lunes, 30 de noviembre de 2020

Música del Ayer: So in Love de Cole Porter



Nos toca celebrar el cumpleaños de nuestra reconocida escritora y Latina de Ayer,  Valentina Párraga que ha solicitado la trayectoria de dos canciones clásicas del American Songbook. Comenzamos con “So In Love” (“Tan enamorada”) del maestro Cole Porter. El único problema es que esta maravillosa balada tiene como cincuenta versiones, pero ninguna en español. Sin embargo, los deseos de una cumpleañera son órdenes así que entrémosle a la historia de esta canción.

Cole Porter, de Indiana a Gay Paree

Cole Porter es una de las principales figuras de la canción estadounidense de la primera mitad del Siglo XX. Posiblemente su grandeza y originalidad resida en ser diferente en origen y circunstancias a la mayoría de sus colegas. Aunque alguna vez explicaría su éxito con un” escribo canciones judías”, es evidente en su obra la ausencia de la experiencia del inmigrante pobre, la influencia de la melodías folclórica de la Europa Oriental y de la música litúrgica judía. Los temas Porter tiene unas letras cosmopolitas llenas de humor risque, su cadencia es refinada y evidencia su preparación en música clásica.

Cole Porter nació en el Medio Oeste, nieto de J.O. Cole, en ese entonces el hombre más rico de Indiana.  La madre de Cole mimó a su único hijo y lo encauzó en el camino de la música. Antes de la secundaria ya dominaba el violín y el piano y escribía canciones. Aunque quiso cumplir el deseo de su abuelo de estudiar leyes, se llevó un piano de cola a Harvard y para su graduación ya sabía que la música era lo suyo.



La Primera Guerra Mundial detuvo los estudios del joven Porter quien sirvió honrosamente en La Legión Extranjera. Acabado el conflicto, se instaló en Paris. A diferencia de Emily Cooper, Cole Porter encontró en la Ciudad Luz inspiración para su música, un estilo de vida bohemio que acompañaba su homosexualidad; amistades interesantes y hasta una esposa.

Hay dos biopias sobre la vida del compositor. “Night and Day” (1944) que lo retrata como heterosexual e “It’s De-Lovely” que relata su verdadera historia. Es en esta última donde se explica que Cole (Kevin Kline) encuentra en Louisa (Ashley Judd) no solo una pantalla para su homosexualidad que en ese entonces era penada por la ley, sino también una gran amiga.

Para resumir, aunque Louisa creía que lo de Cole Porter era música clásica, el compositor prefirió volver a USA y dedicarse a la revista musical.  Aunque ya había probado suerte en Broadway antes de la Gran Guerra, Cole Porter se haría famoso con Paris (1928) y su tema hoy clásico “Let’s Do it, Let’s Fall in Love”.  Por toda la década de Los Treinta, Porter sacaría un musical al año que sería un éxito y aportaría a la canción estadounidense más de un par de estándares legendarios.



La suerte pareció acabarse en 1940, después que el compositor sufriese un grave accidente de equitación que le dejó una pierna destrozada. Apoyado por su esposa, Cole se negó a que se la amputaran. Una decisión que le impondría una existencia marcada por el dolor físico, algo que afectaría su espíritu creativo. Se la pasó los 40 de fracaso tras fracaso, hasta que en 1948 compuso Kiss me, Kate.

Shakespeare en Broadway

La idea original era musicalizar La Fierecilla Domada de Shakespeare, pero a Cole se le ocurrió algo más original: relatar las vivencias de una troupe que está musicalizando la pieza shakesperiana. De esa manera, el argumento se centra en la historia de Fred, el compositor, y su s problemas profesionales y románticos con su estrella, Lillie que es también su ex esposa.

Otra de las originalidades de la obra es que se trata de un “musical integrado”. Anteriormente el teatro musical funcionaba como una obra teatral que contenía canciones como música incidental. Pero a partir de Oklahoma en 1943, Broadway se había interesado en un nuevo estilo en el cual los personajes se interpelaban con letras de canciones lo que acercaba al musical a una ópera.



