El otoño es un buen momento para hacer tu lista de lecturas
de invierno y aunque siempre se busca leer lo más nuevo, el último bestseller,
lo que ofrece Amazon.com o el escaparate de la librería más cercana, a veces
también es interesante volver los ojos al pasado cuando llega el momento de
elegir lecturas. Aquí te traemos lo que leían nuestras congéneres en abriles
del ayer.
Viajando en el tiempo
llegamos a la Librería Atlántida de Buenos Aires situada en Lavalle 720 que en
abril de 1920 ofrecía el siguiente catalogo de libros para las lectoras de Para
Ti . Notamos que la mayoría de los títulos corresponden al género “rosa”. Autores
desconocidos, en su mayoría mujeres, y novelas
con títulos sugerentes como La
muchacha que era demasiado bonita o La
novia de de los dos. El único nombre importante es el de Edith Wharton
que ya a principio de la década había merecido el Premio Pulitzer. La Atlántida
ofrece a sus lectoras la oportunidad de comprar a domicilio La soñada aventura (Glimpses of the Moon, 1922) de Wharton.
Por lo general los catálogos
en las revistas femeninas ofrecían novelas sentimentales, románticas y de no
mucho contenido. Autores que hoy calificaríamos como de la escuela de Corín
Tellado eran los favoritos y La Atlántida los ofrece a sus lectoras. M. Delly (seudónimo
de los hermanos Frederic y Jeanne Marie
Petitejean); la risque Elinor
Glyn con su atrevida Tres Semanas que ya Hollywood había llevado a la pantalla grande,
y Florence L. Barclay que por alguna extraña razón (Barclay era inglesa) la Atlántida
ofrece en francés.
Esto también se manifiesta en los folletines que condensan o
serializan las revistas. En abril de 1941 la revista mexicana La Familia serializa “La dote de
Nicoleta” de M. Maryan y la revista chilena Margarita, un mes más tarde serializa El Rosario, novela insípida y un poco cursi de Florence (Florencia
como la llamaban las latinas) Barclay.
Pero también las revistas en el periodo de la Segunda Guerra
Mundial comienzan a ofrecer mejor contenido literario. La revista mexicana Amenidades ofrecía en abril del ’41 Cumbres Borrascosas en entregas
semanales. La revista Eva de abril de
1949 serializaba tanto una novela clásica chilena El Loco Estero de Alberto Blest Gana como El traidor del ingles Somerset
Maugham.
La Revista Margarita en abril de 1938 presenta un catalogo
de la Editorial Zigzag, con obras más elevadas. La vuelta al mundo de un novelista de Vicente Blasco Ibañez, un par
de novelas de ciencia ficción de H.G. Wells, bastante poesía antologías de
poemas de Amado Nervo y Víctor Domingo Silva y libros de filosofía auto-ayuda
como El secreto de la felicidad de
Bertrand Russell y El poder de la
voluntad de Paul C. Jagot que la revista escoge como “Libro de la Semana”.
En Para Ti de
abril del 41, el catalogo de la ahora Casa Atlántida ya no trae novelas
sentimentales. Recomienda calurosamente
a sus lectoras dos novelas La carta
(que en realidad es una obra de teatro) de Somerset Maugham y Fugitivos del destino (Escape) de Ethel
Vance. Como hace ahora Amazon, tanto revistas como librerías promovían novelas
que acaban de ser adaptadas a la pantalla grande. La ilustración de la portada
de Fugitivos representa a una pareja
físicamente parecida a Norma Shearer y Robert Taylor, protagonistas
de “Escape”.
Ya en los cuarentas se ponen de moda las reseñas literarias
que no pasan de ser breves descripciones. En la Rosalinda de abril del ‘42 reseñan y recomiendan una biografía de
Chopin El tormento de Chopin de Nino
Salvaneschi; Trafalgar, uno de los Episodios Nacionales de Benito Pérez Galdós
“relatada por la pluma fácil y fecunda de este escritor” y la crónica de la
triste y breve vida de una criada en Silja
del escritor fines Franz Emil Sillanpaa, que en el 1939 se había hecho acreedor
del Premio Nobel de Literatura.
En sus números de abril de 1965, Rosita recomendará entre
otros la novela histórica La vida es difícil (World Enough and Time) de Robert Penn Warren: “el ambiente esta muy bien logrado y el interés
nunca decae; La doble muerte de FelipeVillagrán de Vicente Salas Vió “mezcla la intriga policial con un estudio
psicológico profundo. Entretiene y hace pensar”; Pega, pero escucha de Enrique Meneses, una novela de la Guerra
Civil Española,” novela cruda y violenta…muy bien escrita”, (Curioso, pero
acabo de leer que Meneses solo pudo publicar esa novela en 1976. A lo mejor se
refiere a su publicación en España) y el hoy ya clásico chileno La luna era mi tierra de Enrique Araya:
“Humorismo que encierra una filosofía muy humana”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario