miércoles, 31 de julio de 2019

Ritmos Latinos del Ayer: Dámaso Pérez Prado y el Mambo



Aunque desde Roma hasta Tokio se le conozca como El Rey del Mambo, todavía se le disputa a Dámaso Pérez Prado la creación del ritmo-baile. Se le hacen homenajes en Japón, pero en su natal Cuba nadie lo recuerda. Se hizo famoso y murió en México, pero pocos saben que fue expulsado de ese país cuando estaba en la cúspidedebido a intrigas y envidias.  La historia de Pérez Prado es fascinante, pero está ligada al mambo, uno de los más famosos ejemplos de cómo la música latina del ayer conquistó al mundo.

¿Quién Inventó el Mambo?
Decir “mambo” es decir “Pérez Prado” por lo que comenzaremos con el genial matancero. Nacido en diciembre de 1916 en Matanzas, Cuba, fue hijo de una familia compuesta por profesionales de clase media. Sara, su madre, era maestra, su padre Gabriel Pérez Prado era periodista.

Desde pequeño Damaso demostró aptitudes musicales. Sus padres le costearon los estudios de piano y órgano esperando hiciese una carrera en la música clásica. A pesar de que Damaso no fue el concertista con el que soñaron sus padres, sus estudios lo ayudarían en sus composiciones futuras. En esta entrevista de RTVE, en 1981, El Maestro Pérez Prado muestra sus aptitudes para el piano.

Para cuando terminó la escuela, Pérez Prado ya evidenciaba que la música clásica no era lo suyo. Pronto entraba en el mundo de la música popular de la Cuba de la época, llegando para ello a trasladarse a La Habana, en 1939. Existe una leyenda de que anteriormente, por tres años, fue arreglista de la legendaria Sonora Matancera, pero no he encontrado documentación que asevere ese hecho. Lo cierto es que en 1943 lo encontramos como pianista y arreglista de la Orquesta Casino de la Playa, la más famosa de la Cuba de entonces.

Es en Los 40 que la música cubana se esparce por el continente y hasta cruza El Charco con sus rumbas, congas y su típico danzón. Como el chachachá, el merecumbé y la salsa nacerán del mambo, este será hijo del danzón. Ya Los Hermanos Orestes e Israel “Cachao” López estaban experimentado con un danzón más acelerado. Una de sus composiciones para la orquesta de Arsenio Rodríguez se tituló “Mambo”. Esa es la razón por la cual se dice que fueron ellos y no Pérez Prado los creadores del “mambo”.

Se dice que esta palabra significa “conversación con los dioses” en idioma congolés. Mambo es también el nombre que se le da a las sacerdotisas del vudú. El ritmo que crea Pérez Prado resume las estridencias alocadas de un baile de santería y de una ceremonia ritual africana. Si se oye el mambo de los Hermanos López la música predominante viene del violín y de la flauta. La de Pérez Prado es toda percusión e instrumentos de viento mayoritariamente contrapuntos de saxofón y en ella se encierran, como dijera García Márquez, todos los ruidos urbanos.
                                                 Vodoo Suite y Perez Prado en "ChaCha Boom"

Aunque Pérez Prado se mantiene fiel a sus raíces caribeñas no teme explorar compases internacionales como el jazz que viene de los Estados Unidos especialmente con los innovadores acordes de Stan Kenton. Se le critica por eso, y sus compañeros músicos lo acusan de” extranjerizante”. Podemos notar esa influencia kentoniana es su ya clásico “Mambo a la Kenton” que aquí nos baila la inolvidable vedette boricua Iris Chacón.

Entre los compatriotas que critican al músico está Fernando Castro, ejecutivo de la disquera Peers International. Es él quien acusa al PP de estar destruyendo la música afrocubana. Las acusaciones de Castro hacen mella en la industria musical de la isla y Pérez Prado pronto verá que se le cierran las puertas.

