jueves, 5 de marzo de 2020

Aromas del Ayer: Los Perfumes del Príncipe Matchabelli



Yo creo que todos los que nacimos después de la mitad del Siglo XX hemos oído hablar (o usado) algún perfume Matchabelli. ¿Pero cuantos sabemos del origen de la firma o de la historia del aristócrata que dio su nombre a productos como Cachet, Aviance y el Wind Song que estoy usando este marzo?

Desde mi primera llegada a USA, en 1974, que el nombre Matchabelli en frascos de perfume fue un constante en mi óptica de adolescente consumista. En los viajes a la farmacia local que como conté en mis memorias de somerlier de aromas, fue mi primer arsenal de fragancias,  los perfumes Matchabelli se desplegaban en sitios prominentes Así me familiaricé con nombres como Cachet, Aviance (entonces en su reformula del 75),  Potpurrí con su aroma a vainilla,  y por supuesto Wind Song.

Gracias a un cupón de la utilísima revista TV Guide, entramos con mi madre a un club de cosméticos que solía enviarnos cajas de perfumes. Recuerdo haber recibido una de la firma Matchabelli, debe haber sido por 1980 porque incluía un frasquito de Chimere. Como en ese entonces era más ignorante y analfabeta funcional que hoy, Matchabelli me sonó a apellido italiano y no sé por qué leí “Princess” donde decía “Prince”.

“Mira lo que me ha mandado desde Italia, la Princesa Matchabelli” le dije a mi hermana enseñándole la caja.  “Que princesa tan gentil” respondió ella e inmediatamente mi imaginación de Ana de las Tejas Verdes visualizó a Matchabelli como una aristócrata metida a empresaria. Alguien, así como Luciana Pignatelli que hacia los comerciales del jabón Camay y escribía libros sobre “Beautiful People”.

Me tomó años descubrir que Matchabelli era un noble título georgiano (de la Republica de Georgia, no del terruño de Scarlett O’Hara) y que era “príncipe”, no “princesa”. ¿Pero quién fue este aristócrata que fundó el negocio perfumero cuyos más reconocidos productos nacieron luego que el príncipe ya estaba en la tumba?

Del Imperio a la República
Georges Vasilievich Matchabelli nace en 1885, en Tiflis, la capital de Georgia. Es hijo de Vasili y Nina Matchabelli y pertenece a una familia principesca emparentada con la familia real de Georgia. Georges estudia en el Colegio de Nobles en Tiflis para luego trasladarse a Berlín donde estudia ingeniería y química en la Academia Real graduándose con el título de ingeniero de minas. Al parecer permanece en Alemania hasta el inicio de la Primera Guerra Mundial.

A pesar de ser nominalmente ciudadano de Rusia, país en guerra con Alemania, el príncipe se une a otros georgianos residentes en Berlín para la creación del Comité Pro Independencia de Georgia. Apoyado por los alemanes, el comité busca desvincular a su patria del imperio zarista y lo consigue. Tras la caída de los Romanov, en 1918 se establece la República Independiente de Georgia que durará hasta 1921 cuando la Unión Soviética la convertirá en parte de su territorio.

Entretanto, el príncipe ha estado viajando y en Estocolmo la Princesa Cecilia, nuera del Kaiser, lo presenta con la actriz María Carmi con la que se casa. Carmi, cuyo verdadero nombre es Eleonora Gilli, es nacida en Florencia y ha alcanzado la fama interpretando a ambas la monja pecadora y la Madonna en el exitoso drama El milagro escrito por su primer esposo Carl Vollmoeller. Además de la fama de esa obra, Maria se ha hecho un nombre en el cine silente italiano y alemán. Aquí les dejo un cachito del filme inspirado en un relato de Los Milagros de Nuestra Señora de Gonzalo de Berceo.




En 1918, al declararse la independencia de Georgia, la joven republica nombra al Príncipe Matchabelli su embajador en Italia. George y Norina (como apodaban a su mujer) se instalan en Roma y vivirán ahí hasta que su país deje de existir.

