jueves, 23 de febrero de 2023

Voces Latinas del Ayer: Antes de que Aullase La Loba, Rugía La Leona (Precursoras de Shakira II)

 


En 1978, el festival OTI era ganado por una joven cantante conocida por temas de telenovelas y papeles pequeños en ese género. Ese fue el comienzo de la inmensa fama de Lupita D’Alessio, la campeona de la canción odia-hombres. Oír hablar de Shakira y su vocal campaña anti-Pique debe recordarnos que fue Lupita quien pavimentó el camino para todas las damas que han normalizado el reproche romántico en forma melódica.

Lupita antes del OTI

Creo que debo haber sido una de las pocas personas que idolatraba a Lupita D’Alessio en esos días en que ganó el OTI mexicano (llegó al tercer lugar en el OTI Internacional). No era famosa en México, no era protagonista ni estrella, como cantante. Desde su infancia cultivaba el género musical infantil, casada con el actor Jorge Vargas,  era a los 24 años una ‘señora de su casa” a pesar de aparecer esporádicamente en telenovelas como la hermana humilde o la amiga de la protagonista. Su tema más popular era el de la exitosa telenovela infantil Mundo de Juguete. El que hubiese incursionado en el teatro como La Novicia Rebelde hacia más prístina su imagen.



Yo no sabía entonces su triste historia, como había reñido con su padre y representante al casarse sin permiso a los 17 años, la muerte de su primer bebé, los abusos de todo tipo impuestos por su machista esposo. Recuerdo las primeras fotos que puse en mi álbum, un poco gordita-acababa de nacer Ernesto cabello corto,  aspecto  casi al borde del desaliño, no había en ella nada glamoroso, nada revolucionario, nada que la asociase a la canción-reproche. ¡Y vaya que tenía que reprochar!



En Los 70, la nueva cara de la ranchera feminista había alcanzado hasta a La Novia de México. En 1973, Angelica Maria grababa “Tu sigues siendo el mismo” de la pluma de Juan Gabriel, que,  ahora caigo, fue fundamental en el auge de esta canción-protesta feminista. Lupita grabará ese tema que no sonaba tan personal como la letra de Lolita de La Colina que la hará triunfar en el OTI.



“Como tú” es un testimonioyo diría epistolar en el que la interprete se dirige a una congénere compartiendo su momento Me Too, como lo llamaríamos ahora.  Poco después,  los medios, nos informaban del divorcio del matrimonio Vargas-D’Alessio y del escandaloso affaire de la cantante con mi compatriota el futbolista Carlos Reinoso. Tan bochinchera fue esa relación (con pelea de gatas entre Lupita y La Vero Castro) que el juez le quitó a la ganadora del OTI la tenencia de sus hijos. Apiadado, Roberto Cantoral le escribió un tema,  “En esta noche”,  en el que Lupita expresaba su dolor de madre.



Triunfadora Menos en su Vida Personal

Lupita D’Alessio ha encontrado en la cantada una vía de desahogo para su tragedia personal, pero también para compadecerse y apoyar a otras en su situación, lo que constituye el verdadero feminismo. Hace suyos los temas característicos de Rocío Jurado “Ese hombre…”y “Lo siento mi amor”, da un nuevo sentido al “Inocente, pobre amigo “de Juan Gabriel y deja que Lolita de la Colina la guie ‘con “En mi casa mando yo”; “Punto y coma”; “Ya no regreso contigo” y otros que forman parte de la leyenda de la cantante.



En la década de los 80,  la vida de Lupita D’Alessio emprenderá dos rumbos paralelos, una subida meteórica en la canción en español gracias a temas feminista,  y un dar de tumbos en su vida personal. Su relación con Reinoso finaliza de mala manera en 1984. Se casa ese mismo año (más tarde confesaría que lo hizo por despecho)  con el futbolista uruguayo Julio Canessa. ¿Qué les pasa a estas cantantes con los futbolistas? En 1985 se divorcia,  y se casa casi inmediatamente con el cantante argentino Sabu.



Es un buen matrimonio, puesto que Sabu se encarga con sensatez de la carrera de la cónyuge y le crea una imagen más glamorosa. A pesar de eso, no alcanzan a durar ni cuatro años y ya se han divorciado. Lupita volverá a casarse (y a tronar con mucho ruido)  dos veces más, pero para entonces habrá quien les tendrá lástima a sus maridos.

