miércoles, 19 de agosto de 2020

Aromas del Ayer ¿Nardo o Tuberosa?

 

Este agosto sofocante y lleno de noticias extrañas, sigo con los soliflore, yéndome por una flor que es una Bona Fide Latina del Ayer.  Tuberosa, Nardo, Vara de San José… no importa el nombre que le demos, la flor siempre será un mérito agave mexicano. Y aunque los nativos le vieron cara de jabón, desde hace cinco siglos que es usada, y con éxito, en la perfumería.

Antes que todo vale aclarar un punto. En español llamamos “nardos” a dos diferentes especies, muy distintas entre sí y de distinto origen. Una es la Nardostachys Jatamansi de la familia de las valeriana y originaria del Himalaya. Este es el nardo al que se refiere la Biblia, que era usado como incienso en ceremonias religiosas de la Antigüedad y que es asociado con San José.


Conocida también como aralia, este nardo (spikenard en inglés) también era utilizada en perfumería en la Antigua Roma. En Quo Vadis, Petronio menciona que el nardus, o el aceite esencial derivado de la planta, es el aroma favorito de Vinicio. Los romanos también usaban ese aceite para saborizar el vino.

La aralia se sigue usando en medicina, como sedante y sirve de base para artículos de perfumería como la exótica colonia de nardo hecha en Belén o el Jatamansi, un perfume unisex que L’artisan sacó al mercado en el 2007.


Para los efectos de esta entrada, cuando menciono al nardo me refiero a la Agave Amica o Polianthes Tuberosa como la bautizó Linneo en 1753. Es autóctona de México donde se la conoce por nombres indígenas como omixochitl (flor de hueso) o molle que viene del término Náhuatl para el jabón puesto que su bulbo es contenedor de saponinas.

Los mayas y aztecas admiraban tanto esta planta que la cultivaron asiduamente hasta el punto de que hoy en México ya no puede encontrársela en estado silvestre. Tras la Conquista se la llevó a Europa donde seria intensamente popular especialmente en la Francia Barroca. El Rey Sol mandó plantarla en sus recién construidos Jardines de Versalles.


Un siglo más tarde, la esposa del bisnieto de Luis XIV, la Reina Maria Antonieta mandaría a hacerse el primer perfume con el aceite de esta poderosa planta, se llamó Sillage de la Reine o Parfum de Trianon. Pero incluso fuera de la perfumería, la tuberosa era tan preciada por su aroma que las damas victorianas la usaban en sus ornamentos personales.


Así describe Margaret Mitchell la tristeza de Scarlett por no poder compartir en el baile de Atlanta debido a su condición de viuda. “Si solo no fuese viuda. Si pudiese volver a ser Scarlett O’Hara, allí en la pista de baile en su vestido verde manzana con lazos de terciopelo verde oscuro colgando de su escote y tuberosas en su cabello negro..”

Hoy se considera el perfume de la tuberosa como tan fuerte que solo puede convertirse en perfume combinado con otras fragancias. De ahí que Jo Malone lo combine con angélica; Vera Wang con lavanda; Estee Lauder con gardenia; Henri Bendel con jazmín y Potter y Moore con orquídea.

Sin embargo, cuando la legendaria casa de perfumes inglesa Floris creó su primer perfume de tuberosa se trató de un soliflore, tal como los Nardos de Cuba que Drialis sacaba al mercado en 1925.

De ahí vendría , en 1932, Tubereuse de Le Galion que ha reaparecido este siglo en el mercado y el famosísimo (y hoy carísimo) Fracas de Robert Piguet. La tuberosa ha sido asociada con muchos grandes perfumeros modernos como Serge Lutes, Annick Goutal y Bvlgari.


Aunque en los últimos cinco años, Zara, Carolina Herrera y Elie Saab han sacado a la venta perfumes de tuberosa, creo que el mejor uso del aroma de la flor lo han conseguido en casas perfumeras menos conocidas. Esas son las fragancias que me acompañan este agosto.


La tuberosa llegó a Asia en el Galeón de Manila, de ahí pasó a la India donde hoy es usada en guirnaldas funerarias y festivas. Pronto la cultivaron en grandes campos adonde no se permitía la presencia de jovencitas solteras ya que el perfume era tan sensual que se temía les provocaría pensamientos indecentes.