La caída de la Republica de Georgia no solo deja a Georges sin patria y desempleado. los Matchabelli no tienen fondos ni modo de ganarse la vida. Toda su fortuna viene de tierras y propiedades en Georgia que han sido incautadas por los Soviets. Ni soñar en volver a la URRS, Georges está en una lista negra por haber hablado mal del gobierno de Lenin.

El Aroma del Exilio
Es entonces que a Norina le ofrecen irse de tour por la Unión America con El Milagro.  los Matchabelli ven esto como señal de que deben abandonar Europa definitivamente. Venden su villa romana y con eso en Nueva York instalan una casa de antigüedades con un saloncito de té acoplado. Lo llamarán Le Rouge et le Noir, por la novela de Stendhal. El teatro ha procurado a Norina un importante círculo de amigos. Pronto la tienda adquiere clientes de prestigio como Sir Cecil Beaton, Greta Garbo y su amante, la novelista Mercedes de Acosta.

A pesar esta clientela, la tienda brinda más perdidas que ganancias. Temiendo caer en la bancarrota, el príncipe resucita un antiguo hobby suyo de sus días de Berlín: la fabricación de perfumes. Rentan un cuartito para que Georges experimente con las fragancias. Además, el príncipe toma cursos relacionados con su labor en la Facultad de Farmacia de la Universidad de Columbia y viaja a París a estudiar en los Laboratorios Coty. Para 1926 cuando se funda Prince Matchabelli Perfume Company, ya Georges es todo un profesional.

Aunque Le Rouge et le Noir ofrece perfumes entre su mercancía, los Matchabelli ambicionan un espacio más grande, una clientela más excelsa, mayor promoción. Así es como en 1927, George va a trabajar humildemente en la sección de perfumes de Bergdorf Goodman, hasta hoy una de las tiendas neoyorquinas más exclusivas.

Que la historia de superación de Matchabelli sea tan impactante se debe a la humildad de un hombre que, después de ser millonario, señor de tierras y distinguido diplomático, supo reinventarse desde abajo. Años después de la muerte de Georges, Norina recordaría como ella y su marido llenaban sin ayuda los frascos de perfume que el príncipe fabricaba en su mini laboratorio, los empacaban y hasta pegaban los membretes en los envases.

Tanto trabajo da frutos. Pronto los perfumes se hacen celebres, aunque sea por sus distintivos envases con tapas en forma de corona diseñados por la principesca pareja.  El mayor atractivo de los perfumes no reside en sus envases sino en el hecho de que Georges promete crear perfumes personalizados, una esencia única basada en personalidad y necesidades de cada cliente. Eso aumenta el prestigio y clientela de los productos Matchabelli y es necesario expandir el negocio más allá de Bergdorf Goodman.

Sir Cecil Beaton ayuda a redecorar Le Rouge et Le Noir agregándole una sección solo para los compradores de perfumes. Pronto, George abre otra tienda en la Avenida Lexington, pero el negocio crece y llegó el momento de trasladarlo al otro lado del Atlántico. Así el príncipe retorna triunfador a Europa a abrir tiendas en Paris, la Riviera Francesa, Suiza y Londres.

Los Perfumes de la Realeza
Hora es de hablar de los perfumes. Confieso ser Matchabelli fan de la segunda etapa. A pesar de que la colección original fabricada por el príncipe continuó hasta los 60, y todavía se pueden encontrar en eBay, nunca los he olido. Dicen que usaba materiales de alta calidad y que prefería los ingredientes animales:  ambargris, civeta, almizcles. Aunque también creaba esencias florales para productos más comerciales como el famoso Carnation, hecho a bases de claveles, que en este comercial es presentado como un regalo especial para mamá en su día.

El primer perfume de Matchabelli es precisamente para honrar a la madre de Georges y se llama como ella, Princesa Nina. Al año siguiente (1928) lo sigue Reina de Georgia, un homenaje a la Reina Tamara, legendaria soberana georgiana. En 1929, en honor a su esposa y su rol en El Milagro, George Matchabelli crea Ave Maria y también Princesa Norina.

