Margo es un
enigma hollywoodense. Una “niña bien” mexicana que sin soñar ser actriz se
convirtió en estrella de Hollywood y de Broadway, todo para un día abandonar su
carrera sin dar explicación. ¿Será verdad que en tiempos de la “Amenaza Roja”,
Margo fue incluida en la famosa Lista Negra que le cerró las puertas de
Hollywood? ¿O simplemente prefirió ser esposa y madre antes que seguir una vida
ficticia ante las cámaras?
Maria Margarita Guadalupe
Teresa Estela Bolado y Castillo y O’Donnell nació en la Ciudad de México en
mayo de 1917. Como indica su nombre, era una típica ‘Niña Bien”. Hija de un
médico, se crió en una familia de clase media acomodada, humanista y amiga de
las artes. La hermana de su madre, Carmen Castillo, fue una de las primeras
mujeres en cantar boleros en México.
A Margo lo que le
gustaba era el baile. Tanto fastidió que sus padres la llevaron a Los Ángeles a
tomar clases con Eduardo Cansino, el padre de Rita Hayworth. Cansino era un ser
humano repugnante, pero era un gran bailaor de flamenco y un buen profesor. Fue
en ese entonces que los padres de Margo le permitieron quedarse en Los Ángeles
con su abuela y su tía Carmen quien incursionaba en Hollywood como doble de
Dolores del Rio.
Carmen Castillo y Dolores del Río |
Margo se
presentaría en público por primera vez en 1927, a los 10 años, en un teatro de
Los Ángeles. En 1929, cuando Margo tenía 12 años, su tía Carmen se casó con el
famoso director de orquesta Xavier Cugat. Rápidamente Cugat reconoció el
potencial de su nueva sobrina y la incorporó a su troupe de bailarines.
Los Cugat |
En 1933, Xavier
Cugat fue contratado por el prestigioso Waldorf Astoria. Todas las noches, lo
mas granado de la sociedad neoyorquina subía al techo del hotel al restaurant
Starlight donde Cugat les presentaba un ritmo nuevo: la rumba. Y la rumba la bailaba
la quinceañera Margo.
Una noche, Ben
Hecht y Charles MacArthur presenciaron el acto bailable de la adolescente. Este
dúo de escritores estaba haciendo historia con sus comedias semi independientes
de Hollywood que ellos mismos dirigían y producían en los estudios de la
Paramount, aquí en Astoria. Solo ver a Margo y ya comenzaron a acosarla para
que trabajara con ellos en su próxima cinta “Murder Without Passion”.
Margo tenía 16 años, nunca había pensado en ser actriz, pero la oportunidad le pareció interesante.
Margo tenía 16 años, nunca había pensado en ser actriz, pero la oportunidad le pareció interesante.
Hoy considerada
un clásico de culto, “Murder Without Passion” gira en torno a Lee Gentry (Claude
Raines) un prominente y ególatra abogado. Lee ha encontrado una mujer que le
interesa, pero para acercársele debe librarse de su querida, la bailarina Carmen
Brown (Margo). Primero la acusa de serle infiel y luego Lee le dispara
accidentalmente. Ahora le tocara a él burlar la ley usando todas sus artimañas
de leguleyo.
El filme fue todo
un éxito y Margo aceptó hacer otras películas para la Paramount. En “Rumba” era
la antagonista, Carmelita, la compañera de pista de George Raft, pero que lo
pierde cuando aparece la platinada Carole Lombard. Margo ya conocía a Raft de
su época de bailarina cuando ambos compartieron un acto en el Teatro Paramount
de Nueva York.
El próximo
proyecto de Margo fue para la Metro. En “Robin Hood of El Dorado”, basada en la
vida de Joaquín Murrieta, Margo encarnó a Rosa, la primera mujer del legendario
bandido cuya violación y asesinato empujaban al mexicano a una venganza que lo sacaba
de las fronteras de la ley.
Con este
proyecto, Margo dejó a un lado a Hollywood. También estar siempre encarnando a “Rositas”
y “Carmelitas” debe haberle resultado un poco aburrido. Regresó a Nueva York y
se enroló para tomar clases de actuación en la famosa escuela de drama de Benno
Schneider. Ahí tendría como compañeros a Burgess Meredith y a Vincent Price
quien seria su amigo de por vida.
