Estee Lauder es
un nombre reconocido mundialmente en la perfumería y la cosmética. Sus perfumes
son un caleidoscopio de influencias desde lo refinado hasta lo exótico, pero es
su historia personal que refleja el sueño americano y la experiencia del
inmigrante, la que define la variedad de sus aromas.
Yo llegué a
Estados Unidos, en 1974, en pleno auge de Estee Lauder. Sus productos se
vendían en tiendas y farmacia; sus perfumes (Estee, Aliage y Azuree) eran
usados por maestras compañeras, y vecinas; las revistas mostraban fotografías
de la exitosa empresaria y hacían semblanzas de su vida y milagros. Esa señora,
que sin ser guapa se veía bien conservada y muy chic, daba la impresión de
pertenecer a una gran familia.
Fue en Ezra Academy,
en 1976, donde descubrí que Estee Lauder era un modelo para las chicas judías
estadounidenses, ya que representaba un pasado que era el de ellas: hija de inmigrantes,
clase media trabajadora, empeñosa y creativa. Ahí comencé a verla con otros
ojos.
De Esther a Estee
Rose Schotz dejó
su Hungría natal en 1899 para cruzar el Atlántico, en compañía de sus cinco
hijos, para reunirse con su marido en Nueva York. Al parecer el tiempo y separación había
afectado al esposo porque pronto la abandonó.
Rose no se
amilanó. America era el lugar de los imposibles, lo importante era no echarse a
morir. Con buena actitud y preocupada siempre de verse y sentirse bien, en 1905
Rose contraía nupcias con Max Mentzer, un almacenero que, como ella, venia del
Imperio austrohúngaro y al que la novia le llevaba diez años.
Un año más tarde,
ya establecidos aquí en Queens—Corona para ser más exactos— los
Mentzer recibían a su primera hija Josephine Esther. Si cuento esto es para
indicar que la idea de independencia, y el desprenderse de las tradiciones de
su madre forjarían el espíritu de “Estee” como la apodaban en la familia.
Estee Mentzer
tuvo una infancia y adolescencia típica de las chicas de clase media judía de
Queens. Su familia no tenía dinero. Después de la escuela, Estee ayudaba en la ferretería
de su padre. Tras graduarse de Newtown High School (de donde se graduó mi
hermana Victoria y donde lleva enseñando casi 30 años) Estee comenzó a trabajar
con el hermano de su madre, John Schotz.
El Dr. Schotz,
químico de profesión, tenía un laboratorio donde fabricaba cosméticos. Pronto
la sobrina superaba al tío en el arte de fabricar cremas de belleza. Más allá
de ser cosmetóloga, Estee tenía el don de la promoción y se dedicó a ofrecer
los productos de su tío en clubes, balnearios, farmacias y salones de belleza.
Estee era implacable en su búsqueda de nuevos clientes y acosaba a la gente
hasta en los elevadores.
Aunque su carta
de presentación era su hermoso cutis, no todas sus experiencias eran agradables.
En 1930, en una peluquería, Estee admiró una blusa de una clienta y le preguntó
dónde la había adquirido: “¿Para qué quieres saber si no tienes dinero para comprarla?”
fue la respuesta de la esnob. Estee se juró algún día ser millonaria no solo
para comprar blusas sino para evitarse humillaciones.
Ese año, Estee se
casó con Ralph Lauter y en 1932 nacía su primer hijo Leonard que eventualmente
heredaría el negocio de sus padres (hoy la compañía es manejada por William Lauder,
hijo de Leonard). Sin embargo, a sus 30 años, Estee estaba frustrada. A pesar
de que tenía una docena de salones de belleza que compraban los productos de su
tío, ella deseaba más.
Estee y su marido, 1930 |
Su sueño era elevar su negocio al nivel de Revlon o
Elizabeth Arden. En 1937, los Lauter, cambiaron una letra de su apellido para
que sonara menos extranjero, pero la insatisfacción de Estee la llevó a
divorciarse y a marcharse a Miami a iniciar una nueva vida.
