En 1774, la
primera casa de perfumes de Francia abría sus puertas en la Rue des Lombardes.
Más modesta que grandes firmas como Houbigant o Guerlain, Piver ha sabido
llegar hasta el siglo XXI con sus perfumes que cruzan océanos. Yo creía que los
perfumes Piver se habían extinguidos, pero este año me han regalado uno de sus más
antiguos aromas Heliotrop Blanc.
En esa colección
de revistas antiguas que tanto me costó amasar y que estoy a punto de perder, muchas
veces vi en ediciones de México a Argentina anuncios de perfumes de marcas que
ya no se hallaban en el mercado: Bourjois, Lentheric y por supuesto L. T. Piver. ¿Que sabía yo que Piver era el fabricante de la colonia Pompeya muy usada por el
servicio doméstico de mi infancia?
Cada vez que una criada se marchaba, mi
hermano y yo corríamos a los cuartos de servicio a jugar en los camarotes e
invariablemente encontrábamos algún frasco de Pompeya vacío en el tocador.
Recuerdo esas botellas con sello anaranjado con una copia de un fresco
mostrando una joven que yo (gran admiradora de la novela de Bulwer Lytton) le
explicaba mi hermano era la esclava Nydia.
El resabio de
aroma que exudaba el frasco nunca me atrapó. Olía a “cardenal”, el nombre
genérico dado a los geranios que crecían tan silvestres en nuestro jardín que
los jardineros arrancaban como si fuera maleza.
A pesar de la
popularidad de Pompeya, L T. Piver se haría
conocido por perfumes más refinados. Curiosamente, la tienda original no se
llamaba Piver. Fue fundada por Michel Adam en ese reinado de Maria Antonieta
cuya pasión por el buen olor propiciaba una industria que haría famoso el
perfume galo. Adam era un fabricante de guantes reconocido en la corte versallesca.
Tras la caída de la cabeza del rey, el continuó con su negocio.
En 1805, la
perfumería fue heredada por Pierre Guillaume Dessay, primo de Adam. Sería él
quien contrataría como aprendiz a Louis Toussaint Pivere que se convertiría en
su socio en 1813.En 1823, la tienda cambiaba de nombre. Entretanto Piver
fundaba una fábrica de perfumes en Grasse, en el Sur de Francia, cercana a los
cultivos de flores de donde extraían sus esencias.
Piver servía a las necesidades odoríferas de
nobles y nuevos ricos por igual, pero sus clientes favoritos pertenecían a la
Familia Bonaparte quien en 1848 volverían a ser soberanos de Francia. Seria en
1850 que Piver sacaba al mercado Heliotrop Blanc del que les hablaré en un
segundo.
La Caída del Segundo
imperio no afectará a la firma. Piver no solo tiene como clientes a La Familia Bonaparte
cuyos miembros están desperdigados por el mundo. El perfumero cuenta entre su
clientela a otras grandes familias reales europeas. Seguro de su éxito, Piver comienza
a abrir perfumerías en grandes capitales, incluso al otro lado del Atlántico.
Su visión lo lleva a abrir casas en el México de Don Porfirio, el Brasil Imperial
y en Buenos Aires. Tan fuerte es el vínculo con America Latina que en 1889 crea
un perfume llamado Argentina, el Bouquet de las Damas Porteñas.
Aunque
descontinuado, el nombre ya indica que la perfumería y el mundo hispanoparlante
sostienen fuerte amistad. Aquí lo demuestra un anuncio de la revista española Blanco
y Negro de 1928 y otro de los 40 de la revista argentina Para Ti.
Los perfumes
Piver no eran muy originales ni muy aromáticos. Eran bastantes parecidos entre
si con un gran énfasis en lo floral, sobre todo del geranio como otro de sus
archifamosos productos Reve d’Or (1889).
Louis Toussaint
fallece en 1896. La firma la hereda Jaques Rouche, su yerno. Rouche confiará en
la nariz de Pierre Armigeant para la creación de sus famosos perfumes de la
Belle Epoque: Azurea (1901); Floramye (1901) y, por supuesto, Pompeia (1907).