Kiss me Kate fue un éxito total en Broadway, pero curiosamente de su repertorio la más conocida no será el tema principal sino “So in Love” que Lillie canta a solas en su camerino y que es su manera de expresar que todavía ama a Fred. En Broadway la cantó Patricia Morrison, pero al año siguiente la grabarían varias estrellas de la canción femenina como Margaret Whjiting, Dinah Shore y una recién llegada llamada Patti Page. Aunque no me gusta la versión Page porque la voz de a cantante está muy ronca, muy diferente a la que la haría famosa, será ella quien eleve el tema al número 16 del Hit Parade.



En 1950 Joe Buschkin graba el primer cover instrumental, pero ya la canción era tan exitosa que tenía versiones en otros idiomas, al menos en sueco y en danes. Ambas de 1951.Aqui Raquel Rastenni la canta en danes.




Entretanto, Hollywood se había interesado en Kiss me Kate y la filmaron usando como protagonistas a la pareja “operática” hollywoodense, Howard Keel y Kathryn Grayson.



Era lo indicado porque “So in Love” necesita de voces liricas ya que tiene ese calibre de lieder germana. Por eso la han grabado divos como Mario Lanza y Julia Migenes, y también mis favoritos, Dame Kiri Te Kanawa y Placido Domingo.





El tenor mexicano no es el único latino en atreverse con “So in Love”. En 1960, el maestro boricua Tito Puente hizo un arreglo instrumental bailable bastante sensual de la pieza de Cole Porter.



Aunque no apruebo la traducción de una letra tan intensa, lo cierto es que seguían apareciendo covers en otros idiomas. En 1954, Olavi Virta el Frank Sinatra de Finlandia,  la graba en su idioma. 1966 se hicieron versiones en alemán y en checo. Buenos usos de la música, pero qué pérdida de la letra. Por eso entiendo que no se la haya traducido a ningún idioma latino.




Sexo, Soap Opera y K.D. Lang

Hora es de llegar a la que en mi opinión es la mejor versión de “So in Love” y de cómo conocí este hermoso tema. En 1990, Rena Sofer, hija de un rabino californiano, comenzaba una carrera en el mundo donde se haría famosa, las soap operas. Justamente ese año, yo regresé a las telenovelas del Daytime, un hobby que había abandonado en mi primer año de universidad.



En mi recorrido encontré una nueva historia llamada “Loving”. Antes de descolgarme, me cifre en el personaje de Rena, la doctora Amelia McKenzie. Amelia, apodada “Rocky”, es una médico de veintitantos años. A pesar de ser independiente y feminista, Rocky es virgen porque está esperando al hombre ideal. Este se llama Río Domecq (Rick Telles), pero el latino no tiene ojos para ver en Rocky nada más que una amiga.



Cuando Rick va a ser deportado por ser indocumentado, Rocky lo salva casándose con él. A pesar de que se supone que el matrimonio solo durará hasta que Rio consiga su Green Card, la atracción entre ambos aumenta y acaban consumando el matrimonio en una escena cadente (como era el sexo televisivo de entonces ni tan gráfico, pero si sensual). 



Mientras yo mantenía los ojos pegados a la pantalla, mis oídos se abrían a la música de fondo que era “So in Love””, una balada que yo ya conocía en versión de Buddy Clark (1949), pero esta vez, la letra adquiría sentido, la voz femenina le otorgaba un nivel de intensidad erótica que me era identificable a pesar de ser yo tan virgen como Rocky.



Ahí se me hizo patente el poder de las palabras de Cole Porter.

Es extraño, Querido,

Pero es verdad, Querido

Cuando te me acercas, Querido

El cielo se llena de estrellas

Así de enamorada estoy de ti

Aunque no estés

Mis brazos te estrechan

¿Sabes, Cariño, ¿porque estoy tan enamorada de ti?

En los días sin Internet, no había modo de descubrir quién era la cantante, pero el hado decidió hacérmelo más fácil. Unas semanas más tarde entre al cuarto de mi hermano que tenía el tocadiscos (¿quién se acuerda de esos aparatitos?) puesto, y precisamente escuchaba esa versión.