Dos años le
tomaría a la cosmetóloga darse cuenta de cuanto amaba a su ex. En 1939, Estee y
Ralph volvían a casarse. poco después nació su hijo Ronald que llegó a ser
Embajador en Austria y que hoy dirige la Organización Judía Mundial.
Estee y sus hijos |
Nace un imperio
En 1946, los
Lauder cumplieron su gran sueño abriendo el emporio Lauder (que eventualmente
se convertiría en las Compañías Estee Lauder) en un viejo restaurante de Manhattan.
Desde el comienzo, Estee decidió que sus productos fabricados por ella misma en
la cocina eran demasiado refinados para venderlos a simples droguerías. Ella ambicionaba
venderlos en lugares distinguidos.
Comenzó con la elegante tienda de
departamentos Lord &Taylor y luego aspiró más alto, acercándose a la
encopetada Sacks Fifth Avenue. Ahí se encontró con un obstáculo. El dueño, un
poco condescendientemente, le dijo que sus clientas nunca habían oído hablar de
los productos Lauder por lo que no había demanda.
A Estee nada la
detenía. Se presentó en una cena de caridad del Waldorf-Astoria donde se reunía
lo mas granado de la sociedad neoyorquina y obsequió a las damas presentes
muestras de sus lápices labiales. Hasta
entonces los pintalabios venían en ordinarios envases plásticos, Estee Lauder
les había creado a los suyos unos elegantes estuches de metal dorado. A la
mañana siguiente, Sacks recibió 800 pedidos de labiales de Estee Lauder.
La cosmetóloga no
se dormía en sus laureles y tenía presente que por buenos que fueran sus
cosméticos no llegarían a ninguna parte sin una buena campaña de mercadeo. Estee
Lauder fue una pionera en muchas estrategias de venta, algunas a las que
estamos hoy tan acostumbradas que creemos que nacieron con la industria. Estee fie
quien convirtió casi en una obligación que gente famosa publicitara sus
perfumes. Recordemos las campañas de Elizabeth Hurley, Gwyneth Paltrow y ahora
de Kendall Jemner para vender productos Estee Lauder.
A Estee Lauder se
le ocurrió que la mejor manera de vender era como de joven había mercadeado las
cremas de su tío, ofreciendo una prueba gratis in situ. Por eso ahora podemos permitir que la dependienta nos maquille
ahí mismo en el mesón. Otra técnica novedosa de Estee fue la de ofrecer
muestras de regalo, y descuentos como agregados a una compra.
Estee maquillando una clienta |
Con tan buenas
ideas, la firma pronto se convirtió en una empresa millonaria. En 1964, Estee creó
la marca Aramis (con colonia incluida) de productos para caballeros, y en 1967
fundó la famosa marca Clinique. Con el éxito de estas filiales, para la muerte de
Estee Lauder en el 2004, su empresa era un negocio billonario.
La perfumería de Estee Lauder
Hora es de hablar
de la perfumería de Estee Lauder que abarca desde 1953 hasta nuestros días.
Para apegarnos a los parámetros de este blog comenzaremos con los más
reconocidos desde de los 90 hasta retroceder a 1953, y el debut de Youth Dew,
el primer perfume de la compañía.
Eso nos lleva a
Pleasures (1995), cuya campaña se apoyaría en los rostros de famosas como
Elizabeth Hurley y Gwyneth Paltrow. Muchos critican este perfume por
considerarlo azucarado. Incluso lo llaman un perfume “para mamás”. Es cierto
que la combinación de violeta, lila, lirio del valle, nardo y fresia puede
resultar empalagosa, pero es un perfume apropiado para mujeres que buscan sentirse
románticas, vintage y no desean espantar con olores fuertes.
Pleasures es un
perfume que se puede adquirir por precios razonables (menos de $50) en USA y en
línea. También se vende en Chile, Perú y Argentina, en cualquier Falabella
(40.000 pesos chilenos), Ripley en Chile y Perú, y Juleriaque en Buenos Aires.
