lunes, 4 de marzo de 2019

Qué Leían las Niñas Latinas del Ayer: Johanna Spyri y el Fenómeno Heidi



Después de Mujercitas, Heidi sigue siendo la obra infantil mas leída de este mundo. Infaltable es entonces su presencia en el mundo de las Niñas Latinas del Ayer. Frau Spyri llegó a ser una de mis escritoras predilectas, porque en mi biblioteca infantil pude incluir otras novelas suyas, e incluso secuelas de Heidi que en America Latina eran vendidas como escritas por ella y recién me entero de que no era así. ¿Que sabemos realmente de Johanna Spiry y su obra?

Johanna Louise Husserl nació, en Suiza,  en el pueblo de Hirzel (cantón de Zúrich) en 1827. Era hija de un médico y de una poetisa y tuvo una infancia acomodada rodeada de libros y de abuelos, tías y hermanos. Los veranos la familia solía trasladarse a Shur, en Los Alpes, que sería el escenario de muchas de sus novelas.

A pesar de esa infancia idílica, Johanna era tímida lo que le provocó problemas en la escuela local. Para alejarla del bullying (más que culpa de los alumnos, el maltrato venia de parte de los maestros) sus padres la enviaron a tomar clases privadas con el pastor de la aldea cercana.
Johanna Spyri

A los 14 años se trasladó a Zúrich a vivir con una tía. Ahí estudió idiomas, tomó clases de piano y tras comprarse un arpa, aprendió sola a tocar este instrumento. Para completar su educación se la envió a un internado en la zona francoparlante de Suiza.

Tras su graduación, no se esperaba que Johanna trabajase, así es que regresó a su casa dónde fungió como institutriz de sus hermanos menores. En 1851, su hermano Theodore,  que estudiaba Leyes,  trajo a casa a su compañero Bernhard Spyri. Johanna y Bernhard se enamoraron y se casaron en 1852 cuando ella tenía 25 años y el novio 31.
Bernhard Spyri

La pareja se estableció en Zúrich. A pesar de que se habían casado por amor, los Spyri no fueron una pareja perfecta. Bernhard era trabajólico y muy ambicioso. Además de abogado, era editor de un periódico y las aspiraciones políticas lo llevaron al puesto de escribano municipal. Esa posición les permitía a los Spyri moverse en buenos círculos, sobre todo los frecuentados por intelectuales y artistas. Se sabe que sostuvieron amistad con Richard Wagner durante el periodo en que el musico estableció residencia em Zúrich
Los Esposis Spyri 1852

Eso no era suficiente para Johanna quien se sentía sola y añoraba su pueblo y familia. El nacimiento de su único hijo Bernhard le provocaría una depresión que duraría por mas de una década. Fue en 1871, en plena Guerra Franco-Prusiana, que Johanna comenzaría a escribir para recaudar fondos para la Cruz Roja. Su primer cuento” Vrony” era un relato un poco desasociado con la obra que hoy conocemos de Spiry, la historia de una esposa abusada por un marido borracho.

Curiosamente los críticos no han notado que la presencia de mujeres y niñas abusadas o expuestas a situaciones límite es un constante en la obra infantil de Spyri. A cada rato, nos tropezamos con huerfanitas (Heidi, Wiseli, Elsita) que acaban con parientes que no las quieren, pero sus madres también son víctimas. 

Adelheid queda tan traumatizada al ver el cadáver maltrecho del marido, que muere de depresión dejando a Heidi en manos de su inepta hermana. La madre de La dulce Wiseli, hizo un mal matrimonio, y muere viuda y expuesta la caridad pública. La prometedora Grittli se casa con un hombre débil que no ve como su mujer muere de una enfermedad que posiblemente heredara su hija.
Wiseli y su madre

Johanna encontró en la literatura una terapia y comenzó a escribir cuentos para su hijo con quien estaba muy unida. Por ese entonces decidió escribir un relato sobre una huerfanita que encuentra la felicidad en esos Alpes que la autora tanto amaba. Cuando Heidi es secuestrada por su tía y obligada a vivir en Alemania con los Sesemann, Johanna encuentra una vía para relatar sus sentimientos de nostalgia y depresión.

 La primera parte (que en alemán tiene el complicado título de Heidi, y lo que aprendió) fue publicada anónimamente en 1880. Fue tan exitosa que la autora tuvo que hacerle una segunda parte (Heidi y como aplicó lo aprendido) que en 1881 salía al mercado. Esta vez Spyri se atrevió a permitir que pusieran su nombre a su obra.

