lunes, 19 de agosto de 2019

Aromas del Ayer: Los Perfumes de L. T. Piver


En 1774, la primera casa de perfumes de Francia abría sus puertas en la Rue des Lombardes. Más modesta que grandes firmas como Houbigant o Guerlain, Piver ha sabido llegar hasta el siglo XXI con sus perfumes que cruzan océanos. Yo creía que los perfumes Piver se habían extinguidos, pero este año me han regalado uno de sus más antiguos aromas Heliotrop Blanc.

En esa colección de revistas antiguas que tanto me costó amasar y que estoy a punto de perder, muchas veces vi en ediciones de México a Argentina anuncios de perfumes de marcas que ya no se hallaban en el mercado: Bourjois, Lentheric y por supuesto L. T. Piver. ¿Que sabía yo que Piver era el fabricante de la colonia Pompeya muy usada por el servicio doméstico de mi infancia?

 Cada vez que una criada se marchaba, mi hermano y yo corríamos a los cuartos de servicio a jugar en los camarotes e invariablemente encontrábamos algún frasco de Pompeya vacío en el tocador. Recuerdo esas botellas con sello anaranjado con una copia de un fresco mostrando una joven que yo (gran admiradora de la novela de Bulwer Lytton) le explicaba mi hermano era la esclava Nydia.

El resabio de aroma que exudaba el frasco nunca me atrapó. Olía a “cardenal”, el nombre genérico dado a los geranios que crecían tan silvestres en nuestro jardín que los jardineros arrancaban como si fuera maleza.

A pesar de la popularidad de Pompeya, L T.  Piver se haría conocido por perfumes más refinados. Curiosamente, la tienda original no se llamaba Piver. Fue fundada por Michel Adam en ese reinado de Maria Antonieta cuya pasión por el buen olor propiciaba una industria que haría famoso el perfume galo. Adam era un fabricante de guantes reconocido en la corte versallesca. Tras la caída de la cabeza del rey, el continuó con su negocio.

En 1805, la perfumería fue heredada por Pierre Guillaume Dessay, primo de Adam. Sería él quien contrataría como aprendiz a Louis Toussaint Pivere que se convertiría en su socio en 1813.En 1823, la tienda cambiaba de nombre. Entretanto Piver fundaba una fábrica de perfumes en Grasse, en el Sur de Francia, cercana a los cultivos de flores de donde extraían sus esencias.

 Piver servía a las necesidades odoríferas de nobles y nuevos ricos por igual, pero sus clientes favoritos pertenecían a la Familia Bonaparte quien en 1848 volverían a ser soberanos de Francia. Seria en 1850 que Piver sacaba al mercado Heliotrop Blanc del que les hablaré en un segundo.

La Caída del Segundo imperio no afectará a la firma. Piver no solo tiene como clientes a La Familia Bonaparte cuyos miembros están desperdigados por el mundo. El perfumero cuenta entre su clientela a otras grandes familias reales europeas. Seguro de su éxito, Piver comienza a abrir perfumerías en grandes capitales, incluso al otro lado del Atlántico. Su visión lo lleva a abrir casas en el México de Don Porfirio, el Brasil Imperial y en Buenos Aires. Tan fuerte es el vínculo con America Latina que en 1889 crea un perfume llamado Argentina, el Bouquet de las Damas Porteñas.

Aunque descontinuado, el nombre ya indica que la perfumería y el mundo hispanoparlante sostienen fuerte amistad. Aquí lo demuestra un anuncio de la revista española Blanco y Negro de 1928 y otro de los 40 de la revista argentina Para Ti.


Los perfumes Piver no eran muy originales ni muy aromáticos. Eran bastantes parecidos entre si con un gran énfasis en lo floral, sobre todo del geranio como otro de sus archifamosos productos Reve d’Or (1889).

Louis Toussaint fallece en 1896. La firma la hereda Jaques Rouche, su yerno. Rouche confiará en la nariz de Pierre Armigeant para la creación de sus famosos perfumes de la Belle Epoque: Azurea (1901); Floramye (1901) y, por supuesto, Pompeia (1907).

