En mi búsqueda de
perfumes antiguos y exóticos he llegado a las estepas de la ex Unión Soviética
y me he encontrado con suculentas sorpresas. Perfumes muy diferentes a los
occidentales, olores apasionados, violentos y románticos como es el alma
eslava. Vamos a conocerlos.
En la Rusia de
los Romanov
Cuando hacia mi
semblanza de la última zarina me entró curiosidad por saber que perfume
preferían Alejandra y sus hijas. Mi investigación encontró que las Grandes
Duquesas eran amigas de la perfumería de Coty, que en esa época se
especializaba en esencias de flores. El sueldo de enfermeras que recibieron
durante la Gran Guerra se lo gastaban en perfumes.
Las Grandes Duquesas y sus perfumes favoritos.
El perfume predilecto
de la zarina era White Rose de Atkinsons, hoy ya extinto. El amor al olor a
flores era tan grande en Alix que se permitía un único lujo de millonaria.
Todos los días le llegaban cestas de la Riviera italiana llenas de lirios del
valle y lilas frescos. El lirio del valle o muguete es una flor exquisita, pero
su olor ni se compara al de lilas frescas. Por eso no me sorprende que uno de
los perfumes más vendidos en Rusia hoy sean Lilas Persan, nacida en 1889, y
producida por la legendaria Novaya Zarya.
Esta prestigiosa,
principal —y por largo tiempo— única fábrica de perfumes soviéticos nació
gracias a la visión de un francés llamado Henri Brocard. A mediados del Siglo
XIX, Brocard vio a su padre fracasar en el negocio de los cosméticos, tanto en
Francia como en USA. Henri decidió que ese tipo de empresa necesitaba de un
mercado virgen. Para eso se trasladó a San Petersburgo y abrió una fábrica de
jabones y otros productos para el baño como dentífrico que entonces se vendía
en polvo.
En Rusia ya
existía una fábrica de jabones y colonias manejada por otro exiliado francés
llamado Rallet, pero Brocard lo superó gracias a arteras técnicas de mercadeo.
Se enfocó en clases medias y media baja, incluso en el pueblo. Vendía sus
productos a menos precio que sus rivales y los acompañaba con una eficaz
propaganda de anuncios que combinaban humor con imágenes de campesinos.
Para los 1880s,
Brocard había subido la calidad de sus jabones, añadiéndoles glicerina y
aceites esenciales, con la esperanza de interesar a la aristocracia, También había
incursionado en el área de perfumes. Comenzó con una colonia llamada Floral para caballeros en
1882. En 1885 sacaba al mercado la inmortal Lilas Persane que ese mismo año
ganaba una medalla de oro en la Exhibición Internacional de Paris.
Yo amo el olor a lilas,
pero este perfume no ha llegado a mis manos. Lo vende E-Bay. Después de que mi
hermano tuviera algunos desafortunados percances con ellos, me niego a usar ese
servicio, pero me han comentado que es un perfume exquisito precisamente porque
su único ingrediente son esas flores.
Tanto éxito tuvo
la firma Brocard que llegó a oídos de palacio. Aunque la Zarina Alejandra nunca
usó los perfumes de Brocard, si apreciaba los jabones. Para ella la firma creó
barras de jabón ovaladas y con el nombre de Brocard quien moriría feliz y próspero
en 1900.
Tuvo suerte, La
Revolución Bolchevique acabó con la perfumería de Rusia. El único rival de
Brocard, la Casa Rallet tuvo que cerrar y su dueño Ernest Baux huyó a París
donde trabajaría para Coco Chanel. En 1921 crearía el famoso Chanel N°5.
Novaya Zarya, la Gloria de la Unión Soviética
Entretanto, la
firma Brocard había sido expropiada por el estado. Los bolcheviques despreciaban
los perfumes considerándolos un lujo burgués, pero si creían en los jabones. Brocard
se convirtió en la Fábrica de Jabones N° 5.
Para mediados de los Años
20, ya la Unión Soviética estaba menos revolucionaria y las mujeres rusas
querían sus perfumes propios. Entre 1930 y 1932, estuvo a cargo de la fábrica,
Polina Zhemchuzhina, esposa de Molotov. Si la misma que Beria libera en “Death
of Stalin”.
