Este septiembre me toca usar y reseñar una colección de aromas de renombre. Uno de los primeros regalos de cumpleaños que he recibido es un set de miniaturas de Nina Ricci. Ese nombre corresponde a una Grande Dame de la alta costura mundial y que en la posguerra se interesó también en la industria del perfume.
Hoy en día, Nna
Ricci es una reconocida casa de modas y marca de perfumería, pero pocos
recuerdan a su fundadora. Maria Adelaide Nielli nació en Turín en 1883, uno de
los cinco hijos de un zapatero. Para cuando su familia se trasladó a Montecarlo,
en busca de fortuna, ya era conocida por
el apodo de Nina.
Nina Ricci
La muerte del
padre desmembró a familia. Nina y su madre se marcharon a Paris. A los catorce años,
Nina se dedicó a coser y consiguió un empleo en una casa de modas donde pronto
se convertiría en jefa de taller. A los 21 años se casó con el joyero
florentino Luigi Ricci. Los Ricci tuvieron un hijo llamado Robert, pero Nina
quedó viuda muy joven. Desde entonces se dedicó enteramente tanto a la costura
como al diseño.
A los 25 años
entró a Casa Raffin donde pronto dirigía su propio departamento. Permanecería
junto a los Raffin hasta el fallecimiento del dueño casi medio siglo más tarde.
Fue en Raffin, donde Nina se hizo de un nombre como modista vendiendo muchos de
sus diseños a ellos u a otras casas de moda.
En 1932, tras la
muerte de Monsieur Raffin, Nina quedó desempleada. Al borde de los cincuenta,
no deseaba seguir trabajando para nadie. De ahí nació la idea de fundar su
propia empresa. Su hijo Robert era ya un hombre quien había estudiado negocios y técnica de mercadeo. El sería
el mayor apoyo de su madre, ocupándose de todos los aspectos técnicos de la
casa de modas y dejando que Nina solamente se encargase de los diseños.
Con la
popularidad que había acumulado en sus años con Raffin, Nina no tuvo problemas
en conseguir clientela convirtiendo su casa en un referente de la alta cultura
parisina de los 30. Ni siquiera la segunda Guerra Mundial detuvo su auge.
Tras el
Armisticio, Robert que había servido durante la Batalla de Francia retornó al lado
de su madre y la ayudó a navegar la Ocupación con un mínimo de incomodidades.
Incluso en un momento en que la escasez de víveres provocó problemas para los
empleados de la casa de modas, Los Ricci compraron una granja para poder
abastecerse.
Finalizada la
guerra, Robert decidió probar suerte en otro rubro: la perfumería. Con la ayuda
de la nariz de Germaine Cellier, sacó en 1946 al mercado Coeur du Joie. Esta
primera fragancia ya presagiaba la amplia y reconocida gama de perfumes que la
marca Nina Ricci daría al mundo. Algunos detalles de ese primer perfume se repetirían
en productos futuros. La delicada botella de Lalique, la combinación de olores
delicados—rosa, violeta, iris y flores blancas— como ingredientes base.
Dos años más
tarde, Robert, en colaboración con Francis Fabron, presentaba al mundo la más famosa fragancia
salida de la perfumerías Nina Ricci: L’
air du Temps. La traducción de zeitgeist al francés combinaba la
intelectualidad bohemia y el shabby chic del Paris de 1948. Una ciudad que
volvía a ser un imán para artistas,
literatos y modistos que resucitaban la elegancia francesa como Christian Dior
y Nina Ricci.
Levantar esa
famosa tapita en forma de paloma me lleva al pasado, al recuerdo de la Tía
Lily, una amiga francesa de mi mamá que usaba este perfume. Es un aroma
exquisito que no se siente reformulado. La combinación clavel/clavo de olor es
sumergida por la gardenia (¡ya me puse a toser!) y el jazmín, inclusive percibo
la nota mediana de romero. Debería ser un perfume picante, fuerte, de
callejera. En cambio, las flores blancas le dan un toque refinado.
A propósito, el
frasco que hoy es icónico no fue el primer envase de L’Air du Temps. El
original era un Lalique, pero en 1951 se les ocurrió diseñar esta ánfora coronada
con una paloma con alas desplegadas que sigue ahí como su contenido.
Mujeres de todo
tipo, clase y épocas se han perfumado con L’Air du Temps, desde Lana Turner
hasta la cmodelo, activista y conductora de programas de cocina Padma Lakshmi. Es
un favorito de la realeza siendo usado tanto por la Princesa Michael de Kent
como por la Reina Emérita de España, Doña Sofía. Sin embargo, es en la ficción
donde encontramos a una famosa clienta, la Agente Clarice Starling del FBI cuyo
perfume es reconocido por Hannibal Lecter en su primera entrevista.
Volviendo al
mundo real, otra famosa usuaria de L’Air du Temps fue Claudia Cardinale quien
en la cúspide de su carrera fuese también clienta de Nina Ricci. El año pasado
la diva italiana vendió a través de Sothesby’s su legendario guardarropa
compuesto casi todo de piezas de Nina Ricci incluyendo el vestido que lució en
la entrega de los Oscares de 1965.