 El Cara de Foca, Benny Moré y Los Pachucos
Pérez Prado se va de gira, primero, por Sudamérica, luego el Caribe, para encallar en el México de Miguel Alemán. Ahí entra a trabajar al distinguido Club 1-2-3 y a armar su orquesta, sobre todo en el aspecto vocal donde tendrá la ayuda de la voz magnifica de su compatriota Benny Moré. Será Benny quien le ponga su famoso apodo como respuesta a la pregunta “¿Quién inventó el mambo que a las mujeres vuelve locas? ¡Un chaparrito con cara de foca!”

En 1949, Pérez Prado y Benny graban “Pachito Eche” que ahora me entero fue una composición colombiana y que fue el himno no oficial del Deportivo Cali.

Pronto Pérez Prado se hace de un nombre en la noche chilanga y es conocido en las radios. Compone una gran cantidad de mambos, algunos cantados por Benny Moré, otros instrumentales. El éxito de Pérez Prado nace de su costumbre de dedicar mambos a cada gremio. Así nace el himno a los taxistas “El Ruletero”, “El Mambo de los Bomberos”. “El Mambo del Politécnico”, “El Mambo Universitario”, “El Mambo del Papelero”,” El Mambo del Futbol””, etc.

También compone mambos con nombre de mujer (se dice que era para homenajear a exnovias) como “Lupita”, “Claudia”, “María Cristina”, “Norma de Guadalajara”, y su famoso “La Niña Popoff”.  Cuando ya no tiene más nombres le planta números de ahí vienen sus famosísimos “Mambo N° 5” y “Mambo N °8” que aquí bailan el popular cómico Adalberto “Resortes” Martínez y la rumbera cubana María Antonieta Pons.

Pérez Prado comienza a cultivar una imagen con su barbita en punta y su famosísimo gruñido (en realidad es un ahogado “¡Dilo!”). Usa zapatos blancos, y la leyenda cuenta que exige tapetes donde vaya para no ensuciar su calzado.

Aunque se le asocia con chalecos sin mangas y pullovers de cuello de cisne (turtle necks), al comienzo aparece vestido con el zoot suit típico del pachuco. Los Pachucos fueron miembros de una tribu urbana chicana que en los 40s adquirieron notoriedad por una falsa acusación de asesinato y un juicio injusto. La noticia llegó a México donde los estudiantes de la UNAM hicieron una protesta formal en 1943. A la protesta asistieron en estos trajes amplio. Así entró el pachuco a formar parte de la cultura popular mexicana y su gran promotor fue German Valdés alias “Tin Tan”.

Pérez Prado llega a México en el auge del pachuquismo y así graba su “Pachuco Bailarín” aquí bailado por los Hermanos Norton. El estribillo de la letra completa “Pachuco Bailarín, baila el mambo” ya establece el vínculo entre baile y esa subcultura.

“El Cara de Foca” entra así a formar parte de la cultura vigente, lo ayuda su inclusión en el popular género del cine de rumberas y que promuevan el mambo los artistas asociados con este tipo de filme, los ya mencionados Tin Tan, Resortes y rumberas como Tongolele y Lilia Prado que aquí baila el “Mambo N° 5”.

En 1950, el arreglista Sonny Burke, de vacaciones en México, escuchó “Que rico el Mambo” y se lo llevó allende la frontera donde se grabó como “Mambo Jambo”.  Así fue como entró Pérez Prado en la Unión Americana y a través de los 50, Gringolandia bailará al son de Pérez Prado, porque la música va vinculada un baile. Pero cuidado, porque el mambo que se importa al Primer Mundo (y es que pronto cruza el Atlántico y aparece en Europa) no es el mambo que se baila en México y en el resto de Latinoamérica.

Bailando el Mambo
Esa es una duda: ¿cómo se baila el mambo?  En Estados Unidos le temen al ritmo salvaje del Sur de la frontera y le imponen algunos límites que lo convertirán en baile de salón. Se busca evitar movimientos “muy eróticos” y por eso tenemos una versión como la que nos muestran el desaparecido Patrick Swayze y Jennifer Gray en “Dirty Dancing”.


En realidad, el mambo que se baila en toda America Latina no tiene reglas y por eso podemos ver diferentes formas de danzarlo. La que más conocemos es la que nos legaron las rumberas de ayer y hoy. Así podemos ver a la difunta Edith González bailando el “Mambo Lupita”, y a” la Chapis “Verónica Castro haciendo algo parecido con el” Mambo N° 8”.