Lupita Alessia se ha hecho celebre por la manera y el tono de sus canciones, pero eso que la hace triunfar en el escenario no la acompaña en la vida real donde sus exabruptos al igual que sus etapas eufóricas hace pensar que sufre de bipolaridad. En realidad, mucho se debe a su soledad, infelicidad en el amor,  y a las drogas en las que ha ido cayendo paulatinamente. Entremedio ha vuelto a casarse, Esta vez el marido es uno de sus músicos, César Gómez con quien tendrá su hijo menor Cesarín.

Para los 90, los hijos mayores de Lupita han huido del yugo paterno y se han ido a vivir con su madre, pero no todo es perfecto. La reunión familiar es agridulce. Lupita cada día más popular, cada día es más errática. Aunque amigos y parientes intentarán ocultarlo por casi una década, la cantante es drogadicta.



Para colmo en 1993, Lupita es arrestada en el aeropuerto, acusada de evasión fiscal. Los problemas con Hacienda es otro vinculo en común con Shakira. En prisión, no tiene dinero ni para pagar su fianza lo que tendrá que hacer su fiel representante Fanny Shatz. Se dice que ha sido el mismo Sabu quien ha acusado a su ex esposa. Para entonces, Lupita a quien apodan “La Leona Dormida” por su ultimo y exitoso disco, será una de las cantantes más admiradas en lengua hispana, pero también es objeto de burlas y parodia.



A muchos les cansa el exceso de reproches de parte de quien no lleva una vía ordenada. Se la acusa de haber impuesto una moda y que ahora toda cantante joven se sienta obligada a escupir insultos contra los hombres. Han nacido las que mi hijo adoptivo llamó “feministas al pedo”.  Y es que sin Lupita no existirían todas esas voces femeninas de las últimas tres décadas, precisamente como Paulina Rubio, Ale Guzmán,   Shakira, y otras de su generación que tienen la libertad de poder expresar sus ideas o vivencias en letras de canción.

Hoy La Leona Dormida sigue dando guerra. Se ha rehabilitado de las drogas, ha subido de peso debido a un problema de tiroides,  y se ha convertido a la fe evangélica, pero no nos olvidamos ni los Baby Boomers, ni la Generación X, de que hace cuarenta años atrás dio poder a cantantes hispanoparlantes de ambos conos del continente.



La Canción-Reproche Cruza el Continente Americano

Gracias al Lupita, en el Norte del Continente la chicana Florencia Vicenta de Casillas-Cardona-Martínez,  que había hecho fama y fortuna cantando en inglés para los anglos, se puso las pilas y para su primer mega éxito en español escogió un tema de Alejandro Jaén que en boca de “Miss Vicky Carr” se volvía feminista. Vicky seguirá a “Discúlpame”, en 1981 con una versión femenina de a famosa ‘Total”.



En 1980,  al final del Cono Sur será donde la argentina Amanda Miguel hará historia con su “El me mintió” que se convertirá casi un himno para las mujeres engañadas del mundo hispano. Hablar de la canción feminista y de la música argentina de los 80 es sinónimo de hablar del fenómeno Pimpinela que tiene una manera muy interesante de protestar contra el mal amor: hacerlo en dúo con voz de mujer y de varón reprochándose mutuamente.



Lo más extraordinario de Los Pimpinela, es que no eran pareja sino hermanos que quisieron iniciar un portento de música latina similar al de Los Carpenter. Pero si Karen Carpenter hablaba de amor a la antigua sin insultos ni recriminaciones, Lucia y Joaquín Galán harían lo contrario estableciendo diálogos melódicos muy intensos con tema como “Olvídame y Pega la Vuelta”; ”Dímelo delante de ella”;  “Una estúpida más” y muchas de ese estilo que los harían celebres.



Aunque para los 90, quisieron bajarle un poco a ese cantar de las greñas y con tanto melodrama, siempre serán asociados con ese estilo desusado que nadie ha podido copiar. Yo he buscado ejemplos en el pasado de esa modalidad y el único equivalente aparte de “Parole, Patole Parole” de Minna y Alberto Lupo, ¡es el prodigioso éxito de Ray Charles “Hit the Road Jack!” La biopia (por eso les dejo un clip) muestra que no es solo un quejoso que cuenta como su mujer lo botó de su casa,  también en el coro vemos la ira de una que ya no soporta más abusos y mentiras.