Por primera vez,
Margo interpretaba un personaje que no era latino. Miriam Esdras era la novia
judía de Mio, pero también la hermana del único hombre capaz de limpiar el
nombre del padre ejecutado. Tan buena prensa obtuvo la obra y sus protagonistas
que Hollywood se los trajo a California para filmar Winterset. Hoy es un filme un poco pasado de moda, con diálogos
inconcebibles, pero se admira como se pudo conservar la sensación
claustrofóbica del escenario y el espíritu de justicia social (a pesar de un
obligatorio final feliz impensado por Anderson) del original.
Margo y Burgess Meredith en Winterset |
Margo se había
convertido en una actriz reconocida. Ahora podía trabajar para grandes
directores como John Ford quien la quería emparejar con Errol Flynn el nuevo ídolo
australiano. En “Huracán” Ford los visualizaba como la pareja de ingenuos protagonistas
polinésicos. Sin embargo, Samuel Goldwyn les cortó las alas a todos exigiendo
que Dorothy Lamour, quien ya iba camino a ser “la Reina del Sarong”, y Jon Hall
fuesen los protagonistas.
A Margo no le importó
porque pronto trabajaría con otro gran director. A Frank Capra le habían
asignado la adaptación de Lost Horizon,
el bestseller de James Hilton. A pesar de que no era su estilo, el siciliano probó
su versatilidad con este cuento fantástico sobre un grupo de europeos cuyo
avión cae en el Tíbet y son rescatados por los habitantes de la fabulosa Shangri-La,
un paraíso perdido donde nadie envejece o se enferma.
Margo era Maria,
una joven que lo ha sido desde su llegada a Shangri-La hace medio siglo. A
pesar de que solo lleva 50 años en ese lugar paradisiaco, María esta aburrida y
quiere volver a la civilización. En el grupo de viajeros encuentra George
Conway (John Howard), hermano del protagonista. George es el único que se
siente fuera de lugar en Shangri-La y desea marcharse. Su hermano David (Ronald
Colman) le advierte que María no soportará la salida al mundo exterior y que
puede envejecer súbitamente y morir.
Ni Maria ni
George le creen y parten juntos. Y aquí viene el momento más recordado del
filme, en las nieves la octogenaria María comienza a perder fuerzas. Los años
se le vienen encima y se convierte tan velozmente en una anciana decrepita que muere.
George se suicida.
María envejecida |
A pesar de la fragilidad de los efectos
especiales la decrepitud de María fue una escena impactante. Tanto que veinte años
más tarde se la recordaría en el musical “bye. Bye Birdie” cuando un personaje
refiriéndose a lo avejentada que se ve Karen Ziemba la describe como “Se parece
a Margo cuando salió de Shangri-La”
A pesar de que el
rol femenino más importante era el de Jane Wyatt, la gente ya reconocía a Margo
por este y otros roles, pero a la mexicana no parecía importarle su carrera hollywoodense.
Volvió a Broadway en otra pieza de Maxwell Anderson y, más importante que todo lo
demás, a fin de año se casó en Las Vegas con el actor Francis Lederer. Después
de la boda, la nueva Mrs. Lederer se retiró un breve tiempo del cine.
Margo y Francis Lederer |
Francis Lederer era
nacido en Checoeslovaquia, pero había hecho su carrera en el cine silente alemán
donde había alcanzado la fama como uno de los amores de Louise Brooks en el clásico
“La Caja de Pandora”. La subida al poder de Hitler había obligado a Lederer,
que era judío, a exiliarse, primero en el Reino Unido luego en California donde
estaba ya convirtiéndose en un ídolo de matinée hollywoodense.
Es la época de su
primer matrimonio la que daría que hablar una década más tarde con relación a las “actividades políticas’
de Margo. En el libro Ronnie and Nancy: The Path to the White
House: 1911-1980, Bob Collacello cuenta que, en 1938, ¡Eddie Albert y “su
esposa Margo “habían disuadido a Ronald Reagan de unirse al Partido Comunista! También
Collacello describe a Margo como “Far left”.