En 1930, Dolores del Rio, la It Girl Latina por antonomasia de la época anuncia que usa Ave Maria. Ese es el primer vínculo entre Matchabelli y las Latinas del Ayer.

Para 1930, Matchabelli ha expandido el contenido de su negocio y confecciona también polvos faciales, lápices labiales, aceite para baños y colonias masculinas. Su clientela va desde estrellas de Hollywood (Gloria Swanson, Dolores Costello, Dolores del Rio) hasta divos del escenario como Alfred Lund y Grace Moore.

Matchabelli nunca olvida que es un noble con sangre real en las venas. Entre sus clientas se cuentan la Gran Duquesa Maria Romanov, prima del Zar; y la Reina Marie de Rumania. Se dice que el Príncipe de Gales gusta de las colonias masculinas de la firma Matchabelli. La Duquesa de York (que hoy conocemos como la Queen Mom) es clienta. Para ella Matchabelli crea un perfume que lleva su nombre.

Georges se ha convertido en un perfumista de renombre y fortuna. El ser millonario no lo hace olvidar sus días de carencia. Contribuye a una cantidad de obras filantrópicas especialmente las relacionadas con ayuda a rusos en el exilio. En sus tiendas y fábricas de perfume (ha puesto una en el campo cerca de Paris) emplea a las noblezas georgiana y rusa que a duras penas sobreviven en el exilio.

El Príncipe Playboy
Ni fama ni fortuna le acarrean felicidad al Príncipe Matchabelli. Para 1931 Norina ha caído bajo el influjo del santón hindú Mehmer Baba que se convierte en su gurú. Georges no está dispuesto a adoptar las excentricidades de su esposa y se divorcian. El príncipe continuo con la fabricación de fragancias. Viaja mucho y adquiere fama de playboy.

En 1934 saca a la venta un perfume llamado Katherine the Great y que a veces se vende como Princesse du Nord (princesa del norte). Un detalle curioso, en inglés el nombre de la Emperatriz de Rusia se escribe con “C” no on “K”. Pronto se corre el rumor que el perfume es un velado homenaje a otra Catalina la Grande, Katherine Hepburn, amante del Príncipe.

La diva de Hollywood no es la única cuyo nombre es ligado al del perfumista. En 1935 se habla de un romance entre el príncipe y otra noble exiliada, la modelo y diseñadora Ketevan “Ketto” Mekiladze. Se dice que la Princesa Mekiladze será la nueva Princesa Matchabelli.

Eso no llega ocurrir. De regreso de un viaje a Shanghái, Georges porta un virus (¡Ay esas virosis chinas!) y llega a USA con una neumonía infecciosa. En épocas pre-antibioticos ese tipo de enfermedad es fatal. Las últimas horas de su vida serán veladas por su gran amiga la Gran Duquesa Maria Pavlovna y por Norina, quien ha llegado de la Florida. A la prensa Norina le cuenta que, aunque separados de cuerpos, ella y George siguen siendo un matrimonio Ni esa devoción salva a su marido quien fallece el 31 de marzo.

Aquí se abre la segunda parte de la saga de perfumes Matchabelli, la más bizarra. Norina va a dedicar el resto de su vida al hinduismo y no tiene tiempo para asuntos mundanos. Ahora entra en escena el Camarada Stalin. Al no dejar Georges herederos, su negocio pertenece al estado soviético. Se preparan para una batalla legal. Horrorizada, Norina vende todo al empresario Saul Ganz.

A lo largo de los años 30, los perfumes Matchabelli siguen siendo manufacturados de acuerdo con los dictados de su creador. Se fabrican algunos perfumes nuevos como la primera versión de Aviance (1938), pero el público reclama la personalización que implantara el príncipe Georges con aromas individuales, únicos, hechos de acuerdo con la personalidad del usuario.