Y Llegó Paquita la del Barrio

Una que no soporta mentiras ni abusos es Francisca Viveros mejor conocida como Paquita la del Barrio. Si uno mira su trayectoria tiene más de que quejarse (y lo hace) que Shakira. Nacida en 1947 en un pueblo de Veracruz, criada en la pobreza, hija ilegitima,  Paquita comenzó a trabajar en su infancia vendiendo pan y siendo recolectora de café. Abandonó la escuela a los 16 años para casarse con el tesorero de la alcaldía. Resulta que el marido, aparte de golpeador, tenía esposa e hijos en otro lado. Cansada de su maltrato,  a los siete años de casada, Paquita abandonó al marido, dejó a sus hijos con su madre y se fue,  junto a su hermana Viola,  al DF a probar suerte en la música.



 Después de que su dúo Las Golondrinas se disolvió y Viola se fue de tur por America Latina, Paquita siguió cantando en bares y tugurios. Finalmente, el dueño de un pequeño restaurante llamado “La Fogata Norteña” le dio empleo. Fue en ese local donde Paquita conoció a Alfonso Martinez, su segundo marido. Tuvieron una hija, pero Alfonsito era también golpeador e infiel. Tanta mala suerte en el amor empujaría a Paquita a cantar en contra de los machos y a convertirse en sus propias palabras en “la defensora de las mujeres”.

Le tomó casi quince años sacar su primer LP y no fue un éxito.  Fue en 1985 en que Memo Ochoa la invitó a su programa “Hoy Mismo” que se hizo conocida por un público que comenzó a ir a verla en un pequeño café que ella instaló y donde era la estrella máxima del escenario. Aunque Paquita la del Barrio todavía no creaba un estilo personal,  a la gente le gustaba acudir a su sitio. Entre sus admiradores se contaban divas como Silvia Pinal y Verónica Castro.



Entretanto sigue lidiando con un esposo ausente de quien nunca se divorciará. Una noche en que Alfonso se digna a aparecer, desde el escenario la cantante le grita “¿me estás oyendo,  Inútil?” que se convertirá en su grito de guerra después que el público la ovaciona. Poco después, Paquita escucha “Cheque en Blanco”, la canción la conmueve decide grabar una versión y así nace La Campeona de las Mujeres en una lucha en contra de Los Inútiles.



En 1992 ha tenido su primera gira internacional yendo a España y en 1997 emprende un tour exitoso por America Latina. “La Reina del Pueblo” como la apodan es celebre en todo el mundo hispano parlante con sus letras batalladoras escritas especialmente para ella por el compositor Manuel Eduardo Toscano, entre ellas temas icónicos como “Tres veces te engañé”; “Rata de dos Patas” y “Me saludas a la tuya”.




A pesar de su fama, Paquita representa la voz de la mujer del pueblo, de la que no es tan joven ni tan atractiva. Su canción protesta es más ruda que la de contemporáneas que cultivaron  ese estilo como Ana Gabriel y la difunta Jenni Rivera. Sin embargo, cuando oí el “Pa'Tipos como tú” de Shakira pensé inmediatamente en Paquita. La Reina del Barrio tiene tal vez un modo más fuerte para describir lo cotidiano y lo chabacano que es lo que más destaca en la perorata musical de la Loba en la que incluso utiliza marcas de objetos como metáforas de su problema. A propósito, Shakira cuenta con todo el apoyo de Paquita.



Cuando le dije esto a mi hermano él se sorprendió de mi comparación.  “Shakira es joven, guapa y millonaria. No hay comparación”. Eso me recuerda lo que mucha gente dice de Paquita la del Barrio, que es una vieja amargada que insulta cantando a hombres que ni la miran por gorda y fea.

Viendo fotografías de Paquita al inicio de su carrera tengo que admitir que nunca fue una belleza, pero, aunque no cuente con los millones de la Loba, si ha podido amasar su cuota de dinerito y fama a pesar de ser chaparra, gordita y no muy agraciada. Paquita es una mujer empoderada y sus canciones dan voz a mujeres como ella,  que las hay más que las despampanantes como Shakira.





También me recuerdo haber oído que “La Guerrillera del Pueblo”, otro apodo de Doña Paquita es considerada eso:  “pueblo” una naca, una ranchera ordinaria. ¿Pero en comparación,  es Shakira más refinada? Yo prefiero a Paquita, porque por vulgar que sea nos recuerda que para darle un sitio a la mujer en la música no se necesita ser esbelta ni bella. Eso me remonta a una precursora del mundo anglo que también venia de estrato humilde, de la cultura yiddish de los inmigrantes neoyorquinos.