De la India se fue la tuberosa a Indonesia donde es utilizada en la cocina. Dato curioso puesto que es una flor muy toxica. Finalmente, la tuberosa se ha convertido en una de esas flores asociadas con los Mares del Sur. A comienzos de los 60, en Honolulu abrió sus puertas la Royal Hawaiian Perfume Company que se especializa en productos manufacturados con aceites extraños de flores exóticas como el hibisco, la plumería y …la tuberosa.


Este verano me conseguí un frasquito pequeño,  cuadrado con rollerball de Tuberose. Sinceramente ni tuve pensamientos pecaminosos ni me sofocó el tufo. De hecho, no hay tal tufo sino un aroma muy diáfano e inocente cuya único defecto es que dura poco en la piel.


Encantada con un soliflore que da la talla como tal, busqué otros parecidos y lo encontré en Terranova donde he preferido irme por la loción corporal excelente para la piel reseca de estas cuarentenas.  Terranova es hoy una tienda exclusiva en línea, pero a mediados de los 70, la familia propietaria creó un aceite esencial con el que manufacturaron una serie de perfumes (China Rain, China Lily, etc.) que siguen fabricando y vendiendo.

Conscientes de que los perfumes orientales pueden cohibir a clientes que los encuentran fuertes y ofensivos crearon colonias de perfumes más etéreos, delicados e inocuos. La tuberosa es parte de una línea llamada “Island Escape” que contiene fragancias exóticas, pero tan vaporosas que ofrecen un escape de la realidad prosaica. Los productos,  que incluyen flores polinésicas como el pikake (jazmín) y tiaré (gardenia) , se venden en forma de colonia, perfume, body mist y lociones corporales.

La loción de tuberosa es parte de una colección llamada Soft Petal (pétalo suave) y es realmente como un pétalo de flor en términos de suavidad y aroma.


¿Han probado el nardo/tuberosa en perfumes o productos para la piel?  ¿Cuál es la mejor marca?

 

miércoles, 5 de agosto de 2020

Música del Ayer: La Vie en Rose



Hace rato que tenía un proyecto en mente, la idea de tomar una canción (no necesariamente latina) tan popular que se hubiese grabado en diferentes lenguas, incluyendo el castellano. Como el cumpleaños de una de nuestras Latinas del Ayer honorarias, la Señora Norah Frias Muñoz cae a fines de este mes, decidí comenzar con su canción favorita “La vie en rose” como un pequeño presente en agradecimiento por todo lo que hace diariamente a favor de la conservación de los valores y cultura de las Latinas de Ayer.

“La vie en rose” O “La vida de color de rosa” es escrita por Edith Piaf en 1945. Edith se hace cargo de la letra y Louis Gulielme (Louiguy) le pone la música, aunque es posible que quien finalizara las partituras haya sido el musico Robert Chaucigny.

 La joven cantante que ha alcanzado reconocimiento durante La Ocupación todavía está lejos de ser la diva que hoy recordamos. Mas encima, la rondan rumores de colaboración con los alemanes. Es en este entorno que le viene a la mente un poema de amor.

En el momento de escribir “Les choses en rose” (Las cosas de color de rosa), Edith, de 30 años, vive un apasionado romance con el cantante Yves Montand, seis años menor que ella. La letra de la canción reboza optimismo y alegría de vivir provocada por el amor que todo lo tiñe de rosa. Pero para la compositora Margarite Monnot, que ha sido mentora de Piaf, se trata de un tema ligero y mediocre que no es apto para los tiempos que corren.

Otros también rechazan la canción. Finalmente, Marianne Michel se atreve a grabarla en 1946. La versión original es diferente, un poco melodramática. Ni comparada con la siguiente grabación, la de Edith que es la que conocemos, que es mucho más serena y romántica.

También el tema ha cambiado el nombre y ahora se llama “La vie en rose”. A Edith Piaf le encanta ya que así se llamaba un burdel donde ella ha cantado en tiempos difíciles. Sus detractores se han equivocado. La canción es un éxito. Precisamente los duros años de la posguerra necesitan un escape que proporciona la fe en el amor. Les pongo la letra en el francés original. La traducción la podrán encontrar en el video del tema.