Parte de la campaña
de mercadeo de la casa Piver eran sus recipientes, sus bellas botellas de cortes
delicados, diseñadas por Lalique y Baccarat. Principalmente, los lujosos y exóticos
estuches que hasta hoy atraen a coleccionistas.
También se creaba
fama Piver con sus nombres llamativos como Valle de Rois (1922) que era
presentada en una botella en forma de obelisco y con jeroglíficos pintados en
ella, o la curiosa ánfora de Corylopsis du Japón (1923). ¿Alguien sabe lo que
es una Corylopsis? Ni hablar de un Perfume d’Aventure de 1931, una exótica
mixtura de cardamomo y otras especias con un membrete que evocan mares del Sur
o bajeles piratas.
Tristemente la
mayoría de los productos Piver incluyendo el Agua de Piver (2000) han sido
descontinuados, a pesar de que la firma continúa apoyándose en filiales como
Caron y Coudray. La fama de esa legendaria casa la conservan perfumes antiguos
como Pompeia y Reve d’Or. Por eso fue todo un hallazgo conseguir esa gloria
decimonónica que es Heliotrope Blanc.
Mi hermano me
compró tres perfumes para mi cumpleaños. Fueron regalos adelantados sospechando
que se atrasarían tanto que llegarían por septiembre. Tenía razón, hasta ahora
solo ha llegado este. Lo compró vía Amazon en una tienda francesa.
Lo que más
impresionó a primera vista es su tamaño. Por $35 nos mandaron un frascote tosco
y grande con tapita plástica. muy alejado de los ornamentados estuches que
hicieran famosa a la marca. Solo el membrete, con letra afiligranada, recordaba
al Segundo Imperio en el cual Heliotrope Blanc había nacido.
Mi botellon y una dama de Monet que seguramente usaba ese perfume |
Abrir el frasco
fue toda una hazaña. Bajo la cubierta traía un sello de metal. No hablo de esos
sellos de papel de aluminio que protegen los frascos de mayonesa, hablo de un
genuino sello de latón dorado que cerraba el contenido como esas tapas de
botellas de vino.
Mi hermana Vicky
tuvo que quitárselo con abrelatas y cuchillo del pan. Ya superado ese escollo, nos
encontramos con otra sorpresa. Un tapón de cera que hubo que retirar con un sacacorchos.
Finalmente, se nos presentó el producto que rocié en mis muñecas.
Era una fragancia
que, sin ser desagradable ni sintético, parecía un producto químico. Era un perfume
de almendra, pero no el aroma garrapiñado que asociamos con esas nueces. No era
olor a turrón, ni mazapán ni de Amaretto. era… ¡vaho a cianuro! Aunque Piver
incluyó la almendra entre los ingredientes de esta pócima, nadie quiere oler a veneno.
Ingredientes de Heliotrope Blanc |
Antes de
descartar el perfume, decidí rociar un poco en mi ropa. Pasados unos minutos,
comencé a exudar un potente aroma a heliotropo. Esta flor, sobre todo su
variedad blanca, es muy reconocida por su perfume polvoriento y almendrado. El
heliotropo es el ingrediente oficial del producto y se hace notar.
Pronto descubrí
que rociar una tapita llena en mi alfombra, cojines y toalla, hacía que todo mi
universo tuviese ese olor limpio y fresco. Incluso lo he rociado en la gaveta
donde guardo mi ropa interior. No me ha producido alergia, no mancha, ni
apesta. Es un perfume confiable y respetable
Ahí puede estar
el único caveat. No es un olor sexy ni el que se asocia con mujeres seductoras.
Si eres de esas mamás que todavía trenzan el cabello de sus hijas antes de enviarlas
la escuela, puedes usarlo para perfumar el cabello de las nenas.
Es un perfume que
evoca inocencia, perfecto para colegialas. Es un perfume idóneo para el trabajo
si una no quiere crearse aura de vampiresa.
Para mi edad es un perfume ideal, y reitero, es también un muy buen
desodorante ambiental. Heliotrope Blanc (y Reve D’Or y Pompeia) se puede
conseguir en Amazon, incluso el Amazon español.
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