Gorditas Power

Hoy casi nadie recuerda a Sophie Tucker, a pesar de que Lauren Rebecca Sklaroff publicó una biografía en el 2018,  que intentaba-sin mucho éxito-explicar el fenómeno de la “Red Hot Mama”. Incluso el apodo define el empoderamiento de Sophie Kalich, la judía ucraniana que llegó a Ellis Island como miles de inmigrantes en los albores de un nuevo siglo.



Si a Loba y La Leona dotan a quien porta esos aliases de fiereza animal y si el apellido “del Barrio” define la clase social de Paquita, Red Hot Mama se atreve a tocar un tema que aun para las feministas es incómodo la sexualidad de la mujer “físicamente imperfecta”. Vamos, de las gordas. La cultura afroamericana que siempre ha sido más tolerante del sobrepeso femenino que la blanca imperante, describe como “mama” a una mujer rolliza,  pero sensual. Ese fue el estilo de la gordita judía que comenzó cantando en yiddish en el restaurante que sus padres pusieron en Connecticut.


A los 17 años, Sophie huyó para casarse con un camionero llamado Albert Tucker con quien tuvo a su único hijo. Cuando se hartó de los confines del matrimonio, tal como Paquita hiciera, Sophie dejó a su hijo con los abuelos y partió a Nueva York a buscar fortuna en el mundo musical. Su historia es parecida a la de muchas cantantes, cantó en cafés y restaurantes antes de conseguir un break. Acabó en los prestigiosos Zigfield Follies porque a los encargados les pareció novedoso y chistoso poner a una gordita feúcha entre sus glamorosas artistas.





Sophie no se dejó amilanar. Pronto era celebre por temas como  “I Don’t Want to be Thin”(No quiero ser flaca) y “Nobody Loves a Fat Girl ” (Nadie quiere a una gorda). Tan celebre se hizo que la envidiaban sus compañeras más agraciadas.



Sophie entonces decidió reinventarse. En vez de burlarse de su físico lo tornó en fuente de empoderamiento, abrazando su sexualidad y convirtiéndose en una “Red Hot Mama”. Eso es evidente en sus canciones siguientes que más que lamentar alos amores hacen hincapié en la independencia de la mujer y su igualdad en lo que se refiere al romance. Así nacen “You Have to see Mama Ev'ry Night or You Dont See Mama at All” (Tienes que ver a Mama todas las noches o no la veas más” donde el verbo “Ver” era un eufemismo para el sexo.



En “I Know that my Baby is Cheating on Me.” Sophie responde a la infidelidad masculina con su derecho también a ser infiel,  y su canción más conocida (junto con My Yidische Mamma) “Some of These Days” que comienza con una alerta al hombre que la dejó. “Uno de estos días, me vas a echar de menos, Cariño, uno de estos das te vas a sentir muy solo”.



La carrera de Sophie Tucker se catapultó en esos años pre-Gran Guerra. Su éxito duraría hasta su muerte en 1967 y abarcaría discos, programas radiales, filmes, hasta televisión. Se casó cuatro veces más. Adjudicó sus fracasos amorosos a que sus maridos no se acostumbraban a tener una esposa que ganaba más que ellos. 





Sophie creó un precedente que sería la inspiración de otras famosas como Mama Cass, Bette Midler y Roseanne Barr, pero su máxima seguidora fue otra gordita que se convirtió en un símbolo sexual de La Depresión. Hablo de Mae West que combinó curvas voluptuosas con canciones tan risqué que muchas veces fueron censuradas y sus obras de teatro (escritas por ella) fueron clausuradas. Es que no se esperaba que una mujer que desafiaba los cánones de belleza se atreviese a convertir el sexo en su dominio y en objeto de broma con su leve burla a los hombres.




Recordemos  letras de sus canciones como “I’m No Angel”; o “I Found a New Way to Go to Town” donde tras declarar que ha hecho fortuna costa de protectores millonarios,  ahora puede darse el lujo de buscar el verdadero amor , o mi favorita “My Old Flame” que comienza con “mi viejo amor, ni siquiera me acuerdo de su nombre…"




Como ven no es la amargura ni la falta de belleza estándar la que empuja a una mujer a cantar, sino el deseo de expresar libertad y si se paga la renta con canciones que molesten,  bueno… culpemos al público no a la cantante. Hago mías las palabras de Marta Sánchez sobre La Loba “ella sabrá donde se mete”, pero quienes corean las canciones de Shakiratal vez ella mismadeberían recordar a las precursoras, las Latinas del Ayer que teniendo menos que la colombiana supieron dar gritos de guerra.