Pero también tenemos esta curiosa versión que Sofia Loren baila con Vittorio de Sica en “Pan Amor y …”.

En cuanto a hombres bailando el mambo nadie como Resortes que hacia el moonwalk antes que Michael Jackson y mi favorito TinTan dando catedra de mambo en” El Revoltoso”.  A propósito, el bailarín de la derecha de Tin Tan yo creí que era su hermano “Don Ramón “Valdés, pero es otro hermano, Antonio “El Ratón” Valdés.

¿Y quién dijo que los gorditos no pueden mambear? Vean a Don Joaquín Pardavé haciendo el Paso Baklán.

El Mambo Excomulgado
En 1951, aun antes de la presentación de Pérez Prado en Estados Unidos, ya el continente americano bailaba mambo, pero no todos estaban contentos con el nuevo ritmo. Previo a una visita del musico a Perú, la radio El Sol y el diario La Primera Noticia convocan a un concurso de mambo en la Plaza de Acho. El ganador será un niño de 9 años, Héctor “Mambito” Cruz que gana un cheque de 2,500 soles, una foto con su ídolo Pérez Prado y que lo lleven en andas hasta su barrio de Surquillo.

La revista Time cubrirá este evento que demuestra el furor que causa el baile. Otro tipo de furor es el que aqueja al Cardenal Gualberto Guevara. El primado de Lima ya tiene entre ojos el dichoso ritmo que trae movimientos lascivos y está vinculado con el vudú. Mas encima el concurso ha tenido lugar durante la Cuaresma. Primero hace una exhortación a que se respete el periodo de la Cuaresma, pero llega más allá. En el 1953 se lanza una “monición” (léase advertencia) de que se le negara la absolución a quienes bailen el Mambo.

De ahí surge la leyenda que en el Perú se llegó a excomulgar al mambo. ¿Será por eso por lo que en “Diarios de motocicleta” tenemos a unas monjitas peruanas bailando el mambo y a un Che Guevara (Gael García Bernal) que se niega a salir a la pista?

Para cuando Pérez Prado parte en su primer tour a la Unión Americana, en 1951, ya se ha casado en México con Maria Engracia Salinas con quien tendrá dos hijos Damaso Jr. y Maria Engracia. En Estados Unidos, y a pesar de que el Sindicato de Músicos Mexicanos le ha prohibido importar su orquesta, se arma una propia que contará con la participación del famoso conguero Mongo Santa Maria.

Damaso Pérez Prado y su nueva orquesta se presentan con éxito en Nueva York y Chicago. Cuando están en Texas, se vuelca el bus en que viaja la comitiva. Muere una bailarina y Mongo Santa Maria casi pierde una pierna. Mas adelante el bonguero acusara al cara de Foca de haberlo abandonado en un hospital sin siquiera pagarle. Lo cierto es que Pérez Prado tampoco ha quedado muy bien y aun así acaba la exitosa gira.

El Mambo Exiliado
De regreso a México, siguen los éxitos, pero también las envidias que acabarán de la manera más insólita. En 1953, y en el apogeo de su fama, Damaso Pérez Prado es deportado a Cuba. Se han entretejido muchos mitos respecto a esa expulsión, desde drogas hasta que hizo una versión mambo del himno nacional mexicano. Como nunca se ha encontrado esa versión, se cree que fue un falso rumor levantado por músicos envidiosos capitaneados por Venus Rey.

La versión más creíble gira en torno de la bailarina carioca Leonora Amar, a quien el Maestro ofrece un contrato de exclusividad y llevársela al extranjero. Esto incomoda al mujeriego Licenciado Alemán de quien Leonora es “amiguita” y será el presidente quien conspire para expulsar al musico de México. Pérez Prado nunca le guardó rencor a México y siempre se echó la culpa diciendo que había sido culpa de él por no haber renovado su visa.

