Aunque hace un
tiempo que lo compré, me resistía hacer una reseña de J’ai Osé. No me sentía cómoda
con ese aroma y me disgusta escribir sobre un producto que no me provoca
placer. Por suerte, la temporada invernal me ha hecho cambiar de opinión y puedo,
con tranquilidad de conciencia, escribir sobre Guy Laroche y una de sus
fragancias menos conocidas.
Es curioso que
hoy casi nadie conozca a Guy Laroche (aunque la firma con su nombre sigue
funcionando) un modisto que entre los 60 y los 80 tuvo una tremenda influencia
en la perfumería y en la moda.
Vestuarios Profesionales
y Prácticos
La biografía de
Laroche es breve. Nació en La Rochelle en 1921. Durante la Ocupación se trasladó
a Paris donde un pariente le consiguió un puesto en la casa de modas de Patou.
De ahí, el joven Laroche probó suerte con la sombrerería. Para la Liberación,
ya estaba trabajando con grandes como Fath y Jean Desses.
Lo que hace
extraordinaria la carrera de Laroche es que a mediados de los 50 se trasladó a Nueva
York a estudiar las técnicas de diseño de los estadounidenses. Cuando los
diseñadores norteamericanos volaban a París a aprender de los maestros, Laroche
buscaba lo contrario. El no solo quería crear vestuarios elegantes para
millonarias, su mercado principal se enfocaba en la mujer profesional para la
que diseñaría ropa funcional, cómoda, pero chic y femenina.
En 1957, Guy
Laroche abría su maison de couture en Paris. Su primer desfile destacó
por sus colores vivaces, y por la presentación del “vestido saco”, que había sacado
ese año el ídolo de Laroche, el gran Balenciaga, una túnica suelta que
disimulaba kilos y podía ser usada por mujeres de cualquier edad. Ese fue el
principio del estilo pragmático que caracterizaría al modisto.
En 1961, llegaba
la primera colección pret-a-porter de Laroche quien diría “cualquier chica
que use suéteres puede usar mis diseños”. Esta declaración de sencillez
encapsula su filosofía de moda. Entre 1961 y el año de su muerte, 1989, Laroche
impondría estilos cómodos, casuales y prácticos
para toda ocasión.
Laroche tomando las medidas de "una chica que usa sueter"Sofia Loren |
Laroche privilegiaba
los separados: tailleurs con blusas tan llamativas que podían llevarse sin
blazer; vestidos con chaquetas cortas tipo bolerito, que podrían prescindir de
estos; y pantalones con tops haciendo hacen juego. Mas tarde aparecerán en sus
creaciones de tres piezas que combinados con otras prendas pueden ser la
fundación de cualquier guardarropa. Se abocaba también el diseñador a los tres
piezas que incluyeran pantalones.
En USA, Laroche había
notado lo cómodas que iban las mujeres en pantalones y consiguió hacer de esta prenda
algo no solo para usar en casa o para deportes o excursiones. En las
colecciones de Laroche aparecerán los pantalones de todos los tipos desde Power
Suites para la oficina hasta palazzos de chiffon para fiestas casuales.
Palazzos de Laroche (1973) |
En 1967, Guy
Laroche que ya tenía un nombre reconocido, abrió una línea de ropa masculina. Un
año antes había incursionado en el negocio perfumero. Es extraordinario, pero
con solo tres perfumes creados, estando el modisto en vida, se consiguió un
puesto de honor en el Salón de la Fama Perfumero.
Fidji, Drakkar
y J’ai Osé
El primer
producto de la lista Laroche es el célebre Fidji creado en 1966. Se dice que un
empleado de confianza del diseñador regresó de unas vacaciones por los Mares
del Sur con la idea de encapsular la experiencia en una botella. Fidji es obra
de la famosa perfumista Josephine Catapano y fue/es un éxito entre las amigas
del buen perfume.
A fines de los
60, mi madre reemplazó Dior por Laroche. Recuerdo el botellón de tapa negra en
su tocador, pero a mí no me gustaba. A pesar de la combinación de ‘flores
azules” (jacinto, iris y violeta) yo lo encontraba un poco hediondo. Me
asaltaba las foses nasales el tufo a gálbano que no soportó.
Mas me atrajo Drakkar,
aunque obviamente no la usé tratándose de colonia masculina. Drakkar es un fougere,
una colonia masculina con base de lavanda, pino y musgo de roble. La razón por
la que Drakkar destaca sobre otros fougeres es el cedrón, un aroma exquisito.
En nuestra casa de Agua Santa tuvimos un arbolito de esta especie (lemon
verbena en inglés) que servía para aromatizar el agua con la que me enjuagaba
el cabello
Como infusión el cedrón
es un excelente digestivo, y mascar las hojas te limpia el aliento mejor que un
enjuague bucal. Así que como fragancia es muy destacable y unisex.
Creado en 1972, Drakkar ha sido eclipsado por Drakkar
Noir que Pierre Wargnyer crea en 1982. La nueva colonia prescinde del cedrón (¡buuh!)
pero combina pino y abeto con la mixtura común de sándalo y lavanda y le impone
una fuerte dosis de cuero lo que lo hace más masculino. Yo he tenido romances
con usuarios de Drakkar y ciertamente son colonias afrodisiacas para el hombre
que todavía se define como tal y oscila entre el gentleman de la
generación de mis padres y el metrosexual milennial.
Esta presentación
es un mero preámbulo para presentar J’ai Osé, una fragancia menor de Laroche
que se ha convertido en mi perfume de febrero. El nombre significa “me atreví”
en francés, pero no se esperen un perfume audaz.
Es un perfume
maderero. La primera rociada te deja con tufo a barniz o peor, a limpia muebles.
Espera un rato antes de acercarte al público o salir de casa y veras que el
perfume se transforma en un arcoíris de olores a maderas finas: sándalo, cedro,
musgo de roble.
Es un perfume
agradable, elegante y cálido. El toque de ámbar le da esa impresión de calidez
que lo hace ideal para el invierno. No es un perfume para adolescentes, pero es
adecuado para mujeres de entre veinte y noventa años. Aunque me resisto un poco
a los perfumes madereros, lo agradable de “J’ai Osé es que, pasada la media
hora, del olor a maderas nobles surge uno de rosa con un toque de jazmín que
recompensa por el shock inicial.
J’ai Ose puede
comprarse en Amazon.com y Fragrance.com, pero también puede adquirirse en la Unión
Americana en las tiendas Walmart. Amazon.es trae todos los perfumes de Laroche
para el público ibero. Lo mismo ocurre
con Amazon.com.mx. No sé sobre el mercado sudamericano, pero al menos en Chile,
el Drakkar Noir se vende en todas las tiendas de departamento.
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