Este fue un rumor
creado por el novelista Howard Fast (Espartaco, Los Inmigrantes) que era
miembro del partido. Según Fast fue la alta jerarquía comunista quien dio la
orden a los Albert de disuadir a Reagan puesto que no era considerado un buen
elemento.
Eso es un ramo de
mentiras. Fast se unió al Partido Comunista
en 1943, cinco años tras los hechos. En 1938, Margo no estaba casada con
Albert, ni lo conocía. Ni Eddie ni Margo fueron nunca miembros del Partido Comunistas.
Margo era antifascista, poseía una gran conciencia social y puede considerársela
de tendencias socialistas, pero ‘far-left”es una exageración, pero lo que
ocurriría a Los Albert una década más tarde es un ejemplo de ese histerismo paranoico
que arruinó vida y carrera de muchos inocentes.
Pero volvamos a
1939, cuando Margo filmaría otra cinta, hoy olvidada, titulada “Miracle on Main
Street”. Lo interesante es que se le
hizo una versión en castellano y Margo regresó a su país a filmarla junto al
nuevo galán del cine mexicano, Arturo de Córdova. Es un filme sencillo, pero conmovedor,
que debería ser más conocido incluso como película navideña.
Margo en "Milagro en la Calle Mayor" |
Maria Porter
(Margo) es una bailarina de burlesque que trabaja en la taberna de su marido
delincuente. La noche de Navidad, la pareja intenta asaltar a un borracho que
resulta ser un policía encubierto. Maria alcanza a huir, se refugia en una
iglesia donde se encuentra con un bebé abandonado. Gracias a ese bebé, María
deja la vida sórdida, se vuelve una diseñadora de renombre y hasta se
enamora…pero regresa el marido…
Ya en México,
Margo comenzó a tomar lecciones de bailes folclóricos sin olvidarse de su
flamenco. En 1940, dio un recital de baile español en el Teatro Nacional de
Ciudad de México. Tanta ausencia afectó su matrimonio y al regresar a Estados
Unidos, Mago hizo una parada en Reno para divorciarse de Francis Lederer.
Tras su divorcio,
Margo se tomó otro descanso del cine, pero manteniéndose activa en otros medios.
En 1941 estuvo en la obra Tarnyard Dreams
que duró apenas una semana en cartelera. Al año siguiente Margo encontraba otro
medio para hacerse conocida, la radio. Por más de un año, Margo haría
apariciones en las ondas radiales en episodios de la serie “Suspense” que se
especializaba en adaptar cuentos de misterio.
El público no la
olvidaba. En noviembre de 1942, en una venta de bonos de guerra en Atlantic City,
Margo recaudó $37,000 en una sola jornada. Ese mes, se convirtió en ciudadana
estadounidense. En diciembre de ese año, el periódico PM le hizo un reportaje ilustrado por fotografías de Mary Morris.
Una mirada retrospectiva al artículo escrito por Peggy Wright muestra la ironía
de como Margo era vista como una promotora de las políticas gubernamentales, y
como menos de diez años, se la representara como alguien contrario a los
ideales norteamericanos.
Eran los días de
La Política del Buen Vecino y Margo estaba siendo utilizada por la propaganda
de la Administración Roosevelt como un puente entre México y USA. Según
palabras del vicepresidente Wallace ella era “La Voz de las Américas”. El mismo articulo la describe como la propagandista
no oficial de una campaña de buena voluntad entre su país natal y el adoptivo e
incluso se refiere a ella como “Home-front Hero” (heroína del frente doméstico).
Gracias al artículo
nos enteramos de que, en 1942, Margo anda ocupada dando charlas en
universidades y escribiendo una columna para Walter Winchell. Su propósito es
eliminar falsos conceptos sobre México y los mexicanos. En la entrevista, Margo
intenta explicar que lo que aparentemente es pereza en los mexicanos es apatía
nacida de la miseria y de la falta de progreso y alaba al gobierno de Lázaro Cárdenas
que cambió las condiciones sociales del mexicano. Unos años más tarde la
alabanza a un gobierno considerado “rojo” y el vehemente clamor por justicia
social de Margo serán vistos como subversivos.
