Me hizo gracia que entre los muchos desvaríos de la quinta entrega de Capote vs The Swans, se quisiera hacer pasar a las cisnes como racistas por no querer invitar a Bianca Jagger (nee Pérez Macías) a sus fiestas debido a ser la influencer una Latina de Ayer. ¿En serio? Es más que posible que estas damas fuesen racistas, pero si se privaban de la presencia de Mrs. Mick era por ser la nicaragüense vulgar y bochinchera. Ellas incluían en su círculo a latinos bien portados como Porfirio Rubirosa y no olvidemos que la gran rival de Babe Paley , y la Swans favorita de Capote fue la tapatía-que-se-decía-jarocha, Gloria Guinness.
La High
Society neoyorquina ha estado dando entrada a Latinas desde antes que la
cubana Consuelo Yznaga se casara con el Duque de Manchester a fines del siglo
pasado. El caso de Gloria Guinness (nacida Rubio y Alatorre) fue más
interesante.
A pesar de que ya
contaba entre sus maridos a un conde alemán y a un príncipe egipcio, no eran
sus matrimonios lo más misterioso de esta Latina de Ayer. Otra cosa eran los rumores
que la circundaban que iban desde años de prostitución en el México de Los 20 o
haber sido espía nazi. Ninguno de esos rumores ha sido probado.
¿Jarocha o
Tapatia?
En cambio, sí se
sabe que lo más extravagante de la Señora Guinness era que escondía sus
verdaderos orígenes enmascarándolos con una vida de miseria y pobreza. Lo
contrario de la mayoría de las escaladoras sociales. Bianca Jagger, en su esnobismo,
decía descender de la aristocracia nicaragüense.
Gloria realmente descendía de conquistadores españoles y del mismísimo Cristóbal
Colon, pero eso no lo sabían Las Cisnes cuando le abrieron las puertas de sus pent-houses
de Manhattan y sus mansiones en Long Island.
El cuento formal
de Gloria es que nació en el miserable puerto de Veracruz. Su padre, un humilde
soldado murió guerreando en la Revolución. Su madre la crio con su trabajo de
lavandera o costurera. ¡Ay como lloro!
En realidad
Glorita nació en Guadalajara en 1912. Su padre Rafael Rubio Reyes (pariente de Alfonso
Reyes) era un periodista fiel a Madero. Después de la Decena Trágica, Don Rafael
debió huir a Estados Unidos dejando atrás a su esposa y a sus tres hijos. Moriría
en Texas, en 1917, sin haber vuelto a
ver a su familia.
La madre de
Gloria, María Luisa Alatorre pertenencia a una de esas linajudas familias de
terratenientes de Jalisco y se llevó a sus hijos a vivir con ellos. La pequeña
Gloria tuvo así acceso a la mejor educación que podía recibir una niña de clase
alta jalisciense.
A fines de Los
20, esa existencia idílica se vio interrumpida por la Cruzada Cristera
motivando que Gloria y su madre partiesen al Distrito Federal. Sin dinero ni
recursos, en una capital en la que la violencia y el desorden político eran pan
de cada día, es posible que Doña Maria Luisa haya tenido que lavar ajeno.
De Noches de Cabaret
a la Alemania Nazi
Diferente fue el
caso de Gloria. A sus dieciséis años era muy bella y la atrajo el mundo
nocturno de la capital que aun entonces era fascinante. Aunque cabaretera,
Gloria se movía solo en locales de clase alta. Su educación y belleza refinada atraía
la atención de clientes importantes y dadivosos. El chisme es que Gloria fue
trabajadora sexual, pero solo se movía
en las altas esferas.
Cuatro años de esta
vida y Gloria enganchó a su primer marido. Se trataba de un holandés llamado Jacob
Scholtens, que era superintendente de una refinería de azúcar de Veracruz. Hoy
provoca mucho escándalo que el novio tuviese 47 años y la novia 20, pero si
pensamos en que Gloria llevaba cuatro años de cabaretera, no podemos
considerarla una ingenua abusada por un viejo.
Lo que le
importaba a Gloria era que la sacaran de ese mundo. La pareja se fue a Paris
donde el matrimonio vivió dos años y donde Glorita pescó a su segundo marido.
En 1935, Gloria se casaba con el Conde Franz Egon von Furstenberg. Ese año
nació su hija Dolores y en 1937, su hijo
Egon. Durante todo ese tiempo la Condesa se la pasaba en los grandes salones
del Tercer Reich. Se dice que, como era muy parrandera, se codeaba con la más alta
jerarquía del gobierno nazi entre los que hizo buenos contactos.