Así el Chaparrito Cara de Foca desembarca en su isla donde se le recibe como la celebridad que es. Inaugura el canal de televisión Telemundo propiedad de Gaspar Pumarejo, se presenta en varios teatros con revistas musicales, pero no se queda mucho tiempo. Lo llaman de los Estados Unidos.
En la Unión Americana, gente de todas las clases, colores y credos “mambea”. El Chaparrito nota que las orquestas latinas de Machito, Tito Rodríguez y Tito Puente han creado un mambo más dinámico, más desenfrenado. Pero el primer gran éxito del músico será un mambo chachachá.

“Cerisiers Rose et Pommiers Blanches” (Cerezo rosa y capullos blancos de manzano) era una canción francesa (Louiguy-Larue) de 1950 que se había hecho popular en Europa. Pérez Prado hará una versión totalmente instrumental con énfasis en la trompeta de Billy Regis. “Cherry Pink and Apple Blossom White” estará diez semanas consecutivas en el Billboard y le abrirá las puertas de Hollywood al músico.

 Así podemos ver a Pérez Prado en “Underwater” donde Jane Russel baile al son del “Cerezo Rosa”. Se venden un millón de discos y Pérez Prado recibe un Disco de Oro. La canción también es #1 en Alemania y el Reino Unido.

 La fama internacional empuja al Chaparrito Cara de Foca a nuevos desafíos. Su preparación en música clásica lo lleva crear piezas complejas, aunque dotadas de profundas raíces caribeñas, como su “Voodoo Suite” que también llega al cine. En su continua exploración de ritmos, Pérez Prado se enfrenta a otros bailes de moda. Así tenemos versiones de mambo-rock y de mambo-twist. También graba versiones de canciones italianas.

 La mambomania italiana (y ya vimos como la vivía Sofia Loren) había nacido a comienzos de Los 50 con el filme “Anna” que en el extranjero se llamó “Mambo”. Es la historia de una monja que recuerda su pasado de cabaretera. Eso permitía ver a Silvana Mangano bailando su versión del mambo y de otro ritmo latino, el baiao brasileño que traía letra en castellano. Pérez Prado también convertirá al “Negro Zumbón” en mambo. Les dejo las dos versiones.

Sin embargo, la más famosa adaptación de música italiana de Pérez Prado es “Guaglione”, el tema que había ganado el Festival de Nápoles en 1956. “Guaglione” que tenía versiones de Claudio Villa y Renato Carosone en Italia, y de Dean Martin y Connie Francis en Estados Unidos, se volverá mambo en las manos de Pérez Prado.



Una ironía, es que, a pesar de su popularidad, en vida del maestro su versión no alcanza las 10 del Billboard, pero una década después de desaparecido Pérez Prado, su Guaglione se convierte en el #1 en Irlanda y el Reino Unido luego que la cerveza Guinness lo use para un comercial.

Patricia y Mi Hermano
En 1958, el año de “Guaglione”. El Maestro Pérez Prado graba su último gran éxito en la Unión Americana, “Patricia”. Se ha dicho que se trata de un twist y no realmente un mambo. Aunque hay una versión más acelerada y twistera de Patricia, este es el último gran mambo de Pérez Prado. Y aquí viene una anécdota personal que lo corrobora.



Como saben, debido a mi discalculia no tengo sentido de ritmo. Bailar lo que es bailar, solo domino el foxtrot y el vals. Mi madre era bailarina nata y hasta ganó unos concursos en su juventud. La pobre intentó enseñarme y a duras penas lo logró con el twist, pero con el mambo no hubo remedio. El que si salió mambero fue mi hermano.

En 1965, un terremoto nos dejó sin casa, las lluvias otoñales acabaron con nuestros empeños de acampar, y terminamos en el Hotel Prats de Valparaíso. Un día, mi Nana Yolita apareció en la suite con la noticia de que en los bajos del hotel había una “boîte”. Yo ni sabía lo que era eso, pero mis padres si y esa noche bajamos. En realidad, era restaurante y cabaré juntos, y al parecer era lo suficientemente familiar para permitirnos la entrada a nosotros (yo tenía cinco años y José Carlos tres).

No recuerdo mucho del lugar, solo que nos dieron un pollo arvejado con unas papas fritas grasientas que me reventaron el hígado y me pasé la noche vomitando, pero la estrella de la velada fue mi hermano. El sí que estaba contento escuchando la música y mirando hacia la pista de baile donde divisó dos niñas que bailaban con marinos.