Yo soy
anti-izquierda, pero como Margo, creo en la justicia social y no puedo evitar
sentir admiración por esta jovencita (Margo tenía 25 años para esa entrevista)
tan erudita, despierta e informada. No solo evidencia lo absurdo del desprecio
de los Anglos por los mexicanos, pero también demuestra que Margo no era la
actriz latina común obsesionada con frivolidades y publicidad.
Aun así, 1943 sería
el canto del cisne para la nueva americanita, pero también su último gran año en
Hollywood. Margo firmó contrato con la
RKO para tres filmes. Aunque la RKO
siempre había sido considerada una productora modesta, ahora estaba ganando
dinero gracias una serie de filmes de terror producidos y dirigidos por una
mancuerna conformada por Val Lewton y Jacques Tourneur. Tras el éxito de “Cat
People” (1941) y “I Walked with a Zombie” (1942) Lewton y Tourneur se habían
embarcado en “The Leopard Man” una adaptación de Black Alibi de Cornel Woolrich.
“El Hombre
Leopardo” hasta hoy es considerado un clásico del cine de terror. En Santa Fe,
Nuevo México, la cantante Kiki (Jean Brooks) se ve eclipsada por la bailarina
Clo-Clo (Margo). Su agente (Dennis O’Keefe) le aconseja incorporar un jaguar a
su acto para hacerlo más exótico. La
envidiosa Clo-Clo asusta al felino con sus castañuelas y lo hace huir.
Poco después
varias mujeres son asesinadas aparentemente por el jaguar. Tras una lectura negativa
del Tarot, la supersticiosa Clo-Clo cree que ella será la próxima víctima. A
pesar de que Kiki es la protagonista, Margo recibe el primer crédito y su trabajo,
como siempre, es lo mas memorable de la cinta en términos de actuaciones.
Consciente de
eso, la RKO le da el rol protagónico de su ambiciosa adaptación del libro del
periodista James R. Young, Behind the
Rising Sun. El libro publicado meses antes del bombardeo de Pearl Harbor,
describe el Japón moderno aun atado a sus tradiciones, y el peligro que representa
para Occidente. La RKO compró el libro por el titulo sin conocer su contenido.
La adaptación aun hoy debería ser aplaudida puesto que para ser un filme de
propaganda es el único de ese entonces (y posiblemente el único hasta
“Hiroshima, Mon Amour”) en mostrar japoneses decentes y de intentar explicar qué
provoca la brutalidad de un pueblo en contra de otros.
Tom Neal es Taro
Seki, joven de buena familia, quien regresa a Tokio en 1936 tras su graduación
de Cornell. Taro está totalmente americanizado, prefiere la amistad con
caucásicos, no se mide por tradiciones (para él) ridículas y termina de novio de
Tama (Margo), la secretaria de un estadounidense. Ahí las tradiciones le ponen
obstáculos. Para casarse necesita del permiso de su padre (J. Carroll Naish)
quien se rehúsa ya que Tama, hija de granjeros, no es de casta aristocrática
por lo tanto su matrimonio está prohibido.
Margo y Tom Neal |
Entretanto, Japón
ha invadido China y Taro es reclutado. En Manchuria es testigo de las
atrocidades cometidas contra la población civil. En vez de repudiarlas, Taro
abraza las ideas expansionistas y militaristas del gobierno de Tojo. Su padre
ha aprendido a apreciar a Tama y consigue que una familia amiga la adopte para
que así pueda entrar en el circulo aristocrático al que pertenecen los Teki,
pero para cuando regresa Taro, y Tama se entera de su nueva manera de pensar,
el matrimonio se convierte en un plan del pasado.
Después de Pearl
Harbor, Taro se vuelve mas fanático. Tama es acusada de espionaje, arrestada y
torturada. Taro incluso declara en contra de su exnovia. Taro muere en la
guerra. Tama es rescatada de la cárcel durante el bombardeo de Dollitle, pero
rechaza la oportunidad de huir del país, creyendo que cuando acabe la guerra
personas como ella serán necesarias para reconstruir al Japón.