Comenzada la
guerra y, mientras su marido servía en
el frente de batalla, Gloria intentó salir de Alemania. Junto con sus hijos, gravitó
hacia Paris, pero tenía problemas de pasaporte. Se sabe que mantuvo contacto
con el embajador mexicano y con Elena Garro que la menciona en sus memorias.
Invadida la Ciudad Luz, Gloria buscó refugio en capitales neutrales como Lisboa
y Madrid donde puso una tienda de sombreros.
Es en España de
donde llegan los rumores de que Gloria trabajaba para servicios de inteligencia
nazis, principalmente para Walter Schellenberg, el jefe de la SD y patrón de Coco
Chanel. Quien propagó esta información fue la agente de S.O.S, Aline Griffiths.
Enviada por los aliados a Madrid, Aline
, quien más tarde se convertiría en socialite tras casarse con el Conde de Romanones,
propagaría estas hablillas en su serie de libros sobre sus aventuras en España.
Un Embajador,
Un Príncipe y un Millonario
Acabada la
guerra, Gloria se divorció y se marchó a París donde tendría un fogoso affaire
con el embajador Alfred Duff-Cooper. Aunque casado con quien una vez se llamó “La
más bella de Inglaterra”, Lady Diana Manners, Duff era muy mujeriego y enloqueció
por la mexicana.
El servicio
diplomático y MI6 no le encontraron el chiste al romance. Gloria arrastraba
reputación de espía nazi y de malas amistades. Se le ordenó al embajador que
cesase esos amores y Duff empacó a la ex condesa a Egipto.
Allá la tapatía
se puso a cultivar amistades importantes, tantas que en 1947 ingresaba a la familia real
egipcia al casarse con el Príncipe Ahmad Fakhry Bey. ¡Qué lejos estaban las
luces de los cabarets del DF! Aun así, a Gloria no le importaba mucho esto de
ser princesa. El matrimonio duró dos años. Gloria ahora tenía dinero, estatus,
pero seguía sin pasaporte. Al parecer el gobierno mexicano no quería darle lo
que por derecho de nacimiento era suyo. Así de mala era la reputación de la
Niña Rubio y Alatorre.
La estabilidad,
la respetabilidad y un pasaporte le llegaron en 1951 con su último y más feliz
matrimonio con el banquero y héroe de guerra, Loel Guinness. Este señor venia con mala fama también
ya que se había casado varias veces y tenía muchos hijos. Gloria no se llevaba
bien con los hijastros y estos la detestaban, pero se llevaban bien entre sí.
Un día, Dolores von Furstenberg anunció que se casaba
con su hermanastro Patrick Guinness. Todo quedó en familia. Tras cinco años de
matrimonio y dos hijas, Patrick murió en un trágico accidente automovilístico.
Sus hijas se casaron muy bien, una con un barón francés y otra con un Niarchos,
de la famosa y millonaria familia de navieros griegos. Ahí nadie se acordaba
del pasado cabaretero de la abuela Gloria.
Gloria se Convierte
en Arbitro de la Moda
Casada con un
millonario, Gloria tenía abiertas las puertas de la sociedad, pero ella quería
crearse una personalidad tan definida que echase a dormir los oscuros rumores
de su pasado. Era una mujer hermosa, elegante, que sabia cultivar un estilo propio
de vestir. Ese sería su escalón a la fama. Desde sus días de condesa que era
clienta de Balenciaga. Ahora le abrirían sus ateliers otros famosos
modistos como Chanel , Givenchy y St.
Laurent.
La nueva Mrs.
Guinnes no temía vestirse con modistos poco conocidos como Marcelle Chaumont y Jeanne
Lafaurie, una costurera de los 50’s que
se especializaba en diseños para el cine galo. En el Museo Victoria y Albert de Londres
existe un vestido de esta modista. Es el único, y solo está ahí porque lo donó
un árbitro de elegancia como lo era Gloria Guinness.
Gloria podía ser
super sencilla en su vestuario, demostrando que la mujer hace el vestido, no lo contrario. Gustaba usar prendas de tienda como unas batas
de casa que entonces costaban la módica suma de $12,95 cada una, y confesó comprarse la ropa interior en
tiendas de departamento neoyorquinas.
Dos ideas que comparto
con Gloria. El que mucho ejercicio desarrolla musculatura poco femenina en la mujer
y el rechazo a la minifalda. En 1970 dijo que la midi desterraría a la micro mini.
Digamos que solo se equivocó a medias puesto que hoy podemos usar faldas de
todos los largos. Pero si queremos hablar de una moda que Madame Guinness
impuso debemos hablar de los Capri de Pucci.
Después de una
vida aventurera, que incluyó ser amante
de la hija de Mussolini y ser torturado por la Gestapo, el Marqués Emilio Pucci
se había adentrado en el mundo de la moda. A fines de Los 50, Pucci lanzó al
mercado una nueva prenda playera, unos pantalones ajustados que llegaban a la canilla
y que imitaban los usados por los pescadores del Mediterráneo.
