lunes, 16 de enero de 2023

Aromas del Ayer: Blue Grass y Otros Perfumes de Elizabeth Arden

 


¿Qué mujer no ha usado algún cosmético de Elizabeth Arden?  Todas conocemos esa marca. Algunas sabemos que fue una de las pioneras de la cosmetología, pero, aunque su nombre vaya asociado con muchos perfumes famosos, gran parte de estas fragancias nacieron cuando ya Arden había fallecido. Una excepción es el icónico Blue Grass que fue apreciado aun por las mujeres de la Alemania nazi.

Florence Nightingale Graham nació en 1881, en la granja que sus padres tenían en Ontario,  Canadá. Gracias al apoyo monetario de una tía, pudo estudiar y seguir una carrera en enfermería en Toronto. No deseando  seguir los pasos de su tocaya, abandonó sus estudios y se trasladó a Manhattan donde comenzó a trabajar en una compañía farmacéutica.

A pesar de ser una simple secretaria, Florence era independiente, una militante del movimiento sufragista y tenía ambiciones. Mas se la pasaba en los laboratorio de la compañía que en las oficinas. Estaba interesada en productos de belleza como cremas para la piel. Gracias a  sus conocimientos en química adquiridos en sus estudios de enfermería y a su tiempo en los laboratorios se sintió capacitada para abrir su propio negocio en 1909 en sociedad con una amiga,  Elizabeth Hubbard.




Para ahorrar en el dinero que costaba ponerle un nombre largo a la firma, Florence comenzó a llamarse también “Elizabeth”. El Arden lo sacó de “Enoch Arden” un poema de Lord Tennyson.  La sociedad entre las Elizabeth solo duró unos meses. En 1910, Arden abría el primero de sus salones, llamado Red Door (Puerta Roja).

En 1912, Elizabet fue a Paris a estudiar los últimos adelantos en el mundo de la cosmetología. Regresada a Estados Unidos, comenzaría a abrir salones en ambas costas y a emplear a gran cantidad de personas. Uno de sus empleados, Thomas Jenkins, se convertiría en su primer marido. En 1922  Elizabeth Arden abriría su primer salón en París, lo seguirían locales parecidos en mucha capitales europeas. Era reconocida tanto en su país como en el extranjero por productos que incluían rubor para mejillas y pintalabios.

Arden había superado sus prejuicios por estos productos. No solo los fabricaba, sino que también cambiaba la mentalidad de la gente sobre los cosméticos demostrando que no eran únicamente para prostitutas. La carrera de Elizabeth Arden la convertiría en millonaria casi tanto como a su gran rival Helena Rubinstein. El gobierno francés le concedió su máxima distinción:  La Legion d’Honneur. En 1935 se divorció y en 1990 se casó con un príncipe ruso. Su segundo matrimonio duró menos que el primero.



Arden no necesitaba hombres, tenía dinero e independencia para vivir como le pegaba la gana. A pesar de ser de mentalidad conservadora (era Republicana)  no temia innovar su negocio. Fue ella quien impuso en sus salones las muestras gratis de cosméticos que sus empleados aplicaban a las clientas. En 1930 creaba la famosa crema hidratante de las 8 horas usada por miembros de la realeza desde la inolvidable Isabel II hasta su nuera Diana de Gales.

Si te has dado el trabajo de leer el repulsivo En la Sombra (Spare) sabrás que Diana la usaba para proteger us labios y que su hijito menos la usó para proteger sus partes nobles cuando el frio del Polo Norte las congeló. Mira hasta donde ha llegado el producto Arden.

En 1934, en Maine, abría el primer spa de belleza en suelo estadounidense. En 1956 abría su primer salón de belleza para caballeros. Fue así como amasó una fortuna que poseía hasta el momento de su muerte, debida un paro cardiaco, en 1966. Desde entonces la firma Elizabeth Arden Inc. Ha pasado por muchas manos y desde el 2016 es parte del Emporio Revlon.

Acabo así una biografía rápida de Elizabeth Arden y me enfoco en su perfumería y principalmente su producto más famoso hasta hoy: Blue Grass. Arden se inició en la perfumería en 1917 con un agua de colonia de base de geranio. En los Años 20 creó un par de perfumes que pasaron sin pena ni gloria tales como el Valencia de 1934. Su fama llegaría en 1934 con su celebre Blue Grass.



Aparte de su trabajo, Elizabeth Arden tenía una gran pasión:  los caballos. Crió pura sangre y uno de ellos, Jet Pilot,  ganó el Derby de Kentucky en 1947. Blue Grass (Pasto azul) es una zona de Kentucky donde se cultivan praderas de un pasto tan especial que es del que alimentan a los futuros campeones equinos.



La versión original de Blue Grass (la nariz pertenece a George Fuchs) que probé del tocador de mi madre era muy común y silvestre, pero fue un triunfo en el mercado hasta entonces dominado por productos franceses.  Elizabeth Arden, ante tanto entusiasmo haría que sus laboratorios produjesenhasta la Segunda Guerra Mundial fragancias anuales como Night and Day (1935) inspirado en la canción de Cole Porter; Cupid’s Breath (1936) y On Dit (1937).

En 1938 sacó al mercado dos perfumes florales: Carnation con base de clavel; y Ciclamen que venía en una botellita en forma de abanico. En 1939 cerraba la última década de la paz con Mille Fleurs  e It’s You. Estos perfumes durarían en el mercado por varias décadas.

Sabido es que en el Tercer Reich se miraban muy mal los cosméticos femeninos y se prohibían los perfumes extranjeros. Aun así, las mujeres de los altos jerarcas nazis, incluso Eva Braun, gustaban de la cosmetología de Elizabeth Arden. Los productos Arden se importaron en Alemania hasta la entrada de Usa al conflicto mundial. Se sabe que el perfume favorito de Magda Goebbels era un aroma de Elizabeth Arden. ¿Podría haber sido Blue Grass?



Lo sorprendente de Blue Grass era que no era sorprendente. Recuerdo que la formula original consistía en lavanda con toques cítricos, típica colonia barata y sin embargo hasta la muerte de la cosmetóloga, fue su perfume más celebre. Siguió siéndolo incluso después de fallecida Elizabeth Arden. Los nuevos y numerosos dueños prestaron poca atención a ese aspecto del negocio.

Las cosas cambiaron en 1987 cuando Arden. inc. fue incorporada al emporio Fabergé que sería su dueño hasta el 2016. Fue a fines de los 80 cuando en Faberge se volcaron a la perfumería creando fragancias que hoy asociamos con el nombre Elizabeth Arden. El primero fue el icónico Red Door, creado por el combo de Carlos Benaim y Oliver Guillotin,  que a fines del año pasado integré a mi colección.


Me ha ocurrido algo extraño con este perfume. Cuando lo olí por primera vez me resultó cálido, pero suave con su combinación de flores y frutas con un toque de anís. Hoy encuentro que la reformula es estrictamente maderera, con hincapié en las notas bajas de cedro,  sándalo,  y ámbar. Una particularidad de este perfume es su envase con un diseño de una puerta roja dentro de la botella, aunque yo prefiero el gorrito rojo y redondo de la miniatura que uso este invierno.



Ese mismo año de 1989, se realizó una reformula de Blue Grass que yo considero superior a la original. Se le ha quitado lo cítrico y a la nota alta de lavanda se le han agregado fragancias (geranio y laurel) que acercan al perfume al olor de las yerbas de su nombre, alejándola del espectro de las aguas de colonia.

Tanto la reformula como Red Door fueron tan exitosos que Faberge continúo creando perfumes bajo el paraguas de Arden Inc. En 1993, David Apel prestó su nariz para Sunflower, uno de los perfumes Arden más vendidos. Se trata de la combinación de siempre: flores, frutas y maderas finas. Nada muy espectacular.



Diferente es el caso de 5th Avenue, el aroma más sofisticado de la firma. En un elegante envase, Anne Gotlieb, en 1996, encerró los aromas más perfectos: Lila, tilo, rosa búlgara, clavo y nuez moscada para hacer un perfume que abarcase el glamur del Mid-Manhattan.



En 1998, James Krivda crea Splendor en el cual se entremezclan maderas con frutas como piña y manzana con delicados olores florales de jacinto, fresia y wisteria (glicina). Una novedad es que en su corazón Krivda incluyó esencia de te casi imperceptible. El té se convertiría en el ingrediente principal de la que hoy es la fragancia más asociada por las nuevas generaciones al nombre Elizabeth Garden.



Green Tea cierra con broche de oro el Siglo XX y como corresponde,  pone de moda una bebida que todo Millenial y hasta los más viejitos conocemos y disfrutamos: el matcha. Del Lejano Oriente nos llega el té verde ,muy refrescante, ¿pero a quien se le ha ocurrido convertirlo en perfume?  pues al armenio Francis Kurdjan.



Voy a ser franca, a mí no me enloquece el Green Tea, pero es innegable su originalidad. Sus notas altas contienen un alto grado de cítrico mentolado al que se le ha agregado ruibarbo. ¿Se imaginan?  No para ahí la cosa. Las notas bajas contienen él té verde y apio. Apio y ruibarbo dentro de un bol de té verde crean una ensalada de olores a los que se les agrega un punto medio de clavel que ayuda a que parezca perfume y no verdulería.



Green Tea es idóneo para noches de verano sin aire acondicionado. Rociarlo en las sábanas refresca, pero hay que tomarlo con cuidado porque si se le irrespeta puede convertirse en un olor pungente que desagrada. A mi en una ocasión en que lo rocié en el interior de un bolso de cuero se me volvió olor a …¡Parmesano! En serio, por eso hay que tratarlo con respeto.



Conscientes de su potencial y peligro tanto Faberge como Revlon se la han pasado este siglo elaborando variedades del Green Tea. En este momento en el mercado (y el supermercado) puedes encontrar la combinaciones más fascinantes de Green Tea y otros ingredientes como granada, flor de loto, lavanda y durazno.



El Siglo 21 ha sido el espacio donde más celebridad han adquirido los perfumes Arden . Tanto que a comienzos del Tercer Milenio el rostro de la compañía fue Catherine Zeta-Jones en la cúspide de su fama. A ver si Wednesday Addams puede competir en eso con su celebre mamá.



En vida, Elizabeth Arden no le prestó mucho interés a la perfumería, pero hoy su nombre se asocia con fragancias exóticas y novedosas que apelan al gusto de mujeres de todas las edades y que acompañan en cada estación y ocasión. ¿Cuál es tu Arden favorito?

 

 

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