¡Mamá, Mamá quiero bailar con esas señoritas!
No, hijo. ¿No ves que están acompañadas? No se puede.
Las niñas se sentaron. Los marinos se fueros, otros hombres se acercaron y las invitaron a bailar. Al parecer ellas eran taxi-dancers.
Mi hermano volvió con la cantinela
Mamá, quiero bailar con las señoritas.
No hijo, que hay que pagarles
Págales, Mamá, mira yo tengo plata (y se metía la mano al bolsillo y sacaba sus moneditas).

José Carlos no era llorón, pero una pataleta suya era un espectáculo que nadie quería presenciar. Se ponía rojo como tomate y se ahogaba. Mi mamá y la Yolita trataban de calmarlo. Mi Papá, que al principio se reía, comenzó a enojarse, él y sus pataletas eran peores que las de mi hermano.

La conmoción atrajo la atención de la hotess (Cuando contamos el cuento la llamamos “la dueña”). Era una brasileña alta, muy alta (o a lo mejor como éramos pequeñitos la veíamos giganta como Brienne de Tarth) de cabello oscuro corto, enfundada en un ceñido vestido negro. Cuando supo que pasaba le preguntó a mi hermano si quería bailar con ella. Este aceptó feliz Y ahí lo pusieron en una mesita para que bailara con una dama. Todavía lo veo aleteando y dando sus pasitos.


Ayer le pregunté a mi hermano si recordaba algo de esa noche. Me dijo que recordaba muchas luces que le daban calor y se acordaba que la música era “Patricia”. Era una de sus piezas predilectas y siempre estaba haciendo que las nanas llamaran a la radio para que se la tocaran.

En la letra dice “Mambo, Cha-cha or meringue, it’s Patricia” y muchos dicen que es un chachachá. Aquí les pongo “Patricia” al son del chachachá y del twist. Como verán suenan diferentes. Mi madre decía que el chachachá se baila en pareja. El hombre guía a la mujer, en cambio en el mambo cada uno brilla por su lado, nadie opaca a nadie. Y esa noche, la brasileña con sus tacones en la pista, y Josecito sobre una mesa, cada uno bailaba solo y a la vez en armonía mutua.



En 1959, Pérez Prado graba junto a la cantante de moda, Rosemary Clooney (si, la tía de George Clooney) el Long Play “A Touch of Tabasco”. En él se incluye una versión del muy de moda “Sway” que no es otro sino el bolero de Luis Demetrio “¿Quién será?” inmediatamente el maestro lo graba en versión twist y es que el twist está ganándole terreno al rock y al mambo.

 A fines de los 50, la mambomanía comienza a atenuarse y el baile ha vuelto a convertirse en una particularidad latina. Así lo vemos en la monumental escena de George Chakiris y Rita Moreno mambeando en “West Side Story”. El mambo va a ser el padre ausente de la salsa, que hasta hoy es el ritmo por antonomasia de los latinos de USA.

Los últimos años del Cara de Foca
Pérez Prado se aboca un poco a su exploración de un mambo más intelectual. En 1962 compone “Suite Heroica de las Américas”. Una ironía es que para el funeral de Ernesto “Che” Guevara se usarán los primeros acordes de esta pieza y se les seguirá usando para los aniversarios luctuosos del guerrillero. En 1967, Pérez Prado estrena su “Concierto para Bongo” que Almodóvar incluirá en la banda sonora de “Kika”. El infatigable Cara de Foca hasta inventa un nuevo baile “El Dengue” en 1965.

Entretanto, Pérez Prado ha retornado a México (llamado por el presidente López Mateos) en 1964 y residirá en el país azteca hasta su muerte. En 1980 se convertirá en ciudadano mexicano. No hay rencores y las heridas se cierran. El Chaparrito Caro de Foca considera México su país. Incluso en ese 1964 regresa a Lima donde su música fuera excomulgada.