El vestuario de La
Cardinale deja entrever la evolución de Nina Ricci, que nunca se quedó pegada
en el tiempo y supo navegar entre el glamur de los 30, la elegancia del New
Look, hasta llegar a la estridente Era
Hippie, sin perder su chic.
Lo mismo ocurrió
con su perfumería. Los 60 verían salir a la venta nombres hoy clásicos como
Capricci y Madeimoselle Ricci. Nina Ricci falleció en 1970, pero Robert siguió
en el timón del negocio hasta su muerte en 1998. En ese tiempo sacó al mercado
perfumes reconocidos que todavía pueden comprarse en Amazon como el agudo aroma
de especias de Farouche (1973).
Aun antes del
fallecimiento de Robert Ricci, la casa de modas tuvo diversos directores que
han seguido las líneas femeninas y delicadas que impusiera Madame Nina.
Nathalie Gervais trajo a la firma al siglo XXI donde todavía viste a la realeza
como lo demuestra la Reina Letizia de España. Esta foto muestra a la Reina
Silvia de Suecia en un Nina Ricci que hoy ha heredado su hija, la Princesa
Heredera Victoria.
Hoy el jefe de diseño de la casa es Guillaume
Henry, pero es una lástima que en esta década pasada Nina Ricci sea más
recordada por escándalos. En el 2013 las feministas de Fem agredieron a una
modelo durante el desfile y en el 2015, Arlette, nieta y heredera de la fortuna
de Nina Ricci, fue a condenada a prisión por evasión del fisco.
Sin embargo, el
nombre de Nina Ricci sigue resonando en el mundo de la perfumería. Los perfumes
de esa empresa son propiedad de la firma catalana Puig que los adquirió en el
’98. Una habilísima campaña de mercadeo ha permitido la creación de nuevas y
admiradas fragancias.
Una característica
de la perfumería original que Puig ha conservado es la belleza de sus envases
ahora con toques originales como el lazo en el cuello de las botellas de Ricci
y Madeimoselle Ricci. Esta última es una
reformula del clásico del 67, convertida en un rosa “picoso” gracias al toque
de pimienta y la nota cítrica que pone la rosa mosqueta.
Sin embargo, la
tremenda fama que hoy gozan las fragancias Nina Ricci se debe a las mil
variaciones de Nina y a su encantador envase en forma de manzana. Fue en el 2006 que a Oliver Crespe y Jaques
Cavallier se les ocurrió hacer un perfume mágico, pero juvenil.
Así nacía Nina la del perfume de manzana con praliné, un perfume para colegiala romántica, en su frasquito redondo en forma de fruta del Jardín del Edén. Un frasquito que contiene un líquido color violeta. Para aumentar el efecto de cuento de hadas se inició la campaña de mercadeo con un video clip donde una jovencita con un vestido vaporoso y cabellos al viento escalaba una torre de manzanas para alcanzar el perfume.
(Para serles
sinceras, hace un cuarto de hora que me rocié la muñeca con Nina y todavía no
distingo nada aparte del limón de Amalfi).
No voy a
detenerme en la docena de variaciones que han acompañado este perfume en las últimas
catorce años. Basta decir que algunas ni contienen manzana. Aun así, en el set de
regalo también venia Nina: LÉau Fraiche (2013). En un pomito igual al de Nina
solo que el líquido es color vino rosé. Dentro viene un perfume también cítrico,
un coctel de mandarina, pomelo, cereza y un toque de flor de manzano. A mí que
no me gustan los cítricos, me encanta el aroma de L’Eau Fraiche.
La producción
incesante de la perfumería Puig-Ricci se ha dedicado en esta última década a crear
variaciones de sus clásicos sean Nina o L’Air du Temps. Aun así, en el 2015
lanzaron un excelente original llamado L’Extase. La originalidad ha alcanzado
hasta el envase, cuadrado y sobrio. Está modelado en un bolso de mano diseñado
en su día por Madame Ricci.
La propaganda
lleva como slogan “libera tus fantasías” y se supone que L’Extase permite que
quien lo use desboque su erotismo. Olerlo solo desboca mi apetito porque esta
fragancia huele a postre, es dulce y acaramelada sin ser empalagosa. Me es
nostálgica, me recuerda olores de niñez, el interior de un caramelo de
frambuesa de esos que venían en las bomboneras de Serrano, y a algo más exótico,
que solo una vez probé en mi vida, mermelada de pétalos de rosa.
Efectivamente L’Extase trae notas de caramelo, frambuesa y rosa, además de tonos de vainilla, melocotón y pera. Es un perfume muy fresco, muy apto para noches de verano.
Los perfumes Nina
Ricci se pueden conseguir en Estados Unidos tanto por Amazon, Fragrance.com, o
Walmart. En México se pueden comprar tanto en Sephora como en Walmart. Se
pueden encontrar en America del Sur en tiendas de departamento y online. En
Chile los trae tanto Ripley como Falabella. En España se hayan en Sephora, El
Corte Ingles y en Douglas.
Sea en su moda,
cuyo estilo perpetua su firma, sea en perfumes que llevan su nombre, Nina Ricci
ha dejado una estela aromática a su paso por el mundo. ¿Has usado alguno de sus
perfumes? ¿Cuál es tu favorito.?
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