Este otoño caí en
cuenta que me quedaba una casa perfumera sin investigar. Coincidiendo con un
regalo de cumpleaños y conque el perfume en cuestión cumple veinte años junto
conmigo (bueno, yo 66) decidí explorar los misterios de Hermes y sus jardines.
Una Empresa
“Equina”
Hoy Hermes es
conocido por su ropa, sus relojes, sus bolsos de mano y hasta sus perfumes. Sorprenderá
saber que por un siglo su fama residió en …¡arneses! Así es, el
fundador de la firma un alemán llamado Thierry Hermes se trasladó al país de su
madre en días de Carlos X , donde se
dedicó a la artesanía de aparejos de equitación.
En 1837,abrió una
tienda cerca de la iglesia de La Madeleine que se especializaba en sillas de
montar, arneses, riendas y hasta alforjas. Su clientela incluía los más granado
de la sociedad francesa y europea. Hasta el Zar de Rusia mandaba a hacer sus
implementos de montura a Hermes. Thierry dejó una lucrativa empresa a su hijo
que, a su vez, la heredó a los suyos quienes cambiaron el nombre a Hermes
Freres en 1902, añadiendo como emblema de su firma, un carruaje tirado por
caballos.
Fue en los Locos
20, cuando ya los carruajes habían sido reemplazados por automóviles que la
firma se reinventaría como tienda de modas. Originalmente, habían agregado a su
colección “equina” trajes de montar con casacas de seda, pero fue uno de sus
clientes, nada menos que el príncipe de Gales, quien solicitó un diseño para
chaqueta de golf ya que la que tenía lo incomodaba incluso en los botones.
Así en Hermes le diseñaron
al futuro Duque de Windsor un tipo de casaca que además de permitirle practicar
cómodamente su deporte favorito, en vez de botones tenía un tipo de zipper que
se conocería pronto como “cerradura de Hermes”. De ahí surgirían otros atuendos
y pronto Hermes estaba diseñando modas para ambos sexos. Su primera diseñadora
fue Lola Prusac. Desde entonces han tenido gente de renombre encargado de sus
diseños, incluyendo a Jean Paul Gaultier.
Bufandas,
Bolsos y Perfumes
En la década de
Los 30, la firma marcaria otro hito con las hoy todavía famosas bufandas de
seda, cada una con un diseño único, que pronto serian parte obligatoria del guardarropa
de toda mujer bien vestida y que pudiera costearse una. Lo que una vez había
sido una empresa dedicada a los varones equitadores, ahora era bombardeada por
pedidos de clientas adineradas.
Para entonces, el
bolso femenino se había convertido en una prenda de vestir. Muchas damas
descontentas con lo que veían en el mercado acudieron Hermes con solicitudes. De
ahí la firma, que una vez confeccionase alforjas, se haría reconocida por sus
bolsos de manos. Uno de estos con correas largas fue rebautizado en los 50 como
“Bolso Kelly” cuando se vio a la Princesa de Mónaco portando uno.
Otro famoso bolso
fue diseñado para Jane Birkin. La modelo y actriz británica se quejó de que era
tan pesado que le dolía la muñeca cargarlo. Hermes lo aligeró y el diseño
todavía puede ser adquirido como “Birkin Bag” en este siglo.
La firma Hermes
ha podido capear muchos temporales para seguir existiendo y vendiendo en el
siglo XXI. Aparte de bolsos y pañoletas, ha agregado a su catálogo joyería
incluyendo relojes de lujo y hasta cristalería. Aunque incursionó en la perfumería
a partir de la posguerra, los muchos aromas que colocó en el mercado no pasaron
a la historia con la excepción de Caleche (1961).
Su primer perfume
fue Eau des Hermes (1949), un agua de toilette todavía en producción, pero Caleche
abriría los ojos del público perfumero hacia lo que producían en Hermes. Hoy
aunque todavía puede adquirirse tiene poco que ofrecer. El mayor insulto se lo
lanza Babe Palay (Naomi Watts) cuando en Capote vs Las Cisnes se burla de la amante de su marido por usar este aroma.
Sé trata de un cítrico
común, más sutil que un agua de colonia. Como suele ocurrir con las fragancias
de esa época, combina demasiados ingredientes: frutas, especias y maderas. Otro
perfume que todavía se asocia con la firma es el Agua de Hermes y sus muchas
variedades. Perfume unisex útil para quien esté buscando un eau de toilette
sutil.
Perfumes
“Jardineros” para este Otoño
Checando la página
de Parfumo no me sorprende descubrir que los perfumes más famosos de Hermes―después
de Caleche y de las Aguas―sean los productos de la colección “Jardines” que
Jean Claude Ellena ha estado fabricando a través de este primer cuarto del
Siglo XXI.
El primero de la lista es Un Jardin en Mediterranee que debuta en el 2003. Es un aroma típico del Mediterráneo con frutos cítricos y yerbas. Lo sigue mi favorito Jardin de Nile (2005) del que hablaré al final.