Polina con sus padres
La “fábrica” adquirió el nombre de Novaya
Zarya (nueva estrella) y comenzó a crear sus propios aromas. El más conocido es
la colonia Krasnaya Movska (o Moscú Roja). Este nombre revolucionario rotula la
esencia más antigua todavía en venta en Rusia. Tras la creación del Bloque del Este,
esta agua de colonia se vendió en toda la órbita comunista.
Después de la caída del muro
de Berlín, Moscú Roja viajó por Occidente y todavía puede ser adquirida por
Amazon. La fama es tal que este año ha ameritado otro premio en Bélgica. Sin
ser toxica, es una colonia del montón, nunca he entendido esa pasión por ella.
Diferente es el cuento
con Or des Scythes creado en el mismo año que Krasnaya Movska (1925). Los escitas
eran una tribu nómada que habitaba lo que hoy es Rusia. Los arqueólogos han encontrado en las tumbas
de sus reyes muestras de una orfebrería finísima hecha en oro. La idea de
nombrar un perfume en homenaje a este pueblo aúna la imagen de una antigüedad gloriosa
con algo caro y exótico. incluso el que el nombre esté en francés revela que es
una esencia para la elite.
Pues Or de Scythes es
difícil de conseguir. Vía Amazon mi hermano me lo compró y vino, nada menos, que,
de Armenia, no se puede ser más exótico. La caja es la misma de los años 20,
muy pulcra y sencilla, fondo azul marino sobre el que sobresale— en dorado por
supuesto— una reproducción de una joya escita.
Los conocedores me habían
advertido que Or des Scythes hule a manzana. Lo abrí esperando un olor a
manzana verde, algo como Be Delicious de Donna Karan. Por el contrario, el
primer olor fue muy sintético, como una reproducción química de un aroma
floral.
Pasado un rato, el tufo
se evaporó y comencé a oler la manzana, pero no el ácido de una verde Granny
Smith sino el rojo de una Fuji. Mas importante, no es un olor a carne de
manzana, sino a la piel, incluso a la piel de una manzana confitada. Es un olor
muy curioso, pero cuando te acostumbras, te encanta. ¿Lo mejor? Es duradero. Te
quitas una prenda que has rociado con Or des Scythes, te la vuelves a poner y
el perfume sigue ahí. Para mí, eso es marca de calidad.
Novaya Zarya sigue activa
en la Rusia de Putin. Ha creado nuevos perfumes, incluso colonias masculinas
como un Chipre que se inventaron en 1980 y que sigue en producción. No lo aconsejo
como regalo para sus parejas. Apesta a vodka. Hoy la firma se especializa en
colonias florales con bases de lavanda, muguet y por supuesto lilas.
Maroussia, el Aroma del
Glasnot
El Glasnost trajo, entre
los muchos cambios a la sociedad soviética, un renovado interés en perfumes
nacionales. En 1993, Vladislav “Zlava” Zaitsev, el principal diseñador de modas
del país sacaba al mercado Maroussia, el primer perfume ruso de la era moderna.
Zlava Zaitsev siguió su popular perfume con El “autentico” Maroussia, cuatro años
más tarde y en este siglo ha creado Nikita y Lumia, todos con en sus
distintivos envases. Si quieren probar, les aconsejo comenzar con Maroussia. Se
puede conseguir en Amazon y en Fragrance.com.
Fue en este último sitio
donde compré un botellón por la simple suma de veinte dólares ($26 con gastos
de envío e impuesto incluidos). Tanto la caja como el envase vienen en
combinación rojo vino y dorado que nos remiten al tiempo de los zares. El botellón
de forma trapezoide está coronado por una tapa roja que se asemeja a las
cupulas de la Catedral de San Basilio en San Petersburgo.
El contenido de ese
frasco es tan majestuoso como su estuche. No mienten los que dicen que tiene un
olor “jabonoso”. Me recuerda el aroma de un buen Lux de las Estrellas, pero al rato se evapora y transforma en un olor a fijador de cabello y
ahí se siente el clavel. Es como si hubiesen encerrado esa flor dentro de un
aerosol.
Mas adelante el perfume
deviene en una combinación de nardo y jazmín con un leve toque de vainilla. Lo
más extraordinario de este camaleónico perfume es que si me lo aplico sin bañarme
o estando enferma, solo obtengo un aroma a azahar alimonado. Lo recomiendo
categóricamente.
A proposito de la foto con la que ilustró este blog. Los perfumes rusos 9con excepcion de Lilas Persan) son optimos para la temporada invernal, para ventiscas y bajas temperaturas. Debido a eso encontré apropiado fotografiarlos en El Muro del Norte.
.
¿Cuán conocida es la
perfumería rusa más allá de las fronteras de la ex Unión Soviética? Ya he mostrado
cómo es posible obtener perfumes rusos en Estados Unidos (hay también algunas
tiendas en líneas que venden dentro del país). ¿Pero aparte de Amazon y E-Bay, se pueden
comprar en España o America Latina? ¿Habían oído hablar de estas marcas antes?
Este mes de
noviembre estoy usando un perfume delicioso llamado Tosca. Mi problema es que
no sé si estoy usando el original o una reformula. Tosca es un perfume antiquísimo,
muy popular en todo el mundo a través del siglo XX, pero la lista de
ingredientes no corresponde a lo que tengo en este frasco.
Todo comenzó con
una investigación sobre cuales perfumes usarían las Grandes Dames del Tercer Reich,
como las actrices de UFA que aparecen en la portada de Tainted Goddesses
de Cinzia Romani. Eso me llevó a un perfume para mi desconocido, pero cuya
trayectoria abraza toda la actividad de la perfumería alemana.
Hemos hablado de
perfumes franceses e italianos. Hemos explorado algunas casas icónicas de la perfumería
española al igual que firmas estadounidenses como Max Factor, Revlon y Estee
Lauder. Hasta fuimos a Japón a descubrir a Hanae Mori. ¿Pero perfumes alemanes?
Los alemanes fabrican buenos autos, cecinas, cervezas, pero no sabíamos que también
hicieron perfumes. Y sin embargo el agua de colonia nació en el país germano,
en la ciudad bávara de Colonia para ser exactos.
Fue ahí, en el
siglo XVIII, cuando Johan Maria Farina inventaría un agua perfumada que se
convertiría en una favorita universal. Según la leyenda, un monje cartujo robó
la receta y se la regaló a un comerciante llamado Wilhelm Mulhens. Tras una
larga batalla legal donde a Mulhens no se le permitió ni mercadear su producto
bajo su apellido o el de Farina, su familia la convirtió en 4771 que sigue
siendo el nombre de la colonia original.
Todos conocemos y
hemos usado 4771. Durante la Segunda Guerra Mundial, se les asignaba a los
marineros en submarinos alemanes enormes cantidades de esta colonia puesto que
no podían bañarse a menudo. Holly Golightly, la heroína de “Breakfast at
Tiffany” mencionaba que era su perfume personal.
Ferdinand Mulhens
se hizo millonario con esta colonia, pero aun así quiso que su compañía
fabricase algo diferente. Fue en 1921, en una Alemania destrozada por guerra y
depresión económica donde nacía Tosca. Para venderla Muhelens uso el truco de
ponerle “4771” antes del nombre. No había necesidad de asociarla a ningún
perfume. Desde su entrada al mercado hasta hoy, Tosca ha sido el perfume más
vendido en Alemania.
Antes de pasar a
describir qué hace a Tosca inmortal veamos cómo ha sido su trayectoria que
abarca casi cien años.Por los comerciales
sabemos que Tosca fue una colonia privilegiada durante los alocados años de la República
de Weimar y que continuó siendo producida durante el Tercer Reich. ¿Quiénes la
usaban? Aunque hoy se considera un perfume ‘de abuelita”, podemos aventurar que
tanto lo usaban las actrices del cine Nazi como las esposas de los SS; tanto lo
usarían las judías que subían a los trenes como las guardias que cortaban el
cabello de las afortunadas que no iban a la cámara de gas.
¿En qué momento
Tosca traspasó las fronteras alemanas? No lo sé, pero a juzgar por los
comerciales ya se vendía en países angloparlantes en los Años 30, y a fines de
los 50 ya había llegado a Australia. Como suele ocurrir, de Tosca se derivaron jabones, talco y hasta
polvos faciales bajo esa misma marca.
Como toda firma pequeña,
desde fines del Siglo XX, Muhlens se ha fusionado y ha ido desapareciendo
paulatinamente. Primero la absorbió Wella, el gigante de los productos capilares,
La firma Procter&Gamble se ha ocupado de distribuir sus productos por el mundo,
pero en el 2006 vendió todos sus productos a otra famosa industria perfumera
germana, Maurer&Wirtz. Aunque hubo un día en que Tosca se podía conseguir
en toda América Latina, hoy solo se puede comprar en sitios especializados como
Todocoleccion.com. En España la vende
Amazon.es y acá en Estados Unidos se puede comprar online o en Walmart.
Mi duda es qué
producto se está comprando. Según Fragrantica, Profumo y Basenotes, Tosca es un
cítrico con base de ámbar y vainilla y un centro floral. Pues, mi hermano me regaló
un frasquito que compró vía Amazon para mi cumpleaños. Lo huelo, preparada para
lima y bergamota y todo lo que siento es un aroma “perfecto” sublime,
obviamente floral pero no puedo identificar la flor. No es ni rosa, ni lirio
del valle, ni jazmín que aparecen en el listado de ingredientes. ¿Será narciso?
En los días
siguientes, busco información sobre Tosca en diversos sitios de Internet y me
encuentro con una sorpresa. Un website de Smallflowers asegura vender la
formula verdadera de Tosca. Una fórmula que contiene madreselva y helecho,
ingredientes que no aparecen en los listados oficiales ni siquiera del sitio de
Maurer&Wirtzer.
Por suerte
conservé la caja de cartón donde vino el perfume. Efectivamente, venía de
Smallflower. Es entonces que me recuerdo del olor de la madreselva. Cuando regresé
a Chile en Agua Santa compartí una pasada de autos con un vecino que tenía “una
vieja pared” como dice el tango cubierta de “madreselvas en flor”. El perfume
era exquisito, dulce como un primer beso. Ese es el trasfondo de mi Tosca, pero
la dulzura ha sido frenada por el helecho, un helecho húmedo y fresco.
Mi duda persiste.
¿Esta maravillosa Tosca es efectivamente
la colonia original de 1921 o alguna reformulación? Hago un
llamado a quien haya usado Tosca alguna vez que me diga a que huele la
original.
Para este mes de
las brujas quería algo mágico, algo digno de usar en la noche de Halloween. Lo encontré
en el enigmático Cabochard y sus ingredientes que más pertenecen a la clase de Severus
Snape que a la perfumería. Por eso prefiero dedicar esta entrada no a un
perfume que me da miedo usar, sino a la obra de una mujer enigmática, asombrosa
y excepcional. Se puede decir que Madame Gres era bruja, ¿Sino como se explica
que siendo judía pudiese mantener su negocio abierto bajo la Ocupación Alemana?
Se sabe poco de
Madame Gres. Más que protectora de su intimidad, le gustaba ser misteriosa,
intrigar sobre los secretos de su vida. Por algo se la ha apodado “La Esfinge
de la Alta Costura”. Alguien dijo que
Gres era “más Garbo que Garbo” aludiendo a la extrema privacidad que buscaba la
estrella sueca, que, a propósito, fue clienta de Madame Gres.
Los primeros años
de quien se llamará Germaine Emilie Krebs, son simples y burgueses. Nacidas, en
1903, en el seno de una acomodada familia judía y burguesa, Germaine y su
hermana mayor son criadas con lujos y privilegios. Junto a sus padres, la futura diseñadora viaja
por países exóticos y tiene profesores de ballet y arte.
De temperamento artístico,
la joven Germaine sueña con ser escultura, pero a pesar de que pagan sus clases
de arte, los señores Krebs no están encantados con la idea de tener una bohemia
en la familia, por lo que su hija decide a tomar cursos de costura. En los años
20 entra como aprendiz a la Casa Premet, un negocio que había adquirido fama en
la Era Eduardiana. Pronto la joven diseñadora adquiría una buena reputación
entre sus clientas.
Con ahorro y voluntad,
Germaine consigue abrir su propia casa de modas en 1932. Como todavía no tiene
30 años y quiere dar la impresión de madurez y profesionalismo, le pone a su
tienda el nombre de “Madame Alix”. Cerca de la nueva tienda está la de Juliette
Barton, amiga de la infancia de Germaine quien comienza a diseñar también para
ella lo que lleva a una confusión de que por algún tiempo se la conozca como “Alix
Barton”.
Modelo de Alix Barton, Años 30
De Madame Alix a
Madame Gres
En 1935, Madame
Alix tiene su primer golpe de fortuna. Se le solicita que diseñe el vestuario
para la pieza de Jean Girardoux, La Guerra de Troya no Pasara. La obra
es un éxito y Madame Alix comienza a tener clientes en el mundo teatral.