De Wind Song a las Aviance Nights
La Caída de Francia en 1940 separa a la firma de sus oficinas y fabrica en Paris. En 1941, Ganz desilusionado vende los Perfumes Matchabelli a la empresa química Vicks. Antes de vendérsela a Cheesebrough-Ponds en 1958, Vicks tendrá su momento de gloria cuando en 1952, el perfumero León Hardy cree Wind Song que estoy usando este marzo.

 Un detalle original es que la publicidad de Wind Song solo utiliza modelos masculinos. El lema es “I can’t seem to forget you because your Wind Song stays on my mind” (no consigo olvidarte porque tu Wind Song permanece en mi mente). La idea de un enamorado obsesionado por una mujer cuyo perfume sigue en su memoria se vende mejor junto a la imagen de un hombre solitario.

Con La Ponds se dejan de producir los perfumes originales creados por el Príncipe George y la firma se reinventa. Será bajo los auspicios de la Ponds que los Perfumes Matchabelli adquieran nuevo esplendor y la fisonomía con la que los asociamos. Se busca crear perfumes para mujeres modernas y se utilizará para ese objetivo la publicidad televisiva. Matchabelli es un nombre que asocio con los Años Dorados de los Comerciales de Perfume (1974-1994).

1970 es el debut de Cachet. Su éxito lleva a un reflote de Aviance en 1975.  Se diseña una campaña publicitaria que abarcará Wind Song y Cachet (1980).  En 1977, la tienda de departamentos JC Penney tiene un spot, que, aparte de dar una lección de peinados de la época, publicita las tres fragancias más conocidas. El cebo es que cada modelo representa a un tipo de mujer determinado.

El comercial más antiguo que he encontrado de la firma es del año 1973 (oh esas sandalias de taco ancho). Para entonces la máxima se ha convertido en jingle (creo que la voz era de Jim Nolan).

Mas sofisticados, pero con el mismo tema de fondo son los anuncios de los 80.  El de 1984 es de una mujer que en un restaurant ve a un ex sentado cerca. Basta rociarse un poco de Wind Song y ya el ex está a su lado.

El del 89 es más sofisticado. Un hombre elegante espera en una lujosa pero vacía casa. El evoca el recuerdo de un amor del pasado. Coge una carta, la huele (obvio que huele a Wind Song) sonríe y se acerca la ventana y ve llegar (en tremendo carrazo) a esa mujer de espesa rizada melena roja. ¿Cómo es que en los 80s teníamos cabelleras tan abundantes y opulentas?

El ultimo spot es de 1996 y ya se siente menos sofisticado indicando el final de la era de los grandes comerciales de perfume. También que la firma tiene otro dueño. Desde 1991, los perfumes Matchabelli son mercadeados por Les Parfums de Coeur.


Wind Song que significa “canción del viento” es precisamente el tipo de aroma que trae la brisa. El original olía a clavel con un toque y sándalo y de cilantro. Era un perfume de especias que recordaba a los perfumes españoles.

La reformula es más sutil. Es un cítrico muy apropiado para fines de invierno. Se puede adquirir en USA en Walmart, o Amazon. En España también lo vende el Amazon español en una caja igualita la que me regaló mi hermana acompañado de talco y de crema para el cuerpo. No lo compren porque ni el talco ni la crema tienen aroma. Mejor gasten en un frasco de perfume individual. También lo vende Amazon.com.mx y en el resto de America Latina lo pueden adquirir a través de eBay o Todo mercado.

Otro que todavía se vende a través de todas estas empresas es Cachet. A mi Cachet nunca me ha gustado y, sin embargo, creo que es el que más se le acerca al tipo de perfume que fabricaba el Príncipe Matchabelli. Contiene ámbar, civeta, almizcle, cuero y mi odiado gálbano. Sin embargo, yo creo que lo compraban por el eslogan de que en cada usuaria se convertía en un aroma diferente como lo vemos en este comercial de 1979.

