenil”. Curiosamente no he encontrado ningún anuncio
comercial latino de Chantilly otro perfume de la Casa Dana que tiene renombre.
Yo lo usé cuando estaba en la universidad.
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El perfume que seguirá en el mercado hasta el día de hoy, es
el famosísimo Tabú, un aroma fuerte, con bases intensas de especias. Es el tipo
de perfume que fácilmente se puede denominar como “pachuli”. Disculpen la autoreferencia, pero la esencia
de Tabú la expreso mejor en mi novela y
me permito incluir la cita.
Mi madrina me alcanzó algunos pomos, pero
arrugué la nariz al oler su contenido. Aromas dulzones de niña boba. No lo que
yo quería ponerme en la piel. Atrajo mi mirada una botellita cuadrada, con una
tapita negra que parecía un sombrerito. Al destaparla me invadió un olor a
incienso que me recordó al fumeiro de la catedral de Santiago, pero que luego
me embargó en olores a naranjo, a especias y a jazmín de España.
― Éste ― dije.
Mi madrina cogió el frasco y leyó el
membrete.
― Tabú de Dana ― lo olió y apartó la nariz
seguida ―. ¡Pero qué tufo, hija! ¿Quién es esta Dana que hace perfumes tan
fétidos?
Vi cierta alarma en los ojos de Encarna.
― Es una casa española nueva. Me va a
perdonar la Condesa ,
pero no es perfume para una niña decente.
― Me importa un rábano. Quiero éste.
Estaba encantada con el perfume, hasta el
nombre sonaba a prohibido.
― Elige otro, Violante ― dijo mi madrina ―
Encarna tiene razón, es un perfume muy atrevido.
Encarna puso cara de conspiradora y susurró:
― Dicen que al perfumista le pidieron que
hiciera un perfume como el que usaría una p...―Se detuvo en la mitad del terno
―. Es un perfume de lagarta.
― Pues a mi me gusta el perfume de lagarta ―
insistí y le arrebaté la botella de las manos a mi madrina.
Ésta sacudió la cabeza
― Anda si eres tozuda. Más fácil es conseguir
que Stalin vaya a misa antes que tú cambies de opinión. (Pueden leer el capitulo entero aquí)
De pequeña Tabú me daba un poco de asco. No era un perfume
“fino”. Era el perfume que se regalaba a conocidos que no eran “íntimos”. Mi mamá solía comprarlo
en Navidad para obsequiar al servicio doméstico y a las secretarias de mi
padre.
(Foto de Eva, diciembre de 1946) |
Ahora en mi madurez
por fin he reconocido su valor. He
descubierto que es el perfume perfecto para las cincuentonas (y sobre todo las
gorditas). En vez de un tufo insolente nos da un dejo de discreta sensualidad. Es
como si todo el elemento “pecaminoso” se diluyera y solo quedaran las
tonalidades de jazmín y azahar.
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Tal como dije en mi cita, la intención de la Casa Dana era crear
un perfume para “mujer barata”. Cuenta la leyenda que Serra le pidió a Carles
un aroma para “p…as”. Incluso el nombre ya conjura imágenes de amores ilícitos.
La propaganda hará uso de esa imagen pecadora y prohibida para vender el producto.
Se le conocerá en América Latina como el perfume “prohibido”.
Se le aplicarán los adjetivos “apasionado”, “misterioso” y “eterno” Hasta se le
considera “un cómplice” de amores clandestinos.
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De Tabú también se hicieron productos adyacentes como polvos
faciales, jabones y en México, a pesar de su reputación
“prohibida” se vendía hasta un talco de
bebé con ese nombre.
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Mucha gente ha olvidado a Tabú por considerarlo un perfume
“barato”. Si bien es cierto que hasta los comerciales enfatizan su calidad de fragancia
económica, eso no disminuye sus cualidades aromáticas y sensuales. También una cierta autoridad que nace de su
antiguo pedigrí, esa elegancia misteriosa que conocieron las Latinas de Ayer