 

 

lunes, 20 de febrero de 2023

Voces Latinas del Ayer: De Tita Merello a Rocío Jurado ( Precursoras de Shakira I)

 


En enero, mientras cosas terribles pasaban en el mundo, la cultura populachera se dividía entre el librito de Harry y el reggaetón de Shakira. Confieso no ser fan ni de Shakira, ni de Pique, ni Clara, me importa un rábano lo que hagan. Lo que me sorprende es ver a gente, principalmente mujeres,  convertir a La Loba en icono feminista y considerarla una pionera en esto de ventear sus intimidades a través de canciones y lucrar a costa de ellas. Shakira es solo la última en hacer algo que ya no es novedad. Antes de ella, la canción en español tuvo muchas hembras castigadoras que alzaron la voz para mentarle la madre al infiel y sacarse de adentro el mal sabor de un mal amor. Conocerlas nos ayuda a no criticar, pero tampoco a admirar exageradamente a la diva colombiana.

Con pocas excepciones,  toda canción habla de amor, del bueno y del malo. Por un centenar de años, la música popular nos ha dado preciosas visiones del romance como única fuente de felicidad, estado perfecto del ser humano,  y sinónimo de alegría y esperanza. Simultáneamente,  hemos escuchado lamentos por abandono, traiciones, soledad y clamores por el regreso del o la ausente, pero en su mayoría estas quejas vienen del bando masculino. Eso es más notorio en la música latinoamericana llegando a extremos que las feministas tildan de misoginia como en la letra de los tangos o de los boleros con sus reproches a aventureras, arrabaleras y pecadoras.

O Sumisas o Invisibles

Se entiende que en una sociedad patriarcal disguste el oír a las mujeres cantar verdades inconvenientes. Por mucho tiempo, las Latinas de Ayer estuvieron sometidas a cantar solo sobre cosas inocuas. No se escribían canciones sobre sus experiencias amorosas, estas eran invisibles. Inclusive cuando entonaban melodías escritas para un varón ni siquiera podían adaptarlas.

Yo he oído a Lupita Palomera, Lucha Reyes y otras pioneras de la música femenina usar pronombres masculinos para referirse a ellas en sus letras. Un ejemplo es esta versión de la “Perfidia” de Alberto Dominguez donde la cantante (sin ninguna intención lésbica escondida o abierta) se dirige a una mujer a la que amó. Y qué decir de este dueto de Doña Liber con el Tenor de las Américas en que apostrofa a sus congéneres.




Con ese precedente se entiende que hasta las grandes autoras de boleros como María Grever y Consuelito Velázquez escribiesen letras unisex para ser cantadas por todos los géneros y evitaran temas polémicos como el sufrimiento del abandono y de la infidelidad cuando era una mujer la que sufría.  No sabemos si lo hicieron porque sus vidas amorosas fueron perfectas o temían escandalizar. Recordemos que las letras de Lolita de la Colina fueron controversiales hasta Los 70 y que solo una mujer muy arrojada como Olga Guillot se atrevía a cantarlas.

Sin embargo, este ha sido un tabú casi universal.  La canción en inglés también obligaba a la cantante a entonar temas de mal amor con actitud sumisa, rogando por el retorno del infiel y perdonando sus fallas. Podemos entender esa reticencia, si pensamos que es solo en Los 60 que Aretha Franklin exigirá “Respect” y Lesley Gore llegará al tope del hit parade con su “You Don’t Own Me” en el que afirma su independencia de un hombre controlador.



El caso de Aretha es el más interesante, puesto que las canciones de las mujeres de color habían sido las más tristes, tal vez porque estaban llenas de suplicas y promesas de perdón. Tan parte de la cultura afroamericana era este motivo que en el musical Showboat en la subtrama de Julie,   que pasa por blanca, alguien se sorprende al oírla cantar “Can’t Help Lovin' Dat Man of Mine” ( No puedo evitar amar a mi hombre), y le dicen que esa es “canción de negras” con su letra llena de resignación ante las fallas de un mal compañero.

“Maybe he’s lazy, maybe he’s low.

Maybe I’m crazy lovin' him so

Can’t help loving dat man of mine”.

(Quizás sea perezoso, Quizás sea vil

Quizás yo esté loca por amarlo tanto

No puedo evitar amar a mi hombre)



He revisado todo el repertorio de Billie Holiday, consierada una guerrera, y me ha sorprendido que incluya no solo esta canción de Showboat sino también otros temas “sumisos”  que son un reflejo de la vida amorosa de Lady Day,  adicta a dos cosas: las drogas y amantes golpeadore. Por ejemplo, tenemos “Moanin’ Low”en el cual se refiere a su pareja como “todo lo malo que puede ser “, pero continua con un “es el tipo de hombre para una mujer como yo”.