En America Latina
se conocieron como “pescador”, en Francia como St. Tropez y Pucci los mercadeó
como “Capri”. Pues Gloria puso de moda los Capri por todas las playas del
mundo. Tanto así que más tarde se quejaría de que los había “vulgarizado”
Para Los 60,
Gloria Guinness era parte del Jet Set, un icono de la moda, y era considerada
una de las mujeres más elegantes del mundo. Horts P. Horst, Richard Avedon y
Sir Cecil Beaton se la disputaban para fotografiar su perfil de Nefertiti. En
1963, la revista Harper’s Bazaar la contrató para escribir una serie de artículos
de la moda. De ahí vendría una columna intermitente que duraría hasta 1971.
De esos escritos
surgiría toda una filosofía de la moda y de la elegancia que traería una de las
frases más famosas de la Cisne mexicana. Según ella, la elegancia surgía o del cerebro, o del
corazón o del alma. “Solo Jesús Cristo ha poseído las tres” fue su conclusión (¡guau!).
Gloria Guinness en Harper's Bazaar
Gloria era
considerada una mujer muy aguda, muy audaz de palabra, pero también egocéntrica
y casi narcisista. Cuando le preguntaron cuál era su hobby respondió “Yo” y cuando
le preguntaron cuál era su caridad favorita repitió “Yo”. Al menos en eso era
sincera, porque en otras cosas, Mi Doña Gloria mentía como carretonero.
Las Mentiras
“Gloriosas”
Eso es evidente
en el recuento que Sheila Graham hace de la mexicana en su How to Marry a
Millionaire. En el capítulo dedicado a Gloria Guinness, Sheila demuestra
haberse creído el cuento de la madre lavandera, y de la vida miserable que llevaron
Las Rubio en un quinto patio mexicano.
Curioso, porque
la ex de Scott Fitzgerald era célebre por inventarse personalidades que no eran
la propia. Digo, debería reconocer a una
mentirosa profesional. ¿No? Pero es tan bien engañada que menciona que el cabello
de su entrevistada ya “no es tan rojo como antes”. ¿Cuándo fue Glorita
pelirroja?
Parece que Gloria
se río de su entrevistadora y le contó unas paparruchas que no aparecen en
ninguna de sus biografías. Nada de cabaret. En el DF la joven Rubio iba a
fiestas de “La Alta” y ahí conoció gente importante como un tal Blumenthal que
la empacó a Hollywood (¡nada menos!) donde Gloria hizo un filme totalmente
olvidable y olvidado.
Ya en tierra de Tío
Sam, Glorita decidió probar fortuna en la Gran Manzana adonde partió con dos
amigas mexicanas. Era tan pobre que vivía en un ático de las Torres Waldorf
donde años más tarde tendría un pent-house. Las amigas cazaron maridos millonarios,
pero Gloria no tuvo esa suerte. Se marchó a París dizque que “a modelar”. ¿Qué
pasó con el marido holandés? Sheila
Graham no lo menciona.
Sería en la Ciudad
Luz donde Gloria, gracias a la esposa de un director de filmes de Greta Garbo
(sin nombre), conocería al Conde von Furstenberg. Graham pasa rápido sobre el espinoso tema de
la Segunda Guerra Mundial. Dice que lo del espionaje son rumores, son rumores.
Según el libro, Gloria se divorció del conde y se casó con su Príncipe
de Las Mil y una Noches, en Paris. ¿Para qué hablar de Egipto? Ya son como muchos viajes. ¿No? Lo que si
menciona Graham es “la amistad” de Glorita con el Embajador Duff Coopper y lo
preocupante que era esa relación en los círculos diplomáticos británicos. Acaba
diciendo que Duff fue quien presentó a Gloria con Loel Guinness.
En donde si el
libro se explaya es en todo lo que Gloria ha adquirido gracias a su ultimo
esposo: el pent-house de Manhattan, una granja de caballos en Normandía, una
villa en Lausana, un edificio en París. Sobre este último explica Mrs. Guinness
que a su esposo no le gustaban los departamentos (seguramente por el ruido de
los vecinos) y se construyó su propio edificio de siete pisos en medio de la capital de Francia.
Agreguémosle una
villa (Graham dice que eran dos) en Acapulco. Construida en una colina, con vistas a la bahía y rodeada de un
bosquecillo, Casa Mi Ojo fue diseñada por el
arquitecto mexicano Marcos Aldaco. Fue comisionado por los Guinness, lo que demuestra
que Gloria no había cortado relaciones con su país de origen, De hecho, Aldaco
era tapatío como su cliente.
