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(Foto sacada de Rosalinda, abril 1942) |
François Spoturno, bajo el apellido de Coty, creó un imperio del aroma que en 1925 ya tenía
a 36 millones de mujeres en el mundo usando sus productos. A juzgar por los
anuncios de las revistas, las Latinas de Ayer conocían y compraban esa trilogía
sagrada de compuesta por L’Origan, L’Aimant y Emeraude que llevo puesto en este
momento. Hoy en día, aunque la perfumería de Coty sigue produciendo fragancias
famosas, Emeraude, ese evocador perfume no es ni tan conocido ni tan fácil de
adquirir como lo era para las Latinas de Ayer.
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(Foto sacada de Familia de agosto, 1939) |
En mi último cumpleaños
mi hermano me mandó un frasco gigante de Emeraude que encontró en
Amazon.com. Aunque hacía más de treinta años que no lo olía, al abrir la
botella mi cerebro y olfato fueron invadidos por un aroma de recuerdos más
evocadores que la madeleine de
Proust. Desde entonces lo estoy usando con la misma constancia con la que lo
usé en mis últimos años de secundaria. Es una suerte que Emeraude siga
existiendo en el mercado Anglo (en Chile no lo he podido encontrar ni en Viña,
Valparaíso ni Santiago) porque es un perfume cercano a la perfección y que
recomiendo para mujeres “de cierta edad”.
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(Foto sacada de Amazon.com) |
Mi primer encuentro con Coty, sin embargo, fue en mi
adolescencia. Superada la etapa de la Lavanda Atkinson, estuve un tiempo sin
saber que aroma usar. Mi madre era muy territorial con sus perfumes así que no
había ninguna oportunidad de probar su Chanel o su Miss Dior. Lo poco que
ganaba a los 15 años yo lo gastaba en cigarrillos y novelas, así es que fue
ella misma (después que me encontró echándome el Paco Rabanne de mi hermano)
quien decidió que yo ya tenía edad para tener una fragancia personal. Como la
iba a pagar ella, decidió comenzar a probar lo que ofrecía la farmacia de la
esquina.
En las estanterías encontró perfumes deportivos (Charlie de Revlon) o muy
atrevidos (Chloe) que no iban con mi personalidad de ratón de biblioteca. Entonces
se decidió por Coty que, yo no sabia entonces, era una casa antigua y
respetable. Lo que si me di cuenta es que Coty era una perfumería prolífica y
estuve meses experimentando con diversas fragancias aunque a muchas de ellas
las tilde de “tufos”. Mi olfato era muy delicado y mi PH errático así que el
proceso de experimentar y descartar se convirtió en un evento mensual.
Descubrí que Wild Musk olía a zorrillo, Jungle Gardenia a
cualquier cosa menos a gardenia y se me
metió en la cabeza que L’Origan tenía notas altas de orégano. “No voy a oler a
spaghetti “ me dije. L’Aimant, en eso concordé con mi madre, olía a
"pachuli barato” con toques de
fruta podrida y, desgraciadamente, el
exquisito aroma de Muguet de Bois al tocar mi piel adquiría la fragancia de grasa
de pollo.
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(Foto sacada de Eva de marzo, 1925) |
Finalmente, me quede con Emeraude que venia en botellitas
pequeñas y tenía color verde chartreuse
(en francés “Emeraude” significa “esmeralda”). Creo que fue el color
(azul y verde son mis colores favoritos) y la seguridad de que nunca encontraría
el perfume adecuado los que influyeron en mi elección. En realidad no estaba contenta.
Sin apestar como L’Origan, Emeraude en mi piel se tornaba un olor fuerte y extemporáneo como si fuera de otra persona.
Además al final del día, olía a talco combinado con transpiración casi tan inconveniente como el olor de orín gatuno (En
esa época teníamos seis gatos que solían, más por descuido que por maldad,
orinarse en nuestra ropa).
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(Foto sacada de Para Ti de septiembre, 1946) |
Pero a los diecisiete años me llegó una epifanía. Me enamoré
por primera vez y de pronto Emeraude me ayudó a tener el aura glamorosa y
adulta que yo deseaba proyectar. Descubrí que el olor se podía amainar y
refrescar a base de usar menos y aplicármelo varias veces al día. Mi affaire
con Emeraude duró lo mismo que mi romance. La noche de mi graduación, la última
vez que vi al hombre de marras, fue también la última vez que usé Emeraude.
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(Foto sacada de La Familia de mayo, 1943) |
Con los años, volví a probar suerte con otros productos Coty
como L’effleur y Vainilla Fields, pero nunca más use Emeraude. Finalmente, en el Siglo XXI y como, parte del proceso de aceptar mi edad me embarqué una búsqueda del
perfume adecuado. Tras varios experimentos desastrosos con fragancias modernas,
opté por lo antiguo. Fue así que en mi investigación descubrí que Emeraude había
sido creado en 1921 cuando Coty ya era
una firma importante. Fue creado como una alternativa más económica al Shalimar,
perfume de moda de aquel entonces. Al no encontrarlo en Chile, solicité la ayuda
de mi hermano que vive en USA y así fue como Emeraude y yo nos reencontramos.
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(Foto sacada de Para Ti de febrero, 1945) |
Aunque al quitarle la tapa blanca a la botella los recuerdos invadieron mi nariz,
no ocurrió lo mismo cuando apliqué
perfume en las muñecas. Toda esa audacia insolente que me había
perturbado de joven había desaparecido reemplazada ahora en mi nuevo PH con un
aroma a sensualidad dotada del nivel exacto de dulzura. Es tiene que ver con
las notas de jazmín y azahar que son los principales ingredientes de Emeraude.
Esas notas le aporta una esencia cálida y verde, pero también un olor misterioso
y elegante a saché de baúl antiguo.
Hace unos años viví en una casa rodeada de naranjos y mi
madre cultivaba jazmín de España en macetas. Yo secaba los azahares y las flores
de jazmín en bolsas de papel agregándole vainitas de vainilla para luego fabricar saches atesanales.
Esa es la impresión que siento ahora al usar Emeraude, llevar un saché en la ropa,
un olor que perdura sin molestar.
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(Foto sacada de Margarita de diciembre, 1945) |
Hoy en día se puede comprar Emeraude vía Internet en varios
sitios: Amazon.com; E-Bay, fragrance.net; compraperfumebarato.com y otros. Me
imagino que algunas perfumerías lo seguirán vendiendo. Emeraude es un perfume
que sin ser caro tiene un poder que trasciende el tiempo.
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