Así descubrir que la cantante era K.D. Lang la mezzo de la voz prodigiosa. El Long Play se llama “Red, White and Blue” y es un homenaje a Cole Porter. Me convertí en su fan total, superando cualquier prejuicio que tuviese entonces en contra de cross dressers o como se les llamaba entonces “andróginos” (K. D. Lang salió del closet oficialmente en 1992). Para mí la canadiense era La Voz, además, como yo, era activista de los derechos de los animales, eso nos ponía en la misma vereda.



Aunque creo que esa fue la versión definitiva no ha sido la última. Em este siglo a han grabado Pati Lupone y Michael; Feinstein. También existe la versión de “De-Lovely” en la que hay una superposición de Cole Porter (Kevin Kline) cantándosela a su esposa (Ashley Judd) y las voces de Mario Frangoulis y Lara Fabian que la cantan en un escenario.



Fue en esa versión que la gente comenzó a notar que el tema tenía una letra un poco masoquista sobre todo en la ‘ultima estrofa.

Búrlate de mí y hazme daño

Traicióname, abandóname

Soy tuya (o) hasta la muerte…

Descubrir ese toque masoquista (y sexista si quien la entonaba era mujer) no ha impedido se siga grabando. En el 2017, cuatro vocalistas de jazz, todas mujeres, una japonesa, una estadounidense, una rusa y dos italianas la grabaron por separado y en plena Era Me Too.



Sin embargo, mi versión favorita Siglo XXI es en voz masculina y latina. Me refiero a la grabación de “So in Love” que hizo el brasileño Caetano Veloso en el 2004.



 

lunes, 16 de noviembre de 2020

Aromas del Ayer: Diva de Ungaro

 


Este verano ingresó a mi colección de perfumes una fragancia realmente clásica, uno de los últimos perfumes elegantes. Se trata de Diva de Ungaro y en este noviembre nos toca conocerla y saber por qué un aroma del ayer merece ser un aroma de hoy.

Antes de hablar de Diva hay que conocer a su creador, el maestro Ungaro. Emanuel Ungaro nació en Aix de Provence en 1933, hijo de un sastre antifascista que optó por exiliarse del gobierno de Mussolini, y que le puso a su hijo como segundo nombre “Matteotti” en homenaje al senador asesinado por órdenes del Duce.

                                      Ungaro y Anouk Aimee, musa, clienta y amante

Ungaro creció rodeado de materiales de costura. Cuando tenía siete años su padre le regaló su primera máquina de coser. Ya de adulto entró a trabajar como asistente de un sastre siciliano en su ciudad natal. En 1955, cuando tenía 22 años, Ungaro se marchó a Paris con la intención de buscar fortuna en el mundo de la moda. Fue más que afortunado ya que en 1958 cayó en el atelier del famosísimo Cristóbal Balenciaga. Después de aprender con el maestro, Ungaro se trasladó a la casa de modas de Fourrege, también aprendiz, de Balenciaga. En 1965, Ungaro abría su propia firma.

Desde el comienzo, se supo que no era un diseñador común. Por empezar, se negó a mostrar vestidos de noche en su primer desfile. Dijo que iba diseñar para la mujer contemporánea por lo que por su pasarela desfilaron modistas enfundadas en la recién nacida minifalda.

                              Marisa Berenson en una minifalda de Ungaro

A pesar de su actitud revolucionaria, las primeras clientas que atrajo fueron de la elite: Marie Helene de Rothschild y Jackie, primero Kennedy, y luego Onassis, fueron devotas de las creaciones del maestro. 

                        Marie Helene de Rotschild y Carolina de Monaco en un desfile de Ungaro
Ungaro impuso a su moda su color mediterráneo con estampados atrevidos y cascadas de vuelos.



            Marisa Berenson en una peluca de aluminio diseño de Ungaro(arriba) y con el Maestro

En 1968 se anotó otro punto al diseñar el vestuario de Catherine Deneuve en “Manon 70”. La escena del desfile corresponde a uno de Ungaro.






