miércoles, 10 de abril de 2019

Aromas del Ayer: Ombre Rose



En este abril nómada, de mudanzas y hoteles, escogí traerme conmigo, y usar, un perfume que hoy es clásico, pero que hace treinta años era tan efímero que se le podía considerar insignificante. Sin embargo, hoy el nombre de Jean-Charles Brosseau es parte de los anales de la perfumería gracias a su Ombre Rose.

En 1955, recién egresado de la escuela de diseño de modas, Jean Charles Brosseau emprendió su propio negocio, abriendo una casa de modas en la Rive Gauche. Quince años mas tarde, se trasladaba a una zona más elegante en La Place de las Victoires.

A fines de los 70s, Brosseau se había hecho de un nombre como sombrero. Sus diseños capilares como este aderezo con un colgante al costado eran tan reconocidos como las creaciones que acompañaban a modelos de diseñadores clásicos como Lanvin o modernos como Sonia Rykiel.



Sombrero de Brosseau complementa traje de Lanvin

En 1978, Brosseau decidió enfilar rumbo hacia la perfumeria. Tenía en mente una fórmula que se convirtió casi en una obsesión, pero le tomaría tres años convertir esa obsesión en realidad. Su creador fue el perfumista Françoise Caron y el nombre de esta maravilla es Ombre Rose.
Jean Charles Brosseau

Ombre Rose literalmente quiere decir “sombra rosácea” y se refiere a un tipo de color que fusiona lavanda y rosa viejo. Hoy se aplica a un tipo de colorante de cabello y a un tipo de pastel que va en dos tonos de rosa y con un diseño de la flor.
Ombre Rose Cake

La idea tras el nombre viene de esa dualidad de un perfume que combina buen gusto tradicional con una simpleza candorosa, es como fusionar la elegancia de una matrona con la de su nieta adolescente. Esta mezcla caló muy bien con el publico de los 80 en ambos lados del Atlántico en un tiempo en que el zeitgeist exigía un alejamiento de lo artificial y un refinamiento terso y natural.

En Nueva York, recuerdo que la vendía la prestigiosa tienda de Bergdorf&Goodman y que era un perfume que no estaba al alcance de mi bolsillo. A fines de la década, yo compraba mis cosméticos en unos cataloguitos que llegaban a casa y con mandarles un cheque te enviaban marcas finas, europeas caras, pero todo en miniatura. Así fue como conseguí una botellita de Ombre Rose que me cabía en la palma de la mano, que olía delicioso, pero que me duró un suspiro. El problema era que el perfume había que aplicárselo en grandes cantidades para que se notara, y se evaporaba rapidísimo.



En los años que seguirían al lanzamiento de Ombre Rose, Brosseau jugó con la formula y el nombre para crear otras versiones bajo el nombre de Fleurs D’Ombre comenzando en 1987 con Ombre Bleu, y siguiendo con variedades florales con bases de jazmín, ninfea, violeta y menta. Otras variaciones son Ombre d’Or, Ombre Fraiche, Ombe Oriéntale, etc. En este siglo ha incorporado fragancias masculinas a su resumé como Fruits de Bois y Cedre, pero Ombre Rose sigue siendo su tarjeta de presentación y carta de triunfo.

La fórmula original que obsesionó a Brosseur contenía solo tres ingredientes: palo de rosa, heliotropo y vainilla. La fórmula de Caron eligió el palo de rosa fusionado a durazno y geranio para las notas altas. Para el corazón escogió rosa con lirio del valle e ylang-ylang dejando el heliotropo y la vainilla para las notas bajas. Es por eso por lo que a pesar del nombre y del tono rosáceo del perfume, este no es un aroma de rosas per se. De joven yo percibía, en el breve instante en que el perfume permanecía en mi olfato, rosa y durazno. hoy solo asalta mi nariz la rosa, el heliotropo y un leve tono de vainilla.

En el video que incluyo (porque da direcciones de donde conseguirlo en México), la comentarista califica el perfume como “atalcado”. Discrepo de ella; Ombre Rose no es ni atalcado ni almizclado, a pesar de que contiene almizcle. Su poder reside en la integridad y suavidad de su aroma. Un aroma que se siente puro y natural.

A pesar de que conozco la lista de ingredientes, y siempre leo reseñas de perfumes que estoy recomendando, no dejo que estos factores influyan en mi calificación final. Esta siempre nace de mi instinto y mi nariz. Lo que yo percibo es el ingrediente principal y creo que en este caso es la rosa, pero no cualquier rosa.

Los perfumistas hacen hincapié en el origen de una rosa (rosa búlgara, rosa damasquina, rosa inglesa) para clasificar su perfume. Yo me voy por el color. Curiosamente la rosa rosada es la menos aromática; la blanca tiene un olor intrascendente; la rosa roja tiene un perfume ajado que recuerda las palabras de Shakespeare “un dulce olor a muerte”.; y el perfume más dulce y memorable lo proporciona la rosa amarilla o té.  Me atrevería a asegurar que ninguna de estas rosas compone las bases de Ombre Rose.

Existe otro tipo de rosas, unos capullos muy pequeños de tono rosa pálido que parecen pequeños merengues. En Chile los llamamos “besitos” y en España se les conoce como “Pitiminí”. Estas rositas suelen crecer en matorrales altos y su perfume es muy peculiar.
Rosas de pitimini

En una época, en la casa de mi mamá, teníamos un seto de besitos y cuando uno pasaba por ahí le llegaba el coletazo de perfume muy delicado pero intoxicante y a eso huele Ombre Rose. Esta Janucá pasada, mi hermana me obsequió una botella gigante de Ombre Rose que ahora viene con el subtítulo de” El original”. Es el mismo, pero ahora dura horas, eso es lo que pasa con la piel madura tal como rechaza perfumes que fueron nuestros compañeros en la juventud ahora soporta olores que una vez rechazamos.

No quiero terminar esta recomendación sin hablar del precioso envase de forma de octógono, de cristal cortado como imitando el bacará, y que deja entrever el liquido rosa pálido, una verdadera sombra del tono rosado.

Hay una version de agua de colonia que viene en un prosaico frasco plástico tipo Jean Naté. Evitenla.


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