Desde el 2008 que el público puede disfrutar de Un Jardin Apres
la Mousson. Como indica el título es un homenaje a la cultura hindú, una fusión
de olores que nos llevaría a un bazar en la India después del monzón, una
combinación de especias que están mejor en una bandeja de comida que para
ponerse tras las orejas.
El 2011 el combo
Hermes-Ellena sacan al mercado, Un Jardin sur le Toit que huele a flores y hierbas
que pueden cultivarse en un jardín de tejado. Después de ‘Nilo” es lo mejor de
esta colección y lo recomiendo para toda edad.
El 2015 será el debut
de Le Jardin de Monsieur Li. Me esperaba un perfume evocador que me trasladase
a novelas de Pearl Buck, pero el toque oriental se lo da el kumquat. Este fruto
del Lejano Oriente no comparte con su hermano lichee ni la dulzura de sabor ni
fragancia. Es acido, pungente, afecta los sentidos y solo las muy osadas gustarán
de este “Jardín”.
En el 2019, Un Jardin sur la Lagune nos trae una nueva nariz, la de Christine Nagel. Está
inspirado en un jardín que un noble inglés construyera sobre la laguna
veneciana. Realmente no sé a qué huele porque se supone que tiene notas
acuáticas y madereras. No la encuentro por ninguna parte. A esto agréguenle
lirio y magnolia. Me canso de decir que la verdadera magnolia no tiene olor,
por lo que cuando se habla de esta flor como ingrediente ya sabemos que se
trata de un aroma sintético. A lo más el perfume tiene un olor neutro a lirio,
tipo azucena.
El ultimo añadido
a esta colección es Jardin sur Cythere. Aunque intenta rememorar la Grecia
clásica, creo que entonces y ahora los olores que asociamos con esas tierras son
aceitunas y queso de cabra. Sin llegar a esos extremos, este perfume tiene un
poco de tufo al aceite de oliva y eso que solo incluye la madera del olivo
entre sus ingredientes.
Pues ahí los tienen, “Cytheree” para el que quiera oler a antipasto; “Monsieur Li” para el que quiera oler a verdulería de Chinatown, y “después del Monson” para la amiga de los restaurantes indios. Lo mejor de esta colección es “sour le toi” para un coctel en la azotea mirando las estrellas, “sobre la laguna” que invita a picnic en el bosque y he dejado para el final el que se va a convertir en mi perfume de otoño.
Un problema de
los perfumes de Hermes es que son caros, carísimos. Esta miniatura que mi
hermano me regaló para mi cumpleaños le costó 45 dólares. Un frasco de tamaño
regular vale 80 y 100 dólares, casi a la par de un Guerlain o un Caron.
Nunca lo había
olido y si lo solicité fue por curiosidad y porque el listado de los
ingredientes me pareció interesante. No conozco el olor del loto, ni de la
madera de sicomoro, ni del misterioso y mágico cálamo, y el saberlos mezclados
con franquíciense, me sonaba al Egipto faraónico, a misterios de templos de Isis.
En Parfumo la lista de Jardin Sur le Nil incluía los productos ya mencionados, aunados a mango verde. En Fragratica.com les añadieron dos ingredientes extravagantes: zanahoria y hoja de tomate. Me dio risa ese menú tan increíble.
Cuando mi hermano
me lo regaló y lo olí lo encontré ‘verde” más verde que el Emeraude de Coty que es para mí el desiderátum del verde.
Pues mientras escribía esto, más calmada, me lo apliqué detrás de mis orejas,
cuello y muñecas. Lo primero que sentí fue el mango. No la carne dulce del
fruto maduro, sino el residuo que queda en esa piel verde que uno descarta,
pero había un choque de aromas que se deslizaba por debajo del mango.
Muchos de ustedes
no habrán olido en su vida la hoja del tomate, pero mi madre siempre cultivó el
fruto-verdura en sus huertas así que reconozco el aroma. Además, la hoja del
tomate es un repelente natural de hormigas. Ahora lo tenía presente dándole
otro toque verde al Jardín del Nilo. Un poco extraño porque los egipcios desconocían
este vegetal oriundo de las Américas.
Sin embargo, el
verdor se refugiaba en una nota duce de …¡zanahoria! Si la zanahoria que en mi
infancia mi madre prensaba para servirnos un vasito de zumo en ayunas que creía
aportaba vitamina C y prevenía miopía. “¿Cuándo has visto un conejo con anteojos?”
era su máxima. A pesar de lo repugnante de ese jugo matinal, ahora su aroma era
la nota que faltaba para hacer de este jardín un perfume maravilloso y otoñal.
Hay quien se
queja de que “los jardines”, por fuertes que sean sus ingredientes, no duran más de dos horas. A mí me duró toda una
noche, provocándome la toz y estornudos con los que mi maltrecho aparato
respiratorio saluda todo nuevo olor. Consejo para las alérgicas, úsenlo con
mesura y durante el día.
¿Conocían la marca Hermes? ¿Habían probado alguno de
sus perfumes?
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