En una onda menos auto flagelante, Billie canta en “I’m Trav'lin Light”  que desde que la abandonaron carga menos equipaje y es libre como la brisa, pero que ese estado durará solo hasta que su hombre regrese. O sea, hay una oferta de perdón y de regreso al statu quo. Muy diferente a la demanda del “Respect” de Aretha o al punto final a una relación que en 1966 daba Nina Simone en su “Ain’t No Use”.




A pesar de ese actitud sumisa que Billie Halliday asumió en el escenario y en su vida privada, he encontrado dos canciones batalladoras en su colección. En “I’m Gonna Lock My Heart and Throw Away the Key” (Voy a ponerle candado a mi corazón y botaré la llave) expresa más o menos lo que Gloria Gaynor cantara ritmo disco cuarenta años más tarde en su “I Will Survive”: la idea de que una mujer puede sobrevivir una desilusión amorosa siempre y cuando esté dispuesta a reinventarse y a no volver a caer en las trampas del amor.




Mas fuerte es “No More” que la cantante describiría como su canción favorita. “No me vas a molestar más. Nunca más”…”Desperté esta mañana y descubrí que no me importas, ya no más”. Pero por algo este tema,  que Toots Camarata escribe para Lady Day en 1944,  es uno de los menos famosos. Hoy es más conocido por la voz de Madeleine Peyroux que por Billie.





Por algo tomará años antes que las mujeres descubran que hay militancia en la letra de sus canciones. Aunque nos sorprenda acostumbrados a oír quejas sobre infidelidad de parte de afroamericanas como Beyonce y Rhianna, en días de Billie Holiday un tema como “Single Ladies” o ese dueto Shakira-Beyonce hubiese sido imposible.




Solo en 1971, vino Helen Reddy a cantar “I’m Woman” explicando que a una mujer no la definen ni sus amores ni sus fracasos románticos. Y esa es mi incomodidad con los temas de Shakira, que en su reclamo exprese una dependencia emocional. Eso es propio de alguien que todavía no ha alcanzado la clausura que otras cantantes encontraron en su música. Rosa Montero la ha llamado ”una despechada”, pero yo la considero una continuadora de la “canción despechada”.

Las Pioneras de la Canción Despechada

Para conocer a las pioneras del reclamo sentimental latino debemos ir más allá del mundo angloparlante. Debemos adentrarnos en el terreno más recriminado por las feministas,  el tango. Serán las dos grandes voces femeninas del tango las que salgan a la arena del reproche al macho. En 1929,  Tita Merello lo expresa en “No te aguanto más “y en 1933,  en los albores de su carrera,  Libertad Lamarque tiene el descaro de gritarle “¡ándate!” a las malas parejas.




El que las grandes damas del tango se hayan atrevido a darle un remedio al mal amor en sus canciones no indica que la música latinoamericana vaya a seguir ese camino. No puedo encontrar equivalentes en la música popular ni folclórica de los próximos treinta años donde las mujeres se lamentan sin reproches, donde las compositoras no se atreven a quejarse o a situar culpa en la pareja, ni siquiera al entonar temas escritos para el varón, puesto que ya se ha superado la época en que ni siquiera se sabía a qué sexo iban dirigidas las canciones.

Es por eso que Olga Guillot tiene claro a quien le van las protestas al cantar “Total”, “Se acabó” y “No” que han sido escritas para hombres. Con ella venimos a descubrir que la mujer también puede reírse de un mal amor o darle el punto final. Olga ha estado cantándole a la pasión de una manera casi descarada desde sus días de Torch Singer en Los 40, pero con temas como “Miénteme” con su estribillo “me hace tu maldad feliz” perpetua esa imagen masoquista de la mujer víctima.





Será en el exilio donde su nueva libertad también abarcará a su género. En 1969 es la única que se atreve a grabar un tema de una joven cantautora llamada Lolita de la Colina. Aunque “La mujer que te ama” es un himno al buen amor, una frase donde entra la palabra “cama” ofende a los productores . La cantautora se niega a borrarla y solo Olga de Cuba tiene la audacia de cantarla.