Muchas actrices se vestirían en el atelier de Ungaro, pero ninguna más importante que Anouk Aimee quien sería su compañera sentimental por muchas décadas. En 1985, la protagonista de “Un hombre y una mujer” hizo un spot publicitario para su pareja.


               Anouk Aimee en un comercial de Ungaro para Vogue

Fue Anouk Aimee la gran musa del perfume más famoso de Ungario. Su primera y mayor aventura perfumera ocurrió en 1983 con el nacimiento de Diva. Tristemente la relación entre la actriz y el couturier acabó. En el 1996, Ungaro se casó con Laura Bernabei con quien tendría una hija, Cósima.

A pesar de que el modisto siguió diseñando hasta su muerte en el 2019, sus últimos años vieron muchos fracasos y altibajos en su negocio. Para su perfumería debió asociarse con Salvatore Ferragamo, El Rey del Calzado. Su casa de modas tampoco estuvo libre de tropiezos y malas movidas, tal como contratar a Lindsay Lohan como directora.

Aun así, el nombre de Emmanuel Ungaro sigue siendo celebrado en los historiales de la moda y por su casa, la cual preserva la tradición de vestir divas desde Angelina Jolie hasta Blake Lively.

                               Blake Lively en Ungaro

En términos de perfumería, Ungaro dio su nombre a varias fragancias, pero la inolvidable e inmortal es Diva. De solo olerla se sabe que estamos ante un perfume notable.



Hasta la botella es impresionante. Es de vidrio y redonda. En su diseño se buscó combinar las formas femeninas con las de la rosa, flor que era el símbolo de la casa Ungaro. Hoy también se vende en un envase ordinario de tapa de plástico y de mala calidad. El mío no será cristal de Lalique, pero es de vidrio labrado y coronado con esa especie de sombrero napoleónico que me recuerda al tocado de Brigitte Helm en “Metrópolis”.



El contenido es igualmente impresionante. Jacques Polge creó un Chipre maderero, pero el sándalo casi no se percibe. Es un perfume tibio para usar en días otoñales e invernales, un aroma que combina miel y clavel. Después de un espacio de tiempo afloran los cítricos y el musgo. Es un aroma elegante con glamur Ochentero que me recuerda otro famoso de los 80, Paloma Picasso que usaba mi madre.



Tal como indica su nombre, Diva es para ser usado por divas. No es sorpresa que su más antigua consumidora sea una diva Bona Fide. Ungaro se sintió muy halagado cuando descubrió que Diva era la fragancia favorita de Sophia Loren.

Yo lo compré vía Amazon, pero se puede conseguir en Sears y Kohls. En America Latina debe comprarse online, o en mercado libre, o en Linio (chile); Cosmostrore (Argentina y España) Arome (México) y en España además de Cosmostrore, se puede conseguir en Amazon.es y en Notino.



martes, 3 de noviembre de 2020

Música del Ayer: Again

 


Ofrecí mis anteriores trayectorias de temas famosos del pasado como regalos de cumpleaños a mis seguidores, pero me olvidé de celebrar a la más importante: Servidora. Por eso voy a hacerme un regalo atrasado:  la evolución de mi canción favorita. En esa categoría se pelea con la alemana “Bei Dir War is Immer so Schon”de Theo Mackeben de la cual hay muchas versiones, pero ninguna en español, y con “But Beautiful” de Burke y van Heusen que no tiene covers en otros idiomas. Eso reduce las candidatas a una sola: “Again” de Cochrane&Nrewman.



Siempre pensé que Dorcas Cochrane y Lionel Newman habían creado “Again” para ser cantada por ida Lupino en el film noir “Road House” en 1947. La realidad es que Dame Vera Lynn, recién salida de sus grandes triunfos musicales de la Segunda Guerra Mundial, la grabó en julio de 1948. En septiembre de ese año, las audiencias estadounidenses escucharon a Ida (gran actriz y directora, pero pésima cantante) entonar la letra de Dorcas Cochrane en la pantalla grande. Por suerte, la grabación de Vera Lynn llegó al mercado en noviembre.



Aunque me gusta esa interpretación, solo se le hace justicia al tema en la voz de Vic Damone quien la grabó en enero de 1949.  Damone, que probó suerte en la música y en Hollywood, quería opacar a Frank Sinatra, algo imposible. Aun así, tenía una hermosa voz. Aquí les pongo la canción en voz de Vic y de Frankie. Ustedes deciden cual prefieren.




La balada se volvió un éxito, más que nada debido a la letra, super simple: “Otra vez, esto no pasa otra vez. Pasa una vez en la vida, este gozo divino”. Simple, pero especifico así se buscaba amar en la urgencia de la posguerra. Solo en 1949 habrá versiones de Mel Torme (un poco rumbera), Gordon Jenkins y hasta Tommy Dorsey. La mejor es la de Doris Day que alcanzará el segundo puesto del Billboard donde permanecerá por 19 semanas.



La letra era exquisita, pero la música no se le quedaba atrás. En Italia, Devilli y Nisa le escriben una letra soberbia “No sé, si me amas ahora no sé, pero en esta noche de luna, amor mío, lo sabré”. En diciembre de 1949, acompañada de la orquesta Angelini, Nilla Pizzi graba esta “Questa Notte Sappro”, mi traducción favorita en otra lengua.



En 1950, el tema se hará conocido en toda Europa. En Francia, André Claveu lo convertirá en “Sais tu” (¿Sabes tu?).



Lo siguen en Alemania Kurt Henkels y su coro con “Warum lastt du mich weinem warum”. Me dicen que la adaptación de Renee Franken es mejor, pero no la he encontrado. Esta versión es demasiado Do Woop para mi gusto con una solista que canta con estridencias de opereta.



Tampoco me ha gustado la interpretación de Ana Maria González, la primera en idioma español. La veracruzana era entonces conocida como “La Reina de la Canción Romántica”, pero su voz no era para una balada tan sensible. No supo imprimirle el toque pasional que alcanzaron Dame Vera, Doris y Nilla Pizzi. Además, en la letra ni se molestan en traducir “again” y la dejan así en inglés. Una adaptación muy descuidada.



De acuerdo con sitios especializados, la primera transcripción instrumental de “Again” fue en 1955 y se la debemos al Trio de Ray Weston, pero yo encontré una versión de 1949 del gran Errol Garner. El pianista afroamericano sabe imponerle a su música un toque sensual y romántico a la vez.



Yo me enamoré primero de los acordes de Newman antes de conocer la letra de Cochrane. A los 12 años, escuché por primera vez una versión musical de “Again. Fue en “Island in the Sun” (1957) una de mis películas favoritas.



“Isla en el sol” merece ser recordada por su bellos parajes, vestuario y excelentes actuaciones. Aún más importante, por ser la mejor actuación de Dorothy Dandridge, después de “Carmen Jones y por estar basada en una novela de Alec Waugh, quien, opacado por su hermano menor Evelyn, ha pasado al olvido. Pero lo realmente trascendente es que se trata del primer filme de Hollywood donde un romance interracial tiene un final feliz … ¡y al son de “Again”!

Este septiembre pasado, TCM la ha reflotado en un homenaje a Dorothy Dandridge y no me ha parecido pasada de moda en absoluto. El tema del racismo en la ficticia isla caribeña de Santa Marta que afecta a todos los personajes y desemboca en un asesinato, cobra resonancia en tres romances interraciales. El primero entre Joan Fontaine y Harry Belafonte no llega a salir de la crisálida debido a los prejuicios de él que no quiere una esposa que algún día “¡me diga ‘negro’!”’



El romance de Dame Joan Collins y Stephen Boyd tuvo buen fin porque se descubrió que ella no tenía sangre negra como se creía, una excusa innecesaria para darle un final feliz al tercer romance.

Harry Belafonte interpreta a David Boyer, un líder sindical que agita a los trabajadores de caña de azúcar y que parece estar encaminado a un puesto en la política. Las autoridades de Santa Martauna colonia británicalo tratan con guante blanco y para demostrarlo el gobernador lo invita a una Garden Party. David hace que lo acompañe su amiga Margot Seton (Dandridge). “Te vas a arrepentir de hacerlo” le advierte Margot.