“Behind the Rising
Sun” fue el mayor triunfo de Margo en la taquilla y el llevar el primer crédito
demostró que volvía a ser un miembro reconocido de la comunidad de estrellas de
Hollywood. Sol Naciente fue la
primera película de Margo que vi en mi vida y me creí tanto el personaje que
hasta que vi “Horizontes Perdidos” no supe que ella no era japonesa.
La última
película que Margo hiciera para la RKO fue “Gangway for Tomorrow”. Otro de los
esfuerzos de propaganda hollywoodense, “Gangway” relata vía flashback la
historia de cinco personas (tres hombres y dos mujeres) camino a la fabrica de
aviones donde trabajan. Margo es Lisette Rene, una resistente francesa que,
tras huir de la Gestapo, ha logrado llegar hasta Estados Unidos. Otra vez Margo
obtenía el crédito principal.
Margo como Lisette |
En 1944 el
contrato con la RKO expiró, pero estaban dispuestos a renovarlo. Incluso se
habló de tenerla junto a Paul Henreid en la adaptación del nuevo bestseller de
Pearl Buck, China Sky. Mientras se
arreglaban las negociaciones, Margo volvió a Nueva York y a Broadway.
A Bell for Adano le había ameritado a John Hershey un Premio
Pulitzer y ahora este superventas había sido adaptado para el escenario. Aunque
no era un romance, Tina era el personaje femenino mas importante en este cuento
de un oficial italoamericano que intenta ayudar a los habitantes de una aldea
castigada por el fascismo y la guerra. Frederic March daba vida al Mayor
Joppolo y la obra abrió con muy buena crítica.
Margo y Fredric March |
A pesar del éxito
en Broadway, 1945 trajo dos desilusiones para Margo. “China Sky” fue filmada
con una desconocida, Ruth Warwick, en el rol principal. Mas triste aun, cuando
la 20th Century Fox adaptó A Bell for
Adano se despreció el elenco teatral. El gran Frederic March fue
reemplazado por John Hodiak, a quien estaban intentando convertir en ídolo de matinée.
Se le dio un toque romántico a su relación con Tina y esta fue interpretada por
Gene Tierney que tenia mas cartel que Margo. De hecho, llevó el primer crédito.
La ironía es que “La Campana de la Libertad” es considerada hoy un clásico del
cine de la Segunda Guerra Mundial, pero la única crítica que recibe es que Gene
Tierney está totalmente fuera de papel.
Gene Tierney y John Hodiak |
Margo no tuvo
tiempo de desilusionarse. El amor de su vida era ahora parte de su presente. Años
más tarde Margo hablaría de que conoció a su marido por el exitoso filme “Brother
Rat”, comedia de escuela militar protagonizada por Ronald Reagan y Eddie
Albert. Margo pensó que el ‘ultimo seria alguien de quien pudiera enamorase. A
sabiendas, una amiga la presentó con Eddie Albert en 1945, siete años después
del filme.
Eddie, como Margo,
había trabajado en el cine y el teatro, también había sido pionero de la televisión.
La guerra lo había alejado de la actuación. Pre-Pearl Harbor, había trabajado
para los servicios de inteligencia estadounidense, luego se había enlistado en
el servicio de la Guardia Costera finalmente había visto servicio activo en el
Pacifico. Su valor al rescatar a sus compañeros en La Batalla de Tarawa le ameritó
una Estrella de Bronce.
Margo y Eddie en el Stork Club |
Eddie, todavía de
uniforme, era un verdadero héroe. Pero Margo no era el tipo de mujer
superficial que se dejaba deslumbrar por un uniforme. Lo que le atraía de Eddie
era que ambos compartían las mismas ideas y preocupaciones por los menos
privilegiados. En 1945, Margo y Eddie se casaron.
Los recien casados |
Entremedio de su trabajo en Broadway y su boda, Margo se dio tiempo de acompañar a su tía a los tribunales. 1946 fue el año en que Carmen Castillo se divorció de Xavier Cugat.
Margo y su tía Carmen |
Los Albert no volvieron inmediatamente a Hollywood. Eddie estaba interesado en la naciente industria televisiva. En 1948, Margo lo secundaba, debutando en el “Teleteatro Chevrolet”, al que seguiría una adaptación de “La novia viste de negro” de Cornell Woolrich para el programa “Suspense” en el cual Margo había participado cuando era un radioteatro.
