El sello Bvlgari
evoca muchas cosas: joyería femenina, relojes de calidad, hasta hotelería, pero
para los efectos de este blog, será su perfumería su producto más importante.
Aunque Bvalgari lleva solo treinta años creando fragancias, se ha conseguido un
puesto distinguido en el universo perfumero y tiene clientas de tres décadas
que califican como “Latinas del Ayer”.
El nombre Bvlgari
tiene raíces antiguas y griegas. Se remonta a una familia fanariota de apellido
Voulgaris y ya trae controversia. Hay Voulgaris que portan título nobiliario y
que niegan estar emparentados con los más ‘” vulgares” Voulgaris de Corfú, Lo
importante es que la firma inicia su historia con Sotirio Voulgaris un orfebre
griego que en 1881 inmigró a Italia y abrió tienda en 1904 en la Vía di
Condotti en Roma.
A la muerte de Sotirios,
en 1932, la joyería quedó en manos de sus hijos, Kontantinos y Giorgio, quienes
crearon un nuevo nombre para su negocio: “Bvlgari”. Para los 60, Bvlgari era un
nombre conocido en el mundo entero como la firma que diseñaba joyas para divas
tanto del cine italiano como Sophia Loren y Gina Lollobrigida, como para las hollywoodenses
Audrey Hepburn y Dame Liz Taylor.
En 1977, Bvlgari
incursionó con tremendo éxito en el rubro de la relojería y a comienzos de;
Siglo 21 se asoció con la cadena Marriott en el negocio de la hotelería. Hoy en
día, aunque fusionada con el consorcio LHV, Bvlgari sigue siendo una firma
renombrada por sus joyas, sus relojes y sus perfumes.
Fue en 1992 que
Bvlgari ingresó al mundo perfumero con su Eau de Perfume de Thé Vert, creación
de la nariz de Jean Pierre Elena. En su frasco macizo de buen tamaño y con un
apropiado color verde, este aroma se hizo su espacio en el mundo de los cítricos
porque, a pesar de que, como indica su nombre, el ingrediente principal es él té
verde, sus bases son el limón, la mandarina y la bergamota, muy bien aderezados
con pimienta y cardamomo. El fuerte contenido de especias hace a este “perfume verde”
óptimo para ambos sexos.
Tras su éxito
inicial, Bvlgari siguió creando perfumes hasta llegar al Tercer Milenio. En el 2000,
saludando al nuevo siglo, sacaba al mercado su mejor creación. De la nariz de
Alberto Morillas, responsable de gemas de la industria perfumera como el 212 de
Carolina Herrera, Acqua di Gio de Armani, Flower de Kenzo y Daisy de Marc
Jacobs, Blv tenía todo para ser una fragancia legendaria.
A comienzos del
2002, tuve que aceptar que mi vida había cambiado, que estaba ganando el sueldo
más alto de mi historia y que eso significaba cambios, uno de los cuales era abandonar
olores baratos de farmacia. Había llegado la hora de adquirir un buen perfume.
Así, una tarde de verano, Janet Astete y yo nos fuimos a la sección de perfumería
de Ripley de Quilpue.
La dependienta me
hizo probar varios aromas, según ella los más de moda. Tras quedar medio borracha
de tanta fragancia parecida, elegí el botellón de BLV. Quizás porque el tufo no
mareaba. Recién esa noche, decidí probarlo en un ambiente menos cargado y más
sereno. Cuando abrí la bolsita encontré dos samplers de regalo: uno de un
perfume para caballeros de Montblanc, y el otro era de Jaipur de Boucheron. No
recuerdo ninguno ya que la prueba del Blv borró todo tipo de perfume de mi
mente por largo tiempo.
Sentada en mi
cama, con ventana abierta, y Mauro acurrucado a mis pies, me rocié las muñecas
con el perfume de Bvlgari. No exagero al decir que me transportó. De pronto me sentí
en fiordos noruegos, en bosques fineses, en los recuerdos de mi padre del viaje
anual que hacía en su infancia de Santiago a Punta Arenas y que lo llevaba por
tierras de glaciares y de mares azules como espaldas de ballenas.
Hice que Mauro lo
oliera y no le molestó. “Parece como si hubieran derretido un iceberg y lo hubiera
embotelladlo” le dije. El adjetivo para describir BLV es ‘frio”. No
“refrescante”, Blv es genuinamente un perfume helado por lo cual es ideal para
usarlo en verano.