Los tours tendrán ocupado al Maestro por el resto de su vida. Viaja, junto a su orquesta, extensamente por America Latina, España y Japón donde hay un fandom devoto del mambo y donde el nombre de Pérez Prado es reverenciado por los seguidores del baile. Hablando del nombre, en USA se creyeron que “Pérez “era el nombre de pila del musico cubano y Pérez Prado tuvo que cambiárselo legalmente excluyendo el “Damaso”. Algo parecido ocurrió con la actriz italiana Anna Maria Pierangeli que en Hollywood fue conocida como “Pier Angeli”.
Aunque hasta 1976 El Cara de Foca grabará solo discos que abarquen sus grandes éxitos, todavía se anota un último hit, “el Mambo del taconazo” un homenaje a la música norteña.

En la vida personal de Pérez Prado también hay cambios. En 1976 se divorcia de Maria Engracia tras medio siglo juntos. En 1979 se casa, a los 62 años, con María del Carmen Josefina Linares a la que le lleva más de 30 años y con quien convivirá hasta su muerte. En 1980 se le otorga la ciudadanía mexicana. Sus últimos años serán de homenaje, de tours, de entrenar a su hijo para que dirija su orquesta. Damaso Pérez Prado muere en 1989, en su apartamento de Reforma en el DF, de un paro cardiaco.
El Mambo en la Literatura
De Pérez Prado se ha dicho que era antipático y soberbio, pero también que era un hombre devoto de la música, un trabajólico y un perfeccionista. En suma, un artista total. Pero más allá de sus fallas y virtudes, fue el creador de la “mambomania” que fue un estilo de vida. Jack Kerouac en On the Road el manifiesto beatnik se referirá al mambo como “el ritmo del mundo” (The Beat of the World).
Como dijera García Márquez “Pérez Prado dio un golpe de estado contra la soberanía de todos los ritmos conocidos”.  Igor Stravinski de paso por México, estrecha la mano del Cara de Foca y lo califica como “un Genio”.

En su primera parte de Travesuras de la niña mala, Vargas Llosa (que ha confesado haber sido un eximio mambero) rememora la felicidad que provoca la mambomanía, la llegada de Pérez Prado a Lima y el efecto sociocultural que imponía el mambo. “Aquel verano extraordinario, en las fiestas de Miraflores todo el mundo dejó de bailar valses, corridos, blues, boleros y guarachas porque el mambo arrasó” dice el Marqués en su novela.

No solo Vargas Llosa fue mambero. Elena Poniatowska en Fuerte es el silencio recuerda que Carlos Fuentes vivió tórridos romances al son del mambo. Por algo el autor mexicano recordaría a Pérez Prado en el vigésimo séptimo aniversario de la muerte del músico (y por Twitter). Algo mágico debía tener Damaso Pérez Prado para que todos esos genios se hincaron ante la música del chaparrito Cara de Foca.

lunes, 1 de julio de 2019

Aromas del Ayer: Halloween de Jesús del Pozo



Yo vine a conocer este perfume de Jesús del Pozo en su vigésimo cumpleaños, desde entonces nuestra relación ha sido amor-odio-amor, pero de alguna forma se ha convertido en mi perfume de este verano. Leyendo reseñas descubro que no es sorpresa, Halloween es uno de esos aromas que a nadie lo deja indiferente. Se le ama o se le odia.

Hasta su temprana muerte en el 2001, Jesús del Pozo fue el gran nombre en la industria de la moda española. Desde el único y gran Cristóbal Balenciaga que no existía un coutourier en España que trascendiera las fronteras y que ameritase fama y galardones mundiales.

Del Pozo comenzó diseñando ropa masculina en 1974. Originalmente él había estudiado decoración de interiores y diseño de muebles, pero descubrió que la moda era lo suyo. En 1980 presentaba su primera colección Pret-a-Porter femenina en la Pasarela Cibeles de Madrid. Antes del fin de siglo, sus diseños eran conocidos desde Paris a Tokio.

Antes de que el enfisema se lo llevase en el 2011, Jesús del Pozo había incursionado en todos los aspectos del negocio diseñando joyas, ropa interior, vestidos de novia e incluso líneas de vestuario infantil. Su gran talento y fama lo hicieron idóneo para proyectar los guardarropas de óperas, zarzuelas, piezas teatrales y hasta el vestuario del Ballet Nacional Cubano.