Diseño para la Guerra de Troya
Germaine-Alix será
toda su vida una mujer muy tímida. Se sabe poco de su vida íntima, pero es
fácil aceptar lo que dicen sus biógrafos que se trataba un ser “asexual”,
casada con su propio trabajo. En Los Treinta ya Madame Alix insiste en verse
mayor que sus años, usa ropa de corte severo, se cubre el cabello con un
turbante, no hay en ella toques de coquetería. Esos los reserva para sus
creaciones.
Su especialidad
son los vestidos de noche en los que impone su magia, el drapeado. Sus años de
escultora la han dejado enamorada de las estatuas clásicas envueltas en túnicas
llenas de pliegues que caen como cascada a los pies de las que las visten. Ese
es el arte mágico que inventa Alix y su gran contribución a la moda: los plisados, las tablas, los repujados.
Ejemplo del drapeado en este modelo de 1938
En 1937, el
reducido círculo de amistades de Alix, y su amplia clientela, se quedan con la
boca abierta ante la noticia. La pequeña Germaine, la asexual, la que quiere
verse vieja antes de tiempo, se casa. El elegido es el pintor ruso Serge
Czerevkov. Un bohemio intenso y liberal cuya especialidad es una pintura
erótica que bordea en pornografía.
Aun así, Alix
parece estar totalmente dedicada la idea del matrimonio y a su marido. Se
convierte a la religión de Serge para poder casarse por la Iglesia Ortodoxa.
Czerevkov ha estado firmando sus pinturas con un apellido más pronunciable,
“Gres”, un anagrama de su nombre de pila. Alix Barton se convertirá en 1937 en
Madame Gres.
Madame Gres en la época de su matrimonio
Aún más fascinante,
esta modista que cuenta entre sus clientas a Marlene Dietrich y a Greta Garbo
se embaraza. Su hija Anne nace en agosto de 1939. Unos meses antes, Serge ha abandonado
el hogar conyugal y Francia, para marcharse a la Polinesia. Serge no regresará
su país, no verá más a su mujer, ni conocerá a su hija. Hasta su muerte en
1970, Serge recibirá de Madame Gres un cheque mensual. Este matrimonio es otro
de los enigmas que rodean a “La Esfinge de la Moda”.
Los Años de la Ocupación
Francia entra en
la Segunda Guerra Mundial. Madame Gres tiene las manos llenas con su negocio y con
las atenciones que necesita una recién nacida. En su ayuda llega Moni, su
modelo favorita. Moni se convierte en la madrina de Anne y se traslada al
departamento de Madame Gres para cuidar de la niña. Cuando los alemanes avanzan
sobre Paris, Madame Gres, su hija y su comadre huyen al Alto Garona.
Madame y su comadre Moni
Madame Gres
retorna a un Paris Ocupado. Son tiempos difíciles, los alemanes han cerrado las
casas de moda, muchos diseñadores han huido al extranjero y los modistos judíos
no tienen cabida en este París Nazi. Para colmo, Madame Gres pelea con su socia
Juliette. Esta no encuentra mejor venganza que contarles a las autoridades alemanas
que la ex “Alix” es de origen judío.
Aun así, y esa es
otra prueba del poder hechicero de Madame Gres, ella consigue permiso para
abrir su casa de modas. Los Nazis están encantados con sus drapeados, quieren
que vista a sus esposas y amantes. Madame lo hace a regañadientes, pero en lo
que puede obstaculiza al invasor.
1942, un ejemplo del estilo "austero"
Los alemanes
insisten en imponer un estilo severo y frugal de vestuario femenino. Las telas son
racionadas. Madame Gres claudica al comienzo y crea estilos más austeros, pero
se niega a usar paños de baja calidad. Consigue géneros finos em el mercado
negro, continua con sus drapeados y como un gesto de resistencia, luego que los
judíos de Francia son obligados a usar una distintiva estrella de David,
hilvana dos de estos símbolos en la cintura de un diseño que se conocerá como
“Diosa Griega” y que hoy cuesta 180.000 dólares americanos.