Vista de Casa de Ojo
Redondea la enumeración de propiedades, la
joya de la corona. Nos referimos a Gemini, una feudo gigante en Manalapan,
Florida, entre el Lago Worth y el océano, donde los Guinness se comportaban como la
realeza que eran, al menos en Palm Beach.
Para transitar
entre tanta casa, Gloria tenía a su disposición dos aviones privados y un helicóptero.
Viajaba con su entourage de criados, pero sin maletas. En cada casa la esperaba un bien provisto guardarropa. Además, los Guinness tenían dos yates, A
uno de ellos Sheila lo llama “Calisto” y dice que Loel se lo rentaba a Sir Rex
Harrison. Otro error, el “Calipso”, como todos los amigos de la vida marina
saben, era rentado al capitán Jacques Cousteau para su exploraciones
submarinas.
Los Guinness eran
muy unidos, aunque no dormían juntos. Gloria le dio una explicación sobre eso, un poco grosera, a Sir Noel Coward ”No
puedo dormir con Loel. Se peda mucho”. (¡!!)
Cisnes y
Rivales
Estoy llegando al
final de esta fascinante historia y todavía no hablo de como Gloria llegó a ser
una Cisne. A Gloria le encantaba dar fiestas y recibir gente. Los grandes
espacios donde recibía invitados eran Gemini y su granja suiza. Ahí llegaban “chicos solitarios” como los llamaba. Actores, escritores, profesores, desde
los Duques de Windsor hasta Truman Capote que se dejaba caer por allá cada vez
que pasaba por Lausana. El ingenio de su anfitriona la hacía hacer buena mancuerna
con el Gran Bufón.
No se sabe si fue
Capote quien presentó a Gloria con las otras Cisnes o si Los Guinness formaban
parte de esa exclusiva sociedad de Los Paley. El hecho es que Babe y Gloria
comenzaron una competencia por ese título de “la Mujer más Elegante del Mundo”
y Mrs. Paley le jugó una mala pasada a la tapatía.
Al enterarse del
pasado de Glorita, Babe se volvió un poco Truman y comenzó a esparcir rumores
de que, en su juventud, la esposa de Loel
Guinness había ejercido el oficio más antiguo del mundo. La ira de Gloria fue
inmensa. Ella que con tanto cuidado escondía los aspectos más insalubres de su pasado,
pero su desquite fue fenomenal.
Invitó a Babe a
un weekend en su fabuloso yate, pero especificó que sería un affaire
casual, en famille, no había necesidad de un guardarropa muy lujoso. La
ingenua invitada viajó con un equipaje de ropa sport, todo para encontrarse con una fastuosa fiesta
de mujeres de gala luciendo sus mejores joyas. Esa humillación le enseñó a Mrs.
Paley a guardarse las uñas en lo que respecta a la mexicana.
No sabemos que
rol jugó Gloria Guinness en el duelo de La Cisnes y Capote. No exilió a Truman
de sus reuniones, Los Guinness se movían en un círculo europeo adonde no llegaban
esas rencillas, pero tampoco podía invitarlo a un evento al que también
asistirían las Cisnes.
Gloria moriría en
Suiza en 1980, cuatro años antes que el escritor que la había incluido en su
imagen de las mujeres más finas, bellas y elegantes del mundo. Hasta su muerte
trae chisme. Aunque el forense declaró que se trató de un infarto, muchos lo
creyeron inducido. Gloria había dicho en muchas ocasiones que no quería
envejecer, perder su belleza ni ser viuda. Tres factores que a lo mjor apresuraron su muerte.
¿Qué te parece
esta Cisne Latina? ¿Deberían haberla incluido en la serie?
Uy, perdí la cuenta de cuantos maridos tuvo esta mujer! Lo que no entiendo es porque mintió sobre su origen si quería entrar a estos altos círculos sociales. He sabido de gente que por vergüenza hace lo contrario (oculta un pasado pobre) pero esto no se entiende.
ResponderEliminarInteresante la vida de esta mujer, podría ser una película más interesante que Feud, ja ja.
MMM solo se casó cuatro veces, igual que Dña Silvia pInal y La Doña María Felix. Dame Liz Taylor se casó ocho y Zsa Zsa Gabor nueve. Hay cosas que se pueden contar y otras no. El temor de Gloria era que contar lo bueno llevaría a descubrir lo malo, por eso se reinventaba en cada entrevista. muchas gracias por pasar. A mi lo que me interesa es lo del espionaje.
Eliminar"Solo" cuatro? Bueno comparando con las que mencionas supongo que es poco... :)
EliminarLa diferencia con las mencionadas es que nunca se casó por amor, siempre por dinero aunque dicen que llegó a querer a su último marido.
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