Audacia y a raudales la tiene otra cubana, la escandalosa La Lupe a la que casi han expulsado de Cuba porque sus escándalos y escandalosa manera de cantar (descalza y a zapatazos con el pianista)  no congenia con la imagen de la mujer que tiene la Revolución Castrista. La Lupe se va a Nueva York, cargando su temperamento, su título de santera (aunque en un arranque arroja sus orishas al mar) y su música. Pronto se hará famosa por no tener pelos en la lengua para cantarle a los hombres, expulsarlos de su vida (“Lo que pasó, pasó”)  o acusarlos de falsos hipócritas (“Puro Teatro”) que Almodóvar usa para cerrar Mujeres al borde del ataque de nervios, el mejor manual de cómo sobrevivir una relación toxica.



Para mi sorpresa y siguiendo un orden cronológico he encontrado un tema interesante en la España de los 50. Sin ser canción despechada,  “Otra Puerta” de Lolita Garrido se atreve a plantarle un “No” a los requiebros de un hombre, poniéndose la mujer a su altura y en términos de igualdad en lo que se refiere a decisiones amorosas.



Lo extraordinario es que viene de la pluma de Augusto Algueró, y es muy diferente a lo que él escribirá unos años más tarde para Marisol, Rocío Dúrcal y para su esposa Carmen Sevilla. En la España de Franco ni Carmen ni Sarita Montiel se salen del marco de la mujer que sufre por amor resignadamente. Eso alcanza hasta la temperamental Lola Flores. En 1950,  llora por los rincones con su copla “La Zarzamora”, muy diferente treinta años más tarde que pone un punto final a un mal amor con “Se acabó”. Para entonces la Faraona será parte de un zeitgeist en que la melodía en español se manifiesta en voz femenina con la canción-reproche. Sin embargo, en la España de los 50, ese grito de liberación solo emerge de un momento de extravío del Maestro Algueró.



El Corral de Gallos de la Protesta Femenina

En cambio, en nuestro continente, a fines de Los Cincuenta, surge una bronca voz femenina capaz de enfrentarse al machismo latino. Se trata de Amalia Mendoza,  más conocida por su apodo de “La Tariacuri”,  que en 1958 convertirá a la música ranchera en corral de gallos de la canción despechada con temas como “Ya me olvidé de ti” y P’a que sientas lo que siento”.



A pesar de críticas y parodias, La Tariacuri seguirá cultivando ese estilo de cantar y contagiará a otras. En 1972,  la gran Lola Beltrán se atreve a lanzar un grito de libertad con “No volveré” y cerrará la década con el tema de Juan Gabriel “Te llegará mi olvido”.



Entremedio han aparecido otras “Machas Bragadas” que gritan su verdad a los cuatro vientos, aunque lo que cantan haya sido escrito por machos para reprocharle a las hembras.  Pero en 1961 el gran José Alfredo Jiménez escribe “La Media Vuelta”  para una modelo chihuahuense que ha convertido  “Lucha Villa” en su nombre de guerra y que de la música ranchera hará un grito de guerra. Es en esa canción,  que en algún momento Lucha cantará a dúo con el compositor, donde es la mujer la que declara que el hombre se va porque ella se lo permite y si quiere lo hace regresar.



Aunque la voz grave de Lucha Villa la ha hecho idónea para la canción reproche y lo vemos en “Tu a mí no me hundes” (1985) que es la cúspide de su relación laboral y amistosa con Juan Gabriel la equivalente a La Lupe en la interpretación de corridos es Yolanda del Rio cuyo primer éxito le dará el apodo de ‘la Hija de nadie”. Este tristísimo corrido cuenta la historia del suicidio de una pareja de amantes al descubrir que son hermanos, pero el tema es también una denuncia social a los hombres despreocupados que preñan y se olvidan,  dejando hijos sin padre por todo el mudo.



Yolanda se convertiría en la voz feminista de la canción ranchera en ambos lados de la frontera cantando temas que como “Una intrusa “y “Traicionera Mala Amiga” que como los de Shakira expresan la ira ante quien viene a destruir su matrimonio. En cambio “Esta noche te toca dormir en el suelo” y “En la puerta tus maletas “definen los límites a los que llegará para soportar un mal marido.

Fueron estas voces de Los Setenta las que abrieron el camino para cantautoras de música de banda como Alicia Villarreal y Ana Bárbara que han plasmado su vida sentimental en letras donde se reubican como mujeres que no quieren ser víctimas. No puedo cerrar el tópico de la canción protesta ranchera sin mencionar la favorita de mi hermano, la completa desmitificación del machismo, me refiero a “Macho Panzón” de Beatriz Adriana.



Aunque el feminismo había triunfado en el corral de gallos que era la música ranchera, para muchos se trataba de una expresión de cultura de pobres y campesinas, no alcanzaba a la música pop en la que la mujer seguía cantando sobre amores felices o llorando abandonos.