Durante la velada, Margot atrae el interés de Dennis Archer (John Justin), un novelista que funge como secretario del gobernador, pero que en realidad busca en la isla inspiración para acabar con su novela. Unos días después de la fiesta, Dennis va a ver a Margot en la farmacia donde ella trabaja y la invita al baile del gobernador.



Davide, que está en el baile, se molesta al verla en compañía de blancos. “Te dije que, si me llevabas a esa fiesta, te arrepentirías” le recuerda Margot. Entretanto la orquesta toca una versión musical de “Again” que no he podido encontrar. Es muy jazzy con énfasis en instrumentos de viento.

Después del baile, Dennis lleva a Margot a su bungalow. Ahí le pregunta de su pasado, algo que Margo no quiere revelar. Para evadir respuestas insiste en que pongan un disco para bailar. Se trata de una versión bailable, pero muy lenta y sensual de “Again” que me recuerda la de la Orquesta Angellini.



En el cine hollywoodense de entonces, todavía dominado por el Código Hayes, solo había un preámbulo para una escena de sexo que nunca se veía. Tal preámbulo consistía en un breve dialogo romántico, un beso apasionado y música afrodisiaca.

“Margot’,” pregunta Dennis “tú sabes que estoy enamorado de ti ¿verdad? Lo sabes desde el principio”. Tras ese breve intercambio, y con “Again” en el trasfondo, solo falta el beso. Tanto Dandridge como su coestrella estaban más que dispuestos a sentar precedente, pero Robert Rossen permitió que el tabú racial lo venciera. Un abrazo apasionado lleva a un corte de escena y ya sabemos lo que significa.

No voy a contar todo el filme, pero al final Dennis renuncia a su puesto. El y Margot se marchan de la isla con la intención de casarse y “Again” tuvo su parte en ese romance seminal, a pesar de que todavía no sé quién la interpretó.



“Again” en ingles siguió teniendo interpretes a través de los 50, la mejor versión es la de Beverly Kenney en 1958 con su toque de jazz, pero con una cantante de voz muy suave y juvenil. Y es que serían los jóvenes los que infundirían nueva popularidad al tema ya clásico.



En 1960, Pat Boone, el Teen Idol del año resucita la composición de Cochran& Newman y la convierte en un hit para sus seguidores. Aprovechando la popularidad de la versión, en julio de ese año la graba Ricky Nelson. En 1964, le toca el turno a Frankie Avalon (mi versión favorita) y un año más tarde, un Teen idol británico llamado Cliff Richard crea su propia cover.



El tema se ha vuelto un hit para adolescentes y su fama cruza la frontera. El Teen Idol mexicano grabará un cover. “Tal vez” de Enrique Guzmán es la mejor versión en castellano de “Again”.



Como muestra de la popularidad sin fronteras del tema es que, en 1963, en Brasil, Ellis Regina graba “Outra Vez” con letra de Osvaldo Santiago. Para no ser menos, Neil Sedaka, en 1968, resucita la versión en italiano.




Todo el mundo quiere cantar “Again” en el idioma que sea. En inglés tendrá covers con diferentes músicas y voces. En 1965, el rey del Soul James Brown, presta sus cuerdas vocales para el tema de Cochrane y Newman. Muy diferente a la versión bailable de Arthur Prysock de ese mismo año.




Curiosamente, me encantó encontrar una interpretación reggae que en 1970 le dio John Holt. En cambió no me gustó la versión que cerró el capítulo de “Again” en el siglo XX. En 1999, Tom Jones hizo un extraño dúo con Sondra Locke. Como que las voces no empalmaron. Lo único bueno que puedo decir de ella, es que tenía una buena voz, adecuada para el género country, pero no para un dueto con el minero gales.



Y si queremos country, en el 2008 el desaparecido Willie Nelson, en dupla con Don Sherry, nos da su versión mixta de country y swing de “Again”. Es que Again” no solo es mi canción favorita, también es un clásico que sigue ameritando homenajes.