Parte de la campaña de mercadeo de la casa Piver eran sus recipientes, sus bellas botellas de cortes delicados, diseñadas por Lalique y Baccarat. Principalmente, los lujosos y exóticos estuches que hasta hoy atraen a coleccionistas.

También se creaba fama Piver con sus nombres llamativos como Valle de Rois (1922) que era presentada en una botella en forma de obelisco y con jeroglíficos pintados en ella, o la curiosa ánfora de Corylopsis du Japón (1923). ¿Alguien sabe lo que es una Corylopsis? Ni hablar de un Perfume d’Aventure de 1931, una exótica mixtura de cardamomo y otras especias con un membrete que evocan mares del Sur o bajeles piratas.



Tristemente la mayoría de los productos Piver incluyendo el Agua de Piver (2000) han sido descontinuados, a pesar de que la firma continúa apoyándose en filiales como Caron y Coudray. La fama de esa legendaria casa la conservan perfumes antiguos como Pompeia y Reve d’Or. Por eso fue todo un hallazgo conseguir esa gloria decimonónica que es Heliotrope Blanc.

Mi hermano me compró tres perfumes para mi cumpleaños. Fueron regalos adelantados sospechando que se atrasarían tanto que llegarían por septiembre. Tenía razón, hasta ahora solo ha llegado este. Lo compró vía Amazon en una tienda francesa.

Lo que más impresionó a primera vista es su tamaño. Por $35 nos mandaron un frascote tosco y grande con tapita plástica. muy alejado de los ornamentados estuches que hicieran famosa a la marca. Solo el membrete, con letra afiligranada, recordaba al Segundo Imperio en el cual Heliotrope Blanc había nacido.
Mi botellon y una dama de Monet que seguramente usaba ese perfume

Abrir el frasco fue toda una hazaña. Bajo la cubierta traía un sello de metal. No hablo de esos sellos de papel de aluminio que protegen los frascos de mayonesa, hablo de un genuino sello de latón dorado que cerraba el contenido como esas tapas de botellas de vino.

Mi hermana Vicky tuvo que quitárselo con abrelatas y cuchillo del pan. Ya superado ese escollo, nos encontramos con otra sorpresa. Un tapón de cera que hubo que retirar con un sacacorchos. Finalmente, se nos presentó el producto que rocié en mis muñecas.

Era una fragancia que, sin ser desagradable ni sintético, parecía un producto químico. Era un perfume de almendra, pero no el aroma garrapiñado que asociamos con esas nueces. No era olor a turrón, ni mazapán ni de Amaretto. era… ¡vaho a cianuro! Aunque Piver incluyó la almendra entre los ingredientes de esta pócima, nadie quiere oler a veneno.
Ingredientes de Heliotrope Blanc

Antes de descartar el perfume, decidí rociar un poco en mi ropa. Pasados unos minutos, comencé a exudar un potente aroma a heliotropo. Esta flor, sobre todo su variedad blanca, es muy reconocida por su perfume polvoriento y almendrado. El heliotropo es el ingrediente oficial del producto y se hace notar.

Pronto descubrí que rociar una tapita llena en mi alfombra, cojines y toalla, hacía que todo mi universo tuviese ese olor limpio y fresco. Incluso lo he rociado en la gaveta donde guardo mi ropa interior. No me ha producido alergia, no mancha, ni apesta. Es un perfume confiable y respetable
Ahí puede estar el único caveat. No es un olor sexy ni el que se asocia con mujeres seductoras. Si eres de esas mamás que todavía trenzan el cabello de sus hijas antes de enviarlas la escuela, puedes usarlo para perfumar el cabello de las nenas.

Es un perfume que evoca inocencia, perfecto para colegialas. Es un perfume idóneo para el trabajo si una no quiere crearse aura de vampiresa.  Para mi edad es un perfume ideal, y reitero, es también un muy buen desodorante ambiental. Heliotrope Blanc (y Reve D’Or y Pompeia) se puede conseguir en Amazon, incluso el Amazon español.

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