De MariTrini a La Jurado

Una visión más elevada llegó en el tardofranquismo en la voz de una española que hasta ahora había cantado en francés. De su autoría,  “Yo no soy esa” (1971) haría famosa a MariTrini en el mundo hispanoparlante con ese primer párrafo que encierra un mensaje de igualdad y una exigencia de respeto hacia la individualidad femenina y un rechazo a un perfil impuesto por el patriarcado.

Yo no soy esa que tú te imaginas

una señorita tranquila y sencilla.

Que un día abandonas y siempre perdona.

En Chile,  donde la adoctrinación marxista se anteponía al feminismo y donde las demandas de las mujeres podían verse hasta como reaccionarias, la letra nos confundía sobre todo a las más jóvenes (yo tenía 12 años en 1971),  pero se nos hacía atractiva MariTrini. Sus canciones (no sabíamos si llamarlas de protesta) se volvieron habituales en los hit parades de America Latina y de una España que entraría en la década de Los 70 en un periodo de transición política y social.



Es en esta atmosfera que las cantantes latinas se sienten inspiradas a levantar la voz. En 1972,  mi compatriota Maitén Montenegro grababa “Canción para una esposa triste” que poco después en Puerto Rico grabará Sophy. Pero Sophy va más allá. Esta grabación se incluye en un LP que lleva el sugestivo nombre de “No soy Santa…Soy Mujer” que parece perpetuar ese rechazo a imágenes idealizadas que ha iniciado MariTrini. Aparte de las mencionadas, otras canciones del disco incluyen “Muchacho Malo ”y “Cuéntale a Ella”




En 1972, Lisette Álvarez hace un dueto con Axel Anderson para el hit italiano “Parole, Parole”. Tres años más tarde usa el tema de Roberto Livi “lo voy a dividir” para título de su LP  “Ya me cansé de estar queriendo a quien no me quiere a mi” dice la letra,  agregando que va a dividir su tiempo con gente mejor que su ex pareja. Un año más tarde lo grabará Lolita en España. Es en la Isla del Encanto donde más se da la canción protesta femenina en los 70s. Abrevio la lista agregando a Ednita Nazario en esa etapa con “Vete, Vete” y “Ya Déjame en Paz”,  ambas de 1977.



Se podía decir que en Los 70, las mujeres latinas encontraban en la radio y en la disquería (todavía no llegaba la era de videos) temas que hacían eco de sus problemas sentimentales y les ofrecían soluciones radicales a estos, pero las grandes voces que normalizarían el repudio al machismo se harían oír a fines de la década

Será en 1978,  en plena Transición que se sienta una voz más avasalladora y un reproche más fuerte dirigido a un individuo puntual. Aunque escrita por Manuel Alejandro, el compositor aseguraba que la canción estaba basada en una experiencia del primer matrimonio de la interprete. Por eso es que “Ese hombre que tú ves ahí” es realmente propiedad personal de Rocío Jurado.



La gaditana transforma la copla para usar su ‘Voz del milenio” y expresar desdén por su pasado amoroso y parejas toxicas. 1978 también sacará al aire. “Lo siento mi amor “con esa línea fuertísima para la época “Ya no siento nada al hacerlo contigo”.  Será Rocío Jurado quien de la pauta para más protestas de intérpretes españolas en la década de los 80.



Así tenemos a Rocío Dúrcal que ha iniciado su legendaria colaboración musical con Juan Gabriel y que en 1980 populariza “Fue tan poco tu cariño” a la que seguirán “Déjame”,  “Cuando yo quiera has de volver” y   “Tenías que ser tan cruel”. En 1988 la cantante escoge un tema de otro cantautor , Marco Antonio Solís, y canta “Yo te olvidé”.



Es en esa atmosfera que surge Lolita con canciones que su madre no hubiese atrevido a cantar como “Estúpido” y “Si, pero no”.  En ese espacio encontrará lugar a comienzos de Los 90 otra reina de la canción reproche como lo es Isabel Pantoja. Esta revolución no es únicamente un fenómeno del mundo ibero y será en México donde tenga su mejor exponente, puesto que antes de que La Loba aullara, rugía La Leona.  Eso lo hablaremos, D-s mediante, la próxima vez.



¿Cuántas de estas cantantes ya conocías? ¿Cuál canción te ha gustado más?

[NOTA: Este es el resultado de una investigación que me ha tomado un mes. Si me he olvidado o no descubrí otros nombres de precursoras que antecedan a 1980, por favor, haganme saber sus nombres]