En 1992, Jesús Del Pozo entra en el negocio de la perfumería con su exótico “Duende”. El nombre no alude a los elfos de los cuentos infantiles sino a un concepto esbozado ya por García Lorca de un estado de ánimo exaltado que tiene lugar ante una manifestación artística.

Duende en su graciosa botellita que parece un gorrito de pitufo tiene la particularidad de contener altas notas de flor de tilo. Olerlo es evocar una tisana de tila, ya con eso tiene un efecto calmante e hipnótico. A fines de siglo, Jesús Del Pozo expandió el aroma con Esencia del Duende. De color rosado, en vez del verde de su predecesor, este perfume de 1996 no tiene ni el vigor ni el magnetismo de Duende.

Sería un año más tarde que Del Pozo lanzaría al mercado su perfume más emblemático. Yo había visto Halloween en perfumerías en Chile. Recuerdo ese líquido morado dentro de una botella de forma de campana con tapita redonda de color metálico (en realidad es plástico). Nunca se me ocurrió probarlo.

Fue aquí en mi primer verano, en la tienda de Frgrance.com en Roosevelt Field cuando se me antojó olerlo y quedé prendada. “¿Por qué se llama Halloween?” Preguntó mi hermana que me había acompañado. Ni idea.

Tal como el color de su perfume, Halloween es una esencia de violetas, pero no como esas colonias de niños, es una violeta escondida, modesta, pero peligrosa. La violeta de Halloween es tan enigmática, pero tan presente como la lila en Je Reviens.

Un mes, más tarde volví y me lo compré. Llego a casa y me perfumo …¡y que desilusión! Tal como me ocurriera con la Gardenia de Dame Liz y la reformula de White Shoulders, este perfume no se parecía al de la tienda. Era una peste a fumeiro. Olor a incienso y a una pimienta que heria mis fosas nasales. Me sentí estafada.

Desde entonces he querido encajárselo a otra persona. En mi peregrinar de esta primavera, exilié mi baúl de perfumes a casa de mi hermana, y quise regalárselo. Lo rechazó con “un ya tengo muchos perfumes”.  “Por qué se llama Halloween?” volvió a preguntar. “Será porque huele a diablos.” le respondí “¡apesta a azufre”.

Lo olió y sacudió la cabeza “no huele mal”. Enojada me rocié la muñeca y… había ocurrido un milagro, los tufos sulfúricos se habían desvanecido. Yo sé que humor, edad y salud pueden alterar el PH. Al parecer en casa nueva, el mío volvía a ser compatible con Halloween.

Me acabo de rociar la muñeca y es un perfume un poco fuerte, me arde la epidermis, pero el olor es exquisito. Es violeta, es nardo, es lirio del valle. Nada de la hoja del banano que yo conozco como envoltura de la hallaca venezolana y de la cochinita pibil. Nada tampoco de aromas marinos. Nada de inciensos apestosos, ni del famoso aceite de petitgrain que en realidad es un derivado de la hoja del naranjo amargo. Muy buena en infusión para los dolores menstruales, pero que sabe y huele a rayos.

Es un perfume floral con tonos pastel y cierta ingenuidad. Dicen que Max Gavarry, quien creara este perfume, se inspiró en una mujer enigmática y pasional. Puede ser, pero debe haber sido una mujer muy joven, todavía inocente. Pasan las horas y el perfume permanece, pero sufre una mutación.

Ahora la violeta es más dulce casi como esos caramelos “Te quiero”, combinada con vainilla y un olor a,... no, no es hoja de plátano, es a banana. Este perfume tiene olor a dulce, a postre, a caramelo. A la bolsa de caramelos que todo niño espera recolectar en Noche de Brujas. ¡Ahora sé por qué te llamas Halloween!

Como suele ocurrir en la perfumería moderna, se han echado a la venta múltiples variaciones de Halloween: Halloween Flor, Halloween Fever, Halloween Fiesta hasta un Halloween para hombres, pero la mejor sigue siendo la que yo recomiendo, la original. Este perfume se vende en todas las perfumerías de grandes casas comerciales de Estados Unidos, España y America Latina.