Heidi fue un éxito total lo que animó a Spyri a escribir más historias. Pronto comenzó a ser traducida al inglés y a otras lenguas. En 1920 ya era traducida su obra en el Japón que tanto haría para promover Heidi con sus series de anime. En español se han traducido muchos de sus cuentos y novelas como Heidi, La Dulce Wiseli, Verónica, Sin Patria, y El Lago del Ensueño.


Un problema de la traducción es que suelen cambiarles los nombres o se agrupan los cuentos bajo títulos artificiales como ocurrió con Lorenzo y Matilda que publicó la Editorial Molino a fines de los 50 y en la cual pude encontrar la excelente novela corta Francesca en Interwald. Sin embargo, descubrí que Francesca había sido traducida como Francisca en 1942.



Volviendo a Spyri a pesar de que su timidez crónica no le permitía hacer mucha vida pública, su obra la había convertido en la escritora más famosa de Suiza, pero no tuvo mucho tiempo de alegrarse. La tragedia la golpeó doblemente en 1884. Primero su hijo, tras una larga en enfermedad (se cree que era tisis) falleció, poco después lo seguía el marido de Johanna, posiblemente de la misma enfermedad. Es en esa época que Spyri escribe su novela más controvertida, Los niños de Gritli.

Seguir escribiendo era la única terapia que la autora conocía. Se buscó una casa más céntrica para no aislarse, viajó, se involucró en actividades benéficas y cifró sus sentimientos maternales en una sobrinita a la que dedicó el resto de su obra. Johanna Spyri falleció en 1901.
Tumba de Johanna Spyri

Yo descubrí la existencia de Johanna Spyri, como la descubrieron millares de niñas en el mundo, gracias a Heidi. Para mi sexto cumpleaños alguien me regaló un libro delgado de la Editorial Felicidad llamado Otra Vez Heidi. Creo que fue mi tía Lily que me lo obsequió junto con una torta casera de merengue y lúcuma.
Editorial Felicidad. 1963

Ya el titulo indica que es esa segunda parte que Spyri escribió a la carrera apremiada por el éxito de la Heidi original. Este volumen comienza con la visita del Dr. Classen a Heidi y su abuelo y acaba con la milagrosa curación de Clara Sesemann. Sin carecer de interés, ni se compara a la primera parte, y a falta de background, ni el Dr. Classen ni Clara resultaban muy interesantes.
Clara es auxiliada por Heidi y Pedro

Los celos de Pedro (emoción incomprensible para mi entonces) y su destrucción de la silla de ruedas me lo hizo un personaje monstruoso. Aparte de un primito, yo no tenia contacto con varones. A sus tres años, mi hermano era un bebé. Aun así, los empeños de Heidi de alfabetizar a Pedro me impresionaron lo suficiente para yo tratar de enseñar a leer a mi hermano (con resultados exitosos).
Heidi le enseña a leer a Pedro

Me tomó dos años descubrir a la verdadera Heidi. Fue en 1967, en ese largo intervalo en que mi mamá estuvo en la clínica y yo descubrí el garaje-desván lleno de libros. Entre ellos encontré un libraco grueso con una estampa en la tapa de una niña con flores en los brazos y montañas nevadas de trasfondo. Por más que he investigado no he podido descubrir qué edición seria, por lo que deduzco que era una muy antigua. Se parece a esta de 1957 (un año antes que mis padres se casaran), pero la mia era de mejor calidad.


Su cubierta era de tela por lo que creo que era una edición cara y debe haber sido uno de los libros en el mítico baúl que mi madre recibiera de mi abuelo, luego de él haberla expulsado de la familia por haberse casado con un cristiano. Nunca supe ni pregunté. Para el regreso de mi madre, el libro ya era parte de mi biblioteca y de mi imaginación.

Hoy en día Johanna Spyri es sinónimo de Heidi. Gracias al anime japonés, hasta los varoncitos la conocen. Se han hecho como una docena de filmes y miniseries sobre la Niña de Los Alpes. ¿Cuál es el secreto de Heidi que brinca por sobre siglos y generaciones? Una vez pregunté en un foro y me salieron cosas que iban desde “la descripción del paisaje alpino” hasta “yo quería correr con ella y las cabritas”.

Sin desmerecer el lirismo de Spiry al describir un paisaje tan querido y añorado por ella, la grandeza de su descripción reside en la amplitud del retrato. El panorama parece ilimitado, no hay cercas, no hay muros, se extiende a los pies de Heidi para recorrerlo como si fuera una cabra más. Y yo creo que eso es lo que amamos en la novela, la libertad que goza Heidi en su montaña, la libertad para elegir, para crecer, para definir su personalidad. Ese es el aprendizaje de Heidi.



Hoy se usa tanto el rótulo “obra feminista” que me atrevo a aplicárselo a Heidi.  Spyri en su obra retrata el sufrimiento de niñas marcadas por su género para ser víctimas, y de los mecanismos de sobrevivencia a los que deben apelar.

Heidi, como Wiseli y Elsita, es huérfana, no deseada, por lo que pasa por manos de parientes y no tiene espacio propio hasta que llega a la montaña. Sabemos que su madre murió de la impresión provocada por ver a su marido hecho pedazos tras un accidente laboral. Heidi queda en manos de la abuela materna quien fallece y pasa a ser un estorbo en la vida de su tía Ditta que para mi es la gran villana de; cuento.

Ditta ha conseguido un empleo estupendo de camarera de hotel y no quiere cargar con la cría.  Se le ocurre entonces encajársela al único pariente de la pequeña Adelheid “Heidi”, un abuelo paterno que no solo es una especie de ogro montañés. Además, se rumora que este “Tío Alpe” de joven desertó del ejército, fue jugador, borracho y hasta asesino.

Comenzamos el cuento con Heidi trabajosamente subiendo una ladera apremiada por la tía. Ditta ha vestido a Heidi (para no cargar equipaje) como si fuera al Polo y es verano. Tras encontrarse con Pedro, el pastor, que apenas viste un pantaloncillo, Heidi toma una sabia decisión y se quita la ropa. Queda descalza y en enaguas y puede correr tras el rebaño.



Ahí tenemos nuestra primera imagen de libertad. La segunda es cuando Heidi se encuentra sola con el abuelo y demuestra que no le teme y se pone a arreglar la mesa para la cena.  Ante ese despliegue de confianza, el ogro se revela como un viejillo muy simpático que le hace una cama con colchón de heno y le prepara una opípara cena.

Y ahí tenemos una Heidi libre, expuesta a un clima perfecto, una comida sana, una vida diseñada para que sea una niña robusta y con una mente despierta. Pronto vemos a Heidi ir ejerciendo su libre albedrio: su amistad con Pedro que no es un dechado de simpatía; su defensa de la cabrita díscola a la que el pastor quiere golpear; su devoción por la abuela de Pedro, etc. Todos son pasos para definirla como persona.
Heidi y la abuela

Por supuesto la crítica moderna se burla del esfuerzo “civilizador” de Heidi o la llaman despectivamente “ángel doméstico” sin reparar en que, aunque sincera, la bondad de Heidi con los viejos y despreciados por su sociedad (ayer y hoy, igual) es su gran mecanismo de defensa. Yo me patearía por no haberlo usado a su edad y después. Mi vida hubiese sido más rica y útil.

Toda trama tiene un momento de quiebre, donde los protagonistas ven sus vidas transformadas por alguna catástrofe que los empuja por nuevos derroteros. Eso ocurre cuando Heidi está más contenta y aclimatada a su mundo alpino. En el hotel donde trabaja la siniestra tía Ditta, esta conoce al millonario Herr Sesemann y a su hija, la minusválida Clara. Sesemann anda buscando una compañerita para Clara. Ditta miente como merolico, dice que tiene una sobrinita de la edad de Clara (esta tiene doce años. Heidi ocho) y se va a buscar (previa comisión) a Heidi.


Ditta viene a buscar a Heidi

Ditta llega a la montaña y con engaños secuestra literalmente a Heidi y se la lleva a Alemania donde se las entrega a los Sesemann que serán muy buenos, pero ven a Heidi como una criada-esclava. Herr Sesemann vive de viaje, su madre viene de visita una vez al año y la casa es manejada por la severa institutriz-ama de llaves Fraulein Rottenmeier.
Dame Jean Simmons como Fraulein Rottenmeier .

Ni Rottenmeir ni los Sesemann, ni la abuela intentan devolver a Heidi a su país, ni siquiera le mandan un mensaje al Tío Alpe. Heidi es presa de un shock cultural (en que a cada rato se le señalan sus falencias) y emocional. 

En los casi dos años que pasa en Frankfurt pasa de experiencias divertidas (los gatitos) a trágicas como cuando Rottenmeier descubre que Heidi ha estado guardando los panecillos de la cena con la esperanza de llevárselos a su” abuela postiza”. Es ahí que Rottenmeier se las canta claro a Heidi, nunca más volverá a ver los Alpes.

Después de una crisis de llanto, Heidi se retrae en si misma. Cae en una depresión, deja de comer y se vuelve un ser silencioso. Aquí llega mi parte favorita. Coincidiendo con el decaimiento de la pequeña, comienzan a ocurrir extraños sucesos.

Todas las mañanas se encuentran las puertas de la mansión abiertas de par en par, esto, aunque en la noche se las ha dejado cerradas con llave y con la tranca puesta. Primero se habla de ladrones, pero luego que el criado Sebastián (otro de mis personajes favoritos y uno de los pocos aliados de Heidi en Frankfurt) se queda en vela y ve una figura blanca deslizarse por el pasillo, comienzan a temer la presencia de un espectro.

La agobiada Rottenmeier le escribe a su patrón que regresa alarmado. Sesemann llama a su amigo el Dr. Classen. Los hombres se pasan la noche en vigilia, y armados. Al amanecer descubren que el fantasmita es una Heidi sonámbula (un año mas tarde, yo tuve una crisis de sonambulismo y se me explicó que este estado aflige a gente que está bajo una gran presión emocional).

Tras una larga platica con Heidi, el doctor que es buen psicólogo descubre que la niña está al borde del colapso nervioso. Su única salvación es el regreso a su terruño. Sesseman insiste en que no puede devolverla a su familia en ese estado, per finalmente manda llamar a Ditta para conseguir los datos del abuelo. Heidi y Sebastián toman el tren (trenes) de regreso. Heidi vuelve cargada de un baúl de libros y vestidos, regalo de Clara, y hasta un cesto de panecillos para la abuela.

En agradecimiento por el retorno de la nieta, el Tío Alpe baja al pueblo de Dorfli y acaba con su conducta antisocial, reintegrándose a los servicios dominicales, permitiendo que Heidi asista la escuela y abriendo su casona para pasar ahí la temporada invernal. El escenario entonces queda abierto para la segunda parte. Ahora si se entienden los esfuerzos de Heidi para enseñar a leer a Pedro, la visita del Dr. Classen y finalmente la llegada de Clara. Se entienden los celos de Pedro por quien lo separó de Heidi a pesar de que su hazaña de romper la silla de ruedas no sea de elogiarse.



Heidi, por separado o en versión completa, ha sido instrumental en el reconocimiento de Johanna Spyri como autora infantil. He hablado ya de lo rápido que fue traducida otros idiomas, pero también una veintena de años tras el fallecimiento de Spyri, Heidi era adaptada a la pantalla grande. Tras la primera versión hecha en Estados Unidos en 1920, la han seguido nueve adaptaciones más, hechas en USA, Francia, Suiza, Alemania y hasta en la India. Se prepara una nueva versión en Italia este año con Bill Nighy como el abuelo.
                                          Versión del 2005

Se han hecho dos películas para televisión basadas en la saga de la Niña de los Alpes y ocho miniseries o series como la versión argentina y el famoso anime japonés. Escoger la mejor me es difícil. francamente encuentro que ninguna de las versiones le hace justicia. me gustaron mucho  la película para televisión del ’68 y la miniserie de 1993, a pesar de que en ambas Clara es una nena odiosa.
                                                                       Versión de 1993 

En la versión de 1993 también hay un amago de contar la historia de los padres de Heidi antes de ella conocer al abuelo.


Pero la mejor es la versión suiza del 2015 con un siempre estupendo Bruno Ganz como El Abuelo y una Anuk Steffen que realmente es Heidi.



En cuanto a la peor versión, no tengo dudas, la de 1937. En 1968, el Teatro Rex de Viña del Mar dedicó una semana a pasar clásicos de Shirley Temple. Obvio que yo anhelaba ver a Heidi en pantalla, pero me pegué un chasco. Yo admiro a Shirley, pero este es uno de sus filmes más prescindibles. ¿Heidi una llorona? ¿Él Tío Alpe en Frankfurt? Hasta convirtieron a La Tía Ditta y a Rottenmeier en un par de facinerosas, y mejor no sigo.

En mi próxima entrega hablaré de las secuelas de Heidi que no fueron escritas por Johanna Spyri y de Los niños de Gritli su novela más polémica.