La actitud de Madame
Gres se torna más desafiante: expulsa a un oficial de la SS de su salón; diseña
modelos en rojo, blanco y azul, los colores de la bandera francesa; y se niega
revelar los secretos de sus drapeados a modistos alemanes. Finalmente, en 1944,
su tienda es cerrada por los alemanes. Madame Gres y su hija se refugian en los
Pirineos. Retorna a París un poco después del Desembarco en Normandía. Se puede
decir que Madame Gres es una de las pocas judías francesas que ha sobrevivido
la guerra. Eso es casi brujería.
Llagada la Liberación
abre las puertas de su establecimiento. Sobre ella no cuelga el sambenito que estigmatizará
a muchos modistos que colaboraron con los alemanes. Incluso el gobierno del General
de Gaulle le otorga una medalla. Aquí la vemos rodeada de soldados de la
Francia Libre.
La posguerra será
la Era de Oro de Madame Gres. Entre sus clientas se contarán Edith Piaf, la
Duquesa de Windsor, La Princesa Grace y Jackie Kennedy. Diseña vestuarios de
cine como el de Maria Casares en “Las Damas del Bois de Boulogne”.
María Casares vestida de Gres
Grace Kelly en una creación de Madame Gres
En 1958 diseña el
vestuario de Silvana Mangano en “Ulises”. La estrella italiana interpreta dos
roles: el de la fiel Penélope y el de la hechicera Circe. Para Penélope, Madame
eligió tonos oscuros, casi de luto, pero cuando se enfrenta a sus pretendientes,
la esposa de Ulises luce una típica túnica greca Gres. En cuanto a Circe,
Madame la envolvió en velos para indicar su necesidad de misterio y el poder de
ser como su diseñadora “más Garbo que Garbo”.
Circe
Penelope
Los modelos de
Gres siguen siendo mágicos, etéreos y vaporosos como este vestido de noche de
1947 y este bosquejo para 1958. Madame sigue con su pasión por los viajes y de
ellos traerá ideas exóticas para su vestuario. Para entonces es famosísima, y a
pesar de que escoge con pinzas a sus clientas, es objeto de admiración de
muchos. Sobre todo, de jóvenes diseñadores como Pierre Cardin y Hubert de Givenchy.
Nace Cabochard
En 1959, Madame
Gres de regreso de la India, trae una idea para algo nuevo. Aunque ha jugado
con la creación de perfumes antes, nunca ha sido ese un rubro al que le diese
prioridad. Ahora será diferente. Con la ayuda del perfumista Bernard Chant saca
al mercado Cabochard, que literalmente significa “cabeza dura” en francés.
Cabochard es un perfume todavía en venta, muy intenso colmado de olores fuertes—yo los
llamo desagradables— que uno no asociaría con alguien tan refinado
como Madame Gres.
Sin embargo, es
un perfume clásico que tuvo y tiene mucho éxito. Madame Gres se despreocupa de
su incipiente compañía de perfumes que solo crearía un par de otras marcas,
ninguna tan famosa como Cabochard. Curiosamente será este perfume el que marcará
la decadencia de la Maison Gres.
Madame es muy “Cabochard”,
no evoluciona con los tiempos, sigue apegada a diseños bellísimos pero costosos
y complejos de armar (Cada plisado tomaba una hora de trabajo). Sobre todo, se
niega a tener colecciones prêt-à-porter, con cierto esnobismo ella quiere
diseñar solo para damas de alcurnia. Así no se mantiene un negocio.
Madame y Barbra Streisand, una de sus últimas clientas 'De alcurnia".
Las finanzas de
Madame Gres tomarán un mal giro entre los 60 y los 70. Malos consejeros, entre
ellos su comadre Moni; administradores deshonestos; y decisiones desacertadas
acabaran con la Casa Gres. En 1982, para poder pagar deudas, Madame Gres vende
su negocio de perfumes a una firma suiza. Se declara en bancarrota y en 1984 vende
toda su casa de modas a Bernard Tapier. Mas tarde la anciana confesará a Cardin
que ese fue su peor error.
Tapier tampoco puede
con el negocio y lo vende a Jaques Esterel quien, a su vez, lo vende a una
compañía japonesa, Yogi Tsusho Limitada. Parece como si la Casa Gres estuviera
embrujada, no hay manera de conservarla. Madame Gres vive de la caridad de
diseñadores como Givenchy, Cardin y Saint Laurent quienes pagan su renta y sus
alimentos, pidiendo a cambio, y de vez en cuando que les diseñe alguna
creación.