Para el regreso
de los Albert a California, las cosas no se veían bien en Hollywood. La Segunda
Guerra Mundial había dado paso a La Guerra Fría. La expansión soviética en
Europa y la nueva China Roja habían provocado un pánico de que Estados Unidos
estuviese en la mira de los marxistas. Un extraño fenómeno es que se temía que
el comunismo minase la sociedad estadounidense desde su interior destruyendo el
modo de vida norteamericano.
Debido a eso
comenzaron a monitorearse las películas de Hollywood y a quienes tomaban parte
en su fabricación. El Comité de Actividades Antiamericanas que había sido
creado para descubrir agentes fascistas ahora se enfocó en Hollywood. La ironía
es que durante La Segunda Guerra Mundial no solo se habían hecho filmes
glorificando la Rusia de Stalin, sino también promoviendo los que ahora se
consideraban valores revolucionarios.
Hubo
interrogatorios en los cuales se buscaba descubrir quienes habían sido o eran
miembros del Partido Comunista o simpatizaban con ideas marxistas. Se obligó a
miembros bajo sospecha a presentarse en el Congreso a responder un
interrogatorio. Diez se negaron a responder y fueron encarcelados. Entre los “Diez
de Hollywood” estaba Edward Dmytryk quien había dirigido a Margo en “Behind the
Rising Sun”. Los Albert nunca fueron miembros de ningún partido, pero se sabía
que apoyaban públicamente a los Hollywood Ten, que tenían ideas socialistas, y
que Margo había asistido a manifestaciones antifascistas. Eso era suficiente.
Comenzaron a aparecer
panfletos conocidos como Red Channels (canales rojos) en los que aparecían
nombres de sospechosos. Aunque entre ellos había verdaderos comunistas como
Dashiell Hammeett y su pareja, la rabiosa estalinista Lilian Hellman, había
gente cuyo único pecado era haber sido antifascista como Dorothy Parker, Orson
Wells y Doña Lolita del Rio. Los Albert estaban también en esa lista. El mayor
peligro era ser boicoteado y vetado, pero según el hijo de Margo, el también
actor Edward Albert Jr., su madre fue insultada, atacada en la calle y hasta la
escupieron. Hubo que ponerle un guardaespaldas.
Por supuesto, Los
Albert tenían una salida. Mucha gente en Hollywood optó por delatar amistades
comunistas y así limpiar sus nombres. Los Albert no eran delatores. Gracias a
su récord militar, Eddie pudo seguir en el cine. En 1953 recibía una nominación
al Oscar por su rol del amigo fotógrafo de Gregory Peck en “La princesa que quería
vivir”.
Margo era otra
historia. No volvió a hacer cine sino en roles terciarios como una soldadera en
“Viva Zapata”, un filme sobre mexicanos en que los roles principales estaban en
manos de Anglos. También apareció en un par de filmes junto a su marido y fue
la madre de la protagonista (Diane Varsi) en el western “Del Infierno a Texas”.
La mayor parte de
su trabajo fue en la televisión, sobre todo en westerns como “Rawhide” o “Las
Aventuras de Jim Bowie” La televisión de los 50 era de impensada calidad puesto
que había dado refugio a muchos exiliados de Hollywood. En los 50 también Margo
comenzó a armar una familia. En 1951 nacía su único hijo biológico Edward
Albert Jr. Tres años mas tarde, sabiendo que Margo no podría volver a ser madre,
Los Albert adoptaron una huerfanita española llamada María.
Margo y sus hijos |
En 1953, Eddie
Albert obtuvo su propia serie “The Eddie Albert Show”, un programa de
variedades. Inspirado por la música, Eddie convenció a su mujer de crear un
acto juntos combinando baile y música en varios idiomas.
En 1954 comenzaron a llevar este acto a centros nocturnos de Nueva York y Las Vegas y en 1956 grabaron un disco “Eddie Albert y Margo”, seguido por “September Song”.
Los Albert en El Show de Ed Sullivan |
En 1954 comenzaron a llevar este acto a centros nocturnos de Nueva York y Las Vegas y en 1956 grabaron un disco “Eddie Albert y Margo”, seguido por “September Song”.