¿Cómo conociste a Heidi? ¿Por una película, por el libro o por el anime? ¿Qué te gustó de la historia de la Niña de los Alpes? ¿Crees que es un libro que puede todavía gustar a las generaciones del nuevo milenio?  ¿Por qué razón?

6 comentarios:

  1. Hola aquí Accolon.
    A Heidi la conocí también por el anime y hasta tenía un cassette con la música y el famoso Abuelito dime tú. Luego ya obtuve mi versión libro, muy resumido y con ilustraciones a la acuarela que me compraron en ese barco que recalaba lleno de libros, creo que se llamaba Logos. En ese mismo barcos descubrí que existía un libro de Anne of Green Gables tiempo después, pero estaba en inglés y aún no me manejaba.
    En cuanto a Heidi debo decir que siempre me gustó su historia y la de su abuelo. Yo recuerdo que mi mamá relacionaba mi gusto por la historia con la pérdida de mi propio abuelito cuando tenía 6 años. No recuerdo bien, pero todos concuerdan en que yo era su favorito. Yo imaginaba que el abuelito de Heidi era el mío, aunque no podían ser más distintos. Cosas de niños.
    Cuando era pequeña mi hermana recibió de regalo de una anciana amiga de la familia un ejemplar magnífico y antiguo de Heidi y yo terminé dejándolo entre mis libros. A mi hermana no le gusta leer así es que no lo extrañó. Lástima que están todos mis libros allá en Punta Arenas o subiría fotos al face. Cuando regrese lo haré.
    En cuanto a las películas, también considero la mejor de todas la de 2015. Esa niña es Heidi como yo la imaginaba y Pedro también. Lo que no me gustó es que Clara era una malcriada y daban a entender que ella no quería caminar. Era caprichosa y violenta. No como mi Clara del anime, siempre tierna y bondadosa, y agradable.
    La versión de Shriley Temple es horrible, pero me reí mucho al principio cuando la cabra la ataca y Heidi cae. El resto es mucho WTF.
    Mi parte favorita de Heidi libro es la que ocurre en las montañas. Todo. y lo de la ciudad me estresa un poco, pero mi parte favorita igual es la del sonambulismo y creo que eso influyó mucho en que hoy en día ame las historias de fantasmas y misterio sobrenatural.
    Traté de ver esa película de Heidi con Charlie Sheen pero me pareció muy alejado de lo que pasaba en los libros y la verdad no me dio ninguna curiosidad saber más de Heidi crecida. Para mí la historia termina donde debe terminar.
    CAmbio y fuera. Saludos :)

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    1. Mi Querido Pandi, creo que una vez me contaste que te gustaba Heidi y despues otros chiquillos del foro me dijeron lo mismo. Ahi cai que es una novela que trasciende generos. Lo que la hace moderna. Clara es insoportable y esa pataleta que le da cuando se va Heidi, era para darle una chuleta. No sé porque deforman al personaje, en cambio cuando a Rottenmeier la interpreta una actriz conocida, enseguida le inventan un romance con el papá de Clara. No sabía lo de tu abuelito lo siento mucho. No la de Charlie Sheen era una lesera con patas. Acabo de postear sobre las secuelas de Heidi Leiste alguna? Un abrazo hasta el calor de La Serena. A ver como es el invierno allá.

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  2. Desde FB Ana Estelwen Yo fui mega fan de Heidi, como todas las niñas de mi generación (y las de mi madre). Hace tiempo me descargué la serie anime original que vimos todas y espero la oportunidad para verla con mi hija. Espero que llore, ría y se emocione con esta historia igual que hice yo.

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    1. Esa era una de mis preguntas si una guerrera como Ratoncita iba a apreciar a Heidi y creo que lo va a hacer porque, a su modo, Heidi tambien es guerrera. Total badass.

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    2. Desde FBAna Estelwen Ratoncita es una princesa guerrera, y eso implica las dos facetas: princesa y guerrera. Le encanta el heavy metal que le gusta a sus papás, los coches, el fúbtol, las escenas de guerra de El Señor de los Anillos, y va por la casa con espada y escudo, pero también le encantan los vestidos de volantes, el color rosa, las princesas Disney, las hadas, las sirenas, la purpurina y el maquillaje (este último obviamente no le dejo ponerse, pero le fascina).
      Por cierto, ¿ya mencioné que es géminis? :-D

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    3. María Elena Venant Ana Estelwen No me sorprende con esas dos facetas, pero demuestra que puede ser ambas, lo importante es que siempre luche por la justicia.

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