jueves, 1 de julio de 2021

Aromas del Ayer: Bambou de Weil

 


Este julio estoy usando Bambou de Weil. Creado en 1934, esta es la reformula del ’84. Me dicen que es mejor que la original. Lo interesante es que ninguna usa el bambú como ingrediente. ¿Entonces, por que ponerle se nombre? ¿Y existe algún perfume que use de base la esencia del bambú?

Bambou nace en 1934 en el seno de una prodigiosa fuente de perfumes. Alfred, Jaques y Marcel Weil eran hermanos judíos alsacianos que en 1892 habían iniciado un negocio de peletería fina en París. Para los Años 20, ya se habían hecho de un nombre, pero también de una visión de negocios y esta los llevó a crear algo totalmente novedoso, un tipo de perfume que debería acompañar cada prenda de piel y que ayudase a evitar el mal aroma que el sudor, el clima y  las condiciones ambientales pueden provocar en un artículo como ese.

Así en 1927 abría la Perfumería Weil. Con la ayuda del perfumista Claude Fraysse se creaban perfumes envasados en lujosas botellas de bacará con contenidos dirigidos a pieles exclusivas llamados Hermine (armiño), Zibelline (visón), y Chinchilla. Tan populares se hicieron estos perfumes, que los Weil con ayuda de Fraysee, quien trabajaba con su hija Jacqueline, se pusieron a hacer perfumes desvinculados de su peletería.  Así nacieron Secret de Venus, Cassandra y Bambou.



En 1940, la invasión alemana provocó el exilio de los Weil a Nueva York. En Paris, los nazis se apoderaron de la fábrica. Pusieron a cargo de fabricar perfumes a un barón cuyo nombre la historia ha olvidado pero que produjo muchos aromas, aunque solo uno, Rose Flamant, llegó al mercado. Al otro lado del Atlántico, los wEil habían reabierto su negocio. Sus ya reconocidos perfumes se vendían bien, a pesar de que la última fragancia de la casa Weil, Antílope de 1941, había tenido poca aceptación siendo considerada por las neoyorquinas como muy masculina.

En 1946, los Weil retornaron a París y recobraron su negocio. Con la ayuda de Hubert, otro miembro de la familia, reformularon Antílope, suavizando su fragancia. Hasta hoy es el perfume más vendido de Weil (en Amazon se le encuentra por un poco menos de $300). La firma volvió a hacerse de un nombre en la nación gala y el negocio pasó a los hijos y luego al nieto de los fundadores.



En los 60, la casa Weil sacó al mercado una Eau Fraiche unisex y Gentilhomme, su primera colonia para varones. En esa década la firma llegaría a la cima de su fama con cantantes y actrices como Françoise Hardy y Mireille Darc usando los perfumes Weil, pero el negocio estaba dando problemas. En 1964 vendieron la casa perfumera una familia de judíos argelinos, Los Aboulker. En 1971, Jean Paul Weil dejo a perfumería cerrando un capítulo de historia familiar.



Fue la nueva firma la que en 1934 decidió reformular el cásico Bambou que había sido descontinuado en 1957. En 1934, cuando nacía el primer bambou, la nariz de Claude Fraysse escogía los aromas más pungentes posibles desde a lavanda, hasta el estragón. Se buscaba crear un perfume exótico con bases madereras, pero también lo suficientemente cargado de especias para asaltar las fosas nasales. En suma, querían un Tabú francés.



Por eso el original tiene una combinación casi estrambótica de flores como el clavel, plantas como la férula y condimentos y maderas nobles. Me alegro de no haberlo conocido porque el tufo debe haber tirado de espaldas. Sin embargo, hay un ingrediente ausente de todo ese listado, el bambú. En 1934, el bambú no era usado en la perfumería. El nombre se lo pusieron para darle un toque del Lejano Oriente al producto. Incluso la primera tapa seguía el diseño del sombrero de un coolie.



Yo ahora estoy usando la reformula del ’84. Sigue siendo maderero con bases sólidas de sándalo y roble. La combinación básica de jazmín, rosa e ylang-ylang ha sido dulcificada con nardo. No hay condimentos ni plantas raras y el toque cítrico se lo da el dulzor de la mandarina siciliana. Es un perfume fantástico que más que ecos de Tabú, brinda otro aroma de mi juventud, el Emeraude de Coty.



A pesar de lo contenta que me ha puesto el perfume, me queda el interrogante. ¿Se puede hacer un perfume de bambú?. Todos conocemos el bambú, sea en muebles de playa o en brotes deliciosos que acompañan algún platillo chino. Se sabe que las delgadas canas que habremos visto en invernaderos (y en Peñaflor aquí en Chile) alcanzan un desmesurado grosor y que sirven para alimentar a los pocos pandas que todavía transitan por los bosques del Celeste Imperio.



Aparentemente sí. Mi primer encuentro con el aroma del bambú fue con una loción corporal Mary Kay que estaba compuesta con esencia del árbol y de la flor de loto. Tal como el perfume de Weil era un aroma muy agradable, muy verde. Después descubrí que Mary Kay también tiene un perfume hecho de bambú. 

Si están interesados en conocer el aroma del bambú no gasten en el Agua de Bambú de Gucci. La planta solo existe en el título.  Diferente es el caso del Bambou de Yves Rocher que solo tiene un ingrediente, el de su nombre. Pero si se trata de un buen perfume de bambú, hay que ir a lo español y al Agua de Bambú y sus muchas variaciones creadas por el difunto Adolfo Dominguez donde el bambú flota sobre otras olores del Oriente como el loto y el yuzu. Bambú mujer equilibra el bambú con el lichee y la flor del cerezo, pero cuidado no se acerquen al Bambú Radiante sacado el año pasado porque no contiene el ingrediente ya mencionado.




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