Des yeux qui font baiser les miens,
Un rire qui se perd sur sa bouche,
Voila le portrait sans retouche
De l'homme auquel j'appartiens
Quand il me prend dans ses bras
Il me parle tout bas,
Je vois la vie en rose.
Il me dit des mots d'amour,
Des mots de tous les jours,
Et ca me fait quelque chose.
Il est entre dans mon coeur
Une part de bonheur
Don't je connais la cause.
C'est lui pour moi. Moi pour lui
Dans la vie,
Il me l'a dit, l'a jure pour la vie.
Et des que je l'apercois
Alors je sens en moi
Mon coeur qui bat
Des nuits d'amour a ne plus en finir
Un grand bonheur qui prend sa place
Des enuis des chagrins, des phases
Heureux, heureux a en mourir.
Quand il me prend dans ses bras
Il me parle tout bas,
Je vois la vie…

Nos olvidamos muchas veces del poder psicológico de la música que tanto nos conmueve hasta las lágrimas como nos puede excitar sexualmente. “La vie en rose” se convierte en la más escuchada en el país galo y hace famosa a Edith más allá de las fronteras francesas. En muchos sitios se le escriben nuevas letras en diferentes idiomas para ser entendida por gente que haya consuelo en pequeñeces como una canción, una esperanza o un romance por pasajero que sea.

La versión más antigua en otro idioma que he encontrado del este tema de Piaf es en Italia que está viviendo la posguerra con una combinación de optimismo y cinismo, que no altera su alma romántica. Aunque Jula de Palma y Alberto Rebagliati grabarán el tema en francés a fines de los 40, es Nilla Pizzi quien graba un cover en italiano en 1947.


Ese mismo año, los soldados que regresan a USA del frente europeo traen la canción que tendrá su primera letra en inglés “You are Too Dangerous, Cherie” (eres demasiado peligrosa, querida) y que grabará Buddy Clark un poco antes de su prematura muerte.

Para no ser menos en el Reino Unido, le escriben otra letra y le adjudican otro título. Así en 1948, Geraldo y su orquesta graban “Take Me to your Heart Again”. La interpreta la hoy desconocida Doreen Lundy.


Es en 1948, en esa Alemania que se muere de hambre, culpa y humillación que el musico belga Benny de Weille, que se había hecho famoso en el Paris Ocupado, graba la versión alemana de “La vie en rose”: "Schau mich bitte nicht so an" (No me mires así).

La canción ha cruzado el Atlántico y no solo a Norteamérica. En 1949 aparece en el Hit Parade brasileño cantada por Deo y titulada “A Vida Cor de Rosa”. Ese mismo año, el himno de amor de Edith Piaf recibe su primera versión en español en la voz del Tenor de las Américas, Pedro Vargas.

En 1950, a Mack David se le ocurre rescribir la letra en inglés y será la orquesta de Harry James la primera en grabarla bajo el título “La vie en rose”, pero prefiero la versión de Louis Armstrong de ese mismo año, sobre todo por el solo de corneta.

A lo largo de los 50 habrá muchas versiones en inglés, pero será en francés, y a capella, que la cantará Audrey Hepburn en “Sabrina” (1954).

En 1952 tenemos versión en sueco con la voz de Inger Jacobsen “Som en duft av rode rosen”.

Otra versión en español que me encanta es la que grabó Sarita Montiel para el filme de espionaje “Noches de Casablanca” (1963). En esta historia de la Segunda Guerra Mundial, en la cual compartía créditos con Maurice Ronet, Sarita anacrónicamente cantaba “la vida en rosa” un par de años antes que Piaf la escribiera.

En 1965 la legendaria Wiera Gran, sobreviviente del Ghetto de Varsovia, grabó el primer cover en polaco de La vie en rose.

No es la única judía asociada con esa canción icónica de Edith Piaf. Aquí hay una versión de Claire Ben David que la canta en hebreo. creo que es de principios de este siglo.



Y lo más exótico que he encontrado. “La vie en rose” en chino. La interpreta Dani Chan y es de 1984.

Volviendo al cover de la canción en inglés, muchos la han cantado desde Tony Martin en 1950 hasta Lady Gaga en la nueva versión de “Nace una estrella”, pero si tuviera que escoger una favorita mía sería la de Dean Martin de 1964.

¿Conocías esta canción antes? ¿Te ha gustado?  ¿Cuál crees es la mejor versión?