En México lo venden en Almacenes Liverpool
Spellbound de
1991 es un gusto adquirido, porque me cuesta recomendarlo. Va más allá de un
oriental porque un ingrediente es el cardamomo, una especia muy pungente, mezclada
con el aromático sándalo y dulcificado con damasco.
El cardamomo también
aparece en Knowing de 1988, un perfume “maderero” pero que a mi en realidad me huele
a musgo, un olor no muy apetitoso. Dicen que Evelyn Lauder se trajo de un viaje
en el olfato el aroma a pitósporo, en español azahar de la china. Eso hace a Knowing
un perfume tan insólito, el bendito pitósporo. Reitero, el único aroma que
percibo es musgo con pachuli.
En 1985, Estee
Lauder lanzó al mercado una esencia un poco polémica puesto que Beautiful tiene
sus detractores. Se le ha acusado de ser un perfume amargo. Una década mas
tarde, mi mamá lo compró en Chile, lo encontró hediondo y me lo regaló. Fue mi
primer perfume de marca en Chile.
Como había
retomado el hábito del cigarrillo, usaba Beautiful para esconder el olor a
tabaco. El resultado es que la directora del instuto donde yo trabajaba decía
“se sabe que Maria Elena estuvo en un salón porque deja una estela de perfume”.
Nunca supe si era un elogio o un reproche.
Beautiful es la
combinación usual de flores blancas: lirio, nardo, jazmín con un toque de
azahar. Para equilibrar tanta dulzura, le metieron clavel y lo más audaz, ranúnculo.
Si han olido alguna vez un ranúnculo (marigold) concordaran conmigo de que es
un poquito fétido, eso es lo que le da personalidad al perfume.
Así llegamos al
gran año de Estee Lauder, 1978 en que se anotó dos triunfos con los
lanzamientos de perfumes tan dispares como Cinnabar y White Linen El primero
era una extravagancia total. Más que oriental, Cinnabar es un perfume de Las
Mil y una Noches. Una compañera marroquí lo describió como olor a bazar de Tetuán
sin tufo a boñiga de burro.
Clavo, canela, limón
y azahar un azahar muy fuerte e intenso. Yo no me atreví nunca a usarlo. Lo
apodé un perfume para “noches de disco”. Una amiga, que era reina de las pistas de
baile, me decía que era bueno porque ‘tapaba el olor a sobaco sudado”. Es triste saber que la nueva fórmula es menos
exótica y más mansa.
La contraparte
total de la insólita Cinnabar es también, a mi parecer, el mejor perfume de Estee
Lauder y uno de los mejores aromas de la segunda mitad del Siglo XX. Hablo de White
Linen que no deben confundir con Pure White Linen, una mala imitación de este
siglo.
Por empezar me
encanta el envase sobrio, elegante, con unos pliegues tanto en el frasco como
en la tapa dorada con leves tonos iridiscentes.
Linen significa “lino” en
inglés, pero también se refiere a la ropa blanca y es un perfume prolijo y
crujiente como sabanas almidonadas.
Comienza con una
combinación fantástica de jacinto, violeta y rosa búlgara. Pero esta
combinación de cuento de hada se ha masculinizado con el vetiver, el cedro y el
sándalo. Es un perfume elegante, pero también tenaz, un perfume para la
profesional, la ejecutiva y la intelectual.
A mi madre no le
gustaba. Todas las Janukas, mi hermano y mi Pa le regalaban estuches de
muestras de perfumes de Bloomingdales, todas traían su frasquito de White Linen
y ella invariablemente me los daba. Me tomó casi una década descubrirle un buen
uso.
Aunque yo comencé
a trabajar a los quince años, fue a los 26 que comencé a desempeñarme en
empleos profesionales. White Linen se convirtió en mi aliado en mi búsqueda de
trabajo. Me trajo suerte. Por muchos años yo tuve en mi guardarropa un blazer
de lino beige (ecrú es el nombre en francés) con un forro de seda marfil. Antes
de la entrevista rociaba el forro con el perfume. Su aroma me inspiraba
confianza.
No voy a hablar
de perfumes de Estee Lauder de los 60 y 70 como Aliage, Azuree y Estee porque
en este siglo se les ha reformulado y ya no son lo que fueron. Con horror, me
enteré de que hay una reformula de Cinnabar.
