Yo vine a conocer
este perfume de Jesús del Pozo en su vigésimo cumpleaños, desde entonces nuestra
relación ha sido amor-odio-amor, pero de alguna forma se ha convertido en mi
perfume de este verano. Leyendo reseñas descubro que no es sorpresa, Halloween es
uno de esos aromas que a nadie lo deja indiferente. Se le ama o se le odia.
Hasta su temprana
muerte en el 2001, Jesús del Pozo fue el gran nombre en la industria de la moda
española. Desde el único y gran Cristóbal Balenciaga que no existía un
coutourier en España que trascendiera las fronteras y que ameritase fama y galardones
mundiales.
Del Pozo comenzó diseñando
ropa masculina en 1974. Originalmente él había estudiado decoración de
interiores y diseño de muebles, pero descubrió que la moda era lo suyo. En 1980
presentaba su primera colección Pret-a-Porter femenina en la Pasarela Cibeles
de Madrid. Antes del fin de siglo, sus diseños eran conocidos desde Paris a Tokio.
Antes de que el enfisema
se lo llevase en el 2011, Jesús del Pozo había incursionado en todos los
aspectos del negocio diseñando joyas, ropa interior, vestidos de novia e
incluso líneas de vestuario infantil. Su gran talento y fama lo hicieron idóneo
para proyectar los guardarropas de óperas, zarzuelas, piezas teatrales y hasta el
vestuario del Ballet Nacional Cubano.
En 1992, Jesús
Del Pozo entra en el negocio de la perfumería con su exótico “Duende”. El
nombre no alude a los elfos de los cuentos infantiles sino a un concepto
esbozado ya por García Lorca de un estado de ánimo exaltado que tiene lugar
ante una manifestación artística.
Duende en su
graciosa botellita que parece un gorrito de pitufo tiene la particularidad de contener
altas notas de flor de tilo. Olerlo es evocar una tisana de tila, ya con eso
tiene un efecto calmante e hipnótico. A fines de siglo, Jesús Del Pozo expandió
el aroma con Esencia del Duende. De color rosado, en vez del verde de su predecesor,
este perfume de 1996 no tiene ni el vigor ni el magnetismo de Duende.
Sería un año más
tarde que Del Pozo lanzaría al mercado su perfume más emblemático. Yo había
visto Halloween en perfumerías en Chile. Recuerdo ese líquido morado dentro de
una botella de forma de campana con tapita redonda de color metálico (en
realidad es plástico). Nunca se me ocurrió probarlo.
Fue aquí en mi
primer verano, en la tienda de Frgrance.com en Roosevelt Field cuando se me
antojó olerlo y quedé prendada. “¿Por qué se llama Halloween?” Preguntó mi
hermana que me había acompañado. Ni idea.
Tal como el color
de su perfume, Halloween es una esencia de violetas, pero no como esas colonias
de niños, es una violeta escondida, modesta, pero peligrosa. La violeta de
Halloween es tan enigmática, pero tan presente como la lila en Je Reviens.
Un mes, más tarde
volví y me lo compré. Llego a casa y me perfumo …¡y que desilusión! Tal como me
ocurriera con la Gardenia de Dame Liz y la reformula de White Shoulders, este
perfume no se parecía al de la tienda. Era una peste a fumeiro. Olor a incienso
y a una pimienta que heria mis fosas nasales. Me sentí estafada.
Desde entonces he
querido encajárselo a otra persona. En mi peregrinar de esta primavera, exilié
mi baúl de perfumes a casa de mi hermana, y quise regalárselo. Lo rechazó con “un
ya tengo muchos perfumes”. “Por qué se
llama Halloween?” volvió a preguntar. “Será porque huele a diablos.” le
respondí “¡apesta a azufre”.
Lo olió y sacudió
la cabeza “no huele mal”. Enojada me rocié la muñeca y… había ocurrido un
milagro, los tufos sulfúricos se habían desvanecido. Yo sé que humor, edad y
salud pueden alterar el PH. Al parecer en casa nueva, el mío volvía a ser
compatible con Halloween.
Me acabo de
rociar la muñeca y es un perfume un poco fuerte, me arde la epidermis, pero el
olor es exquisito. Es violeta, es nardo, es lirio del valle. Nada de la hoja
del banano que yo conozco como envoltura de la hallaca venezolana y de la
cochinita pibil. Nada tampoco de aromas marinos. Nada de inciensos apestosos,
ni del famoso aceite de petitgrain que en realidad es un derivado de la
hoja del naranjo amargo. Muy buena en infusión para los dolores menstruales,
pero que sabe y huele a rayos.
Es un perfume
floral con tonos pastel y cierta ingenuidad. Dicen que Max Gavarry, quien
creara este perfume, se inspiró en una mujer enigmática y pasional. Puede ser,
pero debe haber sido una mujer muy joven, todavía inocente. Pasan las horas y
el perfume permanece, pero sufre una mutación.
Ahora la violeta
es más dulce casi como esos caramelos “Te quiero”, combinada con vainilla y un
olor a,... no, no es hoja de plátano, es a banana. Este perfume tiene olor a
dulce, a postre, a caramelo. A la bolsa de caramelos que todo niño espera recolectar
en Noche de Brujas. ¡Ahora sé por qué te llamas Halloween!
Como suele
ocurrir en la perfumería moderna, se han echado a la venta múltiples
variaciones de Halloween: Halloween Flor, Halloween Fever, Halloween Fiesta
hasta un Halloween para hombres, pero la mejor sigue siendo la que yo
recomiendo, la original. Este perfume se vende en todas las perfumerías de
grandes casas comerciales de Estados Unidos, España y America Latina.
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