Para los 60, Los
Albert se habían instalado en California en una hermosa casa de estilo español
en Pacific Pallisades. Margo había comenzado a dar clases de actuación. 1965
fue un año importante para la familia Albert. Edward Albert Jr. de 14 años debutó
en el cine junto a Tony Perkins en “The Fool Killer”. En contraste, su madre hizo
su última actuación como la asesina Serafina Buccio en un episodio de “Perry
Mason”.
A Eddie Albert lo
habían buscado para protagonizar varias series de televisión. Ya se había
rehusado a ser Wilbur en “Mr. Ed” y le había cedido a Fred Murray, el rol protagónico
de “My Three Sons”, pero el papel de un afamado abogado citadino que, junto a
su sofisticada esposa (Eva Gabor), se va a vivir en una granja apeló al lado medioambientalista
y naturista del actor.
“Green Acres” fue
todo un éxito y duró seis temporadas. Margo aplaudía y apoyaba los proyectos
artísticos de su esposo e hijo (en 1972 Edward Albert Jr. ganó un Globo de Oro
por “Las mariposas son libres”). Después de todo, Hollywood la había buscado a
ella y la actuación nunca había sido su pasión.
Se podría pensar
que su mayor ambición fue su familia. En entrevistas, sus hijos siempre tuvieron
palabras de elogio para referirse la madre que les dio un hogar armónico, les
enseñó la importancia de servir al prójimo y ayudar a los desposeídos, y les
inculcó aprecio por sus orígenes latinos (entre Margo y Maria, convirtieron a Edward
Albert Jr. En hispanoparlante).
Edward Albert como el novio perdido de La Dra. Quinn |
Sin embargo, la
energía militante de Margo necesitaba de un ‘ultimo proyecto, uno muy diferente
a los que había abrazado anteriormente. Margo iba a combinar su cariño por la
población mexicana del Este de Los Ángeles, su afán por culturizar a los mas
pequeños, y su amor por la arquitectura en su mejor obra: La Plaza de la Raza.
En 1969, Margo
creo un grupo que se oponía a la demolición de un antiguo edificio en Lincoln
Heights. Tras vastos esfuerzos no solo se salvó el lugar, sino que, en 1970,
ella y el líder sindicalista Frankie López fundaban La Plaza de la Raza. El
humilde cobertizo para botes se convirtió en un gran centro cultural y
educacional para la población chicana.
Se ofrecieron
clases en español desde las de actuación dictadas por la propia Margo hasta
programas de alfabetización para adultos. Hubo exposiciones de arte local y obras de
teatro. Pronto la Plaza era famosa más allá de las fronteras. David Alfaro
Siqueiros donó una de sus pinturas para la galería. Hasta hoy, La Plaza de la
Raza es un tributo a Margo, ejemplarizado por su teatro que lleva el nombre de
la actriz.
Margo y el comite de La Plaza de la Raza |
Sin embargo, Margo
no se involucró solamente en este proyecto. En 1980, el presidente Ronald Regan
quien nunca había dejado de ser amigo de Los Albert (también fue su vecino en
Pacific Pallisades), le daba la bienvenida a Margo como nuevo miembro del
Consejo Nacional para las Artes y las Humanidades. Margo también sirvió en el
Comité Presidencial de las Artes y Humanidades y en muchas otras organizaciones
artísticas relacionadas con Los Ángeles tales como La Comisión para el
Bicentenario de la ciudad o los comités que aconsejaban a la alcaldía en temas artísticos
y culturales. Para ser una mujer que una vez había sido tildada de antiamericana,
al final de su vida, Margo fue reconocida como un ejemplo de civismo.
Margo y el Presidente Reagan |
En 1985, Margo
Albert fallecía víctima de un tumor cerebral. Tenía 68 años. Toda su vida
estuvo dedicada a tres amores: su familia, el arte y la misión de llevar este
ultimo a quienes por razones de raza y clase social no tenían acceso a el. Se
puede decir que su paso por Hollywood fue accidental, pero tanto su
contribución al cine estadounidense como la manera ignominiosa en que se
obstruyó su carrera, la señalan como otra peculiaridad de la experiencia latina
en Hollywood.
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