Este agosto
sofocante y lleno de noticias extrañas, sigo con los soliflore, yéndome por una
flor que es una Bona Fide Latina del Ayer. Tuberosa, Nardo, Vara de San José… no importa
el nombre que le demos, la flor siempre será un mérito agave mexicano. Y aunque
los nativos le vieron cara de jabón, desde hace cinco siglos que es usada, y
con éxito, en la perfumería.
Antes que todo
vale aclarar un punto. En español llamamos “nardos” a dos diferentes especies,
muy distintas entre sí y de distinto origen. Una es la Nardostachys
Jatamansi de la familia de las valeriana y originaria del Himalaya. Este es
el nardo al que se refiere la Biblia, que era usado como incienso en ceremonias
religiosas de la Antigüedad y que es asociado con San José.
Conocida también
como aralia, este nardo (spikenard en inglés) también era utilizada en perfumería
en la Antigua Roma. En Quo Vadis, Petronio menciona que el nardus,
o el aceite esencial derivado de la planta, es el aroma favorito de Vinicio.
Los romanos también usaban ese aceite para saborizar el vino.
La aralia se
sigue usando en medicina, como sedante y sirve de base para artículos de perfumería
como la exótica colonia de nardo hecha en Belén o el Jatamansi, un perfume
unisex que L’artisan sacó al mercado en el 2007.
Para los efectos
de esta entrada, cuando menciono al nardo me refiero a la Agave Amica o Polianthes
Tuberosa como la bautizó Linneo en 1753. Es autóctona de México donde se la
conoce por nombres indígenas como omixochitl (flor de hueso) o molle que viene
del término Náhuatl para el jabón puesto que su bulbo es contenedor de
saponinas.
Los mayas y
aztecas admiraban tanto esta planta que la cultivaron asiduamente hasta el
punto de que hoy en México ya no puede encontrársela en estado silvestre. Tras
la Conquista se la llevó a Europa donde seria intensamente popular
especialmente en la Francia Barroca. El Rey Sol mandó plantarla en sus recién
construidos Jardines de Versalles.
Un siglo más tarde,
la esposa del bisnieto de Luis XIV, la Reina Maria Antonieta mandaría a hacerse
el primer perfume con el aceite de esta poderosa planta, se llamó Sillage de la
Reine o Parfum de Trianon. Pero incluso fuera de la perfumería, la tuberosa era
tan preciada por su aroma que las damas victorianas la usaban en sus ornamentos
personales.
Así describe
Margaret Mitchell la tristeza de Scarlett por no poder compartir en el baile de
Atlanta debido a su condición de viuda. “Si solo no fuese viuda. Si pudiese
volver a ser Scarlett O’Hara, allí en la pista de baile en su vestido verde
manzana con lazos de terciopelo verde oscuro colgando de su escote y tuberosas
en su cabello negro..”
Hoy se considera el perfume de la tuberosa como tan fuerte que solo puede convertirse en perfume combinado con otras fragancias. De ahí que Jo Malone lo combine con angélica; Vera Wang con lavanda; Estee Lauder con gardenia; Henri Bendel con jazmín y Potter y Moore con orquídea.
Sin embargo,
cuando la legendaria casa de perfumes inglesa Floris creó su primer perfume de
tuberosa se trató de un soliflore, tal como los Nardos de Cuba que Drialis sacaba
al mercado en 1925.
De ahí vendría ,
en 1932, Tubereuse de Le Galion que ha reaparecido este siglo en el mercado y el famosísimo (y hoy carísimo) Fracas de Robert Piguet. La
tuberosa ha sido asociada con muchos grandes perfumeros modernos como Serge
Lutes, Annick Goutal y Bvlgari.
Aunque en los últimos
cinco años, Zara, Carolina Herrera y Elie Saab han sacado a la venta perfumes
de tuberosa, creo que el mejor uso del aroma de la flor lo han conseguido en
casas perfumeras menos conocidas. Esas son las fragancias que me acompañan este
agosto.
La tuberosa llegó
a Asia en el Galeón de Manila, de ahí pasó a la India donde hoy es usada en
guirnaldas funerarias y festivas. Pronto la cultivaron en grandes campos adonde
no se permitía la presencia de jovencitas solteras ya que el perfume era tan
sensual que se temía les provocaría pensamientos indecentes.
De la India se
fue la tuberosa a Indonesia donde es utilizada en la cocina. Dato curioso
puesto que es una flor muy toxica. Finalmente, la tuberosa se ha convertido en una
de esas flores asociadas con los Mares del Sur. A comienzos de los 60, en
Honolulu abrió sus puertas la Royal Hawaiian Perfume Company que se especializa
en productos manufacturados con aceites extraños de flores exóticas como el
hibisco, la plumería y …la tuberosa.
Este verano me conseguí
un frasquito pequeño, cuadrado con rollerball
de Tuberose. Sinceramente ni tuve pensamientos pecaminosos ni me sofocó el
tufo. De hecho, no hay tal tufo sino un aroma muy diáfano e inocente cuya único
defecto es que dura poco en la piel.
Encantada con un
soliflore que da la talla como tal, busqué otros parecidos y lo encontré en
Terranova donde he preferido irme por la loción corporal excelente para la piel
reseca de estas cuarentenas. Terranova
es hoy una tienda exclusiva en línea, pero a mediados de los 70, la familia
propietaria creó un aceite esencial con el que manufacturaron una serie de
perfumes (China Rain, China Lily, etc.) que siguen fabricando y vendiendo.
Conscientes de
que los perfumes orientales pueden cohibir a clientes que los encuentran
fuertes y ofensivos crearon colonias de perfumes más etéreos, delicados e inocuos.
La tuberosa es parte de una línea llamada “Island Escape” que contiene
fragancias exóticas, pero tan vaporosas que ofrecen un escape de la realidad
prosaica. Los productos, que incluyen flores polinésicas como el pikake (jazmín)
y tiaré (gardenia) , se venden en forma de colonia, perfume, body mist y lociones
corporales.
La loción de
tuberosa es parte de una colección llamada Soft Petal (pétalo suave) y es
realmente como un pétalo de flor en términos de suavidad y aroma.
¿Han probado el
nardo/tuberosa en perfumes o productos para la piel? ¿Cuál es la mejor marca?
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