Lo usé
diariamente hasta abril, y aun así me duró hasta el verano del 2003. El botellón
fue una buena inversión y me costó menos de cien dólares. Hoy es casi imposible
conseguir esta fragancia, ha quedado opacada por la BLV pour Homme (Hoy puede
conseguirse en Amazon por $56) Pero no se confundan. Blv pour homme es colonia para después de
afeitarse muy masculina con especias como jengibre y cardamomo sofocadas por
maderas finas como la teca y el sándalo.
El Blv original trae
como base un ingrediente exótico y tremendamente femenino. Durante el tiempo
que lo sé, no lo noté. Entonces no existían ni Profumo ni Fragrantica, no había
sitios en los que buscar los ingredientes de un perfume. Aun así, alguna vez noté
algo familiar en Blv, pero no me detuve a analizar que era.
Fue en el 2004, cuando
me fui a vivir sola a Recreo que descubrí que es lo que hace a Blv único. La
ventana de mi dormitorio daba al patio del vecino que estaba enmarcado entre tres
muros cubiertos de una bellísima enredadera de lo que, en Chile, se conoce como
glicina y en otros lados como visteria. La visteria (wisteria en inglés) es una
flor originaria de China que visualmente presenta gran belleza, pero cuya mayor
cualidad es su perfume.
En primavera y
verano cuando la wisteria está en flor, mi cuarto olía a ese aroma maravilloso
(a veces mezclado a la flor de un almendro en ese mismo patio), un olor tan
exquisito que no parecía terrenal. Esa es la mayor particularidad de la wisteria,
su olor trasciende lo sensual, llegando a ser casi espiritual. Hay quienes
comparan el olor con el de las lilas, violetas, hasta orquídeas, pero los supera
a todos. A mi parecer, los ángeles deben oler a glicinas.
Aunque en este
siglo Jo Malone ha experimentado con otros perfumes a base de visteria, el
único con base sobre ese olor—aparte de BLV— es el Glicine que
Borsari sacó al mercado en los años del fascismo. El ’91, Bloomingdales vendió
unos estuches de botellitas que contenían los mejores fragancias de esa casa
italiana. Le regalé una a mi Ma y ella me regaló un par. Una era lavanda, la
otra era glicine. Esta última era tan “pasosa” que unas gotas bastaban para que
hasta la gente en el transporte público me lo elogiara y preguntara que perfume
era.
Hoy Glicine es
imposible de conseguir y BLV va por el mismo camino, a pesar de que los separen
70 años de la confección de cada uno. Alberto Morillas volvía a anotarse un gol
con la creación de Blv y sobre todo por hacer de la glicina su ingrediente
principal. La lista de ingredientes puede incluir rarezas como flor de lino o
“falsa acacia” (black locust), pero resalta la visteria un poco sofocada por jengibre
y vainilla, pero siempre la poderosa esencia de la enredadera oriental.
Alberto Morillas
seguiría creando maravillas para la Casa Bvlgari. Su próxima sorpresa se llamó
Omnia y salió al mercado en el 2003. Desde entonces han aparecido en listas de
perfumes muchas variaciones en un mismo y estrambótico envase que varía de
contenido y se reconoce por bandas de diferentes colores. Tenemos variedades
geográficas como el Omnia Paraíba con sabor, digo olor, tropical mezcla de
parchita y cacao, o el Verde Jade, muy oriental con perfume de flores del Lejano
Oriente o el Granate Hindú con sus maderas y flores de la India.
El Omnia original
es un coctel de condimentos, un poco fuerte para mi gusto. No así mi favorito y
que estoy usando este mayo, Omnia Cristalino que es una delicia que nos
transporta al Sur de Asia con su loto, bambú, y pera china (también dice
incluir madera de balsa).
No puedo acabar
mi elogio de esta colección de Alberto Morillas sin hablar del caprichoso y
original diseño del envase de los Omnia. Tan original que me fue casi imposible
abrirlo, y tuve que recurrir (y no es chiste) a un video de YouTube. Gracias a
Pinky y su hija Lhian por venir a socorrer a las muchos fans de Omnia que
amamos el perfume, pero quedamos perplejos ante su complejo frasco.
Morillas ha
seguido enfrascado en su creación de variedades de Omnia. Ha sacado dos en
pandemia. Obvio que no los he podido probar. El ultimo que probé de Bvlgari fue
el Jasmín Noir. Aunque nacido en el 2008, su versión del 2015 Splendida Jasmín
Noir usa la misma fórmula. Viene en un frasco idéntico al de Blv solo que en
negro en vez de azul. Como BLV está enfocado en un solo aroma, el aromático Jasmín
Sambac, el más potente de los jazmines.
El maridaje entre
la firma y la nariz de Alberto Morillas desempeñó un rol crucial para convertir
a Bvlgari en un nombre importante en la perfumería contemporánea. Con lo dicho
ya he dejado claro que soy fanática de los perfumes Bvlgari y que los
recomiendo sin reparos. Son tan suaves que incluso pueden usarlos quienes
normalmente sufren de reacciones alérgicas a las fragancias de marca.
Desde FB de Ana Estelwen
ResponderEliminarAy, no he olido una glicina en mi vida (que yo recuerde) y ahora me muero de ganas de olisquear una. Lástima que este perfume sea tan difícil de encontrar, porque tal como lo describes me dan ganas de correr a comprarlo.
Ana Estelwen Es exquisito y la version masculina ni se le acerca. Yo no lo he podido volver a conseguir como tampoco la Glicina de Borsari. Y aqui en USA no he visto una enredadera de glicina. Y no me atrevo a comprar aceite de wisteria porque de fijo me sale con olor sintético.
EliminarDesde FB de Ana Estelwen
ResponderEliminarEn ebay venden algunos frascos, pero los precios son una verdadera locura (yo no pago 250 euros por un frasco de perfume ni harta de vino).
Ana Estelwen En Amazon tienen un BLv por mas de $400. Tampoco un precio que pagaria. ES mas caro que un smart tv.
EliminarDesde FB de Ana Estelwen
EliminarPor cierto, gracias a tus maravillosos artículos sobre perfumes, me has picado el gusanillo y he empezado a interesarme. Aunque ahora estén de capa caída (no tiene mucho sentido usarlos cuando todo el mundo va con mascarilla), me he dado cuenta de que no me van las fragancias amaderadas y almizcladas (las siento muy de señora mayor, quizás porque es el tipo de perfume que usaba mi abuela) y tampoco las afrutadas (por la razón opuesta, los aromas con olores dulzones o afrutados los siento para adolescentes jóvenes y fiesteras).
Me he dado cuenta de que las fragancias que más me gustan son las florales. Por eso mis favoritos, hasta ahora, son Very Irresistible de Givenchy (que huele a anís, rosa, magnolia y peonía) y Black Opium (que huele a café, azahar, jazmín y vainilla). Ando en busca de un perfume floral menos intenso y más fresco para verano, pero de momento no lo he encontrado 🙂
Ana Estelwen Me alegro mucho de que te sirvan mis rese~nas . Yo las escribo precisamente para mis Reyes, Gatos, Latinos (pluralizo porque de vez en cuando toco aromas masculinos como el BLV pour Homme) y tu fuiste mi primera Reina de Fabula. El Gato Rafael Ochoteco siempre se ríe porque le cuento que, aunque sea para bajar a la lavandería me aplico perfume. No es solo porque una debe mimarse mas en tiempos revueltos, es que el perfume te alegra, te hace sentir bien y alegra a los demás un buen aroma. Yo soy muy creyente en la aromaterapia.
EliminarLos madereros almizclados no son para todas las jóvenes. Por eso a mi me vino a sentar el Tabú de Dana después de los 50. Igual los perfumes muy frescos, frutales o con flores tampoco van con todas las maduras. Por eso uno va cambiando. A mi ahora me dan alergia todos los Cacharel, los Lancome, ¡y oh dolor! Los Guerlain.
Espero en D-s antes de fin de año dedicarme a escribir sobre Givenchy, necesita tiempo.
¿Como te va con las rosas? Hay tres aromas de rosa: roja, blanca y té (amarilla) D-s mediante en junio lo voy a dedicar a unos soliflore de rosa poco conocidos.
¿Como compras perfumes? ¿Por correo? ¿O vas a la farmacia? ¿Hay perfumerías abiertas en pandemia?