El año anterior Connie Sellecca que se hizo famosa por los spots publicitarios, antes que, como actriz, también le había hecho propaganda a Cachet.

Aquí tenemos un comercial de la RAI mostrando la popularidad de los perfumes Matchabelli en Italia. Me apena decirlo, pero las modelos no son tan glamorosas como las americanas.

Diferente es el anuncio mexicano donde nuevamente vemos un desfile de cabelleras, cuya diferencia ayuda a crear esa imagen de Cachet como un perfume personalizado. “Tan individual como tu misma”. ¿Gatos Seriefilos mexicanos de quien es la voz en off? Suena a Enrique Rocha.

Y aquí tenemos un spot australiano de 1982, porque Cachet se usaba en todo el mundo.

Pero mi favorito es este estadounidense de los 80 con ese tema del “Gran Gatsby” (versión Redford-Farrow, la única que reconozco) y como una muestra de la adicción a la nostalgia de la época.

Sin embargo, el gran perfume de Matchabelli de los 70 será la reformula de Aviance. Yo probé Aviance (que significa atmosfera) en su momento, pero de nuevo el tufo a gálbano me lo hizo insoportable. Eso si, como todas las mujeres de cualquier edad, canté la canción (nunca enfrente de mis padres por supuesto).

El slogan de Aviance estaba sometido al termino “Aviance Night” que implicaba una noche de juerga, de sexo y de audacia. El comercial famoso de 1975 muestra un ama de casa que hace un mini striptease quitándose la ropa sucia de trabajo y diciendo que después de un día de portarse bien y atender a los chicos, va a tener su “Noche de Aviance” y por supuesto su marido comparte ese deseo.

Para contrarrestar la idea de que Aviance era solo para amas de casa, se creó otro spot que muestra una mujer en la oficina. Al final de su día laboral dice que ‘ha sido buena”, pero, aunque está agotada, tendrá su “Aviance Night’” con el guapetón que la espera en su auto afuera del trabajo. Aquí el striptease no tenía connotaciones sexuales, sino que mostraba un fenómeno de la época, como podías convertir tu “Power Suit”, tu tenida de trabajo, en algo sexi y sofisticado para ir de cocteles.

La versión mexicana trata de no infringir los derechos del copyright, pero menciona que la profesional “va a gozar de un momento de Aviance”.  Interesante, este es de fines de los 70 porque además del chal (puntas los llamábamos en Chile) la modelo tiene uno de esos vestidos de línea maternal que se usaron en ese tiempo. Hoy Aviance es casi imposible de conseguir, ha sido reemplazado por el Aviance Night Musk que es pesado, pero al menos no tiene gálbano.

El ultimo perfume al que se le hizo su campaña publicitaria fue Chimere. Un perfume muy raro compuesto por flores aromáticas como rosa, jazmín y lirio del valle, pero ahogado por todo tipo de olor a especias. Por eso el spot habla de que la que lo usa se le nota más cuando está cerca.

Me imagino que las especias y el tema eran para indicar que Chimere (quimera) era afrodisiaco y lo notamos en la publicidad mexicana en que se le considera un anzuelo para atrapar hombres importantes.

Hablando de hombres, Matchabelli no olvidó al sexo feo. En 1983 se creaba para los varones la colonia Hero. Lo chistoso es que el spot (aquí lo traigo en versión mexicana) usaba la imagen del Príncipe Matchabelli como un playboy aventurero con un actor con un look de Clark Gable. Esta imagen contemporánea de alguien que llevaba medio siglo enterrado demuestra cómo el mundo había olvidado a quien inició esta empresa que sigue vendiéndose, aunque ya sin tanta publicidad.

Vale decir que ninguno de los productos Matchabelli es un perfume muy deslumbrante, pero los comerciales fueron un tremendo gancho. Agreguémosle que los perfumes Matchabelli siempre han estado al alcance del bolsillo de la mujer de clase media que puede usarlos sin sentir que usa una fragancia vulgar o barata.