Con eso ya no hay posibilidades que las Latinas Millenials lleguen a
conocer el verdadero estilo aromático de los productos de Estee Lauder.
Queda una última esperanza.
Nunca se ha reformulado Youth Dew, el primer perfume de la empresa. Mi hermana
me regaló una botella para Janucá el año pasado. Es un perfume creado en los
50, 1953 para ser exactos, con cuerpo, presencia e historia.
Cuerpo ya se ve
en la botella que tiene una “cintura” que refleja la silueta que el New Look
había impuesto para la mujer occidental de esa época. La botella sigue un contorno
de reloj de arena, con un plisado que recuerda las faldas de entonces. El ‘ultimo
retoque es un cinturón-lacito que marca la división entre lo puro y lo
pecaminoso de la anatomía femenina.
1953 puede parecernos
prehistórico en lo que respecta al modo de comportarse y modo y pensar de las
mujeres. Por ejemplo, algo que la astuta Estee notó es que las mujeres no
compraban perfumes. Dejaban que se los regalasen sus parejas. En otras palabras,
permitían que otros decidieran a qué iban a oler.
Crear un perfume
que una mujer desease usar y que comprase era empresa difícil. A Estee se le
ocurrió inventar un aceite de baño que fungiese también como perfume. Así nacía
Youth Dew (Roció de la Juventud). Efectivamente, las mujeres enloquecieron por
un producto que podían rociar libremente en sus tinas de baño y que las dejaba
perfumadas todo el día.
Eventualmente, se
separó el aceite y el perfume que comenzó a venderse a clientas que ya no
esperaban que novios y maridos decidieran por ellas. Y déjenme decirles que Youth
Dew es un aroma fuerte para una mujer independiente. Abro la botella y el
primer chorrito me hace pensar en el Tabú de Dana. Como mi hermana también me
regaló una botella de Tabú para Janucá (me regaló un perfume por cada noche que
se celebra la fiesta) pude compararlos.
Ambos son
perfumes de especias, ambos combinan clavo y bergamota con el perfume más suave
de rosas aunado al pachuli, al vetiver yal almizcle. Estee Lauder comisionó a la legendaria
Josephine “Jo” Catapano para su creación y la perfumista se atrevió a incluir la
canela (esto casi un cuarto de siglo antes de Cinnabar). No se necesita leer a Jorge
Amado para saber lo sensual que es el coctel de clavo y canela.
Tabú es una oda a
la mujer mediterránea en su hábitat natural. En cambio, Youth Dew es un perfume
moderno y sofisticado que evoca las calles de Manhattan, la mujer que trabaja,
pero que no es la típica WASP, sino alguien como Mrs. Lauder y Jo Catapano,
hijas y nietas de inmigrantes. Aunque parezca un oxímoron es un perfume audaz,
pero también sobrio y consecuente.
Youth Dew no solo
hizo estragos en la clientela americana, pronto cruzaba fronteras y barreras
sociales. Estee siempre había querido que sus productos fueran usados por damas
encopetadas, ahora tenía el cebo indicado. De México vino Doña Lolita del Rio a
comprarlo. Y de Paris descendió la Duquesa de Windsor. En Hollywood, Gloria Swanson, todavía gozando
de su renovada fama por ‘Sunset Boulevard”, lo adquirió, como también lo usaría
una ex rival de Swanson, Joan Crawford.
Estee y Joan Crawford |
Con esas
clientas, la carrera de Estee Lauder como empresa perfumera estaba asegurada.
La última adicta al Youth Dew es Madonna. Lo entiendo, no es un perfume para jovencitas
sino un aroma para mujer de criterio ya madura.
Youth Dew puede
comprarse tanto en Fragrance.Com como en Amazon. También lo venden grandes
tiendas de departamento en España y México. En Chile me temo que solo puede
adquirirse gracias a compañías que comercian con Amazon y E-Bay.
Why white linen changes
ResponderEliminarIt has to do with reformulae, some ingredients change or go missing in a new version
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