El Extraño Fin de
Madame Gres
La “Reina del
Drapeado” y su hija Anne estaban distanciadas. Se dice que fue por celos.
Madame Gres había prohijado una niña a la que apodaba “la hija de la musa”. Qué
pasó con esa niña ese es otro misterio. La octogenaria Madame Gres finalmente
se retiró a una casita en San Paul de Vance. Cuando no pudo ya valerse por sí
misma, Anne pagó su internado en un asilo en el Castillo de La Condamine.
Aquí viene la
parte más fascinante del cuento. Mientras la gran modista languidecía en el
asilo, varios museos del mundo la homenajeaban. Uno de los mejores espectáculos
lo dio el Instituto del Vestido del Museo Metropolitano aquí en Nueva York en
1994. Dos semanas tras el cierre de esta exhibición, Anne anunció al mundo que
su madre llevaba un año en la tumba.
Lo más extraordinario
era que en su afán por mantener el secreto, Anne había falsificado la firma de
su madre y había imitado su voz en el teléfono. La reacción inmediata fue
pensar que se trataba de una estafa, pero la investigación demostró que Anne no
había lucrado con las falsificaciones y que estas solo se referían a correspondencia
o papeles personales.
La misma Anne
diría que había querido privacidad para ella y para su tía que aún estaba viva.
Muchos no se han creído el cuento, pero es uno más de los enigmas que rodean a “La
Esfinge” Madame Gres.
Cabochard,
Cabotine y la Fatal Asafétida
Decir que este
famoso perfume sería el comienzo del fin de la magia de Madame Gres es
subjetivo. No lo es decir que el desastre que abatió ese negocio fue producto
de una ristra de malos consejeros, malos administrador y malas decisiones y que
estos pueden trazarse desde la aparición de Cabochard hasta 1980. Cabochard es
como un canto de cisne en términos de logros de La Esfinge.
¿Por qué Madame
Gres cayó en desgracia? ¿Ella que supo desligarse de las amarras de un hogar y
educación burguesa, superar un mal matrimonio, sobrevivir a los Nazis y llegar más
allá de lo que las chicas judías de su generación consiguieron? Es como cuando la gente pierde un amuleto. ¿Sería
acaso que la diseñadora introdujo un elemento fatídico a su vida? ¿Puede haberse tratado de algo tan simple como
un producto en su perfume?Toda
hechicera sabe que hay ingredientes que no deben ser usados sin juicio, tal
como hay venenos que entran a la sangre por el mero contacto con la epidermis.
En 1959, Madame
Gres regresó de unas exóticas vacaciones de la India obsesionada con encontrar
un perfume que encapsulase su experiencia hindú. Contrató a un joven perfumista
llamado Bernard Chant para que le creara un floral que llamaron Chouda, pero al
olerlo, Madame no se sintió satisfecha. Quería algo más fuerte, tan intenso
como su experiencia.
Fue Bernard quien
daría en el clavo con un perfume “de cuero”. Los perfumes de cuero para mujeres
no eran desconocidos, tenemos los famosos Cuero de Rusia de Chanel y Habanita
de Molinard. El tabaco también ya había aparecido en colonias masculinas. ¿Pero
tabaco y cuero en un perfume femenino? Eso era revolucionario.
Yo solo he olido
la versión moderna de Cabochard, pero te tira de espaldas. Es cuero, tabaco, más
encima estragón, una de las hierbas más penetrantes de la cocina, pero hay algo
más, un tufo fuerte, casi fétido y ahí está el detalle como diría Cantinflas.
“Cabochard” es
uno de los pocos perfumes en usar como ingrediente la asafétida. Esta pasosa
resina se extrae de la férula, un yuyo de la familia de las apiaceas que,
aunque posee virtudes curativas y culinarias, es bastante maloliente.Tanto que el vulgo la conoce como “estiércol
del diablo”.
Férula
La resina se
vende en calugas o en polvo y para ingerirla hay que cocinarla (sino se vuelve toxica). La
cocina hindú la incluye en sus sofritos puesto que ya pasada por sartén toma un
aroma mitad cebolla y mitad ajo. Un buen olor para un curry, no para un
perfume. Sin embargo, la asafétida fue muy utilizada en la perfumería francesa
de los 50. Se la puede olfatear en el famoso Ma Griffe de Craven y Vent Vert e
Ivoire de Balmain. Es una cuestión personal, pero son perfumes a los que les
huyo.
A pesar de que se
cree que posee propiedades sedativas y antiespasmódicas, nunca la he usado en
mis aventuras en la herbolaria. Mas allá de su olor pungente, hay algo maléfico
en ella, mencioné ya que se la apoda en inglés Devil’s Dung, en otros
idiomas también recibe nombre parecido. Hasta en turco se la conoce como Seytanotu
(Hierba del Diablo). Es fácil deducir que también se le atribuyan propiedades
mágicas.
Se la usa en rituales
de exorcismo y para alejar malas vibras. Hay incluso un excelente hechizo para
mantener a raya los cobradores, pero como todo en magia, la asafétida es una
espada de doble filo. También se la usa para maldecir o hechizar. Combinada con
azufre invita la presencia de entidades maléficas. ¿Sigo?
En general las
brujas blancas no la usan y tampoco la perfumería moderna. Algo habrá. Y puede
que no sea coincidencia que la aparición de Cabochard anunció el decline de la Firma
Gres. Madame había tenido demasiada suerte y esta repentinamente se acabó. Lo
peor fue que el negocio no sobrevivió a la ausencia de su creadora y pasó de
mano en mano hasta cerrar definitivamente el 2012.
¿Como se explica
entonces que la perfumería Gres siga activa? Pues ellos también tuvieron
problemas y se vendió una vez, pero el nuevo dueño encontró un modo de
exorcizar la mala vibra que pendía sobre su negocio: la creación de Cabotine,
el perfume que estoy usando este octubre. Es en esta pequeña ánfora cuyo nombre
recuerda una calesita que conducían las damas decimonónicas, donde se ha
cifrado y salvado la Perfumería Gres.
Es cierto que
Cabochard se ha reformulado (aunque sigue incluyendo a la asafétida entre sus
ingredientes) y que sus derivados, Ambre de Cabochard, Air de Cabochard,
Cabochard Cherie, contienen ingredientes menos perniciosos, pero es Cabotine la
que ha conseguido opacar a su misterioso predecesor. El vínculo entre ambos
aromas estuvo hasta en la propaganda ya que se mercadeó a Cabotine como “la
hija de Cabochard”, una hija benévola e ingenua.
Cabotine es un
perfume “verde “, menos sofisticado que el Emeraude de Coty, más exótico que el
Green Tea de Elizabeth Arden, menos sensual que Jontue. Es un perfume fresco,
herbal, yo lo llamaría vegetal, incluso en el diseño, puesto que Thierry
Lecoule le creó un envase coronado con una tapita que pretende ser un ramo de
flores, pero que a Malena Miope le recuerda una lechuga.
A mi hermana la
enoja cuando digo que Cabotine huele a ensalada, pero ciertamente la primera
impresión es a vegetales, a yerba, me recuerda el aroma de mi shampoo favorito
de mi juventud el descontinuado Herbal Essences de Clairol. Pensé primero que
se debía a la semilla de cilantro o a la hoja de acacia que se cuentan entre
los ingredientes, pero se trata de algo más prodigioso.
En 1990, la firma
le solicitó a Jean Claude Delville que crease un perfume de bajo presupuesto,
ligero, pero memorable. Para tan difícil tarea Delville contó con la ayuda del Dr.
Braja Mookherjee quien logró copiar en su exactitud la esencia del lirio
mariposa, o lirio de jengibre. Es esta flor del Himalaya la que se impone sobre
otros olores en Cabotine que es hoy el perfume más famoso de una firma que
lleva el nombre de una dama que nunca lo olió ni recibió un centavo por él.
Lirio mariposa
Mas allá de
conjeturas personales y de buscarle la quinta pata al gato, este post intenta
relatar la prodigiosa carrera de Madame Gres, su inconcebible suerte, como también
su inconcebible descenso. Como modista fue insuperable como creadora de perfumes
no tuvo tanto acierto ni fortuna. Aun así, Cabochard— y su nefasto
ingrediente— sigue a la venta. Si quieren arriesgarse pruébenlo, de otra manera, les
aconsejo comprar Cabotine que puede encontrarse en cualquier Walmart de USA
(además de sitios en línea), en El Corte Ingles en España, y en Chile se puede
adquirir en Ripley.